Mahmud Darwix:
La guerra por la guerra
El Ejército
israelí saquea el Centro Cultural Sakhnini de Ramala,
dirigido por Darwix
14 de mayo de 2002. Al-Ahram Weekly
Traducción: Beatriz Morales, CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
Israel nos ha invitado
a llevar la lucha a sus inicios e, irónicamente, a revisar
todas las etapas por las que hemos ido pasando, durante las cuales
nuestro concepto de lucha ha ido cambiando. Israel ha declarado
la guerra a la idea misma de la paz. ¿Qué es lo
que amenaza la "existencia de Israel", esta existencia
que Israel defiende con tamaña agresión? ¿Es
la guerra que los árabes no han declarado a Israel? ¿O
acaso es la paz que le están ofreciendo los árabes?
Esta guerra es una guerra por la guerra, puesto que no tiene
más propósito que perpetuarse a sí misma.
Todo el mundo lo sabe y, una vez más, la espada será
incapaz de aplastar al espíritu. Los árabes habían
ofrecido a Israel una paz colectiva a cambio de la retirada de
Israel de una quinta parte de nuestra patria histórica.
Ante esta generosa oferta, la respuesta de Israel ha consistido
en declarar una guerra total al pueblo palestino y a la misma
imaginación de los árabes.
Una vez más, demostraremos que ocupamos el elevado
terreno moral -ya que lo único que nos queda ahora es
esta prueba. Quienes controlan el equilibrio internacional continuarán
determinando los acontecimientos sin respetar los argumentos
intelectuales o legales hasta que comprendamos que, igual que
ellos mismos han demostrado que son incapaces de asegurar la
disuasión -a pesar de que la única opción
que hay es la paz- también han demostrado que ellos mismos
son incapaces de asegurar la paz.
Se están cometiendo crímenes por todos y cada
uno de los rincones. En cada calle yacen los cuerpos de los asesinados.
En cada pared hay sangre. Los que viven están privados
del derecho básico a la vida, y a los mártires
les son negadas tumbas en las que descansar en paz. Por encima
de todo, sin embargo, lo que ahora estamos viendo es la expresión
del deseo de un pueblo cuya única elección es resistir.
Entre uno y otro latido del corazón herido, preguntamos:
¿cuánto tiempo continuaremos aclamando mientras
Cristo asciende al Gólgota?
¿Es el lado palestino lo único que queda del
famoso "conflicto árabe-palestino"? ¿Acaso
esto da cuenta de semejante incapacidad neutral ante tan morboso
escenario en negro y rojo? Cómo tememos ahora a que los
gritos de Yaser Arafat queden clavados para siempre en una cruz
de madera: los actuales acontecimientos contienen la suficiente
estética de un martirio como para hacer superfluo el duelo
de todo un pueblo en un interminable Viernes Santo. Las lágrimas
purifican el alma, ya que limpian el cuerpo aun cuando escueza
la sal, y los llorosos espectadores esperan ahora la retransmisión
en directo del momento en que el héroe trágico
es coronado con un final adecuado, que convierte en un mito los
muy elaborados elementos de la historia, ya que el héroe
acaba siendo, como dijo Arafat, "un mártir, un mártir,
un mártir".
Asediar el derecho a vivir
Pero no, los palestinos no necesitan esos sentimientos de
soledad o de singularidad. No necesitan desempeñar el
papel de ofrendas expiatorias más de lo que ya lo han
hecho. Los palestinos quieren vivir fuera de las metáfora,
en la tierra en la que han nacido. Quieren liberar a su país
del pesado fardo de la mitología, de la barbarie de la
ocupación y del espejismo de una paz que lo sólo
promete destrucción .
Sin embargo, el Ejército israelí, armado hasta
los dientes con supersticiones racistas y armamento, está
asediando el derecho de los palestinos a vivir vidas normales,
si bien es cierto que son vidas vividas en un margen más
angosto que los sueños y más amplio que las pesadillas.
Este derecho también se encuentra amenazado también
por un mundo bajo control de EEUU, un mundo atacado por los cuernos
de un enfurecido toro que ha abolido la conjunción "e"
que solía situarse entre América e Israel.
Los palestinos están sitiados por una condición
de dependencia que ha privado a la clase política árabe
de la elocuencia incluso para suplicar y de la habilidad para
aplacar a una población que está irritada con todo.
¿Cuántas veces tienen que ser sitiados los palestinos
antes de que el mundo árabe se de cuenta de que también
él está asediado? ¿Cuántas veces
antes de que el mundo se de cuenta de que también él
es un rehén, aun cuando no se resista? La televisión
ha hecho que sea innecesario que nos expliquemos a nosotros mismos:
ahora nuestra sangre se ha derramado en cada hogar y pesa sobre
cada conciencia. A partir de ahora, quien no se convierta en
palestino en su corazón nunca entenderá su verdadera
identidad moral. Eso no se debe solamente a que ahora se han
reavivado los anticuados valores que subyacen escondidos bajo
la palabrería diaria de un "proceso de paz"
vacío de justicia y de libertad. Se debe también
a que ahora el deseo ha sido liberado del cálculo simplista
de pérdida y ganancia, y de un debilitante pesimismo intelectual.
Esto ha liberado el único sentido real que tiene la existencia
humana: libertad.
Los palestinos no tienen otra elección. Frente a la
política genocida que ofrece la ocupación israelí
de su tierra financiada por EEUU, ellos ofrecen su inquebrantable
resistencia, sin importarles el precio. Con la espaldas apoyada
contra la pared, los ojos fijos en sus esperanzas, dan muestra
de una fortaleza de espíritu para la que no puede existir
una explicación fácil.
La guerra total de Israel contra los palestinos ha abierto
de par en par las puertas a todo tipo de preguntas. La más
importante es la de las futuras relaciones árabe- israelíes
y árabe-estadounidense. Israel se ha dado prisa en declarar
que esta guerra es un "lucha por la supervivencia de Israel"
y que la guerra para fundar el Estado de Israel aún no
ha terminado. Esto sólo puede significar que la eliminación
del movimiento nacional palestino sigue estando en la agenda
de Israel a pesar del proceso de paz, y que es la existencia
palestina, no la israelí, la que está amenazada
de destrucción.
Israel nos ha invitado a llevar la lucha a sus inicios e,
irónicamente, a revisar todas las etapas por las que hemos
ido pasando, durante las cuales nuestro concepto de lucha ha
ido cambiando. Israel ha declarado la guerra a la idea misma
de la paz. ¿Qué es lo que amenaza la "existencia
de Israel", esta existencia que Israel defiende con tamaña
agresión? ¿Es la guerra que los árabes no
han declarado a Israel? ¿O acaso es la paz que le están
ofreciendo los árabes?
La mentira que supone la actual guerra de Israel es necesaria
para la sociedad israelí, para que pueda cohesionarse
en torno a sus mitos fundacionales. Si, como parece ser en caso,
la ocupación es la condición y esencia de la existencia
israelí, entonces este es un asunto que no es susceptible
de ser solucionado.
Lo que nos preocupa es la defensa de nuestra existencia nacional
y humana, aun cuando tengamos la espalda contra la pared. No
tenemos absolutamente ninguna otra elección.
Nota de CSCAweb:
1. El sábado 13 de
abril el Ejército israelí asaltó y saqueó
el Centro Cultural Sakhnini de Ramala, institución
cultural dirigida por Darwix, destruyendo o robando todo lo que
incluía.
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