Palestina


*Marwan Barghouthi es el máximo responsable de Al Fatah en Cisjordania.

Palestina


¿Israel quiere seguridad?:
¡que ponga fin a la ocupación!

Marwan Barghouthi *

The Washington Post, 16 de enero de 2002
Traducción: CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 24-01-2002

La única vía para que los israelíes vivan seguros es, sencillamente, poner fin a la ocupación israelí de territorios palestinos que dura ya 35 años. Los israelíes deben abandonar el mito de que es posible vivir en paz y mantener la ocupación al mismo tiempo, de que la coexistencia pacífica es posible entre amo y esclavo. La ausencia de seguridad para los israelíes nace de la falta de libertad de los palestinos. Israel tendrá seguridad solamente cuando ponga fin a la ocupación; pero no antes.

El asesinato por parte de Israel del activista de Fatah Raed Karmi el pasado lunes era predecible. Pese a haber asesinado a más de 18 palestinos desde que el presidente Arafat declarara el alto el fuego el pasado 18 de diciembre, ningún civil israelí ha sido asesinado en ese periodo de tiempo. Según los gobiernos de todo el mundo y la prensa internacional, eso constituye un "periodo de calma" en el ciclo de violencia. Sin embargo, es precisamente ese "periodo de calma" lo que el primer ministro israelí Ariel Sharon no puede permitirse. Sharon fue elegido en un momento de crisis, y sabe que su gobierno únicamente puede sostenerse en tiempos de crisis. Sharon hará todo lo posible por mantenerse a flote en la política, y buscará cualquier excusa para avivar las llamas del conflicto y evitar la vuelta a la mesa de negociaciones.

Más de 600 palestinos, todos ellos refugiados, se convirtieron en refugiados por segunda vez cuando los bulldozers de Sharon destruyeron sus hogares en Gaza. Un día después, varios hogares palestinos en la ciudad ocupada de Jerusalén Oriental fueron destruidos. Entonces, simplemente para asegurarse de que los palestinos ya habían sido lo suficientemente provocados y que el ciclo de violencia comenzaría de nuevo, Israel asesinó a Karmi.

Sharon ha justificado estas medidas bárbaras e ilegales en nombre de la "seguridad". Pero como candidato habitual en la lista israelí de futuribles asesinados, yo mismo puedo asegurarle al pueblo israelí que ni mi asesinato, ni el de ninguno de los 82 asesinados durante los últimos 15 meses, les acercará a esa seguridad que tanto ansían y merecen.

Poner fin a la ocupación

La única vía para que los israelíes vivan seguros es, sencillamente, poner fin a la ocupación israelí de territorios palestinos que dura ya 35 años. Los israelíes deben abandonar el mito de que es posible vivir en paz y mantener la ocupación al mismo tiempo, de que la coexistencia pacífica es posible entre amo y esclavo. La ausencia de seguridad para los israelíes nace de la falta de libertad de los palestinos. Israel tendrá seguridad solamente cuando ponga fin a la ocupación; pero no antes. Una vez que Israel y el resto del mundo comprendan esta verdad, el camino a seguir es bastante claro: poner fin a la ocupación, dejar que los palestinos vivan en libertad y que Israel y Palestina negocien un futuro en paz con fuertes lazos económicos y culturales que les unan, como vecinos independientes en un plano de igualdad.

No nos olvidemos de que los palestinos hemos reconocido la existencia de Israel sobre el 78% de la Palestina histórica. Es Israel quien se niega a reconocer el derecho de Palestina a existir sobre el 22% restante del territorio, ocupado en 1967. A pesar de ello, se nos acusa de no saber llegar a un acuerdo y de malograr oportunidades. Francamente, estamos cansados de que siempre se nos culpe de la intransigencia israelí cuando todo lo que pretendemos es que se haga cumplir el derecho internacional.

No creemos en EEUU, que proporciona miles de millones de dólares en ayudas anuales para financiar la expansión de las colonias ilegales, el "luchador contra el terrorismo" que sirve a Israel aviones F-16 y helicópteros de combate que son utilizados contra una población civil indefensa, el "defensor de las libertades y de los oprimidos" que mima a Sharon aún cuando se enfrenta a un juicio acusado de crímenes de guerra por su responsabilidad en las masacres de refugiados palestinos en 1982. El papel del único superpoder mundial se ha visto reducido al de mero espectador que no tiene nada que ofrecer más que la cansina cantinela del "Detengan la violencia", mientras no hace nada para ocuparse del verdadero origen de la violencia: el hecho de que a los palestinos se les niegue la libertad. Vean cómo un desventurado general Anthony Zinni continua hablando de la "violencia" mientras los colonos judíos violan el derecho internacional, y hasta las propias directrices norteamericanas, construyendo nuevas colonias ilegales en la ciudad ocupada de Jerusalén. A los palestinos, todo esto no nos impresiona.

Durante los últimos 15 meses, Israel ha asesinado a más de 900 civiles palestinos, el 25% de los cuales tenía menos de 18 años de edad. Y aún así, EEUU todavía tiene la audacia de vetar un plan de Naciones Unidas (NNUU) para establecer una fuerza de protección internacional que detenga la violencia.

Así que nos protegeremos. Si Israel se cree con el derecho de bombardearnos con F-16 y helicópteros de combate, no debería sorprenderse de que los palestinos utilicemos armamento defensivo para derribar sus aparatos aéreos. Y si bien yo y el movimiento al que pertenezco, Fatah, nos oponemos con firmeza a los ataques contra civiles en el interior de Israel, nuestro vecino en el futuro, yo me reservo el derecho a defenderme, a resistir la ocupación israelí de mi país, y a luchar por mi libertad. Si lo que se espera de los palestinos es que negociemos bajo la ocupación, entonces Israel deberá negociar mientras nosotros resistimos frente a la ocupación.

No soy un terrorista, pero tampoco soy pacifista. Simplemente, soy un tipo normal de la calle palestina que pide lo que cualquier otra persona oprimida podría pedir: el derecho a defenderme vista la ausencia de ayudas provenientes de terceros.

Este posicionamiento bien podría conducir a mi asesinato. Así que dejaré bien clara cuál es mi postura para que el mundo no se tome mi muerte a la ligera, como una estadística más de la guerra israelí contra el "terrorismo". Durante seis años, me consumí en una cárcel israelí en calidad de prisionero político; allí fui torturado. Mientras tenía la cara tapada, un israelí me golpeaba en los genitales con un palo. Aún así, desde 1994 he creído que Israel pretendía poner fin a la ocupación y no me he cansado de defender una paz basada en la igualdad y la justicia. He conducido varias delegaciones palestinas en encuentros con parlamentarios israelíes con el fin de promover la cooperación y comprensión mutuas.

Sigo luchando por una coexistencia pacífica entre Israel y Palestina como países independientes en igualdad de condiciones, una coexistencia basada en la retirada completa de los territorios palestinos ocupados en 1967 y una resolución justa del problema de los refugiados palestinos de acuerdo con las resoluciones de NNUU. No pretendo destruir a Israel, sino terminar con la ocupación que todavía mantiene sobre mi país.



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