Llamamiento de apoyo a la petición
de justicia de las víctimas y supervivientes de Sabra y Chatila
Centro de Información y de Recursos para
los Refugiados palestinos (BADIL)
Belén, 28 de junio 2001
(Traducción del CSCA)
Mientras que el primer Ministro israelí, Ariel Sharon, y su gobierno
de unidad nacional siguen con sus esfuerzos para deslegitimizar el derecho
internacional, la resistencia palestina a la ocupación israelí
y los líderes palestinos debaten públicamente sobre un posible
encausamiento de Sharon por Crímenes contra la Humanidad cometidos
en el pasado. En Palestina y en el mundo árabe -onde este debate
se ha mantenido desde hace mucho tiempo- estas últimas iniciativas
(un tribunal público y simbólico sobre crímenes de
guerra en El Cairo, la posible reapertura de la investigación de
la masacre de Sabra y Chatila de 1982 por el Fiscal Militar Jefe de Líbano,
y el reciente reportaje de la BBC "El Acusado", que repasaba la
responsabilidad de Sharon por la masacre de 1982 en dos campos de refugiados
palestinos) han sido muy bien acogidas. Más aún, el llamamiento
para una investigación criminal sobre el papel de Sharon en la masacre
de Sabra y Chatila, formulado por la organización estadounidense
Human Rights Watch el pasado fin de semana ha hecho crecer las esperanzas
de que la petición de justicia se extienda más allá
de Oriente Próximo y encuentre un apoyo creciente en Europa y EEUU.
Mientras tanto, las víctimas y supervivientes de Sabra y Chatila
han pasado su primer día en el tribunal belga. El lunes 18 de junio,
tres abogados presentaron ante la juez de instrucción Sophie Huguet
una querella en nombre de 28 demandantes y testigos, todos ellos supervivientes
de la masacre de Beirut. Con este acto, se ha abierto formalmente una causa
contra Ariel Sharon, primer Ministro de Israel, por Crímenes de Guerra,
Crímenes contra la Humanidad y Genocidio.
Bajo la actual legislación belga, introducida en 1993 y modificada
en 1999, se ha ampliado la posibilidad de llevar a juicio a criminales de
guerra en términos de ciudadanía y tiempo. Utilizando los
conceptos legales de "jurisdicción universal", los legisladores
belgas han dejado a un lado las limitaciones de tiempo, nacionalidad y status
diplomático: los jefes de Estado extranjeros pueden ser juzgados
por sus crímenes, donde quiera que los hayan cometido.
Merece la pena recordar que Israel invocó la jurisdicción
internacional cuando secuestró y juzgó al criminal nazi Adolf
Eichmann por Crímenes contra la Humanidad. Su caso, y otros similares,
son citados en la querella. Como ministro de Defensa israelí en aquella
época, Sharon planeó y dirigió la invasión de
Líbano en 1982. Cuando el presidente electo de Líbano [el
ultraderechista y jefe del Partido Falange, aliado de Israel] Bashir Gemayel
fue asesinado el 14 de septiembre de 1982, fue Sharon quien ordenó
al ejército israelí ocupar Beirut Oeste y rodear la zona de
los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila. Fue Sharon quien
dio la orden para que las milicias libanesas entraran en los campos.
La querella se ha presentado contra Ariel Sharon, Amos Yaron y cualquier
persona israelí o libanesa responsable de Genocidio, Crímenes
contra la Humanidad y Crímenes de Guerra que ocurrieron entre el
16 y el 18 de septiembre de 1982, incluyendo el asesinato, tortura, violación
y "desaparición" de entre 1.000 y 3.500 civiles: niños,
mujeres y hombres, libaneses y palestinos. La querella se basa en el Derecho
Internacional, incluyendo jus cogens, también como en la ley
belga.
Aunque una comisión oficial israelí de investigación
(la Comisión Kahan, 1983) juzgó que Sharon era "responsable
personalmente" de la masacre, no se elevaron acciones legales contra
él en su país. Con la dimisión de Sharon de su puesto
de Ministro de defensa, Israel y la opinión pública mundial
se olvidaron pronto de la masacre y de sus víctimas. Los 23 demandantes
y los cinco testigos (la diferencia se debe a razones procedimentales de
la ley belga) que acusan a Sharon representan a un número mucho mayor
de gente que nunca han sido reconocidos como víctimas, ni indemnizados
por las pérdidas.
Todos los querellantes perdieron a miembros cercanos de su familia, en
algunos casos a sus padres, también como a hermanos. Cuando se leen
sus testimonios se vuelve a entender el horror y el carácter de una
masacre que se encuentra entre las peores del siglo XX.
Los querellantes están representados por tres abogados: Luc Walleyn,
Michael Verhaeghe y Chibili Mallat. Al día siguiente de la presentación
formal de la querella, Patrick Collignon fue nombrado juez de instrucción
para llevar la investigación. Él conducirá los procedimientos.
La investigación ha empezado oficialmente.
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