Palestina


*Ali Abunimah es analista palestino-jordano que reside en Chicago. Es cofundador de la publicación de internet Electronic Intifada y escribe en el diario libanés The Daily Star. El primer artículo fue publicado en este diario el 23 de abril de 2003 y el segundo en el mismo periódico el 13 de marzo de 2003. Ambos han sido, igualmente, difundidos en Electronic Intifada: www.electronicintifada.net

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Palestina


¿Quiénes son estos hombres que venden Palestina a precio de saldo ?

Ali Abunimah*

2 de mayo de 2003. Electronic Intifada
Traducción de Beatriz Morales. (www.nodo50.org/csca)

"La idea de un primer ministro emanó de Israel y rápidamente fue adoptada por EEUU. Lo mismo que las demás "reformas" palestinas de inspiración israelí o estadounidense, esta "última medida" vuelve a poner el carro delante de los bueyes concentrándose en unos aparatos de independencia (es decir, el puesto de primer ministro) antes que en el desarrollo de un verdadero Estado. El objetivo principal de esta maniobra es cambiar de tema y promover la teoría del conflicto progresivo, que elude su causa fundamental, la ocupación y la colonización de la tierra palestina, y en vez de ello, centra completamente la atención en la política interna palestina. Estas tácticas reflejan una comprensión por una parte del gobierno israelí de que semejantes interpretaciones falsificadas son esenciales para impedir que la opinión pública interna e internacional vea la evidencia, a saber, que la ocupación es la causa del conflicto y su fin la única solución".

En 1996 David Hirst, corresponsal del periódico británico The Guardian constató el temor existente en el entorno de Arafat de que los israelíes "volvieran" los servicios de seguridad palestinos contra su dirigente. Según Hirst, un responsable oficial palestino había declarado que los israelíes habían "penetrado" hasta tal punto en los servicios de seguridad palestinos que "desde ese momento algunos de sus dirigentes cuando menos dependían lo mismo de ellos (de los israelíes) que de Arafat. Ya no está tan lejos el tiempo en el que los israelíes decidirán que Arafat -que incordia demasiado- 'ya no sirve'".

Este representante palestino añadía que "los israelíes están preparando a Abu Mazen (Mahmud Abbas)", uno de los negociadores secretos de los acuerdos de Oslo, "para que ocupe el lugar de Arafat", y precisaba: "apuestan por Mohamad Dahlan, jefe de la Seguridad Preventiva de Gaza, para encabezar el golpe" [1].

Siete años después se podrían desdeñar estos temores y calificarlos de paranoias. Sin embargo, en el momento en el que escribo este artículo, Arafat se agarra desesperadamente a las ruinas de su cuartel general al haberlo declarado los israelíes "fuera de juego", mientras que el "primer ministro", seleccionado conjuntamente por EEUU e Israel, le hace frente en la controvertida formación de su gabinete. El principal escollo es la insistencia de Abbas en el nombramiento de Dahlan a la cabeza del ministerio del Interior. Hasta el más objetivo de los observadores tiene la tentación de ver un complot en esta situación bloqueada.

'Reformas', 'seguridad' y corrupción

Últimamente Abbas y Dahlan tiene buena prensa en EEUU. Los Angeles Times afirmaba que los partidarios de Abbas esperan que éste "ayude al partido Fatah de Arafat a librarse de un pasado carcomido por la corrupción". Por lo que se refiere a Dahlan, un editorial de The New York Times lo calificaba recientemente de "hombre fuerte de Gaza", que ha estado "dando la lata a Arafat para convencerlo de que castigue duramente a Hamas y a otros grupos extremistas", y observaba que este Dahlan "en el pasado ha frecuentado mucho a responsables israelíes y estadounidenses que le tienen en una alta consideración".

Estos cumplidos coinciden con la realidad siguiente: los padrinos más eminentes de Mohamad Dahlan no son otros que Tony Blair y George W. Bush. En esta prensa aduladora es imposible encontrar mención alguna al hecho de que Abbas y Dahlan están implicados hasta el cuello en la corrupción que sufre la Autoridad Palestina (AP) desde sus orígenes. En un artículo anterior yo recordaba la villa de Abbas, valorada en un millón y medio de dólares, que domina soberana justo en medio de la derelicción de Gaza. También Dahlan se ha construido un palacio. Está tan recargado de pesados bloques de mármol que se hunde en el arenoso suelo de Gaza y ha habido que añadir varios millones de dólares para sujetarlo por medio de un sofisticado apuntalamiento.

Un artículo de investigación escrito en 1997 por los periodistas de Haaretz Ronene Bergman y David Ratner con el título "Este hombre que se ha comido Gaza" (4 de abril de 1997) revisaba los orígenes de esta opulencia. Según este informe, Dahlan (y muchos otros) se benefició de un monopolio sobre la importación de carburante a Gaza. Los propietarios palestinos de estaciones de servicio se veían obligados a comprar las materias primas a unos precios inflados, mientras que los servicios de la seguridad preventiva de Dahlan se veían obligados a pasar la mayor parte de su tiempo protegiendo de los camiones-cisterna israelíes.

Sin duda más grave -e igualmente relegado al olvido- es el hecho de que los servicios de seguridad de Dahlan hayan sido objeto de numerosas acusaciones de violación de derechos humanos y, en especial, de la práctica de la tortura, acusaciones formuladas por asociaciones de defensa de derechos humanos tanto palestinas como extranjeras.

El alcance de la corrupción de la AP, en la que durante mucho tiempo han intervenido Abbas y Dahlan, era conocido desde los primeros días de su existencia. Con todo, en los "buenos tiempos", en la época de Rabin, Peres, Clinton y del "coordinador especial para Oriente Medio", Dennis Ross, los únicos que hablaban constantemente de ello y en voz alta y clara eran los propios palestinos y -¡qué ironía!- los opositores israelíes de derecha a los acuerdos de Oslo que, al acecho de informaciones jugosas respecto a esta corrupción, no reparaban en medios para desacreditar a sus enemigos. A la pregunta de la periodista Caroline Glick de The Jerusalem Post formulada a Ross el año pasado de por qué la Administración Clinton nunca había mostrado el menor interés en esta corrupción, Ross respondió: "Bueno, ¿sabe?, no es como si los israelíes hubieran estado particularmente interesados por este problema". (Sobreentendido: si los israelíes hubieran estado preocupados, nosotros también lo habríamos estado -para nosotros sólo cuentan los estados de ánimo de los israelíes, nuestros aliados de toda la vida... Nota del editor).

Por supuesto, Ross se preocupaba únicamente de las prioridades de Israel, que se resumían en la esperanza que Rabin tenía en que Arafat iba a luchar contra el "terrorismo" sin que se entrometieran ni el Tribunal Supremo de Israel ni la Asociación de Defensa de los Derechos Humanos B´Tselem. El hecho de que los diputados y militantes palestinos fueran encarcelados -y cosas peores- simplemente por evocar la corrupción de la AP no ha suscitado nunca la menor protesta de EEUU.

La tolerancia de la corrupción se extendió incluso a la parte que correspondía a algunos israelíes bien situados. El año pasado el periódico israelí Maariv reveló el alcance de los negocios y de las relaciones financieras entre Arafat y sus pupilos por un lado, y Yossi Ginossar, ex -jefe de servicio de los interrogatorios del Shin Bet israelí, por otro. Entre otras cosas Ginossar fue acusado de administrar las cuentas secretas de Arafat en varios bancos suizos.

El fiscal general de Israel llevó a cabo una encuesta criminal de gran alcance sobre lo que muchos israelíes consideran un escándalo que es muestra de alta traición. Ya en 1997 el informe del Ha´aretz avanzaba que Ginossar desempeñaba el papel de intermediario con algunos de los más estrechos colaboradores de Arafat, en la conclusión de mercados mafiosos, y que obtenía para su beneficio personal el cinco por ciento de las ganancias de ambas partes contratantes. ¿Por qué a los israelíes les ha costado tanto tiempo indignarse?. Bajo la apariencia de "reforma" de la AP, "en el interés de la 'paz'", estamos asistiendo a una puesta al día de la fórmula Rabin. Sólo ha cambiado una cosa: los nombres. Las vagas promesas de los Acuerdos de Oslo han sido sustituidas por las vagas promesas de la "hoja de ruta". Si Abbas se ve inesperadamente nombrado Primer Ministro no es por porque represente un futuro para los palestinos, sino porque encarna su pasado catastrófico.


¿Por qué Israel está tan excitado respecto al "primer ministro" Abu Mazen?

Ali Abunimah

Según informaba el diario israelí Ha'aretz el 12 de marzo de 2003, el ejército israelí "ha suprimido de su página web unas declaraciones hechas por el candidato al puesto de primer ministro de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbas (Abu Mazen), justificando la resistencia armada contra las colonias y los colonos, declaraciones extraídas del periódico en árabe Al-Sharq Al-Awsat".

Probablemente el cambio se ha producido después de que los colonos pidieran que, en el contexto de las declaraciones de Abbas, el Primer Ministro Ariel Sharon y el presidente Moshe Katsav se retractaran de su prudente elogio emitido en el momento de su nombramiento. El periódico informaba de que "en los últimos días unos diplomáticos estadounidenses han pedido a Israel que disminuya la presión sobre Abu Mazen y que le permitan maniobrar libremente" y especulaba que "es posible que la supresión de las declaraciones de Abu Mazen en la página web del ejército sea una respuesta a la petición norteamericana".

Este importante episodio revela por qué el nombramiento de Abbas al nuevo puesto de Primer Ministro por parte de Yaser Arafat ha sido objeto de semejante excitación en la prensa israelí, mientras que era recibido con una indeferencia total por los palestinos.

El descontento popular en relación con este cambio de dirección de Arafat tiene dos orígenes. En primer lugar, los palestinos preguntan, con razón, cuál será la visión política de Abbas en tanto que Primer Ministro. Los palestinos de los Territorios Ocupados (TTOO) viven bajo administración militar israelí y, en consecuencia, no son ciudadanos del Estado que les gobierna, ni de ningún otro Estado. En efecto, son el mayor grupo de no-ciudadanos del planeta, completamente destituidos en un mundo de Estados-nación. En estas circunstancias, introducir a alguien a quien se presenta como "primer ministro" es simplemente ridículo.

De todos modos, esto no cambiará la ecuación de poder entre el pueblo palestino y su soberano de facto. Sean cuales sean los poderes nominales atribuidos a un "primer ministro" palestino, no tendrá poder alguno para poner trabas a las aplastantes medidas que Israel adopta contra la población civil. Un honorable médico palestino, el doctor Haider Abdel Shafi, reflejaba el sentimiento general cuando declaraba a The New York Times "mi sentimiento es que estas personas no están en absoluto entusiasmadas" respecto al nombramiento de un primer ministro, desde que "esto se siente como una sumisión a presiones exteriores y no como una parte de nuestras necesidades reales" (10 de marzo de 2003). [2]

La idea de un primer ministro emanó de Israel y rápidamente fue adoptada por EEUU [3]. Lo mismo que las demás "reformas" palestinas de inspiración israelí o estadounidense, esta "última medida" vuelve a poner el carro delante de los bueyes concentrándose en unos aparatos de independencia (es decir, el puesto de primer ministro) antes que en el desarrollo de un verdadero Estado. El objetivo principal de estas maniobras es cambiar de tema y promover la teoría del conflicto progresivo, que elude su causa fundamental, la ocupación y la colonización de la tierra palestina, y en vez de ello, centra completamente la atención en la política interna palestina. Estas tácticas reflejan una comprensión por una parte del gobierno israelí de que semejantes interpretaciones falsificadas son esenciales para impedir que la opinión pública interna e internacional vea la evidencia, a saber, que la ocupación es la causa del conflicto y su fin la única solución [4].

El segundo origen del descontento proviene del individuo elegido para el puesto de primer ministro. Mientras que la demanda de "reforma palestina" se supone que está inspirada por la inquietud internacional de tener el mejor gobernante, la mayor parte de población [palestina] considera a Abbas como uno de los individuos más notoriamente corruptos de la AP. Poco después de que ésta se estableciera en Gaza, se empezaron las obras de construcción de una villa suntuosa, de un millón y medio de dólares para Abbas cuyos fondos procedían de fuentes desconocidas, y ello en medio de uno de los entornos más miserables del planeta. En respuesta a la amplia indignación, el "ministro de Comercio y Economía" de Arafat, Nasser Sarraj, declaró a The New York Times que "¿quién dice que Abbas no tiene derecho a vivir en una villa valorada en un millón y medio de dólares, o incluso de 10 millones?", y añadía: "quienes lo dicen son espías y colaboradores de Israel" (2 de febrero de 1997).

Por ello, Abbas no goza en absoluto de la confianza de los palestinos, ya que es conocido por ser, en asociación con los israelíes, el artífice de diversos "planes de paz" que dejan de lado los derechos fundamentales del pueblo y mantienen intacta la ocupación aunque con otro nombre. Fue idea de Abbas el tomar el polvoriento pueblo de Abu Dis, rebautizarlo como "Al Quds" y a continuación dejar enteramente en manos israelíes la ciudad de Jerusalén [ocupada]. Abbas es frecuentemente celebrado por personalidades como el periodista de Ha´aretz, Akiva Eldar, por su aparente buena voluntad en negar el derecho al retorno de los refugiados palestinos. Lo que Abbas preconiza ahora no es otra cosa que una vuelta al proceso completamente fallido de Oslo que ha llevado directamente y de forma previsible al sangrante impasse actual.

No es sorprendente que el secretario de Estado adjunto [de EEUU], Richard Armitage, declarara ante unos periodistas el pasado 28 de febrero que Abbas era la opción de EEUU porque, según UPI, EEUU quería ver un líder que pudiera "hablar de manera autoritaria al pueblo palestino". Un buen primer ministro, añadía Armitage, "sería una preciosa ayuda para el pueblo palestino y también le permite dialogar con Israel", evidentemente los palestinos quieren una dirección mejor que la que han tenido hasta ahora, pero Abbas ha sido un personaje central de esta fallida dirección y no representa al pueblo.

Israel, con en beneplácito de EEUU, y sin causar una gran decepción a Arafat, ha anulado las elecciones programadas para el pasado mes de enero que hubieran podido proporcionar a los palestinos algunas oportunidades para hacerse oír y rebuscar nuevos dirigentes. En vez de ello, el desacreditado Arafat, bloqueado desde hace casi dos años sobre un montón de cascotes, ha nombrado a otro desacreditado líder palestino para que se le una. Se podría indicar que Abbas no era la primera opción de Arafat porque desde que EEUU declaró el verano pasado que Arafat estaba acabado, Abbas empezó a tomar posiciones para sustituirlo. Arafat hubiera querido nombrar en vez de a él a una persona transparente que no le supusiera reto alguno o que no sirviera mejor al pueblo palestino

Abbas no es mucho mejor, pero su carrera y las circunstancias de su nombramiento bastan para justificar por qué los gobiernos israelí y estadounidense están mucho más entusiasmados con su nombramiento que con el de cualquier otro palestino.


Notas:

1.- Véase en CSCAweb: Loles Oliván: "La cuestión de fondo de la reforma palestina: democracia y lucha nacional"
2.- Véase en CSCAweb:
Loles Oliván: "Israel, EEUU y Palestina: el cambio de las 'reglas del juego' a la sombra de la guerra contra Iraq"
3.- Véase en CSCAweb:
Loles Oliván: "Israel, EEUU y Palestina: el cambio de las 'reglas del juego' a la sombra de la guerra contra Iraq"
4.- Véase en CSCAweb:
Remodelando Oriente Medio: el modelo 'cambio de régimen' en Iraq aplicado a Palestina



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