¿Palestina o Iraq?
Mohamed Sid Ahmad*
Al Ahram Weekly Online, núm. 578, semana del 21 al 27 de marzo de
2002
Traducción: CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 26-03-02
"Tenemos derecho,
pues, a preguntarnos si la resolución 1397 ha sido aprobada
como paso previo a un acuerdo final del problema palestino, o
si fue aprobada para allanar el camino para un ataque decisivo
contra Iraq, utilizando la cuestión palestina como una
distracción. Esta es, probablemente, la pregunta clave
que debemos plantearnos en la coyuntura actual"
Poco después de que comenzara la guerra en Afganistán,
George Bush reconoció la necesidad de crear un Estado
palestino. Sus declaraciones se produjeron en un momento en el
que la Administración norteamericana necesitaba desesperadamente
convencer a árabes y musulmanes de que la guerra no formaba
parte de una cruzada contra ellos, sino que era una lucha que
se estaba librando para acabar con el terrorismo. Sin embargo,
la rápida victoria frente al régimen talibán
y la organización Al-Qaeda dirigida por Osama Ben Laden
hizo que la necesidad de aplacar los temores árabes e
islámicos no fuese ya tan apremiante, y dejó de
hablarse de un Estado palestino.
La decisión de Bush de que ya va siendo hora de atacar
otro país islámico, en este caso Iraq (país
al que calificó como integrante del "Eje del Mal"),
ha hecho necesario distinguir entre Iraq en su calidad de "Estado
gamberro" cuyos líderes deberían ser derrocados,
y el resto de los Estados árabes de Oriente Medio. De
ahí la visita del vicepresidente norteamericano Dick Cheney
a la región para informar a los líderes árabes
de los planes de su país para Iraq y recabar su cooperación.
De ahí, también, la reaparición, una vez
más, de la necesidad de sacar a colación la cuestión
de un Estado palestino que conviva junto a Israel, dos Estados
con fronteras seguras y reconocidas.
Cheney no considera "apropiado" vincular el problema
iraquí con la cuestión palestina. Pero algún
vínculo existe, le guste o no al vicepresidente. Su visita
a 11 países de Oriente Medio se ha producido en un momento
especialmente crítico para la región. Coincidencia
o no, la visita de Cheney se ha producido dos semanas antes de
que de comienzo una Cumbre Árabe crucial, durante un periodo
marcado no sólo por una actividad política frenética,
sino por las incursiones israelíes en territorio palestino.
La visita se produce también poco después de que
se hiciera pública una iniciativa pública saudí
que pedía una retirada israelí a las fronteras
del 4 de junio de 1967 a cambio de una normalización de
las relaciones entre Israel y los 22 miembros de la Liga de Estados
Árabes.
La resolución 1397
No cabe duda de que la resolución 1397 del Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas (NNUU) [1] pidiendo el
establecimiento de un Estado palestino, resolución que
fue redactada por una delegación norteamericana, constituye
un avance positivo que podría, en palabras de un representante
palestino ante NNUU, "ayudar a que mejoren las cosas sobre
el terreno". La resolución fue aprobada por 14 votos
a favor y ninguno en contra; Siria se abstuvo, argumentando que
la resolución era "débil" porque no trataba
"la raíz del problema, es decir, la ocupación
israelí del territorio palestino". Sin embargo, Siria
decidió abstenerse en lugar de votar en contra ya que,
según declaraciones de su enviado ante NNUU, "no
deseaba romper la unidad del Consejo".
Una de los principales puntos débiles de la resolución
es que no se vincula el reconocimiento de un Estado palestino
con medidas que garantizarían su existencia de manera
efectiva, y no puramente formal. Otro de los puntos débiles
es que la resolución no garantiza que se vaya a poner
fin a la mayor ofensiva militar lanzada por Israel en Gaza y
Cisjordania desde que ocupase ambos territorios en 1967. Otro
punto más es que no se ofrece un calendario para la puesta
en práctica de sus recomendaciones. Es, pues, una resolución
con un valor más simbólico que real. Los pasos
a dar para su puesta en práctica serían los mismos
mecanismos sobre los que ya hay alguna forma de acuerdo, especialmente
el plan Mitchell y las recomendaciones de seguridad de Tenet
[2], aceptados de un modo general sin que importe lo que
fuera a decir el texto de la resolución sobre un Estado
palestino aprobada por el Consejo de Seguridad. Tenemos derecho,
pues, a preguntarnos si la resolución 1397 ha sido aprobada
como paso previo a un acuerdo final del problema palestino, o
si fue aprobada para allanar el camino para un ataque decisivo
contra Iraq, utilizando la cuestión palestina como una
distracción. Esta es, probablemente, la pregunta clave
que debemos plantearnos en la coyuntura actual.
Cheney y Zinni
Dos emisarios norteamericanos de alto rango se encuentran
actualmente en Oriente Medio: el vicepresidente Dick Cheney,
que está aquí por la cuestión iraquí,
y el general Anthony Zinni, que ha venido para asegurar que se
pongan en práctica las disposiciones de Tenet y las recomendaciones
del informe Mitchell. No parece que el vicepresidente norteamericano
vaya a adaptar su misión a las exigencias de una tarea
que debe cumplir un oficial de rango inferior al suyo. Zinni
ha sido enviado a la región en dos ocasiones, y ha vuelto
una tercera con instrucciones precisas del Presidente de EEUU.
¿Tendrá este hombre la última palabra, por
encima del vicepresidente de EEUU, en caso de que se produzca
un conflicto de intereses entre las dos misiones?
La misión de Cheney consiste en neutralizar los posibles
efectos negativos que el problema palestino tendría sobre
el proyecto norteamericano de derrocar a Sadam Husein. Por lo
tanto, la tarea de Zinni es la de tratar la cuestión palestina
de un modo que ayude a la consecución del objetivo ya
mencionado sin tener que enfrentarse a grandes complicaciones
ni dificultades. Así las cosas, a EEUU le interesa ejercer
en estos momentos cierta presión sobre Sharon para que
no lleve su ofensiva aún más lejos y ponga en peligro
los planes norteamericanos. Bajo la presión norteamericana,
Sharon desistió de exigir una semana completa de calma
antes de negociar un alto el fuego y levantó parcialmente
el bloqueo sobre Arafat, que ahora puede moverse libremente dentro
del territorio controlado por la Autoridad Palestina, ¡pero
sin poder viajar aún al extranjero!
Sin embargo, no parece que Bush pueda obligar a Sharon a adoptar
medidas que persuadan a los resistentes a poner fin a los ataques
suicidas. Teniendo en cuenta las limitadas y ambivalentes concesiones
que Sharon está dispuesto a hacer, ¿es posible
superar el odio mutuo que se tienen los protagonistas del conflicto?
¿Es posible romper el ciclo de violencia y detener esta
escalada, sean cuales sean las órdenes que emitan los
líderes de ambas partes? Es más: ¿es razonable
pensar en la formación de una alianza que agrupe a EEUU
y los regímenes árabes en general, con el apoyo
de Israel, dispuestos en una estrategia común diseñada
para derrocar a Sadam Husein? Aún cuando los regímenes
árabes no tengan ninguna simpatía por el líder
iraquí, no están preparados para exponer al pueblo
iraquí a dosis de sufrimiento aún mayores.
Los regímenes árabes,
entre la espada y la pared
Los líderes árabes se encuentran entre la espada
y la pared. O se unen a la alianza de EEUU e Israel contra Sadam
Husein, o intentan llegar a un acuerdo con EEUU respecto a Sharon.
En otras palabras: deben convencer a Washington de que abandone
sus planes para derrocar a Sadam a cambio de que este último
se comprometa a permitir la vuelta de los inspectores de NNUU
a Iraq. También, si fuera posible, los países árabes
deberán obtener el compromiso de parte de Sadam de que
va a aceptar la iniciativa saudí o, al menos, la promesa
de que no destruirá el consenso árabe sobre cómo
tratar el conflicto árabe-israelí en un momento
tan crucial como el que vivimos.
Otra dimensión de la situación actual que no
podemos ignorar es el hecho de que el Consejo de Seguridad ha
vuelto a introducir en la escena cuestiones de importancia vital
para el proceso de paz en Oriente Medio. Después de la
Guerra de los Seis Días, la resolución 242 del
Consejo de Seguridad de NNUU se convirtió en el principal
mecanismo para la consecución de un acuerdo. Tras la guerra
de octubre de 1973 vino la resolución 338 del Consejo
de Seguridad. Hoy, la resolución 1397 del Consejo de Seguridad
consagra el principio de coexistencia de dos Estados, y no uno,
en la Palestina histórica: uno judío, otro árabe,
con fronteras seguras y reconocidas.
La resolución 242 era ambigua; o, para ser más
exactos, Israel la interpretó de un modo diferente a los
árabes. La retirada de "territorios ocupados en 1967"
[3] fue interpretada no como una retirada de todos
los territorios, sino solamente de algunos. Ambigüedad
que la iniciativa saudí, que pide expresamente la retirada
de todos los territorios ocupados en 1967, ha hecho desaparecer.
Pero la iniciativa saudí no ha terminado con todas las
ambigüedades. Por ejemplo, no se ha hecho eco del derecho
al retorno de los refugiados palestinos. Siria, que al igual
que Líbano cuenta con una población refugiada muy
numerosa, ha exigido que el plan saudí sea modificado
en la línea de los contenidos de la resolución
194 de la Asamblea General de NNUU, que establece que "se
debe permitir que los refugiados que deseen regresar a sus hogares
y vivir en paz con sus vecinos así lo hagan, tan pronto
como sea posible" (una resolución que fue aprobada...
¡el 11 de diciembre de 1948!)
Por último, cabe destacar que si bien la resolución
1397 ha recibido el apoyo de todos los países occidentales,
la decisión norteamericana de derrocar a Saddam Hussein
cuenta con la oposición declarada de algunos poderes occidentales
importantes, como por ejemplo Francia. El gobierno británico
apoya completamente la línea norteamericana, pero su política
con respecto a Iraq ha sido duramente criticada en los últimos
tiempos por un número considerable de parlamentarios laboristas.
La prioridad de Bush es derrocar a Saddam. Para la comunidad
internacional, lo prioritario es poner fin a la violencia en
Palestina. Sean cuales sean las conclusiones de la cumbre árabe
de Beirut, es difícil saber cómo van a poder alcanzarse
estos dos objetivos en un momento en que EEUU y la Unión
Europea se encuentran tan divididos a la hora de decidir cuál
de las dos misiones debería tener prioridad sobre la otra.
Notas CSCAweb
- Sobre la aprobación
de la Resolución 1397 y el propio texto de la misma, véase
en CSCAweb: El
Consejo de Seguridad aprueba la existencia de un Estado palestino,
pero no condena a Israel
- Sobre el Informe Mitchell
y al Documento Tenet. Véanse en CSCAweb, respectivamente:
La
Administración Bush retoma la cuestión palestino-israelí
interpretando el Informe Mitchell a favor de Israel y 'Documento
Tenet': la CIA impone a la AP e Israel un plan de seguridad para
poner fin a la Intifada
- En inglés, "territories
occupied in 1967".
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