Palestina


Visita de Powell a Madrid

El próximo miércoles 10 de abril Colin Powell, secretario de Estado de EEUU, vendrá a Madrid a firmar un nuevo Convenio de Cooperación para la Defensa entre EEUU y España que permitirá al Pentágono disponer de las bases militares de Rota y Morón de la Frontera al menos hasta el año 2010. La visita de Powell -que se reunirá con el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, con Mister PESC, Javier Solana, y con el comisario de Relaciones Exteriores de la UE, Chris Patten- busca igualmente conseguir el apoyo del gobierno español a una intervención de EEUU contra Iraq -el acuerdo de las bases servirá, como hasta ahora, para ofrecer todo el apoyo logístico que las fuerzas armadas de EEUU necesitan para bombardear Iraq-, acercar posturas sobre la crisis de Oriente Próximo y coordinar la "lucha antiterrorista", para lo que también se reunirá con el rey y con Aznar.

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Rotundo fracaso de las gestiones de Piqué y Solana ante Israel

El ministro de Exteriores de Francia lamenta que muchos europeos, empezando por la presidencia española, consideren que no hay que hacer nunca nada que pueda contrariar la política de EEUU

Nota informativa. CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 6 de abril de 2002

El fracaso de la visita a Jerusalén del ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno español, Josep Piqué y de Javier Solana, tras recibir de Sharon la prohibición de acceso a Arafat, plasma nuevamente la irrelevancia política de Europa frente a Israel, la falta de voluntad europea de utilizar sus instrumentos de presión económica y la sumisión de la UE a la política de EEUU en Oriente Medio. En este sentido, el ministro de Exteriores de Francia, Hubert Védrine lamentó que "muchos europeos, empezando por la presidencia española [de la UE], consideren que no hay que hacer nunca nada que pueda contrariar la política de EEUU"

De izquierda a derecha: Piqué, Peres y Solana

Tras no recibir autorización del Gobierno israelí para trasladarse al cuartel de la AP en Ramala donde el ejército israelí mantiene retenido y aislado a Arafat, el ministro Piqué ha declarado que no se siente "frustrado por la actitud del gobierno Sharon pues ésta era una posibilidad con la que contábamos". En rueda de prensa, el ministro español ha reiterado las declaraciones vertidas en los últimos días como representante de los ministros de Exteriores europeos, exigiendo a Israel que cumpla la resolución del Consejo de Seguridad (CS) de NNUU 1048, ponga fin al asedio de las áreas autónomas ocupadas y respete las instancias políticas de la Autoridad Palestina (AP). Lamentablemente, estas declaraciones no han dejado de estar tamizadas por el mismo discurso que utiliza el gobierno de Israel sobre la lucha contra el "terrorismo palestino" y aunque sea obvio que el ministro de AAEE español y representante de la UE pretende destacar el apoyo a la institución de la AP -"es distinto luchar contra el terrorismo que acabar con las estructuras políticas de la AP"- bien cabría esperar, igualmente, una condena expresa del brutal asedio y represión de los que toda la sociedad palestina está siendo víctima a manos del ejército israelí.

Igualmente, Josep Piqué ha reconocido públicamente que la UE no tiene capacidad de intervenir políticamente en el escenario palestino/árabe-israelí y que sólo EEUU tiene capacidad para hacerlo. Hay que reconocerle al ministro español la valentía de expresar públicamente una realidad histórica patente pero, sin embargo, la segunda parte de sus declaraciones reflejan la ausencia de la determinación europea para intervenir en el único modo que puede hacerlo y hacen de nuevo un flaco favor a los palestinos, a los árabes y al conjunto de la UE: la afirmación vertida por Piqué acerca de que la parte palestina y árabe no tiene la misma consideración respecto a EEUU que sobre Europa y que la UE tiene mayor influencia entre los árabes precisamente por el incondicional apoyo norteamericano a Israel, pone de manifiesto, de nuevo, el juego tramposo que Europa viene haciendo a los árabes desde hace años: mientras crecientes sectores políticos, económicos y sociales de las sociedades árabes vienen reclamando a la UE una posición política comprometida y definida en términos prácticos respecto al conflicto palestino-israelí, la UE ha seguido aceptando y afirmando su exclusiva intervención económica en el escenario palestino y árabe: en Palestina, convirtiéndose en el sustento financiero para la viabilidad de la entidad de la AP derivada de los Acuerdos de Oslo ahora ya periclitados. Para el resto del mundo árabe, mediante la ejecución del Proceso Euromediterráneo o, en el caso de los países del Golfo, mediante la adopción de acuerdos económicos que buscan invertir capital europeo en los apetecibles sectores energéticos o abrir los mercados árabes a los productos europeos.

Más allá del intervencionismo económico, la UE hace permanentemente dejación de un papel político que la parte árabe le reclama históricamente a fin de contrarrestar la influencia norteamericana pro-israelí. Cuando el ministro Piqué señala que EEUU debe tener en cuenta a la UE porque los árabes confían en su intervención, está de nuevo escatimando a la opinión pública europea y a la árabe la falta de voluntad real para intervenir teniendo como tiene Europa un instrumento de presión efectiva frente a Israel: el Acuerdo de Asociación UE-Israel, firmado en el marco del Proceso Euromediterráneo, que reafirma a Israel como socio económico privilegiado de la UE. Si Europa tuviera voluntad real de intervenir para frenar a Israel en su agresión desmedida contra la población palestina, suspendería de inmediato o al menos, amenazaría al gobierno israelí con suspender dicho acuerdo. Por el contrario, la UE reitera lo que viene siendo ya desde hace décadas su única acción política: gestos diplomáticos, declaraciones formales y visitas de enviados cuyo papel no parece desembocar en ningún hecho efectivo y ridiculiza la imagen de una política exterior europea que, en este como en otros conflictos internacionales, están cerrados a su intervención.. La UE, sigue, en fin, demostrando a efectos prácticos a EEUU, a Israel y a los árabes y palestinos por quién toma partido, por más que la retórica oficial europea, al igual que la retórica oficial árabe guste de repetir los estrechos vínculos que unen a Europa con el mundo árabe.

Apoyo formal a la AP y Cumbre Euromediterránea

Los gestos del gobierno español, en su calidad de presidente de la UE durante este semestre, para propiciar declaraciones en relación con la crisis palestino-israelí y algunas manifestaciones públicas como éstas últimas de Piqué, han de ponerse en relación no sólo con la propia crisis del asedio israelí de los TTOO y las Áreas Autónomas reocupadas, sino con la debacle que se vaticina para la próxima Cumbre Euromediterránea prevista en Valencia el 24 y 25 de Abril, una de las citas del semestre español de la UE en las que el Gobierno ha puesto mayor empeño. Al igual que en anteriores ediciones de dicha Cumbre, la UE ha sido testigo de cómo la cuestión palestina ­cuestión eminentemente política- ha impedido alcanzar los objetivos europeos en el marco de la política euromediterránea. No en vano, Europa pretende escamotear a los árabes una posición política de respaldo a las reivindicaciones árabes y palestinas frente a Israel mientras intenta afianzar sus intereses económicos en el marco euromediterráneo que es, en esencia y por mayoría, árabe.

La Cumbre Euromediterránea de Valencia está condenada al fracaso si nuevamente Europa es incapaz de producir un movimiento real y práctico ­no declarativo- que modifique el estatus quo por el cual Israel no solo recibe el sustento incondicional político y económico de EEUU sino que además, en un marco institucionalizado y con presencia mayoritaria árabe, se le respalda indirectamente al favorecer su relación privilegiada con Europa y al apoyarle en su estrategia de inserción económica en los países árabes.

Falacias de la política europea y del gobierno español que, en un momento de alerta máxima internacional y de obvio genocidio contra el pueblo palestino por parte de Israel, se ve obligada a intervenir instada por su opinión pública y por sus propias intereses económicos, respaldando ­como formalmente se ha declarado- a la AP, criatura norteamericana e israelí de Oslo, remitiéndose a la desequilibrada propuesta norteamericana de Mitchell y Tenet, mientras es incapaz de presionar a Israel por no contravenir a la Administración Bush cuyo bajo perfil en las últimas semanas ha avalado la impunidad de Sharon para masacrar al pueblo palestino.

Mientras tanto, el gobierno español firma la actualización del Protocolo del Convenio de Defensa con EEUU (1988) que reafirma al territorio del Estado español en las bases militares de Rota y Morón como un espacio para la presencia y utilización del ejército norteamericano. La consideración del gobierno de Aznar de que esta actualización del Convenio incluye ampliar sus contenidos como consecuencia del 11 de septiembre en materias como la lucha contra la criminalidad y el terrorismo internacional, y la realidad histórica que hace las bases españolas un elemento imprescindible para las intervenciones de EEUU y/o OTAN en el espacio árabe, pone de manifiesto, una vez más, dónde se sitúan los apoyos del Gobierno español y por extensión de la UE cuando se habla del mundo árabe y hoy, más que nunca, de Palestina.



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