Tras su visita a Madrid, Powell
en Israel
Invertir la lógica
del conflicto palestino-israelí
Nota Informativa, CSCAweb (www.nodo50.org/csca),
15 de abril de 2002
La crisis vivida en Palestina
desde el 29 de marzo ha situado a las instancias internacionales
y, muy concretamente a los regímenes árabes y a
la propia AP, ante la evidencia de que EEUU puede tolerar que
Israel lleve la situación regional a un extremo de violencia
y desestabilización tales que, tras su intervención
diplomática, la comunidad internacional y la oficialidad
árabe hayan de plegarse a soluciones que de otra manera
serían muy difíciles de imponer. En este sentido,
Israel ha ganado, al lograr invertir la lógica del conflicto,
que ha pasado de ser un problema de ocupación a serlo
de "seguridad"
El secretario de Estado estadounidense Colin Powell llegó
el pasado viernes a Israel tras su estancia en Madrid. Powell
se ha entrevistado ya con Ariel Sharon y ha forzado una declaración
de Arafat de rechazo del terrorismo tras el nuevo atentado suicida
del viernes en Jerusalén como condición para entrevistarse
con él en su aún asediado cuartel de Ramala, reunión
que finalmente se ha realizado. Antes, durante y después
del encuentro con Arafat en Ramala, persisten las operaciones
israelíes en las Áreas Autónomas -con la
incertidumbre de que Israel se decida a asaltar la Franja de
Gaza en lo que sería un episodio aún más
violento que la toma de Jenín- [1]. Independientemente
de los resultados de la entrevista Powell-Arafat, cabe ya hacer
una reflexión sobre las consecuencias de estas dos semanas
de ofensiva militar israelí en Cisjordania.
La Declaración de Madrid
En Madrid, EEUU, Rusia, la UE y Naciones Unidas (NNUU) suscribían
el miércoles 10 de abril una Declaración Conjunta
[2]. En su Declaración, los Cuatro instan
al gobierno israelí y a la Autoridad Palestina (AP) a
poner fin a la violencia, a adoptar las recomendaciones del Informe
Michell y del Plan Tenet [3] y las resoluciones del Consejo
de Seguridad (CS) de NNUU 1402 y 1403 para el logro de un alto
el fuego, así como a reanudar las negociaciones sobre
el principio de "paz por territorios", a partir de
las resoluciones históricas 242 y 338 del CS de NNUU,
y la reciente 1397, en la que se expresa el objetivo de creación
de dos Estados, Israel y Palestina, "viviendo uno al lado
del otro en fronteras seguras y reconocidas".
Si cabe considerar este documento como "equilibrado"
-en el sentido de que reitera la equidistancia formal de los
cuatro firmantes entre Israel y la AP-, la cita de Madrid y la
propia Declaración final ha sancionado, como era de prever
y por parte de los otros tres firmantes, la hegemonía
política de EEUU en la región [4]: si durante
dos semanas la Administración Bush ha amparado y justificado
el asalto militar israelí contra las Áreas Autónomas,
ahora se muestra determinada a revalidar su papel de único
administrador posible del conflicto, después de que la
UE no fuera reconocida -una vez más- como interlocutora
por Israel.
Este es uno de los primeros resultados de la crisis vivida
desde el 29 de marzo: situar a las instancias internacionales
y, muy concretamente a los regímenes árabes y a
la propia AP, tras las veleidades que mostraron en la
cumbre de la Liga Árabe de Beirut (entre otras, promover
la reconciliación entre Iraq y Arabia Saudí y Kuwait
inmediatamente tras la gira de Cheney a la zona), ante la evidencia
de que EEUU puede tolerar que Israel lleve la situación
regional a un extremo de violencia y desestabilización
tales que, tras su intervención diplomática,
la comunidad internacional y la propia oficialidad árabe
hayan de plegarse a soluciones que de otra manera serían
muy difíciles de imponer, como ha ocurrido una y otra
vez, por ejemplo, en 1973 y 1982. Tras la tercera guerra árabe-israelí,
Egipto e Israel, a instancias de EEUU, firmaron unos acuerdos
de paz -los de Camp David- que supusieron la mayor quiebra árabe
desde el inicio del conflicto; y en 1982, tras la invasión
israelí de Líbano y con Beirut asediado, EEUU impuso
un alto el fuego que determinó la salida de los combatientes
palestinos de la capital libanesa (prólogo de las matanzas
de Sabra y Chatila) y, tras ello, el desmantelamiento definitivo
de la presencia militar de la OLP en Oriente Medio.
¿Un Estado palestino?
Como reitera la Declaración de Madrid, hoy EEUU parece
posicionarse ya abiertamente a favor de la creación de
un Estado palestino, un cambio de actitud que, no casualmente,
se adoptó tras los atentados del 11-S, en pleno lanzamiento
de la llamada por Bush "guerra global contra el terrorismo",
de la que Sharon ha hecho uso interesado contra los palestinos.
De ello hablaron también la semana pasada el ex general
Zini y Arafat en Ramala.
No debe sorprender, precisamente por el contexto internacional
y regional en que se inscribe, esta novedosa postura de
la Administración Bush: tras permitir que Israel sitúe
en un nivel de máxima debilidad a la AP (con el propio
Arafat asediado en Ramallah por el Ejercito israelí y
amenzada de muerte), EEUU forzará la reanudación
del proceso de Oslo, que la Intifada palestina había apuntillado.
El resultado final de esa reanudación será el establecimiento
de una entidad palestina, que publicitariamente se podrá
llamar "Estado" y tener formalmente los atributos de
la soberanía nacional, pero que en la práctica
estará sometida a Israel y a EEUU en los aspectos fundamentales
-político, económico y estratégico- de su
designio regional, que incluye a medio plazo proceder al asalto
final contra Iraq.
Israel gana
En cuanto al gobierno de coalición de Sharon, la ofensiva
militar de estas dos semanas le ha permitido, además de
situar a Arafat en esa posición -como ya hemos dicho-
de extrema precariedad, desmantelar buena parte de las estructuras
sociales, económicas, militantes y políticas de
los Territorios (desde la aniquilación física de
varios cientos de activistas hasta el asalto a las sedes de la
AP y asociaciones palestinas de todo tipo), y todo ello con un
coste de imagen internacional que, como se ha podido comprobar
nuevamente, no le ha supuesto ningún perjuicio concreto,
mientras que sí ha logrado que se adopte una postura equidistante
entre la potencia ocupante y el pueblo víctima de la ocupación.
Que la Declaración de Madrid, como antes la UE y NNUU,
rechaza imponer sanciones contra Israel, es buena muestra de
esa neutralidad perversa que, derivada de la ofensiva puesta
en marcha por EEUU tras el 11-S, ha convertido la cuestión
de la ocupación israelí y de los derechos nacionales
del pueblo palestino -incluido su derecho a la resistencia- en
la cuestión de la "seguridad de Israel" y del
"terrorismo palestino".
Notas:
1. En la tarde del viernes
12 de abril, el Tribunal Supremo israelí ha aceptado la
petición de la organización palestina LAW y de
los parlamentarios árabes de que se detengan las operaciones
de encubrimiento de la matanza de Jenín, incluido el fin
de los enterramientos en fosas comunes por el Ejército.
2. http://www.mae.es/...1004.htm
3. Véanse en CSCAweb: Informe
Mitchel y Documento Tenet
4. Sobre
la visita de Colin Powell a Madrid
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