'La ocupación no se
conforma con privarnos de las más elementales condiciones
de libertad. Al declarar una guerra constante contra nuestros
cuerpos y nuestros sueños, contra nuestra gente y nuestros
árboles, y mediante la práctica de crímenes
de guerra, nos priva también de las bases más esenciales
que nos permitan vivir dignamente como seres humanos. La ocupación
no nos promete más que un sistema de apartheid
y la derrota del alma frente a la espada'
'Gracias por ayudarnos
a cargar con el fardo de nuestra esperanza'
Mensaje del poeta
palestino Mahmud Darwix ante la delegación del Parlamento
Internacional de Escritores
Palestine Media Center, 25 de marzo de 2002
Traducción: CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 28-03-02
El poeta palestino Mahmud
Darwix dio el pasado día 24 de marzo de 2002 la bienvenida
en la sede del Centro Cultural Sakakini de Ramallah a una delegación
de escritores miembros del Parlamento Internacional de Escritores
(PIE). La delegación de escritores que han iniciado su
visita solidaria para observar sobre el terreno el daño
causado por la ocupación israelí está compuesta
por Russell Banks (EEUU), Wole Soyinka (Nigeria), José
Saramago (Portugal), Breyten Breytenbach (Suráfrica),
Bei Dao (China), Juan Goytisolo (España), Vincenzo Consolo
(Italia), y Christian Salmon (en calidad de Director del PIE).
A continuación reproducimos el texto íntegro, en
traducción del inglés, del discurso pronunciado
por Mahmud Darwix ante la delegación. [CSCAweb]
"Es un placer y un honor para mí daros la bienvenida
a esta tierra en esta primavera sangrienta, una tierra que suspira
por su antiguo nombre: la Tierra del Amor y de la Paz.
Vuestra valiente visita en el transcurso de este cerco monstruoso
constituye en sí misma una forma de romper ese cerco.
Vuestra presencia aquí hace que ya no nos sintamos aislados.
A través de vosotros, nos damos cuenta de que la conciencia
del mundo, que con tanto honor vosotros representáis,
sigue viva, de que es capaz de protestar y ponerse del lado de
la justicia. Nos habéis confirmado que todavía
tenéis un valioso papel que jugar en la batalla por la
libertad y la lucha contra el racismo.
La responsabilidad sobre el destino de la Humanidad no puede
expresarse únicamente por medio del texto literario. En
situaciones de emergencia y calamidades humanas, el escritor
busca el papel moral que le corresponde jugar mediante otras
manifestaciones públicas; un papel que consolida su propia
integridad literaria y moviliza a la opinión pública
alrededor de valores más elevados, de los cuales el más
importante es la Libertad. Esta es la lectura que hacemos del
noble mensaje que nos habéis transmitido hoy: un mensaje
de compasión y solidaridad.
Sé que los Maestros de la palabra no necesitan ejercicios
retóricos ante la elocuencia de la sangre. Así
pues, nuestras palabras serán tan simples como nuestros
derechos: hemos nacido en esta tierra, venimos de ella. No conocemos
otra madre, ni más lengua materna que la suya propia.
Cuando nos dimos cuenta de que ésta es una tierra con
demasiada historia y demasiados profetas, comprendimos que el
pluralismo es un espacio en el que todo cabe, y no una celda;
entendimos que nadie tiene el monopolio sobre la tierra, sobre
dios, o sobre la memoria. Sabemos también que la Historia
no es ni justa, ni elegante. Pero nuestra tarea en cuanto que
seres humanos consiste en humanizar la Historia, puesto que somos,
simultáneamente, sus víctimas y su creación.
Nada es tan evidente como la verdad y el derecho palestinos:
este es nuestro país; este pequeño trozo de tierra
es parte de nuestra real y en absoluto mítica Patria.
Aunque cuente con todos los títulos de derecho divino
que quiera atribuirse para sí, la ocupación es
una ocupación extranjera: dios no es una propiedad particular.
Hemos aceptado las soluciones políticas basadas en
el principio de compartir nuestras vidas sobre esta tierra dentro
del marco de dos Estados para dos pueblos. Simplemente, exigimos
nuestro derecho a vivir con normalidad, dentro de un Estado independiente
en el territorio ocupado desde 1967 (incluyendo Jerusalén
Este); exigimos una solución justa al problema de los
refugiados y la desaparición de los asentamientos coloniales.
Éste es el único camino hacia la paz que pondrá
fin a este círculo vicioso de violencia.
Nuestra situación actual es más que evidente:
no se trata de una lucha entre dos formas de existir, tal y como
le gusta decir al gobierno israelí (o ellos, o
nosotros). Se trata de acabar con la ocupación.
La resistencia frente a la ocupación no es solamente
un derecho. Es una obligación nacional y humana que nos
transforma, llevándonos de nuestra condición de
esclavos a un estado de libertad. El camino más corto
que puede poner fin a los desastres que están por venir
y conducirnos a la paz pasa por liberar a los palestinos de la
ocupación, y liberar a la sociedad israelí de la
ilusión de que puede controlar a otro pueblo.
La ocupación no se conforma con privarnos de las más
elementales condiciones de libertad. Al declarar una guerra constante
contra nuestros cuerpos y nuestros sueños, contra nuestra
gente y nuestros árboles, y mediante la práctica
de crímenes de guerra, nos priva también de las
bases más esenciales que nos permitan vivir dignamente
como seres humanos. La ocupación no nos promete más
que un sistema de apartheid y la derrota del alma frente a la
espada.
Sufrimos, sin embargo, una enfermedad incurable: la esperanza.
La esperanza que tenemos puesta en la liberación y la
independencia. La esperanza de llevar una vida normal en la que
no seamos ni héroes ni víctimas, de que nuestros
hijos puedan ir seguros a la escuela. La esperanza de que una
mujer embarazada pueda dar a luz a un bebé con vida, en
un hospital, y no a una criatura muerta frente a un puesto de
control del Ejército. La esperanza de que nuestros poetas
puedan ver la belleza del rojo en una rosa, y no en la sangre.
La esperanza de que esta tierra recupere su nombre primigenio:
la tierra del Amor y la Paz. Gracias por ayudarnos a cargar con
el fardo de nuestra esperanza."
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