Aplicando la 'Hoja de ruta'
Israel atenta contra al-Rantisi
a fin de provocar el enfrentamiento interpalestino
11 de junio de 2003. Nota informativa CSCAweb
(www.nodo50.org/csca)
Tras el atentado fallido
contra el dirigente de Hamas al-Rantisi, el primer ministro palestino
'Abu Mazen' vuelve a estar, como lo estuvo antes Arafat, entre
la espada de cumplir con las exigencias impuestas por EEUU e
Israel de acabar con la Intifada y la pared de satisfacer, al
menos, las mínimas expectativas del pueblo palestino de
ver el fin de los asesinatos, las incursiones militares, de las
demoliciones de viviendas y del castigo colectivo que ejerce
contra él la represión israelí.
Dramática
imagen de una de las salas del hospital Shifa, en la ciudad de
Gaza, el día 10 de junio de 2003, tras el atentado israelí
contra población civil palestina en el que fueron asesinadas
tres personas y heridas otras 30. / Foto: www.iap.org
Las fuerzas de ocupación israelíes bombardearon
el 10 de junio, desde un asentamiento ilegal, el campamento de
refugiados de Yabalia, en el norte de Gaza, asesinando al menos
a tres personas (entre ellos un joven de 19 años y a una
chica de 16, de la misma familia Abed Rabbo) e hiriendo a más
de 30. Antes de producirse el bombardeo el ejército de
Israel se había dirigido a los diplomáticos extranjeros
y a los miembros de ONG internacionales para pedirles que abandonaran
Gaza, en lo que se anunciaba como una nueva campaña de
agresión militar contra toda la Franja [1]. Pocas
horas antes, el intento de asesinato por parte del ejército
de ocupación israelí de uno de los principales
dirigentes de la formación política islamista Hamas,
Abdul Asis al-Rantisi, en la ciudad de Gaza, había puesto
de manifiesto la falacia del compromiso del gobierno de Sharon
por hallar una solución negociada al conflicto palestino-israelí
y ello ni si quiera en un marco que, como el contemplado en la
denominad "Hoja de ruta" [2] promovida por EEUU
y apoyada por el denominado Cuarteto (EEUU, Rusia, la UE y Naciones
Unidas), favorece abiertamente a Israel a costa de los derechos
palestinos. El atentado contra al-Rantisi ha causado la muerte
directa de una madre palestina de 43 años y de su hija
de 3, además de 36 heridos, en su mayoría menores
de edad.
Una ejecución extrajudicial
fallida
La operación militar israelí contra al-Rantisi,
considerada de nuevo como "ataque selectivo", debe
ser estrictamente considerada como un nuevo intento de ejecución
extrajudicial por parte del Estado de Israel contra una figura
pública palestina representante de una formación
política que cuenta con un gran apoyo popular entre los
palestinos, en este caso, Hamas. Asimismo, el empleo también
en esta ocasión de las habituales tácticas de guerra
israelí contra los Territorios Ocupados (las fuerzas militares
lanzaron al menos siete misiles desde helicópteros de
combate Apache contra una calle plenamente transitada
a las 8.00 horas de la mañana en el corazón de
la ciudad de Gaza) no solo vuelve a demostrar la desproporción
entre el "uso de la fuerza" por parte de Israel y el
objetivo a alcanzar, sino que resume la dura estrategia
militar que el gobierno de Sharon ha impuesto en los Territorios
desde que comenzase la Intifada: se ataca la ciudad de Gaza con
la misma desproporción y calculada arbitrariedad con que
EEUU atacó los barrios populares de Bagdad durante su
invasión de Iraq. Como en la capital iraquí, el
fin es causar el máximo daño posible bajo la excusa
de atacar un objetivo simbólico, perpetrando a la vez
un castigo colectivo y ejemplarizante.
Así ha sido desde septiembre de 2000 para todos los
Territorios Ocupados (TTOO). Que se mantenga la táctica
militar y la misma estrategia de represión para contener
la Intifada en el marco de la recién presentada "Hoja
de ruta" supone, sin embargo, un nuevo y aleccionador desaire
del sionista Sharon no ya a los palestinos, a quien nunca respetará
ni política ni humanamente, sino al Cuarteto y a los regímenes
árabes que apoyan la iniciativa, así como a la
propia Administración Bush, promotora de la misma. En
ello, Israel vuelve a demostrar a la comunidad internacional
su arrogancia, y cuenta de ella les corresponde dar a quienes
durante décadas -estadounidenses, europeos y árabes-
la han alimentado, concediendo impunidad plena a Israel para
actuar criminalmente al margen de toda legalidad. No está
de más recordar ahora que en su última visita a
Israel (el pasado 9 de junio), y tras haberse negado a entrevistarse
con Arafat siguiendo la consigna de boicot impuesta por Israel
y EEUU a los dirigentes extranjeros de visita a la zona, el primer
ministro italiano Berlusconi ha declarado que Israel es "un
candidato natural a ingresar en la UE, a raíz de su 'cultura
común' y de su calidad de 'única democracia de
Oriente Medio'" [3].
Exacerbar la precaria situación
palestina
La evidencia de que la pretensión de Sharon es acabar
con la "Hoja de ruta" antes de su entrada en vigor
la materializa el hecho de que el ataque contra al-Rantisi está
diseñado para exacerbar la ya precaria situación
política interna palestina. En palabras de Sharon, "hemos
roto el espíritu de lucha de nuestro enemigo; ahora debemos
hacer un esfuerzo adicional para consolidar nuestra victoria"
[4]. Por un lado, desde que se hiciera pública
la "Hoja de ruta", la iniciativa estadounidense no
ha inducido ningún cambio satisfactorio en los TTOO: la
publicitada excarcelación de 97 presos políticos
palestinos detenidos ilegalmente en Israel no es sino mera propaganda
que oculta la realidad de los cerca de 6.000 presos y presas
palestinos sometidos ilegalmente a procesos de detención
administrativa (sin juicio ni cargo) desde que comenzase la Intifada.
Igualmente, la operación del supuesto desmantelamiento
de 62 enclaves (llamadas eufemísticamente "colonias
ilegales") construidos en Cisjordania sin la autorización
del gobierno israelí desde 2001, tal y como reclama la
"Hoja de ruta", no supone sino operar a favor de la
creación de un nuevo referente que diluya la ilegalidad
de todos los asentamientos de colonos creados en los TTOO desde
el inicio de la ocupación en 1967. Como declaraba el ministro
palestino Abdel Rabbo, "el hecho de remover caravanas vacías
lo que consigue es dar legitimidad a decenas de otras colonias
habitadas, algunas de ellas recientemente construidas".
Unido a ello, el desmantelamiento ayer de algunas viviendas prefabricadas
en asentamientos de Cisjordania coincidió con la demolición
de 13 viviendas palestinas en Bet Hanún (en el norte de
la franja de Gaza) como castigo por el ataque al puesto fronterizo
de Erezt (entre Israel y Gaza) en el que murieron los tres milicianos
de Hamas, Yihad y Fatah (Brigadas de los Mártires de al-
Aqsa) además de cuatro soldados israelíes. De nuevo,
castigo colectivo a la población.
A estas constataciones nuevamente regresivas se añade
el creciente sentimiento de consideración de traición
que genera entre la población palestina la aceptación
de la Autoridad Palestina (AP) a asumir el "cambio de régimen"
impuesto por Israel y EEUU en la persona de Mahmud Abbas (Abu
Mazen) en detrimento de un Arafat que sigue asediado en Ramala
y, tras ello, a aceptar una "Hoja de ruta" cuyo único
objetivo es acabar con la Intifada. La decisión del recién
nombrado ministro palestino de la Seguridad Interna, Mohamed
Dahlan, mano derecha de Abu Mazen y otro paladín
estadounidense-israelí, de proceder a desarmar a las facciones
palestinas para avanzar en las reformas adecuadas a que
deben someterse las fuerzas de seguridad palestinas no deja tampoco
lugar a dudas. Por loo demás, son los asesores de la CIA,
junto a oficiales militares egipcios y jordanos, quienes han
comenzado a dar entrenamiento e instrucción en técnicas
antiterroristas a miembros depurados de las fuerzas de
seguridad palsetinas. Igualmente, la concesión por parte
de la Unión Europea (UE) de 45 millones de euros al Ministerio
de Seguridad de Dahlan para financiar esas reformas ha originado
ya críticas entre los palestinos cuando se ha sabido que
Dahlan utilizaría parte de esos fondos para abrir un mercado
de compra de fusiles de asalto y armas convencionales a un precio
abrumadoramente más elevado del que tienen en el mercado
negro palestino, en un momento en el que el empobrecimiento de
la población ha alcanzado límites desconocidos.
El viceministro palestino de Exteriores, Mahdi al-Yalidi, confirmó
por su parte que la AP debe invertir 500 millones de dólares
para reequipar sus fuerzas de seguridad y reconstruir su infraestructura,
casi totalmente destruida por el ejército israelí
durante la segunda Intifada [5].
En este contexto, el discurso de Abu Mazen ante Bush,
Sharon y el rey Abdala de Jordania en la reciente Cumbre de Aqaba,
en el que pública y formalmente se comprometió
a "poner fin a la violencia y al terrorismo" tras recordar
a las víctimas israelíes sin mencionar a las palestinas,
desencadenó de inmediato el rechazo político desde
todos los sectores palestinos (incluido Arafat) reflejado también
en la prensa local. El malestar generado por Abu Mazen
supuso un inmediato comunicado conjunto de Hamas, Yihad, Fatah
y FPLP rechazando el compromiso de Abu Mazen de desarmar
a las milicias palestinas y negando su legitimidad para alcanzar
ningún pacto con Israel, acusándole de haber obviado
las reivindicaciones básicas y legítimas palestinas:
el fin de la ocupación israelí, el derecho al retorno
de los refugiados, la cuestión de Jerusalén y el
asedio a Arafat. Pocas horas después, Hamas, Yihad y las
Brigadas de los Mártires de Al Aqsa de Fatah, llevaron
a cabo la antes mencionad acción militar conjunta contra
la base del ejército israelí en el puesto de control
de Erez, en Gaza, acción que fue inmediata y públicamente
condenada por el primer ministro palestino. Debiendo hacer frente
a una situación extremadamente crítica y vulnerable,
y habida cuenta de su precaria condición por la falta
de apoyo popular y político en el interior de los TTOO,
Abu Mazen se vio obligado a convocar una rueda de prensa
el lunes, 9 de junio, en la que despachó la cuestión
aludiendo a que las críticas palestinas por los compromisos
asumidos en Aqaba eran fruto de "un mal entendido"
y reclamó la vuelta al diálogo de todas las facciones
palestinas [6].
Diálogo interpalestino y provocaciones
israelíes
En un esfuerzo por hacer un frente unitario, trece organizaciones
palestinas se reunían ese mismo día 9 de junio,
difundiendo un comunicado conjunto en el que además de
subrayar que "la verdadera contradicción no es entre
la AP y los grupos de resistencia palestinos sino entre todo
el pueblo palestino y la ocupación sionista", se
aceptaba mantener el diálogo para un alto el fuego con
Abu Mazen vinculándolo a la participación
activa de Arafat en el proceso. Solo unas horas después
de hacerse público el comunicado, Israel lanzaba su ataque
contra al-Rantisi, quebrando de nuevo la vía de la negociación
entre la AP de Abu Mazen y la resistencia, en una clara
lógica provocadora. Las declaraciones del primer ministro
palestino condenando el ataque (por él calificado de "atentado
terrorista [dirigido] contra mi gobierno y mis esfuerzos")
y el reiterado llamamiento a Hamas a dialogar y negociar [7],
que aligeraba las amenazas de confrontación vertidas por
Dahlan dos días antes contra los militantes de la Intifada,
no han surtido efecto: tras el atentado, la organización
islamista ya ha declarado su decisión de no reanudar el
diálogo con la AP.
Para el gobierno palestino "el verdadero objetivo de
Israel atacando a al-Rantisi es abortar los esfuerzos del gobierno
palestino por conseguir un alto el fuego de los grupos de resistencia
palestinos, particularmente de Hamas, lo que podría incrementar
la presión internacional sobre Israel para llevar a cabo
sus obligaciones, incluida la paralización de los ataques
contra los centros de población palestina y el desmantelamiento
de más asentamientos de colonos judíos en los TTOO
[8]. Para Arafat, según su portavoz, Nabil Abu
Rudeina, el ataque es "un acto deliberado de provocación,
ejecutado para abortar la 'Hoja de ruta' y los esfuerzos internacionales
y estadounidenses por restaurar el proceso de paz", que
exige la intervención inmediata de la Administración
Bush. Para Hamas, no hay retorno al diálogo ni posibilidad
de alcanzar un alto el fuego. Al-Rantisi, desde el hospital donde
ha sido ingresado, lo ha expresado así: "Aseguro
a Sharon y a los otros asesinos sionistas que mi muerte no consolidará
su ocupación en nuestro país. Y llamo a la nación
árabe y musulmana a que despierte y tome conciencia de
la naturaleza nazi y criminal de esta entidad sionista que solo
busca matarnos y humillarnos. Por nuestra parte, seguiremos la
lucha y defenderemos este país con todas nuestras fuerzas"
[9].
En Gaza, miles de palestinos tomaron las calles de la ciudad
pidiendo venganza y condenando al gobierno de la AP por no proteger
a los palestinos de las agresiones de Israel y pidiendo la dimisión
de Abu Mazen. En una situación ya conocida, Abu
Mazen vuelve a estar, como lo estuvo antes Arafat, entre
la espada de cumplir con las exigencias impuestas por EEUU e
Israel de acabar con la Intifada y la pared de satisfacer, al
menos, las mínimas expectativas del pueblo palestino de
ver el fin de los asesinatos, las incursiones militares, de las
demoliciones de viviendas y del castigo colectivo que ejerce
contra él la represión israelí.
Notas:
1. http://www.iap.org/index2.html.
2.Véase en CSCAweb: Documento: "Hoja de ruta
para una solución permanente al conflicto palestino-israelí
basada en dos Estados" | Rashid Khalidi: ¿'Hoja de
ruta' o ruta hacia la muerte? | Cumbre en Sharm el-Sheij: otra
vuelta de tuerca en el reordenamiento regional
3. La Vanguardia, 10 de junio de 2003.
4. La Vanguardia, 9 de junio de 2003.
5. La Vanguardia, 8 de junio de 2003.
6. La Vanguardia, 10 de junio de 2003.
7. La Vanguardia, 10 de junio de 2003.
8. Declaraciones del ministro de Información palestino
Nabil Amr citado en Amayreh, Jalil: "Israel tries to kill
Rantisi and the Road Map", difundido en www.iap.org/index2.html
9. Referencia anterior
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