Amram Mitzna, el nuevo caballero
andante de la izquierda israelí
Hadas Lahav
Challenge,
núm. 75, septiembre/octubre 2002
Traducción Paloma Valverde (www.nodo50.org/csca)
"La izquierda israelí
debe asumir el hecho de que no puede aspirar ni a la paz ni a
la justicia social mientras se arrime al partido Laborista esperando
arrebatarle el poder. Sus militantes deben preguntarse: ¿queremos
una política de permanente hostigamiento contra el mundo
árabe o queremos un verdadero Nuevo Oriente Medio, una
región de pueblos libres, cuyos recursos se distribuirán
sobre la base de la igualdad y equidad y el respeto a las necesidades
respectivas?"
Las encuestas de opinión del mes de agosto anunciaban
la victoria sin precedentes de Amram Mitzna, que pretendía
encabezar la lista electoral del partido Laborista en las primarias
previstas para el 19 de noviembre. Este alcalde de Haifa aventaja
a los otros dos candidatos: Benjamín Ben Eliezer (líder
del partido, además de ministro de Defensa en el actual
gobierno de unidad nacional) y el diputado de la Knesset [parlamento
israelí] Haim Ramon. Animado por otros alcaldes, diputados,
activistas del partido y magnates de los negocios, y con el apoyo
de toda la izquierda israelí, el nuevo caballero andante
se dirige al rescate de la damisela laborista, aplastada bajo
las ruinas de los Acuerdos de Oslo.
El partido laborista ha alcanzado su punto más bajo.
En las próximas elecciones generales, afirman los expertos,
es probable que su posición como segundo partido (con
24 escaños de los 120 de la Knesset) se vaya a pique y
pase a ocupar la tercera o incluso la cuarta posición.
Las primeras primarias, celebradas en septiembre de 2001, terminaron
empañadas debido a las sospechas de votos amañados
e irregularidades. Durante meses, los diputados del partido Laborista,
incluso los ministros, fueron abandonando la Knesset uno a uno
dando la impresión de "liquidación por cierre".
Entre los que dimitieron estaba el anterior ministro de Interior
Slomo Ben Ami, figura central en las conversaciones de Camp David
de julio de 2000. El ministro Ra'anan Cohen, el anterior secretario
general del partido, dimitió por un puesto en la banca.
Incluso la ministra Dalia Itzik, habitualmente deseosa de formar
parte del gobierno a cualquier precio, prefirió convertirse
en embajadora en el Reino Unido.
La participación de los laboristas en el gobierno de
unidad nacional de Sharon a partir de su guerra contra los palestinos,
ha erosionado su credibilidad. La crisis que se abrió
a primeros de octubre de 2000, cuando el levantamiento palestino
puso fin, efectivamente, a los Acuerdos de Oslo, se convirtió
en un abismo. Los auspicios estadounidenses, que una vez cobijaran
las visiones de paz de los laboristas, se transformaron en el
apoyo de la Casa Blanca a la guerra sangrienta de Sharon. La
izquierda israelí y sus amigos en la Autoridad Palestina
(AP), que en 1993 miraban hacia un nuevo Oriente Medio, se despertaron
para encontrarse ellos mismos otra vez en medio de la pesadilla
de una Ocupación real.
No es de extrañar, por tanto, que muchos mirasen hacia
Amram Mitzna como la gran esperanza. Mitzna había anunciado
su voluntad de negociar con cualquier líder palestino
electo, en cualquier momento y sin condiciones previas. Había
dado a conocer su disposición a dividir Jerusalén.
Estas posturas habían llevado a la euforia tanto a la
izquierda en Israel como a los líderes árabes.
Los laboristas que estaban en contra de la presencia de su partido
en el gobierno de Sharon estuvieron prestos a apoyarle. Haim
Ramon, sacado de las filas de la izquierda laborista, perdió
de la noche a la mañana cualquier oportunidad de derrocar
a Ben Eliecer; su respaldo descendió desde el 65% hasta
el 10%. La mayoría de los políticos que le habían
apoyado le dieron la espalda para apoyar a Mitzna.
Esto no quiere decir, por su puesto, que sea seguro que Mitzna
gane las primarias. Ben Eliezer todavía controla el aparato
del partido. [Eliezer] disfruta, además, de las ventajas
de ser ministro de Defensa. Tiene gran apoyo entre la cúpula
de su partido, cuyos miembros confeccionarán las listas
electorales. A pesar de todo ello, sin embargo, Ben Eliezer no
sale bien parado entre la gente en general. Los activistas del
partido saben lo baja que es su popularidad. Si piensan que Mitzna
puede batir a Sharon, no dudarán en cambiar su apoyo.
Las encuestas de opinión, de momento, dan la victoria
al partido del Likud, con Sharon al frente, por delante del Parido
Laborista, con Mitzna como líder, pero dan mucha más
ventaja al Likud sobre un partido laborista liderado por Ben
Eliezer.
Mitzna no decidió por sí mismo dejar su cómodo
asiento en el Ayuntamiento de la ciudad de Haifa y meterse en
las sucias aguas de la política nacional. Detrás
de esta decisión hay un grupo de hombres de negocios,
de abogados, de ex generales, de miembros de la elite médica
cercana al partido Laborista, que durante mucho tiempo han estado
buscando una alternativa al liderazgo tradicional del partido
(el grupo incluye al industrial Benny Ga'on y a Dov Lautman,
líder de la empresa Delta Textiles.) La burguesía
israelí sobretodo quiere hacer negocios. Para lograr
este fin, necesitan tranquilidad y estabilidad. Los empresarios,
por su parte, están preparados para apoyar a los candidatos
adecuados.
Los magnates se reunieron con Mitzna justo antes de que entrara
oficialmente en la carrera electoral. Unos dos meses antes, muchos
de ellos se habían reunido con otra estrella del firmamento
de la izquierda israelí: el Dr. Yossi Beilin, quien anunció
que dejaría el partido laborista para fundar un partido
democrático. Beilin incluso flirteó con Yossi Sarid,
líder del Meretz, dentro de una "Coalición
por la Paz" (Véase Challenge núm. 72.)
Aquellos intentos no obtuvieron resultados.
Al contrario que Beilin, Mitzna quiere reformar el partido laborista
desde dentro. Promete no sólo revitalizarlo y restaurar
las relaciones rotas con los árabes en Israel, sino volver
a traer al partido a quienes lo abandonaron, por ejemplo el líder
del Histadrut Amir Peretz, que salió en 1999 y fundó
un partido llamado Un Pueblo (con dos escaños en la Knesset.)
Beilin fue de los primeros en manifestar públicamente
su apoyo al nuevo candidato. "No dejaré el partido",
dijo, "si Mitzna gana las primarias".
El también incondicional liberal, Ze'ev Sternhall profesor
de la Universidad Hebrea a Distancia, apoya a Mitzna: "Como
resultado de las ataduras del partido al mandato de Sharon, Ben
Eliecer ha llevado a sus amigos al nivel más bajo ...
La esclavitud respecto al Likud le ha convertido, a él
y al resto de ministros laboristas, en figuras sin ningún
peso. Ninguno de ellos ha abierto sus alas y ha mostrado una
pizca de liderazgo potencial para un foro nacional. Sin embargo,
cuando finalmente aparece alguien con una alternativa y con alguna
posibilidad de derrocar a Ben Eliécer, entonces se nos
da una nueva disculpa: "que la persona elegida por el partido
tiene algún tipo de derecho natural para permanecer en
la cabeza de la lista electoral" (Ha'aretz, 30 de
agosto).
La candidatura de Mitzna también ha impresionado a
los medios de comunicación estadounidenses. A finales
de agosto aparecieron largas entrevistas en Newsweek y
en The New York Times. Los intereses estadounidenses
se retrotraen, de hecho, varios meses atrás cuando
altos funcionarios estadounidenses investigaron sobre sus posiciones.
Según Yediot Haifa (un periódico local),
el 23 de agosto el embajador de Estados Unidos (EEUU) en Israel,
Daniel Kurtzer, se reunió en privado con Mitzna en su
antiguo despacho. Sin asesores presentes, hablaron (según
ellos) sobre la postura de Mitzna, así como su posición
respecto a la negociación con los palestinos. Mitzna también
se reunió con diputados del Congreso de EEUU el 21 de
agosto.
Mitzna y los palestinos
¿Cómo ha logrado Mitzna la imagen de un general
con conciencia? En el momento más crudo de la guerra de
Líbano en septiembre de 1982, muy poco después
de la masacre de Sabra y Chatila, el Brigadier General Mitzna
decidió dimitir del ejército alegando que había
perdido su fe en el ministro de Defensa Ariel Sharon. Dos días
después, bajo presión del Jefe del Estado Mayor,
Rafael Eitan, modificó su decisión. La cuestión
terminó con una carta pidiendo disculpas. El enfrentamiento
con Sharon se ha mantenido a lo largo de los años.
Mitzna comenzó su carrera militar en la guerra de 1967.
En un patriótico libro escrito por Shabtai Teveth titulado
Los Tanques de Tammuz, [Mitzna] aparece como un héroe
militar de proporciones legendarias: tomó parte en todas
las guerras posteriores. Herido en varias ocasiones, condecorado
y enviado a EEUU para continuar su formación militar,
llegó hasta la cúpula del ejército. Pocos
meses antes del estallido de la primera Intifada, le dieron el
mando del sector central, a saber, los Territorios [Ocupados]
del Oeste [Cisjordania]. Hizo su trabajo con lealtad, manteniendo
la presión sobre el levantamiento popular.
La declaración de Mitzna sobre estar dispuesto a dividir
Jerusalén y a negociar sin condiciones no significa necesariamente
una posición izquierdista. Por ejemplo, apoya con firmeza
la política de localización y asesinato de los
líderes militares palestinos. Ve el conflicto desde la
perspectiva de un militar: "No me siento culpable respecto
a los palestinos. Nada en absoluto. Ellos mismos se han construido
su ruina. Pero en su caída nos han arrastrado con ellos."(Entrevista
con Nahum Barnea. Yediot Aharonot, 16 de agosto.)
En marzo de 1989, el periódico hebreo Hadashot comparó
la actuación de Mitzna en Cisjordania con lo que había
hecho su homólogo, el General Itzchak Mordechay, en la
franja de Gaza. Mitzna no estaba a la izquierda de Mordechay
(quien más tarde se unió al Likud.) Desde el comienzo
de la primera Intifada, en diciembre de 1987, hasta marzo de
1989, bajo el mando de Mitzna se demolieron 121 hogares en Cisjordania,
comparados con los 45 que fueron demolidos en Gaza bajo el mando
de Mordechay. Mitzna deportó a 28 personas, Mordechay
a 17. Bajo el mando de Mitzna fueron asesinados 302 palestinos
y 3252 resultaron heridos, mientras que bajo el mando de Mordechay
fueron asesinados 100 palestinos y heridos 1490 (citado por Mazal
Mu'alem en Ha'aretz, 15 de agosto.)
Mitzna y la población árabe
de Israel
La posibilidad de que Mitzna pueda convertirse en el candidato
laborista a primer ministro, provoca grandes expectativas en
los líderes árabes de la zona. La Intifada de los
árabes en Israel, tan terriblemente manejada por el régimen
de Ehud Barak, abrió un abismo entre los árabes
israelíes y el partido laborista. Barak perdió
las elecciones de 2001 porque los árabes, como venganza,
no acudieron a votar. Sin embargo ahora, como mariposas alrededor
de una luz que las quemará, los líderes locales
árabes sueñan con que Amram Mitzna les devolverá
a la "época dorada" de Yitzhak Rabin. (Rabin,
evidentemente, no les permitió formar parte de su gobierno,
pero confiaba en ellos para evitar que la derecha ganase votos
de confianza.) Estos líderes se niegan a aprender del
pasado; siguen con la copla del "menor de los males"
en un momento en el que las relaciones entre los dos pueblos
se han degenerado completamente. Su apoyo será fundamental
para Mitzna en su intento de alcanzar la cima; si es capaz de
colocar a los árabes bajo los pliegues del partido laborista,
ello le hará tremendamente atractivo a los ojos de la
clase trabajadora.
El diputado Issam Mahoul de Hadash dijo: "Lo importante
es que la candidatura de Mitzna puede crear un nuevo horizonte
para los dos pueblos.... A pesar de que disiento de Mitzna en
algunas cuestiones, él es como un rayo de esperanza en
la marea de muerte y lágrimas de los últimos años."
(Yediot Haifa, 23 de agosto.)
Incluso el diputado Azmi Bishara, el "chico malo"
de la Knesset ha dejado de lado su costumbre de insultar a los
líderes sionistas: "Pese a la imagen de ex general,
Mitzna está a la izquierda de Beilin y no posee el excesivo
ingenio de Beilin Mitzna representa hoy un espíritu nuevo
en un momento en el que la sociedad israelí está
cansada y desesperada y necesita ese cambio." (Ha'aretz,
19 de agosto.)
Kamel Rayyan, líder del movimiento islámico
en el sur de Israel, parece haber olvidado la orden de restricción
que el General Mitzna le envió cuando estaba en el Ayuntamiento
de Baral. También [Kamel Rayyan] manifestó su buena
acogida hacia los programas de Mitzna "lo que debería
sacar del fango a los carros israelíes." (Ha'aretz,
19 de agosto.)
Finalmente, el actor Juliano Mar, representante de una nueva
organización: Ta'ayush, comienza una columna privada con
las siguientes palabras: "Mitzna está dispuesto a
dividir Jerusalén, y a hablar con Arafat. En las actuales
circunstancias políticas, un pronunciamiento como este
brilla en la oscuridad. " (Kolbo, 23 de agosto.)
Sin embargo, nosotros tenemos un ejemplo de lo que el pueblo
árabe puede esperar del alcalde de Haifa. Esta semana
ha nombrado al diputado Yossi Katz "líder del partido
en el sector árabe para su campaña electoral".
El ala árabe de trabajadores del partido [laborista] está
furiosa. Mohamed Khalili, un pilar del partido protestó
[diciendo]: "El nombramiento de Katz [judío] es otra
prueba de que [los árabes] sólo contamos, en lo
que respecta al partido laborista, en tanto que votantes."
(Kolbo, 23 de agosto.)
El hombre de paja se marcha para
siempre
¿Cuál es el secreto del encanto de Mitzna? ¿Puede
un ex general, que se ha construido una carrera civil basada
en hazañas militares y en contactos con hombres de negocios,
colmar las aspiraciones de paz, igualdad y justicia social de
la izquierda israelí? El apoyo de la izquierda nos enseña
menos de Mitzna de lo que nos hace ver sobre su propia miopía
política. Anhelan un nuevo Rabin, alguien que restaure
los Acuerdos de Oslo.
Pero ni Mitzna ni el partido laborista harán que Oslo
y Rabin regresen otra vez.
En el mes de julio, antes de que Mitzna hiciera pública
su candidatura, le preguntaron a Simon Peres sobre los planes
que tenía Yossi Beilin de abandonar el partido laborista
y fundar un partido socialdemócrata. Como zorro astuto
y experimentado, Peres manifestó una posición que
representa el consenso del laborismo: "Para la paz necesita
una mayoría. No habrá mayoría sin el centro
y sin parte de la derecha Si quieren entonar cánticos
de paz, dejadles que los entonen. Si queremos firmar la
paz, tenemos que construir un espacio que atraiga al centro e
incluso a la derecha (Sima Kadmon para Yediot Aharonot,
26 de julio.)
Peres ve la profundidad de la crisis de su partido. El laborismo
basó su futuro en el éxito de los Acuerdos de Oslo.
Estos Acuerdos estaban fundados en la presunción de que
la elite palestina, para pagar el favor de su posición
y de sus privilegios, estaría encantada de servir a Israel
como su representante en los Territorios [Ocupados].
La elite efectivamente estaba deseosa, pero no el pueblo
palestino que, peor que nunca desde Oslo (restricciones de movimiento,
desempleo y más asentamientos judíos), se levantó
en una nueva Intifada, socavando a la elite que iba a su zaga.
Pronto, los grupos militantes les adelantaron lanzando bombas
humanas. Así, la premisa básica de Oslo, sobre
la cual el laborismo había establecido su existencia,
había sufrido un estrepitoso fracaso.
Además, a todo esto hay que añadir el 11 de
septiembre, que cambió la cara de la diplomacia americana.
EEUU ya no toleraría la excusa que los líderes
árabes solían dar: que estaban coaccionados por
sus propios pueblos. El Presidente de EEUU, George W. Bush, decidió
que el líder de la AP, Yasser Arafat, había fracasado
en su trabajo y tenía que marcharse.
Por consiguiente, cuando la izquierda apostó por Mitzna,
no sólo se perdió un tiempo precioso, sino que
le allanaron el camino para que se labrara su propia ruina. Si
gana las primarias laboristas, entonces ¿qué?.
La posición del partido laborista está en sintonía
con la mayoría, sin la cual "no se puede alcanzar
la paz". Esta realidad es la que llevó al partido
[laborista] a la coalición con Sharon y después
a la coalición también en las ciudades de Cisjordania.
Mitzna, como Barak antes que él, y como la mayoría,
se mantienen fieles a una idea que ha demostrado no ser un buen
principio: la premisa de que una alternativa tiene que basarse
en la superioridad económica y militar de Israel.
La función de la izquierda no es adaptar sus posturas
a las de la mayoría, sino ofrecer alternativas hacia las
cuales la postura de la mayoría pueda cambiar. La izquierda
israelí debe asumir el hecho de que no puede aspirar ni
a la paz ni a la justicia social mientras se arrime al partido
Laborista esperando arrebatarle el poder. Sus militantes deben
preguntarse: ¿queremos una política de permanente
hostigamiento contra el mundo árabe o queremos un verdadero
Nuevo Oriente Medio, una región de pueblos libres, cuyos
recursos se distribuirán sobre la base de la igualdad
y equidad y el respeto a las necesidades respectivas?
|