Palestina


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Nota informativa del CSCA
CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 7 de diciembre de 2001

La orden de arresto domiciliario dictada contra el líder de Hamas, Ahmed Yassin, puede tener graves consecuencias en la escena política y social palestina, en un momento en el que a la intensificación de la represión militar y el endurecimiento de la ocupación se une la presión por parte norteamericana para que la Autoridad Palestina actúe como salvaguarda de los intereses israelíes y norteamericanos frente al conjunto de la sociedad civil palestina

El riesgo de enfrentamiento civil en el interior de los Territorios Ocupados (TTOO) aumenta día a día después de que la Autoridad Palestina haya dado orden de detener a más de cien activistas de Hamas y de haber ordenado el arresto domiciliario del líder del movimiento, sheij Ahmed Yassin. En la noche del jueves, eran ya más de 200 los activistas detenidos por orden de Yaser Arafat, que continúa con su política de arrestos masivos siguiendo las órdenes del gobierno israelí y del enviado especial de EEUU para la región, Anthony Zinni. La orden de arresto domiciliario dictada contra Ahmed Yassin es un gesto simbólico con el que Arafat pretende demostrar a la Administración Bush que sigue controlando la situación en el interior de los TTOO. Sin embargo, la orden de arresto puede tener graves consecuencias en la escena política y social palestina, en un momento en el que a la intensificación de la represión militar y el endurecimiento de la ocupación se une la presión por parte norteamericana para que la Autoridad Palestina actúe como salvaguarda de los intereses israelíes y norteamericanos frente al conjunto de la sociedad civil palestina.

Durante la última semana, los TTOO han sido escenario de numerosos enfrentamientos entre fuerzas policiales de la AP y activistas y simpatizantes del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas). En la tarde noche de ayer, varias de decenas de operativos de las fuerzas de seguridad palestinas rodearon la casa del líder de Hamas, Ahmed Yassin. Simultáneamente, miles de simpatizantes de Hamas acudieron a la llamada para acudir en ayuda de Yassin emitida desde los altavoces de las mezquitas y se produjeron graves enfrentamientos entre los activistas y las fuerzas policiales palestinas. El descontento de amplios sectores de la sociedad palestina con la AP y la figura de Yaser Arafat se hace cada día que pasa más evidente, en un contexto de desestructuración y ruptura de las estructuras que sustentaban la vida en los TTOO. Tras los atentados de Jerusalén y Haifa (que han costado la vida a una treintena de ciudadanos israelíes) EEUU e Israel han situado a la Autoridad Palestina, al propio Arafat, ante la disyuntiva de su aniquilación física o tener que asumir abiertamente la represión de su propio pueblo: es la lógica de esta guerra global que pretende convertir la resistencia de los pueblos y, en particular del palestino contra la ocupación israelí, en 'terrorismo' sin considerar que la resistencia a la ocupación es un derecho internacionalmente reconocido. La Intifada palestina sigue siendo la expresión popular de esa lucha.

La política de detenciones de la AP y el riesgo de enfrentamiento civil que está creando en el seno de la sociedad palestina es la última etapa en el desarrollo del proceso de sometimiento del pueblo palestino a los designios norteamericanos e israelíes para la región desde que se iniciara el proceso negociador de Oslo en 1993. Si la dependencia política y económica respecto a Israel eran los elementos esenciales de la política fraguada en Oslo, el último año de Intifada ha contribuido a despejar aún más si cabe cuáles son los objetivos israelíes y por extensión norteamericanos para la región: imponer un orden económico, social, político y estratégico favorable a sus intereses, todo ello a costa de una solución justa y duradera para el conflicto palestino-israelí y de acabar con las esperanzas de construir una sociedad civil palestina que sustente el futuro Estado palestino independiente del que tanto han hablado distintos responsables de la Administración norteamericana en fechas recientes.

La política de ocupación militar israelí y la continuación en la práctica de los asentamientos y la confiscación ilegal de tierras palestinas han sido recientemente condenadas por la Asamblea General de NNUU, que el pasado lunes votó por mayoría seis resoluciones en las que se criticaba a Israel y se exigía a los países con embajada en Jerusalén la retirada inmediata de la ciudad. Las resoluciones aprobadas únicamente vienen a reafirmar las ya existentes, condenando el carácter ilegal de los asentamientos israelíes y la continuada ocupación israelí del Golán sirio. Igualmente, se condenaba el incumplimiento por parte de ciertos Estados de la resolución 478 del CS de NNUU de 1980 referente al estatuto de Jerusalén como ciudad ocupada. A pesar de esta nueva condena, la comunidad internacional con la Unión Europea a la cabeza sigue mostrándose incapaz de elaborar una política independiente de los intereses israelíes y norteamericanos para la región.

Pese a las numerosas llamadas efectuadas por organizaciones y representantes de la sociedad civil palestina, exigiendo el cumplimiento de las resoluciones de NNUU relativas al conflicto palestino-israelí y la obligación de que Israel cumpla con la Convención de Ginebra relativa al tratamiento de la población civil en tiempos de ocupación, así como la petición de que la comunidad internacional envíe observadores y una fuerza protección internacional que proteja a la población civil, el gobierno de Ariel Sharon ha aprovechado la coyuntura actual para declarar su particular "guerra contra el terrorismo" y ganarse así el apoyo de la Administración Bush. Todo ello, a pesar de que incluso influyentes voces dentro de los medios de comunicación norteamericanos comienzan a dudar de las verdaderas intenciones de Ariel Sharon y avisan que, caso de seguir por los derroteros actuales, la previsible radicalización de las opciones políticas en el interior de los TTOO podría llevar a un enfrentamiento multilateral de imprevisibles consecuencias para el futuro de la región. Mientras tanto, las declaraciones norteamericanas sobre la creación de un futuro Estado palestino y las palabras dedicadas por el Secretario de Estado Colin Powell al sufrimiento del pueblo palestino bajo la ocupación parecen hoy, más que nunca, un chiste de mal gusto y una afrenta para una población que ya se encuentra al límite de sus fuerzas.

Madrid, 7 de diciembre de 2001

Comité de Solidaridad con la Causa Árabe



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