Palestina


*Azmi Bishara es palestino, ciudadano israelí y miembro del parlamento israelí (Knesset). Recientemente, el parlamento israelí le retiró la inmunidad y en la actualidad se enfrenta a un juicio por defender los derechos nacionales del pueblo palestino.

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Negociando con los tanques

Azmi Bishara*

Al Ahram Weekly Online, núm. 578, semana del 21 al 27 de marzo de 2002
Traducción Paloma Valverde, CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

"Hay una única respuesta al desesperado intento de Sharon de romper el espíritu de resistencia, y es apoyar la resistencia. Este es el único camino para derrocar a Sharon y a su Jefe de Estado Mayor. Si los árabes acceden a las condiciones de Sharon para volver a la mesa de negociaciones, con el conocimiento de esta atroz ofensiva, Europa lo celebrará, y EEUU felicitará a Sharon por su éxito. Pero si los árabes apoyan la resistencia y detienen las matanzas de los tanques israelíes, Europa tendría que reafirmar la necesidad de buscar una solución política justa, y EEUU culparía a Israel por el impasse"

El ejército israelí continúa con el logro de los objetivos delineados por el primer ministro israelí y su Jefe de Estado Mayor. Éstos incluyen no sólo la recuperación del dañado prestigio de Sharon sino romper el apoyo de los movimientos nacionalistas imbricados en los jóvenes de los campos de refugiados y de las ramas armadas de las organizaciones palestinas que han resistido la ocupación, sin tener en cuenta las diferencias entre la Autoridad Palestina (AP) y la oposición. Estas son las organizaciones de la generación de Oslo, cuyos miembros, hombres y mujeres, han crecido y han despertado bajo acuerdos provisionales [palestino-israelíes], bajo la persistente expansión de los asentamientos israelíes, y tras las barricadas del ejército israelí que han gobernado cada momento de su vida y de sus proyectos de futuro desde el establecimiento de la AP.

Esta es la generación que ha sido privada de la más fundamental de las libertades, la libertad de movimiento. Hay gente de esta generación que no ha podido abandonar sus campos o ciudades durante una década; otros no han podido salir de Gaza en su vida. Estas personas son los objetivos del ejército israelí, cuyos soldados, después de cumplir el servicio militar obligatorio, son destinados durante un año completo, para descansar y reponerse, a las selvas de la lejana América Latina, a India o a Oriente, antes de regresar a Israel para continuar sus estudios universitarios.

Las detenciones masivas de jóvenes y adultos que crearon el movimiento de la resistencia, no es, por tanto, simplemente un intento de guardar las apariencias, sino de lograr sofocar el desarrollo del movimiento, después de lo cual el ejército israelí se retirará dejando con su destrucción aún mayor degradación, rencor, odio.

Represión y negociación

En lo álgido de su ofensiva, Sharon ha declarado que está abierto a las negociaciones. Mientras su campaña de represalias va a toda máquina, con tanques rodando de un campo a otro, y de una ciudad a otra, él está "dispuesto a hablar con los palestinos": Sin embargo, en un análisis más detallado se observa que su idea de hablar se reduce a "negociaciones para un alto el fuego mientras un alto el fuego está vigente", un notorio ejemplo de acrobacia verbal. Las negociaciones de alto el fuego tienen lugar cuando prosiguen las hostilidades. Los "siete días de paz" de Sharon, hay que recordar, no fueron nunca una condición previa para las negociaciones de alto el fuego sino para entrar en las negociaciones políticas. Sin embargo Sharon mostraba evidente orgullo por el hecho de que los encuentros de Peres con los líderes palestinos únicamente se centraron en el alto el fuego.

Por tanto, ¿cuál es la novedad? Es difícil de decir. ¿Sharon está maniobrando para ganar tiempo en su brutal campaña de represión?, o ¿ha cambiado su actitud hacia las negociaciones? Quizás la suposición más acertada sea que Sharon intenta cambiar su posición o negociar con la AP de forma gradual, mientras prosigue con sus intentos de socavar la resistencia del movimiento nacional palestino. En otras palabras, mantendrá sus asaltos contra la sociedad palestina y mientras, las fuerzas políticas aseguran al mundo que finalmente él accederá a sentarse a negociar.

Evidentemente Sharon no está a favor de regresar a la mesa de negociaciones. Pero, si tiene que negociar, ¿cuáles serán sus condiciones y sobre qué querrá negociar? Él espera que esto sean temas determinados por sus recientes ofensivas militares. Pero también son temas que la firmeza y resistencia palestina determinarán.

En las actuales circunstancias, que subrayan la necesidad de mantener la resistencia, es razonable no responder a la táctica de Sharon de apoyar los encuentros entre la AP y Peres, ya que tales encuentros no llevarán ni a la negociación ni al alto el fuego. Intentan ganar tiempo. No se trata de unos cuantos malentendidos que pueden aclararse en una reunión con Peres, tampoco se trata de obstáculos que hay que sortear con una de las fórmulas de Peres. En cualquier caso, estas fórmulas se han convertido en algo difícil de digerir.

El conflicto actual en Palestina no es una cuestión de malentendidos o de falta de comprensión recíproca. No es el resultado de una inexplicable caída, de ambos lados, hacia una espiral de violencia del ojo por ojo -tales expresiones únicamente contribuyen a dar la impresión de imparcialidad al observador. El conflicto existe por la ocupación, y la ocupación ha entrado en una de sus fases más virulentas.

"La parte más oscura es cuando cae la noche", escribió Farid Ghanem. Pese a ello, incluso en este lóbrego momento, no hay ningún indicio de ninguna resolución israelí para desmantelar la ocupación, por lo que las negociaciones tienen que empezar a negociar los plazos para terminar con la ocupación. Israel no puede tomar la reciente iniciativa de paz saudí seriamente. Mientras, el mundo mira cómo Israel mueve las líneas de confrontación entre cada uno de los hogares palestinos y el ejército israelí. El objetivo palestino, finalmente, no es negociar por el hecho de negociar, sino con el fin de terminar con la ocupación. No se ponen objeciones a las negociaciones mientras las negociaciones lleven a un fin. Pero si las negociaciones se convierten en otra maniobra israelí para prolongar la ocupación, los palestinos mostrarán todas y cada una de sus objeciones.

A pesar de todo, en el espíritu palestino de resistencia, que ha borrado las barreras entre las facciones palestinas, todavía es posible delimitar dos tendencias generales arabo-palestinas. Aquélla en la que prevalece el punto de vista de la resistencia como viable, además de necesaria, y que se dirige a terminar con la ocupación. La segunda tendencia observa la espiral de violencia israelí y la contra-violencia palestina con desesperación y no puede imaginar otra camino fuera de las negociaciones para romper este círculo vicioso de violencia. Estos que mantienen el segundo punto de vista, vieron las declaraciones últimas de Sharon como un giro radical y esperaban la visita de Zinni con impaciencia.

Desde la perspectiva del primer punto de vista, la resistencia ya no es meramente una reacción a la brutalidad; incluso aunque se produjese algún cambio en la posición de Sharon, solo sería debido a la perseverancia palestina. Las recientes declaraciones de Sharon son, podríamos decir, una indicación de que no hay ningún cambio práctico en su posición, sino más bien un signo de que el ejército israelí dará un paso adelante en la detención de jóvenes en los campos y ciudades palestinas. Este grupo, también ha puesto su mirada en Zinni; pero más importante aún, en Dick Cheney, quien rechaza reunirse con Arafat y quien está tomando el pulso al mundo árabe para preparar un ataque sobre Iraq. Este grupo sospecha que la visita de Zinni es poco más que una cortina de humo mientras Chenney cumple con la verdadera agenda de Washington.

El giro reciente de Sharon de usar la mediación de la Unión Europea (UE) para invitar a los líderes de la AP a reunirse con Peres, y su anuncio de que ha eliminado su condición de siete días de paz no son más que estratagemas políticas en un intento de ocultar lo que tiene en mente. Es decir, aplastar la resistencia palestina, atormentando a la totalidad de la población palestina, y combatir a una generación de palestinos para extirpar de raíz a cualquiera que pueda albergar la llama de la resistencia.

Este no es un plan político que pretenda detener a los sospechosos de la lista Israelí, como afirma Sharon. Él, y su Jefe de Estado Mayor, saben perfectamente que cualquiera de los que son buscados hace ya tiempo que están escondidos. Y que lo que ha llevado a cabo no es la operación puntual de un comando, sino una completa ofensiva militar usando tanques y artillería. Es una operación destinada a permitir que el ejército israelí despliegue toda su tecnología en la calle, lanzando misiles a cualquiera que ose asomarse a la ventana para ver qué está pasando, tapando los ojos, pateando y arrastrando a los jóvenes que acorralan.

Los palestinos que se reunieron con Peres durante la ofensiva no debieron hacerlo. Creo que los árabes no deben recibir a Zinni, o hacerlo sólo bajo determinadas condiciones. Zinni sabe, como cualquiera, lo que realmente está pasando. Israel está "haciendo la guerra a los terroristas" con quienes no puede haber negociaciones; los árabes quieren negociar como si el ejército israelí no registrase casas, retuviera ambulancias y matase detenidos.

¿Arafat en Beirut?

En tales circunstancias la cuestión de si se le permitirá o no a Arafat acudir a la Cumbre Árabe es puramente una cuestión secundaria. Es secundaria porque no se sustenta en lo que está pasando en tierra palestina, sencillamente en el hecho de la incursión de Israel en Ramala, excepto la zona que rodea las oficinas de Arafat; es secundario al hecho de que el líder de las fuerzas de ocupación haya concedido a Arafat libertad de movimiento en territorios que todavía siguen ocupados. Por ello, incluso si Israel permite al presidente palestino acudir a la cumbre sería una postura de lavado de cara, a pesar de aquellos que darían una victoria a las "fuerzas moderadas" en la cumbre árabe, lo que les permitiría poder tener algo más sobre lo que jactarse en la próxima cumbre o explorar formas de apoyar la opción de la resistencia.

Las declaraciones de Sharon relativas a la libertad de movimiento del Presidente palestino, en un momento en el que sólo las fuerzas de ocupación son libres para moverse, ejemplifican el intento de Israel de eliminar al líder palestino de cualquier lugar y situación. Esta es la forma que tiene Israel de poner de manifiesto el significado de la AP y del líder palestino en las actuales circunstancias. Sin embargo, el líder palestino tiene a su alcance los medios para hacer llegar el mensaje contrario, que no necesita ningún permiso del brutal poder de ocupación para moverse libremente en su propia tierra.

Cuando Israel haya terminado de abrirse camino a través de los territorios palestinos y haya forzado a la resistencia palestina a arrodillase, las negociaciones de alto el fuego serán bienvenidas. Entonces permitirán a Arafat viajar hasta la cumbre, donde algunos árabes estarán dispuestos a elogiar el acercamiento como un "gran avance". Así es como venderán los resultados de la campaña militar israelí, como si fuera una victoria.

Hay, sin embargo, una única respuesta al desesperado intento de Sharon de romper el espíritu de resistencia, y es apoyar la resistencia. Este es el único camino para derrocar a Sharon y a su Jefe de Estado Mayor. Si los árabes acceden a las condiciones de Sharon para volver a la mesa de negociaciones, con el conocimiento de esta atroz ofensiva, Europa lo celebrará, y EEUU felicitará a Sharon por su éxito. Pero si los árabes apoyan la resistencia y detienen las matanzas de los tanques israelíes, Europa tendría que reafirmar la necesidad de buscar una solución política justa, y EEUU culparía a Israel por el impasse, desaconsejando de nuevo el recurso de la guerra y pidiendo que acortase la ocupación de las ciudades palestinas.



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