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Esquema actual de la política monetaria en Cuba

Pavel Vidal Alejandro

Profesor asistente, Centro de Estudios de la Economía Cubana

Como es sabido, en la década de los noventa del pasado siglo, en la economía cubana se sucedieron una serie de transformaciones, la mayor parte de ellas como respuesta a la crisis económica y al nuevo entorno en el cual se debía insertar el país. Las transformaciones también ocuparon el ámbito monetario y financiero.
En la nación se permitió la circulación del dólar y se inició la emisión del peso convertible (Cuc). Se amplió el sistema financiero y se diversificaron los instrumentos de ahorro de la población. También se creó la institución financiera no bancaria Casas de Cambio S.A. (Cadeca), para darle convertibilidad al peso cubano y al peso convertible. Además, se extendieron los mercados con precios no regulados, entre ellos el agropecuario. Así, la inflación pasó a ser un evento que no está directamente en las manos del Estado y que, potencialmente, puede perjudicar el nivel de vida de la población y la actividad económica del país.
Cuando la canasta familiar se obtenía por completo en mercados minoristas estatales, los precios regulados podían mantenerse al margen de la situación monetaria imperante. Los desequilibrios monetarios no se reflejaban en los precios, sino en la acumulación de excesos de liquidez. Esta situación también se conoce como inflación reprimida o ahorro forzoso. Por ello, las autoridades económicas, como estrategia monetaria fundamental, monitoreaban y emprendían acciones, sobre todo para controlar la liquidez en poder de la población. Se trataba, en primer lugar, de que la liquidez en pesos cubanos no sobrepasara determinados límites o proporciones con respecto al valor de la producción.
En las nuevas condiciones en que viene operando la economía cubana, los incrementos en exceso de la oferta monetaria en pesos cubanos1 ya no se traducen en acumulación de excesos de liquidez, sino en inflación y en mayor compra de pesos convertibles en el mercado cambiario (Casas de Cambio, Cadeca). En concordancia con este nuevo escenario, el Banco Central de Cuba ha ido modificando gradualmente la manera en que diseña e implementa la política monetaria.
La autoridad monetaria ha ido transitando de un esquema enfocado en la liquidez en poder de la población hacia un esquema cada vez más orientado hacia el control de la inflación y el equilibrio del mercado de cambio en Cadeca.2
En un segundo plano, se monitorea un grupo de indicadores con vistas a poder anticipar presiones sobre los precios y sobre el mercado de cambio. Entre esos se destaca el monto total de salarios pagados por las empresas, la circulación mercantil minorista, diferentes fuentes de liquidez monetaria, el turismo y las remesas.
En el esquema actual no se ha renunciado a la liquidez en poder de la población. Ese es uno de los indicadores que más se sigue, mediante distintos agregados monetarios, que son distintas formas de registrar la cantidad de dinero que circula en la economía. La medida más amplia de la liquidez en pesos cubanos en poder de la población es el agregado monetario que se conoce como M2A; que incluye los billetes y monedas en circulación, el ahorro a la vista, y el ahorro a plazo fijo en pesos cubanos en poder de personas naturales. El agregado monetario denotado como M1A no computa los depósitos a plazo fijo. Por su parte, el agregado M0 sólo registra el efectivo en circulación. Después de la desdolarización de la economía, empiezan también a seguirse con mayor interés los agregados monetarios en pesos convertibles.
Mediante instrumentos de política monetaria, el Banco Central trata de influir en el comportamiento de estos indicadores conectados por diversos canales con la inflación y la compra venta de monedas en Cadeca. No hay una regla única para la toma de decisiones, más bien la política monetaria se maneja discrecionalmente de acuerdo con las circunstancias específicas de cada momento. Igualmente se recurre a la coordinación entre la política monetaria y las políticas fiscales, salariales, entre otras.
Como instrumentos de política monetaria, el Banco Central ha utilizado fundamentalmente la tasa de cambio del peso cubano en las Casas de Cambio, las tasas de interés de los depósitos a plazo fijo y la venta de dólares al Ministerio de Comercio Interior.
Desde la creación de las Casas de Cambio, en 1995 y hasta 2001, el Banco Central estuvo modificando la tasa de cambio del peso cubano para ajustar los desequilibrios entre la compra venta de monedas en Cadeca. La tasa de cambio se mantenía sin variaciones en los períodos en que se observaba un equilibrio.
Durante 2002-2006, el Banco Central sólo corrigió la tasa de cambio en una ocasión, en marzo de 2005, con el Acuerdo 13 del Comité de Política Monetaria, cuando la llevó de 26 a 24 pesos por un peso convertible. En ese acuerdo fijó, además, el compromiso de reevaluaciones futuras. Realmente, en estos últimos años la tasa de cambio del peso cubano ha dejado de ser un instrumento de la política monetaria para convertirse en un objetivo. Antes de 2002, el régimen cambiario de las Casas de Cambio clasificaba como una flotación manejada; actualmente se acerca más a un régimen de tasa de cambio fija.
La oferta de depósitos a plazo fijo en pesos cubanos la inició el sistema bancario cubano en 2000. Esas tasas de interés, determinadas por el Banco Central como parte de las decisiones de política monetaria, se han venido aumentando. Por ejemplo, la tasa de interés de un depósito en pesos cubanos colocado por el plazo de un año era de tres por ciento a principios de 2000 y actualmente es de seis por ciento. Ha crecido el diferencial de las tasas de interés a favor del peso cubano; el mismo depósito en pesos convertibles tiene una tasa de interés de 3,5 por ciento y en dólares estadounidenses, de 1,75 por ciento. Ello ha ayudado a evitar un traspaso desde los ahorros en pesos cubanos hacia estas otras monedas. Una corriente en este sentido provocaría una demanda de pesos convertibles y dólares que presionaría el equilibrio de Cadeca.
Otro efecto de las tasas de interés podría estar vinculado al control de la inflación. Se puede esperar que un incremento de las tasas de interés provoque un efecto sustitución sobre el consumo. Ante un aumento de las tasas de interés, la población aumentaría sus ahorros, sustituyendo consumo presente por consumo futuro.3
El tercer instrumento es la venta de divisas que hace el Banco Central al Ministerio del Comercio Interior, organismo encargado de la oferta de bienes y servicios en pesos cubanos de las empresas estatales a la población (circulación mercantil minorista). Como en el sector empresarial no existe un mercado de compra venta de pesos cubanos por divisas, el Ministerio del Comercio Interior tiene dos formas de obtener divisas para realizar importaciones: mediante una asignación centralizada del Ministerio de Economía y Planificación o que el Banco Central se las venda a cambio de pesos cubanos. El Banco Central le vende las divisas a ese organismo a la tasa de cambio del peso cubano vigente en las Casas de Cambio. La autoridad monetaria intenta influir sobre la circulación mercantil minorista por el papel importante que desempeña en el equilibrio entre la oferta y la demanda de bienes y servicios en el control de la liquidez en poder de la población y, finalmente, en la estabilidad de los precios.
En resumen, en el esquema actual de la política monetaria, el Banco Central mueve los instrumentos para así influir en los indicadores y llegar a controlar los objetivos finales. La liquidez en poder de la población es uno de los indicadores. La inflación y el equilibrio de Cadeca representan los objetivos finales.

Aspectos institucionales del esquema

Para diseñar e implementar la política monetaria, existe el Comité de Política Monetaria, conformado exclusivamente por directivos del Banco Central de Cuba. Regularmente se reúnen el presidente del Banco Central, los vicepresidentes de Macroeconomía y de Operaciones y los directores de Política Monetaria y de Estudios Económicos. El Comité analiza la situación monetaria de la economía y decide las variaciones en los instrumentos.
Para coordinar las distintas políticas e instituciones que están involucradas en la estabilidad monetaria, existe el Grupo de Análisis del Saneamiento de las Finanzas Internas (Gasfi). En él se reúnen mensualmente directivos del Banco Central y de los ministerios de Finanzas y Precios, Economía y Planificación y Comercio Interior, con el objetivo de planificar las acciones que cada uno debe llevar adelante para mantener el equilibrio monetario en el sector de la población. Este es un punto de encuentro entre la política monetaria, la política fiscal y la planificación. Estas reuniones son importantes para analizar las variaciones de los salarios, de los precios regulados, de diferentes fuentes de liquidez monetaria, así como la asignación de divisas al Ministerio del Comercio Interior por parte del Ministerio de Economía y Planificación. Todas ellas son variables no controladas directamente por el Banco Central, pero que tienen un impacto significativo en la inflación y en el equilibrio del mercado cambiario en las Casas de Cambio.
Con respecto a la transparencia, se puede decir que no es un aspecto que se ha propuesto la política monetaria en Cuba. Las informaciones que se brindan sobre la política monetaria son escasas. Se conocen poco las decisiones tomadas en el Comité de Política Monetaria y en el Grupo de Análisis del Saneamiento de las Finanzas Internas. El Banco Central publica un informe anual, pero tiene una circulación limitada. Sólo en el período en que se implementaron las medidas de desdolarización se observó una mayor transparencia e información a la población. Las razones que están detrás de esta política son complejas, así como la evaluación de los costos y beneficios que lleva asociada. Pero, en un alto grado, responde al hecho de que la política monetaria y el Banco Central, al igual que otras políticas e instituciones, tienen definida una estrategia de información restringida para reducir la efectividad de las medidas del bloqueo estadounidense contra la economía cubana.
En cuanto a la autonomía del Banco Central, también es un tema complejo que rebasa los análisis que se pueden hacer a partir de las leyes y regulaciones. No obstante, se puede afirmar que el Comité de Política Monetaria ha manejado con autonomía los instrumentos de política monetaria.
Como resultado de la desdolarización, el Banco Central ha aumentado su control de la oferta monetaria y del crédito en la economía. Uno de los elementos que más limitan la autonomía de la política monetaria en el control de la oferta monetaria es la monetización del déficit fiscal. Como no existe un mercado de deuda pública, la diferencia entre los gastos e ingresos fiscales se financia con un préstamo en pesos cubanos que realiza el Banco Central al presupuesto. Este último no está obligado a reintegrar el principal de la deuda, únicamente debe pagar al Banco Central un tipo de interés anual de uno por ciento. El crédito al presupuesto es una fuente de creación primaria de pesos cubanos que no controla el Banco Central. Sin embargo, está legislado que el Banco Central no puede financiar un déficit fiscal superior al aprobado cada año por la Asamblea Nacional. Desde 1995, la proporción del déficit en relación con el Producto Interno Bruto se ha mantenido baja, alrededor de tres por ciento.

Aportes de la política monetaria

Después de la hiperinflación y la depreciación del peso cubano a principios de la década del noventa, 4 la política monetaria, en coordinación con otras políticas y beneficiada por una situación económica general más favorable, pudo recuperar y conservar la estabilidad monetaria. La inflación nunca ha sido superior a un dígito desde 1995. La variación promedio anual del Índice de Precios al Consumidor, desde 1995 hasta 2000, fue de -2,9 por ciento; mientras que de 2001 a 2006 fue de 2,3 por ciento. Las tasas de cambio del peso cubano y del peso convertible también se han mantenido estables.
Comúnmente, la baja inflación y la estabilidad de la tasa de cambio del peso cubano se confunden con el hecho de que los niveles actuales de ambas variables son mucho mayores que los que presentaban antes de la crisis en 1989. Como es comprensible, el bajo valor real del salario, en relación con los niveles actuales de precios y de la tasa de cambio, no deja ver lo alcanzado en la estabilidad monetaria. Sin embargo, no debe olvidarse que en un ambiente de inestabilidad monetaria hubiese sido imposible, por ejemplo, mantener el ahorro en los bancos en pesos cubanos, la desdolarización de la economía o la entrada de inversión extranjera. En general, hubiese sido bastante más difícil alcanzar una mejoría en el crecimiento económico. La estabilidad monetaria es el principal aporte que la política monetaria puede ofrecer a la economía.5
Las variables monetarias muchas veces reflejan desequilibrios y problemas que se suceden al interior de la economía, pero ello no significa que sean responsabilidad o que puedan ser resueltos por la política monetaria. Como es conocido, el país no se ha recuperado completamente de la crisis económica de inicios de la década del noventa. El poder adquisitivo del salario refleja esta realidad y ello no puede revertirse reduciendo artificialmente con medidas monetarias los precios o la tasa de cambio del peso cubano. La recuperación del salario requiere de reformas estructurales en la economía cubana.
Se debe añadir que la desdolarización ha abierto mayores espacios a los efectos que puede tener la política monetaria en la economía. Hay ahora una mayor flexibilidad para financiar la actividad económica. Mediante la expansión de la oferta monetaria en pesos convertibles, la política monetaria puede estimular el crecimiento económico. Ahora bien, todo ello debe hacerse respetando los equilibrios macroeconómicos requeridos.
Un tercer aporte de la política monetaria al sector productivo, en el caso cubano, vendría dado con la eliminación de la dualidad monetaria, un tema aún pendiente para las autoridades económicas. La eliminación de la dualidad monetaria contribuiría a integrar el mercado interno, actualmente segmentado por la ausencia de un mecanismo cambiario para el peso cubano en el sector empresarial. Necesariamente, tal proceso pasaría por devaluar la tasa de cambio oficial del peso cubano, conduciendo a una mejor medición económica y favoreciendo al sector externo. La dualidad monetaria parece ser el mayor reto que enfrenta ahora la política monetaria, después de haber recuperado la estabilidad y haber desdolarizado la economía.


NOTAS

1 El origen de un incremento de la oferta monetaria puede ser, por ejemplo, un aumento de salarios.
2 Fuera del Banco Central de Cuba, todavía muchas veces persisten los análisis monetarios para la economía cubana, excesivamente enfocados en la liquidez en poder de la población.
3 Al cierre de 2004, 36 por ciento del ahorro en pesos cubanos de la población se encontraba en depósitos a plazo fijo. Para más detalles sobre este instrumento, se puede ver Pavel Vidal: “Las Tasas de Interés”, Opinión Especializada, Economics Press Service , No.14, 2007.
4 La tasa de cambio del peso cubano superó los 100 pesos por dólar y, según estimaciones de Cepal, los precios del mercado informal aumentaron 150 por ciento en 1991 y más de 200 por ciento en 1993. Cuando abre el mercado agropecuario, en 1994, inicialmente toma los precios vigentes en el mercado informal e inmediatamente se produce una reducción significativa de estos; sin embargo, los precios se mantuvieron con niveles superiores a los que existían antes de la crisis económica.
5 En economías de mercado donde la demanda juega un mayor papel en la determinación de la oferta, la política monetaria también se ocupa de promover la estabilidad de la producción y el empleo. Este mecanismo no tendría que estar bloqueado completamente en el caso cubano, pero hay que estudiarlo con cuidado, debido a las particularidades de nuestra economía.

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