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Palestina


* Benjamin Counsell es responsable de comunicación de la rama británica de la Coalición palestino por el Derecho al Retorno Al Awda y miembro del Comité ejecutivo de 'Arab Media Watch'.

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Documento: "Hoja de ruta para una solución permanente al conflicto palestino-israelí basada en dos Estados"

Palestina


Desviación de la 'Hoja de ruta'

Benjamin Counsell*

2 de junio de 2003. Al Ahram Weekly, núm. 640, de 29 de mayo a 4 de junio de 2003.
Traducción: Loles Oliván, CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

"Ha llegado el momento de que quienes favorecen la justicia en Oriente Medio concentren sus esfuerzos en la limpieza étnica de Israel y en su naturaleza de 'apartheid' más que enfocar solamente la cuestión en la ocupación de Cisjordania y Gaza. Buena parte de los argumentos 'pro-palestinos' ha acabado por atrincherarse en el seguidismo de lo que parece a primera vista una agenda liberal, la de 'la solución de dos Estados'. Ello se manifiesta en la retórica de 'acabar con la ocupación', un objetivo correcto por si mismo pero que no cubre todo el conjunto de reivindicaciones palestinas."

Con la publicación de la muy anticipada "Hoja de Ruta" [1], es evidente que la cuestión de los refugiados palestinos ha quedado totalmente marginada. [La "Hoja de ruta"] no hace ni una sola mención sobre los refugiados hasta la fase final de las negociaciones y allí parece no haber compromiso por parte de Israel para cumplir con la legislación internacional aplicable.

Una vez más estamos ante un posible pacto que prácticamente no contempla ninguna de las reivindicaciones fundamentales de los palestinos. Cualquier arreglo que pretenda disolver los derechos humanos y el Derecho Internacional será catastrófico para los millones de refugiados cuyos derechos, pocos lo dudan, habrán sido malvendidos en una desequilibrada mesa de negociaciones. La legitimidad de su reclamación seguirá siendo inalterable pues está inserta en el derecho humanitario y por ello no puede simplemente ser cedida. Sin embargo, la realidad política puede ser de algún modo diferente.

Demografía y derechos humanos

El plan falla al no contemplar la fundamental cuestión demográfica ni sus ramificaciones sobre los derechos humanos. ¿Por qué se excluye al 20% de la población árabe de Israel de adquirir 92% del territorio israelí? En cualquier otro país eso se llamaría, y con razón, apartheid, ¿por qué no en Israel? ¿Qué ocurrirá con esta población en crecimiento en los próximos años habida cuenta de su "amenaza demográfica" para el "Estado judío"? No nos equivoquemos: si Israel tiene que mantener su mayoría judía, solo tiene dos opciones: la expulsión masiva o el asesinato masivo. Es esta horrible realidad la que la "Hoja de ruta" es incapaz o no está dispuesta a abordar.

El derecho al retorno no es una ingeniosa táctica negociadora ideada por los palestinos. Es un derecho en todo su sentido. Englobado en la Declaración de los Derechos Humanos de Naciones Unidas (NNUU) y sancionado por la resolución 194 de NNU, esos más de cinco millones de refugiados no van a desaparecer solo para favorecer una agenda política. En algún momento deberá hacerse frente a sus reclamaciones.

Pero, el retorno de los refugiados palestinos, ¿no significaría la "destrucción del Estado de Israel"? Bien, eso depende de cómo uno defina Israel. Se podría oponer que ello facilitaría la expansión por todos los medios de Israel y la anexión de Cisjordania y Gaza, pero solo si se garantizara el voto a sus habitantes. Qué maravillosa oportunidad para que EEUU llevara la democracia al Oriente Medio árabe. ¿Qué mejor ejemplo a esos cínicos que dudan de sus intenciones en Iraq? Pero ese es el problema: Israel es un "Estado judío" antes que un Estado democrático. Quiere el territorio pero no al pueblo [que lo habita], un objetivo que consiguió ampliamente en el 78% de la Palestina del Mandato [británico] y el que persigue en la actualidad en los Territorios Ocupados (TTOO).

La agenda demográfica étnico-confesional es la que está destruyendo los derechos humanos de millones [de palestinos] al tiempo que desprecia el derecho internacional humanitario. El sionismo moderno ha estado evadiéndose de esas leyes durante más de 50 años. La primera se contradice necesariamente con lo segundo, y no es mera retórica decir que aquellos que se oponen al derecho al retorno están respaldando, de hecho, la limpieza étnica.

¿Un 'Estado' palestino?

Pero dejando al margen el mero asunto de los derechos humanos de cinco millones de personas, ¿por cuánto tiempo duraría un arreglo forzado habida cuenta que cualquier futuro Estado palestino basado en las fronteras de 1967 tendría que ser escindido en al menos dos partes? Incluso si ese Estado fuera a tener fronteras abiertas con Jordania y Egipto (una enorme condición) Israel seguiría controlando todos los movimientos entre Cisjordania y Gaza. Si la dirección palestina fuese a aceptar tal pacto solo sería cuestión de tiempo que su inviabilidad política y económica se hiciera manifiesta. Con probabilidad, las hostilidades resurgirían pronto, solo que esta vez ganar la simpatía y el apoyo internacional sería una batalla mucho más dura.

Cualquier Estado viable debe tener continuidad [territorial], fronteras libres y soberanía sobre sus recursos naturales y sobre su espacio aéreo. Esto constituye un anatema para la dirección israelí cuya coalición actual incluye a partidos que abiertamente se adhieren a la limpieza étnica. La idea de Sharon de una "Hoja de ruta hacia la paz" contiene una única vía para la diáspora palestina y una expansión de la red de carreteras de uso exclusivo para judíos que conecten todos los ilegales asentamientos de colonos.

El proceso de Oslo no hizo nada por cambiar, ni siquiera por reducir, estos básicos "hechos sobre el terreno" que han hecho de la paz no solo algo inaprensible sino imposible. No parece que haya evidencias que sugieran que EEUU va a cambiar de política en la actualidad, a menos, claro está, que uno se crea lo que dicen esta vez.

Ha llegado el momento de que quienes favorecen la justicia en Oriente Medio concentren sus esfuerzos en la limpieza étnica de Israel y en su naturaleza de apartheid más que enfocar solamente la cuestión en la ocupación de Cisjordania y Gaza. Buena parte de los argumentos pro-palestinos (un término al que yo me opongo, pues el movimiento anti-apartheid no se denominaba pro-negros) ha acabado por atrincherarse en el seguidismo de lo que parece a primera vista una agenda liberal, la de "la solución de dos Estados". Ello se manifiesta en la retórica de "acabar con la ocupación", un objetivo correcto por si mismo pero que no cubre todo el conjunto de reivindicaciones [palestinas]. Esa es también la línea de la Autoridad Palestina (AP) que además complica las cosas para quienes mantienen una posición fundamental respecto a los derechos humanos. Solo un único Estado democrático para todos sus ciudadanos y ciudadanas proporcionará seguridad para todos, preservando al mismo tiempo la integridad del derecho internacional humanitario.

Obviamente, esta cuestión no se encuentra ni en el plan ni en los análisis de los medios de comunicación. Por el contrario, el momento político establecido por EEUU conducirá la agenda inevitablemente hacia la pregunta "¿cuál es el mínimo que están dispuestos a aceptar los palestinos?" La dirección palestina, sin reunir en absoluto las cualidades para establecer ninguna agenda, parece impotente para resistir este momento. La mayoría de los palestinos saben que se trata de una trampa, pero no se nos ha dado más opción que caminar hacia ella.


Nota de CSCAweb:

1. Véase en CSCAweb:
Documento: "Hoja de ruta para una solución permanente al conflicto palestino-israelí basada en dos Estados"


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