Nación Árabe 36


Publicado en Nación Árabe, núm. 36, Otoño de 1998

Editorial

EEUU fuerza con dificultades un nuevo acuerdo en Wye Plantation entre Netanyahu y Arafat, mientras relanza la guerra encubierta contra Iraq

EEUU en Oriente Medio: Más de lo mismo

El viernes 23 de octubre, tras nueve días de intensas negociaciones, en una cumbre diseñada por EEUU al estilo de la de egipcio-israelí de Camp David de hace 20 años, Yaser Arafat y Benjamin Netanyahu firmaban el denominado 'Memorándum Wye' o 'Wye River', nombre tomado del lugar de la negociación, Wye Plantation, en Maryland. Con ello se ponía fin a un período de 19 meses de bloqueo en el proceso de negociación palestino-israelí, cuyo primer gran acuerdo, la Declaración de Washington u Oslo I cumplía el pasado 13 de septiembre cinco años. A este periodo de acuerdos y acuerdos entre un OLP convertida en Autoridad Palestina (AP) y los sucesivos Gobiernos laboristas de Rabin y Peres, y del Likud de Netanyahu, dedicamos un Informe central de este nuevo número del otoño de Nación Árabe, con un mayor número de páginas que los anteriores.

La cumbre ha sido un empeño personal de Bill Clinton, que incluso ha tenido que gestionar directamente la negociación entre palestinos e israelíes al margen de su secretaria de Estado Madeleine Albright, a quien se considera que ha sido muy poco eficaz en desbloquear el proceso, sin duda consecuencia de su firme compromiso -y el de la mayoría de miembros del Departamento de Estado- con Israel. El Presidente norteamericano necesitaba un acuerdo -tanto pos razones internas como regionales- y éste llegó finalmente de manera oportuna 11 días antes de las elecciones parciales al Congreso de EEUU, percibidas como un referéndum sobre su figura. El nuevo compromiso palestino-israelí contó con otro protagonista, el rey Hussein de Jordania que, enfermo de cáncer, abandonó por unas horas el tratamiento médico para salvar las situaciones críticas de la cumbre. El rey Husein y Jordania prosiguen así -en detrimento del Presidente Mubarak y de Egipto- consolidándose como una pieza regional clave de la política estadounidense en Oriente Medio. (Miguel Angel Moratinos, enviado especial de la Unión Europea en Oriente Medio, entrevistado por Montserrat Boix, explica a Nación Árabe el papel jugado por Europa en esta cumbre)

El momento parecía propicio: confluencia de intereses entre Arafat y Netanyahu, ambos en situación de extrema debilidad interna y asociados por fuerza o de grado a un proceso del que depende -sobre todo en el caso del primero de ellos- su supervivencia política. Uno y otro coinciden ahora en señalar que se ha establecido un nuevo clima de confianza entre palestinos e israelíes ­un "nuevo espíritu", reencarnación del ya periclitado de la época Rabin/Peres. Netanyahu hablaba tras la firma del Memorándum de sus "socios palestinos", y destacaba la "buena voluntad y honestidad del equipo negociador [palestino]", añadiendo que "por primera vez veremos que hay compromisos concretos y verificables que se llevan a cabo [en materia de seguridad]". Arafat por su parte aseguraba que "no hay duda de que Netanyahu se ha convertido en mi socio [partenaire], como lo fueron antes Rabin y Peres. Ahora tenemos a Netanyahu como nuevo socio a nuestro lado para proseguir con el proceso de paz a pesar de todas las dificultades".

Hasta aquí los obligados halagos mutuos ante un satisfecho Clinton. Pero lo cierto es que el clima de hostilidad y desconfianza entre palestinos e israelíes persiste -acrecentado aún más por las fuertes presiones estadounidenses sobre ambas partes- y que aún queda por llevar a la práctica lo acordado en Wye Plantation según un calendario de engarzados compromisos entre la AP e Israel: medidas de seguridad por parte de la AP, nuevos redespliegues y "medidas de confianza" por parte de Israel.

Wey Plantation ha sido acogido con escepticismo, si no por la mayoría de los Gobiernos árabes, sí de sus poblaciones, de sus medios de comunicación (por ejemplo, la prensa de la moderada petromonarquía de Qatar calificaba a Arafat de "traidor") y de sus organizaciones; y por supuesto por la población palestina, que ha visto deteriorarse su situación cotidiana a partir de acuerdos aparentemente mucho más transcendentales (Oslo I, Oslo II, Acuerdo de Hebrón...) y que ha vivido ya la reiterada experiencia de los incumplimiento por parte de Israel de acuerdos previos. De hecho, algunos de los compromisos ahora asumidos por Israel (excarcelación de presos o la autorización de la apertura de corredores entre Gaza y Cisjordania y del aeropuerto de la Franja) son puntos previamente acordados e incumplidos.

Y en fin, queda pendiente la negociación más dura, la del acuerdo final sobre los Territorios: demarcación de fronteras, asentamientos, refugiados, el acceso a los lugares sagrados, la capitalidad de Jerusalén... elementos todos ellos que son los que verdaderamente darán paso o no, en función de cómo sean resueltos, a la paz en la región.

Principales puntos del Memorándum

A pocos días de dado a conocer y a la espera de cómo se irá aplicando en la práctica durante las próximas semanas, incluimos a continuación una evaluación del contenido del acuerdo logrado en Wye Plantation, siguiendo para ello el calendario de los sucesivos compromisos de la AP e Israel.

1. Primeras dos semanas tras el acuerdo
a) Palestinos e israelíes comenzarán la discusión final sobre el estatuto de los Territorios y los temas antes indicados. Según el calendario original de Oslo I está fase debería llevar ya dos años y concluir en mayo de 1999 (véase más adelante).

b) Israel , la AP y la CIA estadounidense prepararán conjuntamente un plan de seguridad que incluya el encarcelamiento de al menos una treintena de palestinos acusados por los israelíes de asesinatos. Israel exigía al inicio de la cumbre la entrega por la AP de los palestinos acusados de acciones armadas contra Israel (incluido el propio Jefe de la policía palestina, Ghazi Jabali), punto finalmente resuelto con el compromiso por parte palestina de que la CIA supervise su busca y captura, y posterior enjuiciamiento. La detención de Jabali es aún materia de discusión.

c) El Comité Ejecutivo de la OLP será convocado para iniciar el trámite de anulación de los artículos de la Carta Nacional Palestina (CNP, Constitución) que hacen referencia a la destrucción o lucha contra Israel. Asimismo, un denominado "Comité conjunto antiprovocaciones" comenzará a redactar las regulaciones que prohiban toda incitación a la violencia o terror en la legislación de la AP. No hay referencia alguna a contrapartida similar por parte de Israel, por ejemplo, en cuanto a la paralización de la expansión de los asentamientos. En relación con este tema, Netanyahu ha explicado a su regreso Israel -el lunes 26 de octubre- que proseguirá con la colonización en Cisjordania, incluido Jerusalén Este.

d) Al menos uno de los corredores entre los Territorios Palestinos habrá de ser abierto por los israelíes en el transcurso de la primera semana. para el tránsito sin restricciones de palestinos entre Jericó (en Cisjordania) y Gaza.

e) Una vez cumplidos los anteriores puntos, Israel completara un redespliegue inicial del 2% de Cisjordania. Este porcentaje, así como los posteriores (ver más abajo) corresponden a territorios de la Zona C (área de exclusivo control actual por Israel: véase en este número el artículo de Carlos Varea) que pasan ala categoría de Zona B (área bajo administración civil palestina pero control de seguridad israelí).

2. Semanas tercera a sexta
a) El Comité Central de la OLP será convocado para enmendar la CNP según lo indicado más arriba. Al término de este periodo (sexta semana) el Consejo Nacional Palestino (Parlamento) y todas las instituciones palestinas procederán a enmendar la CNP ante el Presidente Clinton que se desplazará para ello a la región.

b) Deberá estar concluido un plan de requisa de armas ilegales en los Territorios Autónomos Palestinos, así como una lista de los miembros de la policía palestina que Israel considera terroristas, que habrán de ser expulsados de los cuerpos de seguridad bajo supervisión de la CIA.

c) Al término de este periodo y satisfechas las exigencias de Israel en materia de seguridad y enmienda de la CNP, el Gobierno de Netanyahu procederá a redesplegar al Ejército israelí en un segundo movimiento, transfiriendo otro 5% igualmente de la Zona C a la B.

3. Semanas séptima a décimo segunda
a) Comenzará en la zonas autónomas la requisa de armas ilegales entre la población palestina. Israel habrá de recibir de la CIA un informe en el que se garantiza que el contingente de policía palestina se ha reducido de la cifra actual de 40.000 a 24.000 miembros, la establecida en el Acuerdo Oslo I.

b) Tras ello, Israel procederá a un tercer redespliegue en Cisjordania, hasta completar el 13,1% acordado (del cual el 3% será considerado como "reserva natural", es decir, que no podrá ser poblado); este territorio, de unos 550 kilómetros cuadrados será -como hemos indicado- todo él Zona B mixta palestino-israelí. Finalmente, en la semana décimo segunda, otro 14,2% de la actual Zona B pasará a ser Zona A, es decir, de exclusivo control palestino (civil y de seguridad).
Con ello, doce semanas después del acuerdo de Wye, la AP controlará un 17,2 % de Cisjordania como Zona A y otro 22% como Zona B. Con ello, la mayor parte de la población palestina quedará bajo administración de la AP.

c) Israel excarcelará a 750 presos palestinos (de más de 3.000 actualmente detenidos: véase el texto de Loles Oliván al respecto en este número), aunque no hay un compromiso explícito israelí sobre el número de los que serían liberados y no podrán sean miembros de Hamas o de la Jihad Islámica ni haber sido condenados por delitos de sangre. Un comité conjunto creado a tal fin estudiará excarcelaciones posteriores de presos palestinos. Netanyahu ha hecho depender la excarcelación de este primer contingente de presos de la puesta en libertad por EEUU del espía norteamericano Pollard, encarcelado desde 1985 por suministrar información naval a Israel. La Administración Clinton se ha comprometido a analizar el caso sin más compromiso.

d) Israel autorizará la apertura del aeropuerto de Dahaniya en Gaza (compromiso anterior incumplido) y de la zona industrial de Karni; asimismo, el puerto de Gaza podrá entrar en funcionamiento en dos meses.

4. Tercer redespliegue e inicio de la negociación final
Otros puntos del Memorándum Wye merecen ser resaltados en relación a la fase posterior de la negociación Israel-AP:

a) El compromiso de la CIA, en términos hechos públicos, en garantizar a Israel un efectiva lucha contra la oposición interna palestina al proceso de paz. La CIA prestará a la parte palestina ayuda para que pueda cumplir con los compromisos adquiridos en materia de seguridad y será garante ante Israel de tal cumplimiento.

b) Se creará un comité conjunto israelo-palestino que estudiará los detalles de un tercer repliegue de tropas israelíes. Netanyahu indicó inmediatamente tras la cumbre de Wye Plantation que garantizará ante su Gobierno que este nuevo y definitivo redespliegue de Cisjordania no superará el 1%.
Lo que es más relevante -y preocupante para la parte palestina- es que EEUU se ha comprometido ante Israel, por medio de una "carta de garantías" no hecha pública, a no intervenir en la negociación palestino-israelí sobre este redespliegue final, garantizando el derecho exclusivo de Israel a determinar su "amplitud y ritmo", reiterando así el compromiso norteamericano en el mismo sentido del Acuerdo de Hebrón de 1997 (véase en este número de Nación Árabe el artículo de Carlos Varea). Ello supone, en suma, la aceptación por EEUU de la hegemonía y pleno control israelíes de la negociación final con la AP.

c) Todas las partes (EEUU, Israel y la AP) aceptan que si para la fecha final prevista en Oslo I para la firma de un acuerdo definitivo y el fin de la negociación -el 4 mayo de 1999- no se ha logrado tal objetivo, se convocará una nueva Cumbre. Ello podría suponer implícitamente la renuncia palestina a declarar en esa fecha y de manera unilateral un Estado palestino, como había anunciado Arafat.

d) Por último, en relación a la ayuda económica a ambas partes como recompensa por el logro del acuerdo, Netanyahu podrá informar al Gobiernos israelí que la Administración Clinton dará a Israel una ayuda próxima a los mil millones de dólares (150.000 millones de pesetas) para facilitar los redespliegues previstos (nueva ubicación de bases militares, trazado de nuevas carreteras, etc.). Por el contrario, el compromiso financiera estadounidense con la AP es mucho menos concreto. Clinton ha pedido al Congreso la aprobación de un paquete de ayuda económica, pero se prevé que, nuevamente y como hasta ahora, será la UE el principal donante de ayuda a los Territorios Palestinos.

Previsiones para el futuro

De este rápido repaso de su contenido, el Memorándum Wye reafirma, a nuestro entender, la lógica imperante en el proceso de negociación palestino-israelí desde Oslo I y hasta esta última cumbre.

En primer lugar, a medida que la negociación avanza, desde los Gobierno laboristas al de Netanyahu, las exigencias de Israel en materia de seguridad son mayores. Los términos del proceso tal y como se enunciaron en la Conferencia de Paz de Madrid han sufrido una notoria perversión. La restitución de los Territorios Ocupados a cambio de paz o de seguridad se efectúa ahora según una norma extremadamente perjudicial para los palestinos: la AP recibe parcelas de territorio sobre los que se le hurta las competencias. La devolución de los territorios se ha convertido en un objetivo vacío de contenido: son territorios sin soberanía. El incremento del papel de la CIA y de su presencia en el corazón de las instituciones palestinas como garante del cumplimiento de sus compromisos de seguridad con Israel, hipoteca cualquier atisbo de soberanía e independencia palestinas (1). Recordémoslo: la CIA no es nada más ni nada menos que el servicio secreto de la potencia hegemónica mundial, EEUU, con claros intereses estratégicos en Oriente Medio abiertamente opuestos a las aspiraciones nacionales y populares árabes y, en concreto, palestinas; no es un mediador ni fiable ni imparcial.

En segundo lugar, el diseño geográfico de Gaza y Cisjordania tras el Memorándum Wye radicaliza la cantonalización de los Territorios Autónomos. Sobre aquél mínimo porcentaje de territorio en el que la AP es o será la única autoridad (los correspondientes a la Zona A, en total el 18% de Cisjordania si Israel cumple lo acordado) el ejercicio de la soberanía es imposible, y la previsión de establecer algún día sobre ellos un Estado palestino viable desde cualquier punto de vista es una pretensión engañosa (véase al respecto el artículo en este número de Edward W. Said "¿Cómo se deletrea apartheid?: O-S-L-O").

En tercer lugar, el calendario de Oslo I se ha esfumado definitivamente. Por un lado, todas las partes parecen haber aceptado ya que no se concluirá el proceso el 4 de mayo de 1999, y que ello no supondrá un grave impedimento para que se prolongue indefinidamente. Por otro, EEUU reitera ahora lo ya expresado en las cartas secretas que acompañaron al Acuerdo sobre Hebrón: que no intervendrá -que no presionará, en suma- a Israel en fases posteriores -las claves- de la negociación para que devuelva porcentajes apreciables de la Cisjordania aún ocupada. Eso significa simplemente que EEUU otorga a Israel, ya explícitamente, la hegemonía plena sobre el proceso, y que la AP no podrá contar con el único mediador entre ambos -tras la marginación de la UE y de cualquier otra instancia internacional como NNUU- la Administración norteamericana. Netanyahu lo ha dejado bien claro a su vuelta a Israel: tras los previstos en Wye, no habrá un tercer repliegue mayor de un 1% de Cisjordania, y la colonización proseguirá. Si no se establecen nuevas correlaciones de fuerzas internacional y regional árabe, los negociadores palestinos no podrán en solitario obtener de Israel una adecuada resolución de las aspiraciones de su pueblo (véase al respecto en este número el texto de Azmi Bishara "Olvidad el acuerdo final").

Sharon, ministro de Exteriores

El encargado de llevar a cabo la negociación con la AP por parte israelí, en esta nueva fase del proceso abierta tras la cumbre de Wye Plantation, será el nuevo ministro de Exteriores, Ariel Sharon. Sin duda para aliviar la presión interna de sus apoyos ultrasionistas y religiosos, Netanyahu nombró pocos días antes de la cumbre a Sharon ministro de Exteriores, una decisión que ha sido considerada como una provocación por parte palestina y árabe. El motivo, Sharon fue acusado de ser responsable ­cuando menos por omisión- de las matanzas de refugiados palestinos de Sabra y Shatila. Recordemos brevemente, al menos como desagravio a las víctimas, lo sucedido aquellos terribles días de septiembre de 1982.

Concluido el asedio de Beirut que el Ejército israelí había mantenido durante todo el verano de ese año y tras la salida de los combatientes palestinos de la capital libanesa, Bashir Gemayel, líder del Partido Kataeb (formación fascista aliada de Israel y más conocida como Las Falanges) y recién designado por los israelíes Presidente del país, moría en atentado con bomba el 14 de septiembre. Este suceso -aún no aclarado- provocó que durante los dos días siguientes, entre el 16 y 18 de septiembre, unidades de Las Falanges entraran en los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Shatila, en los suburbios de Beirut, dentro del contexto de lo que entonces se denominó una "operación militar antiterrorista" amparada y coordinada con el Ejército israelí.

El Ejército israelí cercó durante esos dos días y dos noches de terror Sabra y Shatila, iluminado con reflectores su interior e impidiendo la huida de los refugiados. Al término de la operación, entre 700 y 800 personas habían sido masacradas según fuentes de inteligencia militar israelí -una cifra muy superior, según fuentes palestinas y libaneses-, la mayor parte civiles, incluyendo mujeres y niños. De nada había servido que el acuerdo bajo mediación estadounidense de salida de los combatientes palestinos de Beirut incluyera el compromiso de la comunidad internacional en garantizar la protección de los civiles palestinos.
Tal y como se recoge en las recomendaciones finales del informe de la denominada Comisión Kahan (2) -la comisión israelí encargada de investigar las acciones y responsabilidades del Ejército israelí en las masacres perpetradas por Las Falanges en los campamentos-, al entonces ministro de Defensa Ariel Sharon se le atribuyó una "responsabilidad personal" respecto a los hechos acaecidos, recomendándose implícitamente por ello su dimisión, decisión finalmente por él tomada. Esta responsabilidad se basaba en los demostrados "defectos que se descubrieron en la manera en que cumplió las obligaciones de su cartera", cuatro en concreto:

1. Ariel Sharon conocía -señala el informe- "la ética combatiente de Las Falanges, sus sentimientos de odio hacia los palestinos y los planes de sus dirigentes sobre el futuro de los palestinos". Tras el asesinato por atentado con bomba contra Gemayel era más que predecible el sentimiento de venganza contra los palestinos, a pesar de no conocerse la autoría del atentado. Aún así, se permitió la entrada de Las Falanges en los campamentos, decisión tomada personalmente por Sharon.

2. De consideración más grave, la entrada de Las Falanges en Sabra y Shatila se hizo sin que Sharon expidiera orden alguna para la adopción de medidas de precaución adicionales que garantizaran la "efectiva y constante supervisión del EDI [Ejército de Defensa de Israel] sobre las actividades de Las Falanges en el lugar, de tal manera que se evitara el peligro, o que al menos se lo redujera considerablemente". De hecho, las Falanges se introdujeron en los campamentos sin el acompañamiento de efectivos israelíes, limitándose en un principio la actuación de éstos a observar de manera deficiente a distancia el desarrollo de la operación.

3. Igualmente, Sharon no emitió, previo a la operación, una orden "clara y explícita" a los comandantes falangistas prohibiendo dañar a civiles o advirtiéndoles del predecible peligro de que sus milicianos cometieran actos de violencia contra los palestinos.

4. Finalmente, contrariamente a lo que se supone debería ser el caso en una operación de estas características, Sharon no informó al Primer Ministro israelí de la decisión de autorizar a Las Falanges su entrada en los campamentos palestinos.

Mantener la presión sobre Iraq

El pasado 5 de agosto Iraq decidió suspender su colaboración con las dos comisiones de desarme que operan en el país desde el fin de la Guerra del Golfo, la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) y la Comisión Especial del Consejo de Seguridad, la UNSCOM, que preside Richard Butler. Por el contrario, Iraq ha respetado el funcionamiento del sistema de verificación a largo plazo de su capacidad tecnológica, que por medio de visitas, control por circuito cerrado de TV y vigilancia aérea de 416 centros industriales y científicos tiene por misión impedir su rearme una vez levantado el embargo.

NNUU ha respondido con moderación a la decisión iraquí de no seguir cooperando con las comisiones de desarme. Francia, Rusia y China, si bien han condenado la decisión iraquí, reconocen desde hace meses que el debate sobre el fin del embargo ha de ser abordado. Gran Bretaña hizo saber esta vez a EEUU que no le respaldaría en un nuevo ataque militar contra Iraq. Y el Secretario General de NNUU, Kofi Annan, se mostró en su comunicado del 6 de agosto comprensivo ante la frustración iraquí y defendió el diálogo con Iraq, enviando para ello a Bagdad a su mediador personal. La posición del Annan es la de avanzar hacia un examen global y "en un tiempo relativamente corto" de la cuestión iraquí por parte del Consejo de Seguridad (CS), a fin de poder establecer un "calendario razonable" para el fin del embargo (3).

Incluso la resolución 1.195 del CS del 9 de septiembre es ambigua: si bien condena la decisión de Iraq y decide aplazar la revisión semestral de las sanciones (debía haberse realizado en octubre) hasta que no colabore de nuevo con la UNSCOM, no incluye amenaza alguna y garantiza "la evaluación global" del problema una vez Bagdad restablezca su cooperación.

La petición de Iraq es más que razonable: dejando al margen el terrible impacto humanitario de las sanciones, que tras más de siete años de trabajo las comisiones de desarme presenten sus conclusiones en relación a cada uno de los distintos dossieres del desarme iraquí (nuclear, químico, biológico y balístico), se valore el grado de cumplimiento de Iraq de sus obligaciones de fin de la Guerra del Golfo (en cuanto al desarme, pero también respeto al pago de la deuda de guerra -véase sobre este punto "Cuarto periodo de aplicación de 986 en Iraq: resultados limitados" en la sección Noticias Breves de este número- y el reconocimiento de Kuwait) y se aborde, tras ello, la discusión sobre el fin de las sanciones.

En un clima enrarecido por las informaciones ya verificadas de la estrecha relación entre la UNSCOM e Israel y tras el reconocimiento por parte israelí de que el avión estrellado en Amsterdam en 1992 transportaba gas nervioso (4), Iraq ha acusado a Butler de prolongar las actividades de UNSCOM (la AIEA concluyó la fase de desmantelamiento del programa nuclear iraquí en 1994) a fin de justificar la determinación de EEUU de mantener las sanciones el mayor tiempo posible. Resulta en este sentido sumamente recomendable la lectura de la entrevista efectuada por Le Monde a Butler a comienzos de octubre (5). A la pregunta de si Iraq posee aún armas de destrucción masiva, Butler responde que ni sí ni que no: si bien Iraq está "casi desarmado", reconoce Butler, la Comisión que él preside "no está en condiciones de afirmar que Iraq no posé más armamento de destrucción masiva", una respuesta que tiene mucho que ver con el debate en torno a si es la UNSCOM la que debe demostrar que Iraq tiene todavía capacidad militar estratégica o si es Iraq quien ha de demostrar que carece de tal capacidad, una polémica en la que se ha visto involucrado el propio Annan (6).

Butler indica que la UNSCOM pueda dar por concluido su trabajo a finales de 1998 o principios de 1999 si Iraq acepta reanudar la cooperación con la Comisión. Según Butler "(...) las cuestiones que quedan aún pendientes [por cumplir por parte de Iraq] constituyen una lista francamente corta". En su informe bimestral presentado ante el CS el día 6 de octubre, Butler considera que los dossieres balístico (misiles), nuclear y químico podrían darse prácticamente por cerrados y ser transferidos al sistema de control a largo plazo, mientras que en el biológico exige a Iraq más información (7).

Relanzando la guerra encubierta

La suspensión de la revisión bimestral de sanciones y la actual situación de espera favorece la determinación de EEUU de prolongar el embargo el mayor tiempo posible a fin de debilitar al máximo y a largo plazo a Iraq. EEUU ha evitado en esta ocasión una crisis abierta, y ello por dos motivos, aprendidos de la anterior de enero-febrero: el primero, mientras no se desbloqueé el proceso de negociación palestino-israelí, aun cuando sea con un acuerdo mínimo pero publicitable como el logrado ahora en Wye Plantation, EEUU no va a contar con el apoyo de sus aliados árabes, que temen un debilitamiento aún mayor de su situación interna; el segundo, EEUU sabe que el consenso en el seno del CS está roto (véase al respecto en el anterior número 35 de Nación Árabe, en su sección Noticias Breves "Iraq: una nueva crisis en el horizonte" pp.39-41) y que Francia, China y Rusia (quizás ahora más tras la designación de Primakov como Primer Ministro) no van a secundar ninguna medida de fuerza contra Iraq.

Mientras tanto, EEUU ha procurado solucionar el primero de esos dos problemas -cumbre de Wye Plantation- al tiempo que prepara alternativas unilaterales al segundo de ellos. Así, tanto la Presidencia como el Congreso estadounidenses articulan mecanismos de intervención contra Iraq que sorteen el marco del CS y ciertas limitaciones de sus resoluciones, en concreto, el respeto a la evolución política interna del país. He aquí la secuencia de decisiones tomadas:

-El Congreso aprueba por unanimidad el 13 de marzo declarar a Sadam Husein "criminal de guerra", instando al presidente Clinton a que exija al CS que actúe en tal sentido, encausando, deteniendo y juzgando al presidente iraquí, y debate nuevas ayudas financieras para la oposición iraquí.

-A comienzos de agosto se informa que el presidente Clinton ha presentado al Congreso un "detallado plan de 27 páginas para reconstruir la quebrantada oposición iraquí" y preparar esa acta de acusación contra Sadam Husein por crímenes de guerra (8). El plan prevé destinar 5 millones de dólares (750 millones de pesetas) según el siguiente desglose (9): 1.150.000 dólares como ayuda para la reorganización de 82 organizaciones opositoras; 650.000 dólares para promover la consolidación de una coordinadora opositora, incluyendo el mantenimiento de un "Centro Iraquí" en Londres y órganos de expresión; 375.000 para "el cumplimiento de las resoluciones de NNUU"; 675.000 para "Un Iraq democrático"; y -la mayor cantidad- 2.17.000 dólares para preparar la documentación incriminatoria contra Sadam Husein. Otros 5 millones de dólares se han destinado a la puesta en marcha de una radio opositora en las antiguas instalaciones de Radio Liverty de la CIA en Praga.

-El logro de un acuerdo de fin de las hostilidades entre los dos principales partidos kurdo-iraquíes, la Unión Patriótica del Kurdistán (liderada por Talabani) y el Partido Democrático del Kurdistán (dirigido por Barzani), cuyos enfrentamientos desde la creación de la zona de protección por NNUU al término de la Guerra del Golfo ha causado 3.000 muertos (10) y ha frustrado el proyecto estadounidense de establecer una base terrestre dentro de Iraq para desestabilizar el régimen. Barzani y Talabani firmaron el 17 de septiembre en Washington un acuerdo de fin de la violencia entre el PDK y la UPK que incluye asimismo un compromiso de impedir las presencia y actividades militares del Partido del Trabajo del Kurdistán (PKK) contra Turquía (11), gesto hacia este país que ya ha establecido en el Kurdistán iraquí una franja de seguridad y que se ha sentido marginado por no haber sido invitado a participar en el acuerdo entre EEUU y los partidos kurdo-iraquíes.

-Tras este acuerdo kurdo-iraquí y afianzada la posibilidad con él de establecer esa plataforma terrestre segura en el interior de Iraq, el Congreso estadounidense ha aprobado una nueva ayuda para la oposición iraquí, mucho más cuantiosa -casi 100 millones de dólares- y ya explícitamente calificada como militar (otros dos millones se destinan a "campañas informativas" contra el Gobierno iraquí). Esta decisión permite al Departamento de Defensa destinar dicha cantidad para armar y entrenar a la oposición iraquí a fin de, como señala el texto del Congreso, "acabar con el régimen dirigido por Sadam Husein en Iraq y promover la aparición de un Gobierno democrático" (12).

EEUU parece optar en su política de asedio a Iraq por una línea de intervencionismo unilateral y guerra encubierta. La editorial del día 9 de octubre del Washington Post lo decía explícitamente: "La partida financiera [destinada a la oposición iraquí] es un paso positivo; con ella se reconoce a Sadam [Husein] como el principal problema y su eliminación , finalmente, como la única solución viable".

Recortes en libertad de expresión

Para concluir, un breve comentario sobre otros materiales incluidos en este número de Nación Árabe.

Por una parte , dos breves documentos sobre las restricciones de la libertad de expresión en Argelia y Túnez, y un análisis más extenso sobre el retroceso democrático en Jordania, del que la libertad de expresión es una faceta más, que esperamos complementar con otros relativos a otros países en un próximo número. Uno de los textos publicados había aparecido en el diario argelino Al-Watan, una de las siete publicaciones en lengua árabe o francesa de este país que el pasado 17 de octubre decidieron suspender sus ediciones durante un "periodo ilimitado" en protesta por las restricciones del Gobierno a la libertad de expresión y en solidaridad con otras cinco publicaciones independientes cerradas por falsos pretextos comerciales.

Los procesos de apertura política iniciados en numerosos países árabes en las décadas de los 80 y los 90 han tenido la característica común de no liberar realmente el acceso pacífico y por vía electoral a los espacios de poder efectivo de dichos países, que siguen en manos de sempiternos regímenes autoritarios. Desde Jordania y el Golfo hasta Marruecos, los modelos de apertura controlada han sido relativamente dispares o no han existido en absoluto, y algunos han sido violentamente abortados (Argelia) mientras que otros dan pie a los más ambiguos y recientes experimentos (Marruecos). Pero en todos ellos se ha dado otra característica común: la de que el avance de la libertad de expresión fuera muy por delante de los de las otras libertades democráticas, hasta el punto de que foros de presunta participación de la oposición en las decisiones, como los Parlamentos, lo eran al tiempo puramente formales.

Así, la prensa -pero jamás la radio y la televisión- dentro de sus limitaciones, tanto represivas como de índole socioeconómico, ha jugado un papel fundamental en la ampliación, al menos, de la diversidad de voces y opiniones que se escuchan en la vida pública árabe. Sin embargo, como se narra en los textos incluidos en este número de Nación Árabe, en los últimos tres años, en Jordania, en Palestina, en Egipto, en Kuwait, en Túnez, en Argelia,... la férrea mano de los regímenes en plaza vuelve a ceñir las gargantas de periodistas y personajes públicos mediante leyes de prensa amparadas en conceptos tan utilitarios como "la defensa del honor de las personas", "la unidad de la patria", "la paz social", "el respeto a los países amigos", etc.
Por último, entre otros materiales, resaltar que la sección Análisis incluye, al cumplirse 10 años de las revueltas del pan en Argelia, un trabajo de la profesora de la Universidad de Barcelona Aurèlia Mañé sobre la economía argelina y el plan de ajuste estructural del FMI y el Banco Mundial, una certera reflexión que permitirá comprender mejor -sin duda, desde la más adecuada de las claves, la económica- la crisis global que afecta al país, cuyo último episodio ha sido la dimisión -por grado o fuerza- de Zerual, sobre la que reflexiona desde la sección de Revista de prensa el analista árabe Hasan 'Awad.

Comité de Solidaridad con la Causa Árabe


Notas:

  1. El Memorándum Wye incluye un denominado "Plan de Trabajo" para la erradicación de las actividades e infraestructuras terroristas que, elaborado por el propio Director de la CIA, George Tenet, ha sido discutido con la AP y el Gobierno Netanyahu durante el último año. Tenet -junto con el jefe de la estación de la CIA en Tel Aviv- se ha convertido de hecho en el mediador principal entre ambas partes (Newsweek, 2 de noviembre, 1998).
  2. Kahan I., Barak A., Efrat I. 1983. Informe de la Comisión Kahan. La Semana Publicacionse Ltd. Jerusalén.
  3. Le Monde, 7 de octubre de 1998
  4. International Herald Tribune, 2 de octubre de 1998
  5. Le Monde, 7 de octubre de 1998
  6. En una nota escrita del día 8 de octubre Annan indicaba que la UNSCOM debe aportar ante el CS "(...) toda la información relevante, incluida toda evidencia importante, sobre el incumplimiento por Iraq de sus obligaciones (...)" (Documento de NNUU SG/SM/6737 IK/254 del 8 de octubre de 1998)
  7. Le Monde, 8 de octubre de 1998
  8. Washington Post, 3 de agosto de 1998
  9. Middle Esat International, n. 581, 21 de agosto de 1998
  10. Le Monde, 11 de octubre de 1998
  11. Según texto difundido por la Oficina del PDK en el Estado español
  12. International Herald Tribune, 2 y 7 de octubre de 1998


.