¿La punta del iceberg?
Entrevista a uno de
los 13 deportados de la basílica de la Natividad en Belén
Michael Jansen, Al-Ahram Weekly
Online, núm. 588,
semana del 30 de mayo al 5 de junio de 2002
Traducción: Beatriz Morales, CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
Abdullah Dawoud , uno de
los trece deportados por Israel tras permanecer encerrados en
la basílica de la Natividad en Belén en Nicosia,
señal que su expulsión de Palestina es un indicio
más de los planes de limpieza étnica de Sharon
contra el pueblo palestino
Mientras el 22 de mayo [de 2002] una docena de palestinos
deportados de la iglesia de la Natividad de Belén volaba
a seis países europeos para empezar un exilio de un año
en una rigurosa libertad vigilada, Abdullah Dawoud , el decimotercer
hombre, elegía quedarse en Chipre [1]. Dawoud,
de cuarenta años, el deportado de más edad y ex
director de los servicios de seguridad palestinos en la zona
de Belén, pensó que a él le resultaría
más fácil que a sus camaradas más jóvenes
sobrellevar la incertidumbre de no tener por el momento país
de asilo. "Se solucionará en unos días o en
unas semanas", declara en su entrevista a Al-Ahram Weekly.
Nacido en 1962 de padres refugiados de la zona de Lydda, Dawoud
creció en el campamento de [refugiados de] Balata, cerca
de Nablús. A los 16 años fue arrestado por primera
vez por actividades políticas anti-israelíes. Después
fue encarcelado durante tres años, y ha sufrido numerosos
períodos de seis meses de detención sin juicio.
Esta es su segunda deportación.
Durante la primera Intifada, Dawoud estudiaba ciencias políticas
y administración pública en la Universidad Al-Najah
de Nablús. "La Universidad estaba sitiada, como la
iglesia, y se acordó que varios estudiantes irían
al exilio", declaró. Fue a Túnez, donde se
unió al Comité para las Zonas Ocupadas establecido
por el difunto Khalil Al-Wazir (conocido como Abu Jihad),
un destacado dirigente de la OLP asesinado en 1985 por Israel
en la capital tunecina. Dawoud volvió a Nablús
en 1995 y acabó su licenciatura.
No es de extrañar que encabece la lista de los hombres
a los que Israel quería exiliar, pero es irónico
que también formara parte de los comandantes de inteligencia
regional de la Autoridad Palestina (AP) que, junto con los israelíes,
coordinaban la seguridad. Según un expediente del ejército
israelí, está acusado de organizar y ejecutar "múltiples
ataques terroristas", de preparar explosivos, de contrabando
de armas y de cooperación con activistas de los Tanzim
[2].
Dawoud niega las acusaciones afirmando que él y los otros
"trece de la Natividad" estaban resistiendo a la ocupación
y luchando por la independencia. Declara que Israel había
pedido que muchas personas fueran deportadas para justificar
el asedio de la iglesia: "Israel nos ha convertido en personajes
internacionales", bromea.
Dawoud espera volver pronto a Palestina. Si Israel le prohíbe
la entrada, aprovechará la oportunidad para ampliar sus
estudios. Una vez instalado, llamará a su mujer, a su
hija Heba, de 18 años, y a su hijo Youssef, de cinco,
para que se reúnan con él.
Una experiencia muy dura
"Se esperaba la invasión israelí de Belén",
afirma. "Mucho antes se había preparado un exhaustivo
plan. Los israelíes rompieron toda coordinación
con las fuerzas de seguridad palestinas, incluyendo la oficina
de enlace, y concentraron tropas en la zona. Había 250
vehículos blindados, tanques y miles de soldados. La tarde
del 29 de marzo atacaron la ciudad vecina de Beit Jala y el pueblo
de Al-Kadher. Era obvio que iban a sitiar Belén".
Dawoud describe cómo el ejército israelí
fue avanzando el 1 y 2 de abril: "El ataque empezó
con helicópteros. La iglesia era el refugio obvio para
los policías y agentes de seguridad basados en el Centro
de Paz de la plaza Manger. Los palestinos creían firmemente
que era poco probable que los israelíes entraran en la
ciudad vieja y en la plaza de la iglesia, debido a la sensibilidad
religiosa del mundo cristiano occidental".
Según Dawoud, la iglesia siempre había sido
respetada como santuario por los conquistadores de Palestina,
incluyendo a Israel cuando ocupó Cisjordania en 1967.
"Los israelíes han sido los únicos en atacar
la iglesia", señala. "Los palestinos no la atacaron
en 630; no destruyeron nada".
Durante el asedio de 39 días los israelíes dispararon
dentro de la iglesia, prendieron fuego a varias estancias del
complejo y mataron a ocho palestino e hirieron a 25".
La experiencia de los 250 sitiados fue muy dura, tanto en
el aspecto material como en el psicológico. "Nos
faltó comida, electricidad, agua potable y servicios.
Tuvimos que dormir en el suelo. Aunque las monjas y monjes nos
proporcionaron mantas, no hubo suficientes para todos",
afirma.
Dawoud se deshace en elogios para con los sacerdotes católicos
y ortodoxos. "Desempeñaron un papel muy constructivo.
Su postura era "esta es nuestra iglesia y no nos marcharemos".
Sus habitaciones se vieron expuestas al fuego israelí
para obligarlos a salir de la iglesia, pero permanecieron en
ellas hasta que terminó el sitio el 10 de mayo",
afirma Dawoud. La presencia de seglares cristianos y de musulmanes
entre los que se habían refugiado en la iglesia consolidó
las relacione entre cristianos y musulmanes, según Dawoud,
"porque la agresión israelí no hacía
diferencias entre unos y otros".
Extradición
Dawoud no teme la extradición a Israel desde su lugar
de asilo. "La Unión Europea y cada Estado miembro
tiene sus propias leyes y toma de decisiones. Estos Estados saben
muy bien que ninguno de nosotros está relacionado con
actividad criminal alguna. Pedimos nuestra libertad. Nuestra
deportación es una cuestión política. Vamos
a países que tienen sistemas democráticos y respetan
los derechos humanos. [En estas circunstancias] un país
receptor nunca ha entregado a su huésped. No existen precedentes.
Los europeos son bien conocidos por sus buenas intenciones y
nos tratarán acorde con ello. La UE no es como Israel
respecto a romper acuerdos", declara.
Tampoco da mucha importancia a las protestas hechas por el
Comité Internacional de la Cruz Roja contra la deportación
de los 13 hombres, que alegan que era una violación de
la Cuarta Convención de Ginebra. "Para empezar, la
ocupación es, en principio, una violación de todas
las convenciones. La ocupación es la negación de
la presencia del otro. Es un intento de obliterar la presencia
de los palestinos en su tierra. La deportación es uno
de los medios utilizados por Israel para conseguir este fin",
afirma Dawoud.
Dawoud cree que la política del primer ministro israelí
Ariel Sharon demuestra claramente su intención de transferir
a los palestinos de su tierra. Niega que el presidente palestino,
Yaser Arafat, estuviera de acuerdo con la mediación norteamericana
para levantar el asedio: "Pedimos al presidente que aceptara
este acuerdo por dos razones. En primer lugar, la iglesia es
un lugar santo. El fracaso en levantar el asedio habría
significado su destrucción. En segundo lugar, debido al
asedio de la iglesia, 140.000 palestinos que viven en el área
de Belén estaban sometidos al mismo asedio. Esas son las
razones por las que apelamos a presidente Arafat. La propuesta
protegió la iglesia y protegió a nuestra gente,
aun cuando algunos de nosotros fuéramos sacrificados al
ser deportados", indica Dawoud. Afirma que la decisión
de deportación no fue tomada por la AP; todos los que
estaban en la iglesia firmaron el documento solicitando a Arafat
que aceptara el trato.
Si bien España [3], Bélgica y Portugal
no han identificado a sus huéspedes palestinos, Italia
acoge a Ibrahim Mohamed Abayat, Mohamed Said Atallah Salem y
Khaled Abu Najme, y Grecia a Mohamd Muhanna y Mamdouh Wardiyan.
Irlanda acoge a Jihad Jaara que está recibiendo tratamiento
médico debido a una pierna herida con una bala israelí,
y Rami Kamel. Bélgica ha declarado que dará asilo
político a deportados no identificados.
Notas de CSCAweb:
1. El Estado español
acogió a Ahmad Mamamra, Aziz Jubrane e Ibrahim Musa Abayat.
Véase el comunicado del CSCA reproducido al margen.
2. Organización vinculada a al-Fatah.
3. El gobierno español no ha informado de la identidad
de los tres deportados recibidos en el Estado español.
Inicialmente ubicados en Madrid, en la actualidad se encuentran
en la provincia de Soria.
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