Palestina


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Informe Mitchell
(documento en formato PDF publicado en Nación Árabe 45 (verano 2001).
Tamaño: 288 K

Primer Encuentro Panárabe contra la Globalización: Beirut, 3 y 4 de noviembre de 2001

Palestina

A vueltas con el Estado palestino

Nota informativa del CSCA

14 de noviembre de 2001
CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

El pasado 11 de noviembre, George Bush compareció ante la Asamblea General de Naciones Unidas haciendo referencia explícita a un futuro Estado palestino. La pregunta que conviene formular en estos momentos no es ¿Estado palestino sí o no?, sino ¿qué Estado palestino? imaginan EEUU e Israel. A esa pregunta únicamente tiene derecho a responder el propio pueblo palestino en el ejercicio pleno de su derecho a la soberanía y a la autodeterminación

 

EL pasado 11 de noviembre, George Bush compareció ante la Asamblea General de Naciones Unidas (NNUU) haciendo referencia explícita a un futuro Estado palestino. Las declaraciones de Bush, enmarcadas dentro de un discurso cuyo único propósito era justificar la prolongación de la intervención militar norteamericana en Afganistán, llegan en un momento extremadamente delicado en el interior de los Territorios Ocupados (TTOO), donde la represión del ejército israelí se cobró el 13 de noviembre, su más reciente víctima: Wafa Nassif, una mujer palestina de 30 años de edad y madre de tres hijos, asesinada mientras se encontraba en el interior de su vivienda en la ciudad palestina ocupada de Tulkarem.

Si bien el Secretario de Estado norteamericano Colin Powell se había pronunciado a favor del establecimiento de un Estado palestino independiente según los dictados de las resoluciones de NNUU y había exigido a Israel que se retirase de las ciudades palestinas autónomas que aún ocupa, el discurso de Bush ante la Asamblea General fue muestra de la nula disposición de la Administración norteamericana de obligar a Israel, su aliado estratégico en la región, a que cumpla las resoluciones de NNUU relativas a la ocupación militar, los asentamientos, y las cuestiones de los refugiados y Jerusalén. El presidente norteamericano, enfrascado en el discurso de su particular cruzada contra el "terrorismo", volvió a supeditar la reanudación de las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos al "cese de la violencia y el terror"... por parte palestina; declaraciones que, evidentemente, equivalen a convertir a la población civil palestina, víctima principal de la represión israelí, en responsable última de la "violencia".

Las declaraciones de Bush se han visto reforzadas en el transcurso de los últimos días por declaraciones de oficiales de la administración norteamericana, que siguen insistiendo en la aplicación del Plan Tenet -elaborado por el director de la CIA- y las recomendaciones del Informe Mitchell como primer paso para el restablecimiento de unas negociaciones en las que EEUU volvería a ejercer un papel pretendidamente neutral con el objetivo de imponer su propia agenda para el diseño de relaciones geoestratégicas en la región. Las "prisas" norteamericanas e israelíes por favorecer la declaración inmediata de un Estado palestino independiente se explican por varios motivos.

Reanudar la negociación

En primer lugar, la declaración de un Estado palestino independiente supondría una reapertura inmediata de las negociaciones entre israelíes y palestinos en un contexto de extrema debilidad de la sociedad civil palestina. Tras diez años del llamado "proceso de paz" y un año de Intifada, con más de 800 personas asesinadas, 25.000 heridos, y gravísimas pérdidas en el sector económico, la sociedad civil palestina ha visto cómo se desintegraban los mecanismos de cohesión social que unían a los diversos sectores sociales. La desintegración de las estructuras sociales, vinculada al empobrecimiento extremo de amplios sectores de la sociedad palestina, se ha traducido en el último año en un aumento de la represión interna ejercida por la Autoridad Palestina (AP) contra la propia población civil y sobre todo contra los sectores más activos de la resistencia palestina contra la ocupación.

Tras el asesinato del ex ministro israelí de Turismo, el extremista Rehevam Zeevi, la AP ha iniciado una política de represión activa dirigida contra el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y otros sectores opuestos a la AP. La represión de las fuerzas del orden palestina, que se ha traducido en el arresto de numerosos activistas del movimiento nacional palestino y de fuerzas islamistas dentro de los Territorios Autónomos, coincide con los intentos por parte de las elites de la AP de reforzar las estructuras de seguridad y control en torno a la figura de Yaser Arafat, en lo que cosntituye una clara demostración del talante autoritario de la AP. Recientemente se ha anunciado que las "Fuerzas Centrales de Emergencia" de la policía palestina se harán cargo de "garantizar la seguridad doméstica" en la Franja de Gaza, según informa el diario Ha´aretz. Todo ello pone a su vez de manifiesto el papel subsidiario de la AP, convertida en virtud de los mecanismos generados por el proceso de Oslo, en ejecutora de las políticas represivas deseadas por Israel contra los sectores de la oposición islamista y nacionalista a la ocupación.

En segundo lugar, el plan de la Administración norteamericana para la región resulta inaceptable por todo lo que supone en cuanto a sometimiento a los dictados geoestratégicos y económicos estadounidenses e israelíes en la región, no sólo para el pueblo palestino, sino para el conjunto de las poblaciones árabes de Oriente Medio. Las nuevas propuestas vienen en un momento en el que las organizaciones árabes de derechos humanos y los grupos árabes de tendencia nacionalista se inscriben, cada vez con más fuerza, dentro del movimiento de alcance mundial contra la globalización que EEUU pretende imponer desde la Guerra del Golfo.

El modelo de Estado palestino que tanto EEUU como Israel pretenden construir supone, cuanto menos, una burla hacia las aspiraciones nacionales del pueblo palestino, y no ofrece ninguna garantía de que los derechos nacionales del pueblo palestino -garantizados por las resoluciones de NNUU- vayan a ser respetados en las futuras negociaciones, que previsiblemente tendrán un carácter "permanente". Fuera de las propuestas norteamericana e israelí quedan pendientes los temas esenciales para la resolución del conflicto: Jerusalén, refugiados (el 70% del pueblo palestino), asentamientos y naturaleza de las atribuciones del propio Estado palestino. La pregunta que conviene formular en estos momentos no es ¿Estado palestino sí o no?, sino ¿qué Estado palestino? Pregunta a la que, evidentemente, sólo tiene derecho a responder el propio pueblo palestino en el ejercicio pleno de su derecho a la soberanía y a la autodeterminación.

Madrid, 15 de noviembre de 2001

Comité de Solidaridad con la Causa Árabe



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