'Hoja de Ruta', ¿hacia
dónde?
Edward Sa'id *
20 de junio de 2003. Al Ahram Weekly,
núm. 642, 12-18 de junio 2003
Traducción: Loles Oliván, CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
"Una premisa no declarada
subyace en la muy modificada aceptación israelí
del plan y en el evidente compromiso de EEUU con ella: el éxito
relativo de la resistencia palestina. Ello es verdad se deploren
o no algunos de sus métodos, su desorbitado coste, y las
muchas víctimas que ya se ha cobrado de nuevo en otra
generación de palestinos que no se han rendido frente
a la arrolladora superioridad del poder de Israel y de EEUU".
En el curso de las entrevistas que Bush concedió a
los medios de comunicación árabes en los últimos
días de mayo repitió mucho de lo mismo aunque,
como de costumbre, hizo hincapié en generalidades y no
en cuestiones concretas. [Bush] Se reunió con los dirigentes
palestinos e israelíes en Jordania y, con anterioridad,
con los principales gobernantes árabes, excluido Bashar
al-Asad, por supuesto [1]. Todo ello forma parte de lo
que ahora parece como un importante empuje estadounidense. Que
Ariel Sharon haya aceptado la "Hoja de ruta" [2]
(con algunas reservar para rebajar su aceptación) parece
un buen augurio para un Estado palestino viable.
Se supone que la visión de Bush (la palabra
tiene como un eco de ensoñación sobrenatural para
lo que pretende ser un plan de paz práctico, definitivo
y en tres fases) se va a realizar mediante una Autoridad reestructurada,
la eliminación de toda violencia e incitación contra
los israelíes, y la instalación de un gobierno
que satisfaga los requerimientos de Israel y del denominado Cuarteto
[EEUU, Naciones Unidas, la UE y Rusia], promotores del plan.
Israel por su parte, se compromete a mejorar la situación
humanitaria, a aliviar las restricciones y a levantar los toques
de queda aunque no se especifica dónde ni cuándo.
Supuestamente, para junio de 2003, la Fase Uno verá
también el desmantelamiento de los últimos 60 asentamientos
construidos de las colinas (denominados "asentamientos avanzados
ilegales", establecidos desde marzo de 2001) aunque nada
se dice sobre desmantelar los otros en los que viven 200.000
colonos en Cisjordania y Gaza, por no decir nada de los 200.000
más de la anexionada Jerusalén Oriental. La Fase
Dos, descrita como una transición desde junio a diciembre
de 2003, se centrará de manera singular en la "opción
de crear un Estado independiente palestino con fronteras provisionales
y atributos de soberanía", sin que se concrete ninguna
de ambas cosas, culminado en una conferencia internacional que
aprobará y después creará un Estado
palestino de nuevo con "fronteras provisionales". La
Fase Tres deberá poner fin al conflicto por completo también
por medio de una Conferencia Internacional cuya labor será
fijar las cuestiones más espinosas de todas: refugiados,
asentamientos, Jerusalén, fronteras. El papel de Israel
en todo este [proceso] es cooperar; la carga real se sitúa
sobre los palestinos que deben seguir dando buenos resultados
en una sucesión rápida, mientras la ocupación
militar sigue más o menos en el mismo sitio aunque aliviada
en las principales áreas invadidas durante la primavera
de 2002. No se prevé ningún elemento supervisor
y la aparente simetría de la estructura del plan deja
a Israel encargado de lo que ocurra posteriormente, si es que
ocurre algo. En lo que respecta a los derechos humanos palestinos
-en la actualidad, no ya ignorados, sino suprimidos- no se deja
constancia en el plan de ninguna rectificación específica:
aparentemente depende de Israel continuar o no como hasta ahora.
¿Una 'esperanza real' para
la paz?
Por una vez, dicen los comentaristas habituales, Bush está
ofreciendo una esperanza real para el arreglo de Oriente Medio.
Las filtraciones calculadas de la Casa Blanca han sugerido una
lista de posibles sanciones contra Israel si Sharon sigue demasiado
intransigente, pero ello ha sido negado rápidamente y
han desaparecido. Un emergente consenso mediático presenta
los contenidos del documento -muchos de ellos [recuperados] de
anteriores planes de paz- como el resultado de la confianza recién
descubierta de Bush tras su triunfo en Iraq. Como en la mayor
parte de las discusiones del conflicto palestino-israelí,
los clichés manipulados y las suposiciones inverosímiles
más que la realidad del poder y de la historia vivida,
configuran la corriente del discurso. Se rechaza a los escépticos
y a los críticos por anti-americanos, mientras
que una parte considerable de la dirección judía
organizada [estadounidense] ha denunciado que la "Hoja de
ruta" exige demasiadas concesiones a Israel.
Sin embargo, la prensa del stablishment sigue recordándonos
que Sharon ha hablado de una ocupación, algo que
nunca había concedido hasta ahora, y ha anunciado, de
hecho, su intención de poner fin al dominio israelí
sobre tres millones y medio de palestinos. Pero ¿es consciente
siquiera de con qué se propone acabar? El comentarista
del [diario israelí] Ha'aretz , Gideon Levy escribía
el 1 de junio que como muchos israelíes Sharon no sabe
nada "sobre la vida bajo el toque de queda en las comunidades
que han estado asediadas durante años. ¿Qué
sabe él de las humillaciones de los puestos de control,
o sobre la gente a la que se fuerza a viajar por caminos y carreteras
de fango con riesgo para sus vidas cuando tratan de llevar a
una mujer de parto al hospital, de la vida al borde de la inanición,
de una vivienda demolida, de los niños que ven a sus
padres golpeados y humillados en medio de la noche?"
Otra escalofriante omisión de la "Hoja de ruta"
es el gigante "muro de separación" [3]
que Israel está construyendo en estos momentos en Cisjordania:
347 kilómetros de cemento que corre de norte a sur, de
los que 120 han sido ya levantados. Tiene 25 pies de altura y
10 de ancho; su coste se calcula en 1.6 millones de dólares
por kilómetro. No es que el muro simplemente divida a
Israel de un supuesto Estado palestino sobre la base de las líneas
fronterizas de 1967: de hecho abarca nuevas porciones de tierra
palestina, en algunos casos hasta cinco o seis kilómetros
seguidos. Está rodeado de zanjas, alambre electrificado
y fosos; hay torres de vigilancia en intervalos regulares. Casi
una década después del fin del apartheid
de Sudáfrica un horrible muro racista se está elevando
con apenas una mirada furtiva de la mayoría de los israelíes
o de sus aliados estadounidenses quienes, les guste o no, van
a pagar la mayor parte de su coste.
Los 40.000 habitantes palestinos de la ciudad de Qalqilya
con sus casas están a un lado del muro, la tierra que
cultivan y de la que viven está al otro. Se estima que
cuando el muro se haya acabado -presumiblemente mientras EEUU,
Israel y los palestinos estén discutiendo sobre los procedimientos
en los meses venideros- casi 300.000 palestinos habrán
quedado separados de sus tierras. La "Hoja de ruta"
silencia todo esto, como silencia la reciente aprobación
de Sharon de [otro] muro en la parte oriental de Cisjordania
que, de construirse, reducirá el territorio palestino
disponible para el Estado del sueño de Bush aproximadamente
al 40% del área. Esto es todo lo que Sharon tiene en mente.
Una premisa no declarada subyace en la muy modificada aceptación
israelí del plan y en el evidente compromiso de EEUU con
ella: el éxito relativo de la resistencia palestina. Ello
es verdad se deploren o no algunos de sus métodos, su
desorbitado coste, y las muchas víctimas que ya se ha
cobrado de nuevo en otra generación de palestinos que
no se han rendido frente a la arrolladora superioridad del poder
de Israel y de EEUU.
Renuncia palestina
Se han dado todo tipo de razones para la emergencia de la
"Hoja de ruta": que el 56% de los israelíes
la respaldan, que Sharon se ha doblegado finalmente a la realidad
internacional, que Bush necesita una cobertura árabe-israelí
para sus aventuras militares en todas partes, que los palestinos
han recobrado el sentido y han parido a Abu Mazen (el
nombre de guerra de Abbas que solía ser mucho más
familiar) y otras. Algunas son verdad pero yo afirmo todavía
que si no hubiera sido por el inquebrantable rechazo de los palestinos
a aceptar que son "un pueblo derrotado", como un jefe
del Estado Mayor israelí lo describió recientemente,
no habría plan de paz. Sin embargo, cualquiera que crea
que la "Hoja de ruta" ofrece realmente algo que se
parezca a un arreglo o que aborda las cuestiones básicas
está equivocado. Como en muchos de los previos discursos
sobre la paz , descarga la necesidad de moderación, de
renuncia y de sacrificio directamente sobre los hombros palestinos
negando así la densidad y la absoluta solemnidad de la
historia palestina. Leer entre líneas la "Hoja de
ruta" supone confrontarse a un documento sin ubicación
que no conoce ni su tiempo ni su lugar.
La "Hoja de ruta", en otras palabras, trata no tanto
de un plan para la paz como de un plan para la pacificación:
trata de poner fin a Palestina como problema. De allí
la repetición del término actuación
en la prosa inexpresiva del documento; en otras palabras, cómo
se espera que se comporten los palestinos casi en el sentido
social de la palabra. Ni violencia, ni protestas, más
democracia, mejores dirigentes e instituciones, todo basado en
la noción de que el problema que subyace ha sido la ferocidad
de la resistencia palestina en vez de la ocupación que
la ha causado. No se espera nada comparable de Israel excepto
que tiene que renunciar a los pequeños asentamientos a
los que me he referido anteriormente, conocidos como "puestos
avanzados ilegales" (una clasificación completamente
nueva que sugiere que algunas implantaciones en territorio palestino
son legales) y que, sí, los principales asentamientos
deben ser congelados pero de ninguna manera eliminados
o desmantelados. No se dice ni una palabra de lo que desde 1948
y de nuevo desde 1967 han soportado los palestinos a manos de
Israel y de EEUU. Nada sobre el subdesarrollo de la economía
palestina que describe la investigadora estadounidense Sara Roy
en su próximo libro. Demoliciones de viviendas, el arrancamiento
de árboles, los 5.000 prisioneros o más, la política
de asesinatos selectivos, los cierres desde 1993, la ruina general
de la infraestructura, el increíble número de muertos
y mutilados; todo ello y más se obvia sin una palabra.
La truculenta agresión y el obstinado unilateralismo
de los equipos de EEUU y de Israel son ya bien conocidos. El
equipo palestino apenas inspira confianza integrado como está
de la cohorte reciclada y anciana de Arafat. De hecho, la "Hoja
de ruta" parece haber sacado a flote a Yaser Arafat pese
a todos los estudiados esfuerzos de Powell y sus asistentes para
evitar que se le visite. A pesar de la estúpida política
de Israel de intentar humillarle recluyéndole en un recinto
severamente bombardeado, sigue reteniendo el control. Sigue siendo
el presidente palestino electo, maneja los cuartos (que no son
muchos) y debido a su posición nadie del presente equipo
reformado (que salvo dos o tres nuevas y significativas
adquisiciones son todos miembros removidos del viejo equipo)
puede igualar al anciano en carisma y poder.
'Abu Mazen' y Arafat
Tomemos a Abu Mazen para empezar [4]. Lo conocí
en marzo de 1977 en mi primera reunión del Consejo Nacional
[de la OLP] en El Cairo. Hizo, y con diferencia, el discurso
más largo, a la manera didáctica que debía
haber perfeccionado previamente siendo profesor de secundaria
en Qatar, y explicó a los parlamentarios palestinos reunidos
las diferencias entre sionismo y disidencia sionista. Fue una
intervención notable ya que muchos palestinos no tenían
una noción real en aquella época de que Israel
se había creado no solo por sionistas fundamentalistas
que eran anatema para cualquier árabe, sino por varios
tipos de pacifistas y activistas también. Mirando hacia
atrás, el discurso de Abu Mazen lanzó la
campaña de encuentros de la OLP -la mayoría secretos-
entre los palestinos y los israelíes que mantuvieron
extensos diálogos en Europa sobre paz y algún efecto
considerable en sus respectivas sociedades para la configuración
de las bases que hicieron posible Oslo.
Sin embargo, nadie dudó de que Arafat había
autorizado el discurso de Abu Mazen y la subsiguiente
campaña, que costó las vidas de hombres valerosos
como Issam Sartawi y Said Hammami. Y mientras los participantes
palestinos surgían del núcleo central de la política
palestina (por ejemplo, Fatah), los israelíes eran un
pequeño grupo marginado de vilipendiados partidarios de
la paz cuyo coraje se hizo loable por esa razón. Durante
los años beirutíes de la OLP entre 1971 y 1982,
Abu Mazen estaba asentado en Damasco pero se unió
al exilio de Arafat y de su equipo en Túnez en la siguiente
década. Le vi allí varias veces y me chocó
su bien organizada oficina, sus tranquilas maneras burocráticas
y su evidente interés por Europa y EEUU como escenarios
donde los palestinos podrían hacer un trabajo útil
para promocionar la paz con los israelíes. Tras la Conferencia
de Madrid de 1991, se dijo que había reunido a funcionarios
de la OLP y a intelectuales independientes [palestinos] en Europa
y que los convirtió en equipos para preparar los expedientes
de las negociaciones en temas como el agua, los refugiados, la
demografía y las fronteras en previsión de lo que
se convertiría después en las reuniones secretas
de Oslo de 1992 y 1993 aunque, por lo que yo sé, ninguno
de los expedientes se utilizó, ninguno de los expertos
palestinos estuvo directamente implicado en las conversaciones,
y ninguno de los resultados de esa investigación influyó
en el documento final que surgió [en los acuerdos de Oslo].
Los israelíes se presentaron en Oslo con un conjunto
de expertos apoyados por mapas, documentos, estadísticas
y al menos 17 borradores previos de lo que los palestinos acabarían
por firmar, mientras que los palestinos desgraciadamente restringieron
sus negociadores a tres hombres completamente diferentes de la
OLP, ninguno de los cuales sabía inglés ni tenía
un bagaje en negociaciones internacionales (ni de ningún
tipo). La idea de Arafat al parecer fue presentar un equipo fundamentalmente
para mantenerse a si mismo en el proceso, especialmente tras
su salida de Beirut y su desastrosa decisión de apoyar
a Iraq durante la Guerra del Golfo de 1991. Si tuvo otros objetivos
en mente, no los preparó eficazmente, como siempre ha
sido su estilo. En las memorias de Abu Mazen y en otros
relatos sobre las anécdotas de las discusiones de Oslo,
al subordinado de Arafat se le acredita como el arquitecto
de los acuerdos aunque nunca salió de Túnez; Abu
Mazen llega incluso a decir que le llevó un año
tras la ceremonia de Washington (en la que apareció junto
a Arafat, Rabin, Peres y Clinton) para convencer a Arafat de
que con Oslo no se había conseguido un Estado. Sin embargo,
muchos informes de las conversaciones de paz subrayan el hecho
de que Arafat estuvo moviendo todas las palancas igualmente.
No es extraño entonces que las negociaciones de Oslo convirtieran
el conjunto de la situación de los palestinos en algo
mucho peor. El equipo estadounidense dirigido por Dennis Ross,
un antiguo empleado del lobby israelí -un empleo
al que ahora ha regresado- apoyó rutinariamente la posición
israelí que tras una década entera de negociaciones
consistió en devolver el 18% de los TTOO a los palestinos
en unas condiciones altamente desfavorables, manteniendo el ejército
de Israel como encargado de la seguridad, de las fronteras y
del agua. Naturalmente, el número de asentamientos se
ha más que doblado.
Desde que la OLP regresó a los TTOO en 1994, Abu
Mazen ha seguido siendo una figura de segunda fila, conocido
universalmente pos su "flexibilidad" con Israel, su
servidumbre a Arafat, y su carencia total de base política
organizada a pesar de ser uno de los fundadores originales de
Fatah y un antiguo miembro y secretario general de su Comité
Central. Hasta donde yo sé, no ha sido nunca elegido para
nada y por supuesto no para el Consejo Legislativo Palestino.
La OLP y la Autoridad Palestina (AP) bajo Arafat son todo menos
transparentes. Poco se sabe del modo en que se han tomado las
decisiones, o cuánto dinero se gasta, a dónde va,
y quién al lado de Arafat tiene algo que decir al respecto.
Todo el mundo está de acuerdo, sin embargo, en que Arafat,
un diabólico micro-administrador y un monstruo del control,
sigue siendo la figura central en todos los medios significativos.
Por ello el ascenso de Abu Mazen a la posición
de primer ministro reformador que tanto satisface a estadounidenses
e israelíes, es considerada por la mayoría de los
palestinos, como un chiste, la forma de que el anciano siga reteniendo
el poder mediante la invención de un nuevo truco por decirlo
de alguna manera. Abu Mazen es considerado generalmente
como alguien insípido, moderadamente corrupto, y sin claras
ideas propias excepto que quiere agradar al hombre blanco.
Como Arafat, Abu Mazen no ha vivido en ningún
sitio salvo en el Golfo, Siria y Líbano, Túnez
y ahora, en Palestina ocupada; no sabe otro idioma que el árabe
y no es más que un orador o una presencia pública.
En contraste, Mohamed Dahlan, el nuevo jefe de la seguridad procedente
de Gaza -la otra proclamada figura en quien los israelíes
y los estadounidenses han puesto una gran esperanza- es más
joven, más inteligente y un poco menos rudo. Durante los
ocho años que dirigió una de las 14 ó 15
organizaciones de seguridad de Arafat, Gaza era conocida como
Dahlanistán. Dimitió el año pasado
solo para ser reclutado para el trabajo de ser el "jefe
de la seguridad unificada" [5] por los europeos,
los estadounidenses y los israelíes, incluso a pesar de
que, por supuesto, él también ha sido siempre un
hombre de Arafat. Ahora se espera de él que castigue a
Hamas y a la Yihad Islámica, una de las exigencias reiteradas
de Israel tras la que yace la esperanza de que producirá
algo parecido a una guerra civil palestina, una chispa a los
ojos del ejército israelí [6].
Creo que no importa cuán asidua y flexiblemente actúe,
Abu Mazen va a estar limitado por tres factores: uno,
por supuesto, Arafat, quien todavía controla Fatah, que
en teoría es también la base de poder de Abu
Mazen. Otro es Sharon, que probablemente estará respaldado
por EEUU durante todo el trayecto. En una lista de 14 observaciones
sobre la "Hoja de ruta" publicada en Ha'aretz el
27 de mayo, Sharon señalaba los estrechísimos
límites que pueden interpretarse como "flexibilidad"
por parte israelí. El tercer factor es Bush y su séquito;
a juzgar por su manejo de la posguerra en Afganistán e
Iraq, no tiene ni el estómago ni la altura para la construcción
nacional que ciertamente se requerirá. La base de la derecha
cristiana de Bush en el sur ya ha puesto reparos ruidosamente
a presionar a Israel y el muy poderoso lobby pro israelí
de EEUU, con su dócil adjunto -el Congreso de EEUU ocupado
por Israel- ya se ha puesto en marcha contra cualquier insinuación
de coerción contra Israel, aunque ello será crucial
ahora que ha comenzado una fase final.
La sociedad palestina, Ave Fénix
Puede parecer quijotesco que diga, incluso si el panorama
inmediato es severo desde una perspectiva palestina, que no son
del todo oscuras. Vuelvo a la tenacidad que mencioné anteriormente,
y al hecho de que la sociedad palestina -devastada, casi arruinada,
desolada de tantas maneras- es, como el Ave Fénix [7],
todavía capaz de renacer y sobreponerse. Ninguna otra
sociedad árabe es tan bulliciosa y tan sanamente ingobernable
y ninguna está más llena de iniciativas cívicas
y sociales y de instituciones en funcionamiento (incluida la
de un milagroso y vital conservatorio de música). Incluso
a pesar de que [los palestinos] están desorganizados y
en algunos casos llevan miserables vidas apátridas y de
exilio, los palestinos de la diáspora siguen enérgicamente
comprometidos con los problemas de su destino colectivo y todos
los que yo conozco están siempre intentando de algún
modo avanzar en la causa. Solo una minúscula fracción
de esta energía ha hallado alguna vez su camino en la
AP, que excepto para la muy ambivalente figura de Arafat, ha
seguido siendo extrañamente marginal para el destino común.
Según encuestas recientes, Fatah y Hamas se dividen el
apoyo de cerca del 45% del electorado [8] palestino, con
el restante 55% evolucionando de manera bien distinta hacia formaciones
políticas mucho más esperanzadoras.
Una de ellas en particular me parece significativa -yo mismo
me he unido a ella- en tanto que constituye en este momento la
única formación popular genuina que se diferencia
claramente tanto de los paridos religiosos y de sus políticos
fundamentalmente sectarios, como del nacionalismo tradicional
ofrecido por los antiguos (más que nuevos) activistas
del Fatah de Arafat. Se llama la Iniciativa Nacional Palestina
(INP) [9] y su principal figura es Mustafa Barguti, un
médico formado en Moscú cuya principal trabajo
ha sido el de director del Comité de Asistencia Médica
Rural que ha proporcionado asistencia sanitaria a más
de 100.000 palestinos de áreas rurales. Ex [miembro] incondicional
del Partido Comunista, Barguti es un organizador que habla poco
y un dirigente que ha superado los centenares de obstáculos
físicos que impiden el movimiento palestino o los viajes
al extranjero para reunirse con casi todos los individuos y organizaciones
independientes relevantes con un programa político que
promete la reforma social así como la liberación
a través de las líneas doctrinales. Singularmente
libre de retórica convencional, Barguti ha trabajado con
israelíes, europeos, estadounidenses, asiáticos
y árabes para construir un movimiento de solidaridad envidiablemente
bien dirigido que practica el pluralismo y la coexistencia que
predica. La INP no abraza una militarización sin dirección
de la Intifada. Ofrece programas de formación para los
desempleados y servicios sociales para los excluidos porque ello
da respuesta a las circunstancias actuales y a la presión
israelí. Sobre todo la INP, que está a punto de
ser reconocida como partido político, trata de movilizar
a la sociedad palestina del interior y del exilio para unas
elecciones libres -elecciones auténticas que representen
los intereses palestinos en vez de los de Israel o de EEUU. Este
sentido de autenticidad es lo que parece faltar en la vía
cortada de Abu Mazen.
La visión [para la INP] no es la de un Estado provisional
manufacturado en el 40% del territorio [ocupado palestino], abandonados
los refugiados y con Jerusalén retenida para Israel, sino
un territorio soberano liberado de la ocupación militar
mediante la acción popular que involucre a árabes
y judíos donde sea posible. Porque la INP es un auténtico
movimiento palestino en el que la reforma y la democracia se
han hecho parte de su práctica cotidiana. Muchos cientos
de los más destacados activistas e independientes palestinos
ya se ha afiliado y se han empezado a celebrar reuniones de organización
y a planearse muchas más tanto en el exterior como en
Palestina a pesar de las terribles dificultades para sortear
las restricciones de Israel a la libertad de movimiento.
Es un consuelo pensar que, mientras las negociaciones formales
y las discusiones siguen, existen multitud de alternativas informales
no cooptadas, de la que la INP y una creciente campaña
de solidaridad internacional son ahora sus principales componentes
Notas de CSCAweb:
1. Véase
en CSCAweb: Cumbre
en Sharm el-Sheij: otra vuelta de tuerca en el reordenamiento
regional
2. Véase en CSCAweb: Documento: "Hoja de ruta
para una solución permanente al conflicto palestino-israelí
basada en dos Estados"
3. Véase en CSCAweb: Loles Oliván: En el aniversario
de la ocupación de Gaza y Cisjordania: el 'Muro del Apartheid'
expresa la naturaleza racista del Estado de Israel | Israel
formaliza su política de 'apartheid' y cantonalización
de la población y los Territorios palestinos con el inicio
de la construcción de un muro en torno a Cisjordania | Ilan
Pappé: El muro en el corazón de Palestina
4. Véase en CSCAweb: Ali Abunimah: Dos artículos sobre
las 'reformas' palestinas. ¿Quiénes son estos hombres
que venden Palestina a precio de saldo ? y ¿Por qué
Israel está tan excitado respecto al 'primer ministro'
Abu Mazen?
5. Véase en CSCAweb: Loles Oliván:
"La cuestión de fondo de la reforma palestina: democracia
y lucha nacional"
6. Véase en CSCAweb: Aplicando la 'Hoja de ruta': Israel
atenta contra al-Rantisi a fin de provocar el enfrentamiento
interpalestino
7. En el original inglés, como "el tordo halado de
Hardy" que hace referencia a los personajes literarios de
Thomas Hardy quienes se hundían en el fango y salían
renovados y con el alma limpia de todos sus conflictos. Son personajes
caracterizados además por ser especialmente cándidos
y proclives a ser engañados por no albergar maldad.
8. Véase en CSCAweb: Mantener la Intifada: encuesta
de opinión palestina
9. La Iniciativa Nacional Palestina fue presentada públicamente
por Haider Abdel Shafi, Mustafa Barguthi e Ibrahim Dakkak, el
17 de junio de 2002 en Ramala. El principal objetivo de la INP
es la realización de los derechos nacionales palestinos
y de una paz duradera y justa, lo que exige, en el contexto actual,
el establecimiento de una dirección de emergencia nacional,
la celebración inmediata de elecciones democráticas
a todos los niveles del sistema político y la reforma
política, administrativa y de otras estructuras institucionales,
con el fin de satisfacer las necesidades del pueblo palestino.
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