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PALESTINA
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Qibya
(1953) - Sabra y Shatila (1982)
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Por el procesamiento y arresto de Sharon
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ADHESIONES A LA CAMPAÑA INTERNACIONAL PARA EXIGIR QUE ARIEL SHARON SEA PUESTO A DISPOSICIÓN DE LA JUSTICIA

(Traducido del inglés por Pablo Carbajosa para el CSCA)

Podéis hacer circular esta petición y la información aneja (véase más abajo) entre vuestros compañeros y conocidos, así como entre ONGs, medios de información y funcionarios de la administración de vuestro país.

Una vez firmada la petición (véase más abajo), puede enviarse por correo electrónico a: IndictSharonNow@aol.com

De este modo, añadiremos vuestros nombres, o el de vuestra organización, a la lista de firmantes. En caso de firmar a título individual si así lo deseáis- podéis facilitar el nombre de vuestra ciudad o país de residencia, profesión y organización de la que sois miembros, para que se publique junto a vuestro nombre. Nuestro objetivo es que esta iniciativa refleje los puntos de vista de una colectividad internacional, de Norte y Sur, que recuerde la gravedad de los actos de Ariel Sharon y se comprometa a tratar de lograr justicia, a escala internacional, en este caso. Animamos a los ciudadanos y ONGs de Israel a que añadan su firma a esta petición, se adhieran a esta campaña, y planteen en Israel la cuestión de la impunidad de Sharon.

Podéis hacer llegar esta campaña a la prensa local y otros medios de información, y enviar cartas al director y artículos de opinión sobre Ariel Sharon y la importancia de poner fin a la impunidad que rodea su responsabilidad en las masacres de civiles inocentes.

Una vez reunidas las firmas, sugeriremos otras actividades concretas en cada país destinadas a incrementar la difusión de esta campaña. También haremos circular entre los demás firmantes cualquier sugerencia de actividades que deseéis enviar a IndictSharonNow@aol.com

 

Texto completo de la petición

Los abajo firmantes manifestamos nuestra convicción de que Ariel Sharon debería ser procesado y puesto a disposición de la justicia. Como oficial militar israelí y ministro de Defensa, Ariel Sharon fue responsable en primer grado de asesinato, crímenes de guerra, graves violaciones de la Cuarta Convención de Ginebra, y crímenes contra la humanidad, que provocaron miles de muertos y heridos entre civiles palestinos y libaneses.

Como ministro de Defensa y arquitecto de la brutal invasión del Líbano en 1982, las acciones de Ariel Sharon y su incapacidad de obrar preventivamente facilitaron la masacre de entre 700 y 800 civiles, como mínimo, algunos testimonios afirman que hasta 3.000- palestinos, libaneses y de otras comunidades, en los campos de refugiados de Shabra y Shatila en septiembre de 1982.

Tres décadas antes, en su calidad de joven oficial del ejército, Ariel Sharon mandó una unidad israelí de comandos de élite que llevó a cabo brutales incursiones contra los palestinos. La masacre de la aldea cisjordana de Qibya, el 14 de octubre de 1953, es quizás la más conocida. La unidad de Sharon dinamitó 45 viviendas de la aldea, asesinando a 69 personas, dos tercios de ellas mujeres y niños, de acuerdo con el historiador israelí Avi Shlaim en su reciente libro The Iron Wall.

Las autoridades judiciales del Estado de Israel nunca han afrontado su responsabilidad de investigar a conciencia y procesar a Ariel Sharon por estas masacres y otros delitos. En nuestra opinión, la incapacidad para actuar del sistema legal israelí obliga a las naciones que han subscrito la Convención de Ginebra a declarar responsable a Ariel Sharon, sin perjuicio de que sea ciudadano de Israel, ministro del gabinete o presidente del gobierno.

El artículo 146 de la Convención de Ginebra relativo a la protección de civiles en tiempo de guerra establece que todos los signatarios "estarán obligados a la busca y captura de aquellas personas bajo presunción de haber cometido, o haber ordenado que se cometieran" graves violaciones de la Convención, "y pondrán a esas personas a disposición de sus tribunales, independientemente de su nacionalidad".

Pueden también, si así lo prefieren, y de acuerdo con las disposiciones de su propia legislación, entregar a dichas personas a otra país signatario implicado, siempre y cuando ese otro signatario haya probado que hay caso prima facie".

El artículo 147 de la Convención establece que entre las infracciones graves detalladas en el artículo 146 se cuentan el asesinato, la tortura y los malos tratos deliberados, incluyendo los experimentos biológicos; infligir deliberadamente grandes sufrimientos o graves lesiones al cuerpo o a la salud; la deportación o traslado ilegales o el confinamiento ilegal de una persona bajo protección; obligar a una persona bajo protección a servir en las fuerzas de una potencia hostil, o privar deliberadamente a una persona bajo protección de su derecho a un juicio justo según el procedimiento ordinario, prescrito en la siguiente convención; la toma de rehenes y la destrucción y apropiación considerables de propiedad, no justificada por necesidades militares y llevada a cabo de manera ilegal y sin motivo.

Las recientes transformaciones del naciente sistema internacional de justicia -entre cuyos casos se cuentan los de Augusto Pinochet, Slobodan Milosevic, los de quienes perpetraron el genocidio ruandés y otros- proporcionan poderosos precedentes para terminar con la impunidad de la que Sharon ha venido disfrutando hasta ahora. Debería ser encausado por los delitos de los que ha sido responsable, como primer paso de un proceso de responsabilidades públicas que haga justicia a las víctimas y a sus familias.

(Las organizaciones se citan con la finalidad de identificarlas, salvo que se indique otra cosa)

Paul Aarts (Departamento de Ciencias Políticas/Relaciones Internacionales, Facultad de Ciencias Sociales y del Comportamiento Universidad de Amsterdam Países Bajos), Gasser Abdel Razek (Miembro de la Junta Directiva Organización Egipcia de Derechos Humanos El Cairo, Egipto), Hossam Bahgat (Cairo Times Redactor El Cairo, Egipto), Francis A. Boyle (Profesor de Derecho Facultad de Derecho de la Universidad de Illinois, Champaign, Illinois, USA), Junta Directiva, Amnistía Internacional EE.UU. (1988-1992), Abdeen Jabara (Fiscal Nueva York, NY, EE.UU.), Walid Keirouz, PH. D. (Beirut, Líbano), Laurie King-Irani (Antropólogo/escritor Annapolis, Maryland, EE.UU.), Isam al Khafaji, escritor iraquí (Escuela Internacional de Humanidades Universidad de Amsterdam Países Bajos), Rasha Manjour (ciudadano jordano) Especialista de Formación Instituto de Educación y Desarrollo Internacional Proyecto de Formación II El Cairo (Egipto), Maria Montagna (Canadá), Roger Normand (Centro de Derechos Económicos y Sociales Brooklyn, Nueva York, EE.UU.), Mary Ramadan (Fiscal Bethesda, Maryland, EE.UU.), Samar Said (Gerente de Formación Giza, Egipto), Shifra Stern (Secretaria jurídica Bronx, Nueva York, USA)

 

Sobre la masacre de Sabra y Shatila (1982):

Las matanzas se produjeron en los dos campos contiguos de Shabra y Shatila entre las 6 de la tarde del 16 de septiembre y las 8 de la mañana del 18 de septiembre de 1982, en una zona controlada por las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI). Quienes las perpetraron eran miembros de las milicias falangistas ("kata´eb", en árabe), fuerzas libanesas armadas por Israel, además de estrechos aliados suyos desde el inicio de la guerra civil en el Líbano, en 1975. Entre las víctimas de estos actos de violencia, que se prolongaron durante 62 horas, se encontraban bebés, niños, mujeres (algunas de ellas embarazadas), y ancianos. Algunos de los cuerpos fueron mutilados o destripados antes o después de ser asesinados. Por citar tan sólo uno de los relatos de un testigo ocular tras la masacre, el del periodista norteamericano Thomas Friedman, del New York Times: "Ví sobre todo grupos de jóvenes de entre veinte y cuarenta años que habían sido alineados contra los muros, maniatados de pies y manos, y segados luego con ráfagas de ametralladora al estilo gangsteril".

Una comisión oficial de investigación israelí -presidida por Yitzhak Kahan, presidente del Tribunal Supremo- investigó la masacre y, en febrero de 1983, se publicaron sus conclusiones (desprovistas del Apéndice B, que hasta el momento sigue siendo secreto). La Comisión Kahan estableció que Ariel Sharon, entre otros israelíes, era responsable de la masacre:

"Según nuestro punto de vista, ha de imputarse al ministro de Defensa la responsabilidad de haber hecho caso omiso del peligro de que se produjeran actos de venganza y derramamiento de sangre contra los pobladores de los campos de refugiados por parte de los falangistas, y de haber sido incapaz de tener en cuenta este peligro al permitir que los falangistas entrasen en los campos. Por añadidura, ha de imputarse al ministro de Defensa la responsabilidad de no ordenar que se tomaran las medidas apropiadas para impedir o reducir el peligro de una masacre como condición para permitir la entrada de los falangistas en los campos. Estos errores constituyen una omisión de deberes que correspondían al ministro de Defensa."

La Comisión concluyó asimismo: "[E]n su reunión con los comandantes falangistas, el ministro de Defensa no hizo ningún intento por resaltar la gravedad del peligro de que sus hombres cometieran una matanza.... De haber quedado claro para el ministro de Defensa que no podía ejercerse supervisión alguna sobre la fuerza falangista que entraría en los campos, con el consentimiento de las FDI, su deber habría consistido en impedir su entrada. La utilidad de que los falangistas penetraran en los campos era completamente desproporcionada en relación con los daños que su entrada podía provocar en caso de que fuera incontrolada". La Comisión hizo notar además que "Dejaremos constancia aquí de que resulta manifiestamente desconcertante que el ministro de Defensa no hiciera en absoluto partícipe al primer ministro [Menajem Begin] de la decisión de permitir la entrada en los campos a los falangistas."

 

Sobre la masacre de Qibya (1953):

El historiador israelí Avi Shlaim escribió lo siguiente sobre esta masacre: "Las órdenes de Sharon consistían en penetrar en Qibya, dinamitar las casas e infligir un elevado número de bajas a sus habitantes. Su éxito en la ejecución de estas órdenes sobrepasó cualquier expectativa. La macabra historia completa de lo que sucedió en Qibya se reveló sólo a la mañana siguiente del ataque. La aldea había quedado reducida a escombros: 45 casas habían sido voladas, y 69 civiles, dos tercios de ellos mujeres y niños, habían sido asesinados. Sharon y sus hombres adujeron su creencia de que todos los habitantes habían huido y que no tenían idea de que estuvieran escondidos en sus casas. El observador de las Naciones Unidas que inspeccionó la escena llegó a una conclusión diferente: "Una vez tras otra se repetía la misma historia: las puertas astilladas por las balas, los cuerpos caídos en el umbral, indicando que los habitantes se habían visto obligados por un intenso fuego a quedarse en sus casas hasta que las volaran con ellos dentro. La matanza de Qibya fue descrita por aquel entonces en una carta enviada al presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unida por el Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Jordania en los Estados Unidos, fechada el 16 de octubre de 1953 (S/313).

"El 14 de octubre de 1953, a las 9.30 de la noche, escribió- las tropas israelíes lanzaron un batallón al ataque de la aldea de Qibya, en el reino hachemita de Jordania" (en aquella época, Cisjordania estaba anexionada a Jordania). De acuerdo con el relato de este diplomático, las fuerzas israelíes entraron en la aldea y asesinaron sistemáticamente a todos los moradores de sus viviendas, utilizando armas automáticas, granadas y bombas incendiarias. El 14 de octubre, se recuperaron los cuerpos de 42 civiles; varios cuerpos más permanecían todavía bajo los escombros. La escuela de la localidad, un aljibe de agua y 40 casas quedaron destruidas. En la aldea se encontraron explosivos israelíes que no habían sido utilizados y que mostraban distintivos en hebreo del ejército israelí . Alrededor de las 3 de la madrugada, y con el fin de cubrir su retirada, las tropas de apoyo israelíes comenzaron a bombardear las aldeas vecinas de Budrus y Shuqba desde sus posiciones en el interior de Israel.

El Departamento de Estado norteamericano emitió un comunicado el 18 de octubre de 1953 expresando sus "más hondas simpatías por los familiares de quienes perdieron la vida" en el ataque contra Qibya, así como su convicción de que los responsables "deberían responder de sus actos y que deberían tomarse medidas efectivas para impedir incidentes semejantes en el futuro". (Department of State Bulletin, 26 de octubre de 1953, pág. 552).

En la reunión del Consejo de Seguridad del 20 de octubre de 1953, se decidió por unanimidad examinar las violaciones recientes del Acuerdo General de Armisticio, así como el ataque de Qibya en particular. Se acordó que el Consejo invitara a su representante, el general de división Vagn Bennike, Jefe de Estado Mayor de la Organización de Supervisión de la Tregua de las Naciones Unidas, y escuchase su informe, con el fin de conseguir una información precisa sobre lo sucedido.

El general Bennike informó al Consejo de Seguridad el 27 de octubre de 1953. Afirmó que, tras recibir quejas jordanas acerca de una incursión llevada a cabo por fuerzas militares israelíes durante la noche del 13 al 14 de octubre, entre las 9.30 p.m. y las 4.30 a.m., un equipo de investigación partió de Jerusalén en dirección a Qibya a primera hora de la mañana del 15 de octubre. Al llegar a la aldea, el Presidente Suplente de la Comisión Mixta de Armisticio comprobó que se habían destruido entre 30 y 40 casas. En el momento de abandonar Qibya el Presidente Suplente se habían desenterrado 27 cadáveres de entre los escombros.

Los testigos se mostraron uniformes en su descripción de una noche de horror, durante la cual los soldados israelíes se habían paseado por la aldea volando viviendas, disparando contra puertas y ventanas con armas automáticas y lanzando granadas. Una serie de granadas de mano sin estallar, con letras hebreas que señalaban su reciente fecha de fabricación en Israel, así como tres sacos de TNT, aparecieron dentro y alrededor de la aldea. Se celebró una reunión urgente de la Comisión Mixta de Armisticio en la tarde del 15 de octubre y se aprobó con el voto de la mayoría una resolución que condenaba al ejército regular israelí por haber llevado a cabo el ataque contra Qibya, como violación del artículo III, párrafo 2,62/ del Acuerdo General de Armisticio entre Jordania e Israel. El Jefe de Estado Mayor declaró que había discutido con el Presidente Suplente de la Comisión Mixta de Armisticio las razones por las que había apoyado la resolución que condenaba al ejército israelí por haber llevado a cabo el ataque y, tras escuchar sus explicaciones, le pidió que las pusiera por escrito. Los argumentos técnicos presentados por el comandante Hutchison en su memorándum se consideraron convincentes por parte del Jefe de Estado Mayor.

En la reunión del Consejo de Seguridad del 16 de noviembre de 1953, el representante de Jordania solicitó que el Consejo condenara a Israel por la masacre de Qibya en los términos más contundentes, y pidiera a Israel que encausara y castigase a todos los funcionarios israelíes, militares o civiles, responsables de esas muertes. El representante del Líbano hizo una petición similar. La resolución 101 del Consejo de Seguridad, adoptada el 24 de noviembre de 1953 (con la abstención del Líbano y la URSS), consideraba que la acción de represalia de Qibya llevada a acabo por fuerzas israelíes era una violación de las disposiciones de alto el fuego de la Resolución 54 del Consejo de Seguridad (1948) y contravenía las obligaciones de las partes, de acuerdo con el Acuerdo General de Armisticio entre Israel y Jordania y la Carta de las Naciones Unidas, expresaba "la censura más severa de dicha acción". La resolución pedía también a los gobiernos de Israel y Jordania que impidiera cualquier acto de violencia a ambos lados de la línea de demarcación, pero no pedía a Israel que considerase responsables a quienes habían realizado la masacre y los pusiera a disposición de la justicia.