Nación Árabe 36


Publicado en Nación Árabe, núm. 36, Otoño de 1998

Revista de Prensa AL-WASAT


Los secretos del 'juego de equilibrios' que derrocó al presidente argelino Zerual

Hasan 'Awad (al-Wasat)

"¿Ha dimitido o lo han 'dimitido'? He aquí la pregunta que mantiene en vilo a los argelinos desde el sorprendente anuncio de la dimisión del Presidente Zerual y la convocatoria de elecciones generales anticipadas antes del fin de febrero próximo. Dimitirlo es un préstamo lingüístico creado por los ambientes políticos argelinos para describir el golpe de Estado 'blanco' o incruento que acabó con el Presidente Chadli Ben Yedid en enero de 1996. En aquel momento se camufló aquella maniobra con el ropaje de una dimisión que, según dijo el mismo Ben Yedid en mensaje a la nación, se había presentado de forma voluntaria y en aras de los supremos intereses de la patria. Así las cosas, establecer paralelismos entre la dimisión de Ben Yedid y la de Zerual no parece ni mucho menos algo arbitrario, puesto que las similitudes entre los dos casos son numerosas. La primera, que las razones esgrimidas por Zerual para justificar su decisión, como que había llegado la hora de iniciar una nueva etapa política cimentada en el principio de la alternancia en el poder, vienen a ser las mismas de Ben Yedid para explicar el porqué de su renuncia voluntaria, amén de la salvaguardia de los intereses supremos de la patria. Por cierto que esta explicación no parece haber convencido a la opinión pública ni tampoco haber servido de mucha ayuda para desvelar las motivaciones y causas reales de la dimisión, lo que a su vez abre la puerta de par en par a múltiples interpretaciones y rumores, tan dispares como contradictorios, sobre lo que realmente ha ocurrido en Argelia estas últimas semanas. Otra de las similitudes entre una dimisión y otra estriba en el hecho de que ambas se producen inmediatamente después de una tormentosa reunión en el seno del denominado "Comando Militar".

Mas algunos informes políticos y diplomáticos que, partiendo del supuesto paralelismo entre ambas reuniones, llegan a la conclusión de que los responsables militares que derrocaron a Yadid son los mismos que han obligado a Zerual a abandonar la presidencia adolecen de un alto grado de simplismo e ingenuidad. O ésa es al menos la opinión de quienes conocen en profundidad los pormenores de las circunstancias ocultas que han llevado a Zerual a tomar esta sorprendente decisión. En realidad, la reunión del Comando Militar que dio como resultado la deposición de Yedid se celebró sin su presencia e incluso sin su conocimiento. Además, en ella se procedió a la firma, por parte de los máximos responsables de las regiones militares y los mandos de las diferentes unidades del Ejército (más de 170 oficiales), de un pliego en el que se conminaba al Presidente Ben Yedid a "retirarse con honor". El general Jalid Nizar se encargó de entregar a Ben Yedid el escrito la tarde del viernes del 10 de diciembre de 1996, en un cara a cara decisivo a cuyo término el Presidente prefirió marcharse en paz.

El Comando Colectivo

Justamente todo lo contrario ha ocurrido esta vez: la reunión militar celebrada la víspera del anuncio de la dimisión no era simplemente una de esas sesiones periódicas de todos los jueves, una vez cada dos semanas, en las que solían participar seis altos cargos del Ejército argelino, miembros de lo que algunas fuentes han definido como el "Comando Colectivo" o verdadero centro de decisión política que controla hasta el más mínimo detalle todo lo que ocurre en el país; y era precisamente Zerual quien presidía esta reunión, a la que también asistía su consejero para los asuntos de seguridad, el general Mohamed Betchin.

Este Comando Colectivo, compuesto en un principio por seis generales miembros del Alto Consejo de Seguridad, había sido precisamente el responsable del nombramiento de Zerual como Presidente de la República el 31 de enero de 1994. En aquel momento, lo formaban los siguientes militares: el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, el general Mohamed Lamari; el director de los Servicios Secretos, Tawfiq Mudin; el ex Ministro de Defensa, Jalid Nizar; el más cercano de los colaboradores de éste, Mohamed Tawati; el director general interno del Ejército, que presidía también las Fuerzas Especiales Antiterroristas "Ninja", el general Ismael Lamari; y por último, el que era comandante en jefe de la Gendarmería, Ben Abbas Gazil, antes de su cese por orden de Zerual durante la remodelación de mandos militares llevada a cabo el 5 de julio del año pasado.

Desde que asumió la cartera de Defensa, tras la renuncia de Jalid Nizar en el verano de 1994, el Presidente Zerual pasó a presidir las reuniones periódicas de este organismo conocido en medios informativos como Comando Militar, desligado del Comando del Estado Mayor presidido por el general Mohamed Lamari. Poco después de su victoria en la contienda presidencial, en noviembre de 1995, Zerual incorporó a las reuniones a su consejero para asuntos de seguridad, Mohamed Betchin, justo cuando dejó de acudir a ellas Ben Abbas Gazil, depuesto de su cargo de director general de la Gendarmería víctima por un lado del difícil "juego de equilibrio" que domina las relaciones internas en lo alto de la pirámide militar, y por otro de sus problemas de salud. Ha sido precisamente este imposible juego de equilibrios lo que ha terminado empujando a Zerual a presentar su renuncia al cargo.

Puesto que el adiós oficial de Zerual, en el discurso a la nación del viernes 11 de septiembre, se ha producido inmediatamente después de un más que acalorado debate entre los miembros del Comando Militar durante la reunión del jueves día 10, lo primero que se le pasa a uno por la cabeza es que los responsables del Ejército fueron quienes obligaron al Presidente a marcharse. No obstante, fuentes contrastadas apuntan a que la verdad de lo ocurrido no tiene nada que ver con lo anteriormente dicho, ya que los generales hicieron todo lo posible, ese jueves 10 de septiembre, para hacerle cambiar de opinión, tratando así de evitar una peligrosa crisis política que podría conducir al país al mismo punto muerto en el que se había visto inmerso tras la caída de Ben Yedid a raíz del movimiento del 11 de enero de 1992. Por fin, y no sin esfuerzo, se llegó a una solución de consenso por la que el Presidente anunciaría su dimisión pero a condición de que ésta se hiciese efectiva una vez concluidas las elecciones presidenciales anticipadas.

Lo que ocurrió en la reunión de aquel diez de septiembre no puede comprenderse fuera del contexto de las transformaciones y enfrentamientos políticos que la habían precedido, entre los que cabría destacar una airada polémica surgida durante una reunión militar del jueves 13 de agosto pasado. Según fuentes fiables, el Presidente llegó a la citada reunión con el texto de su dimisión bajo el brazo, con el propósito de hacerlo público justo una semana después de aquella fecha, esto es, el jueves día 20, aprovechando el tradicional mensaje anual con motivo del "Día del Combatiente", que recuerda la lucha del pueblo argelino contra el colonialismo francés.

Las mismas fuentes señalaron dos semanas antes de la dimisión de Zerual que su amenaza de dejar el poder, en la reunión del Comando Militar del 13 de agosto, reflejaba su profundo malestar ante las críticas dirigidas contra el Presidente del Gobierno, Ahmed Uyahia, y los rumores difundidos entre ciertos sectores influyentes de la cúpula militar argelina acerca de la inminencia de su dimisión. Otro motivo de irritación para el Presidente de la República lo constituyó la campaña desatada por varios periódicos conocidos por su afinidad con la línea dura del Ejército contra algunos de sus más estrechos colaboradores, como su consejero para Asuntos de Seguridad, el general Betchin. Esta campaña, que acusaba al general de corrupto y abuso de poder, había empezado con unas sonoras declaraciones lanzadas contra él por el Presidente del Partido de la Renovación Argelino, Nureddin Bukruh. Poco después, la polémica subió de tono al hacerse público el caso del estudiante Ali Ben Saad, un activista sindical conocido por sus ideas izquierdistas y laicas, perteneciente al movimiento Alianza Nacional Republicana del anterior Presidente de Gobierno Reda Malik. Todo esto generó gran revuelo en la opinión pública local, máxime tras conocerse el contenido de una sentencia que lo condenaba a muerte en contumacia bajo la extraña acusación de pertenecer a un ¡grupo integrista armado!

El propio Ben Saad reveló, en misivas publicadas posteriormente por la prensa, que su único crimen consistió en haber criticado al general Betchin durante un mitin político organizado en su patria chica, Constantina, añadiendo que fue despedido de su trabajo en la universidad como consecuencia de las aludidas declaraciones en contra de Betchin. Asimismo, recibió numerosas amenazas que le obligaron a trasladarse a Túnez y de ahí a Alemania, donde reside en la actualidad. Saad arguye también que Betchin le envió un intermediario que le ofreció respetar su "integridad física" a cambio de acceder a entrevistarse con Betchin y pedirle disculpas por escrito. Pero, añade, él se negó, por lo que Betchin no encontró otro medio para vengarse de él que acusarlo de pertenencia a una banda integrista armada, a pesar de sus notorias y públicas posturas laicas así como de su antiislamismo militante, posicionamientos contrastados en numerosas personalidades políticas y culturales, entre ellas el anterior jefe de Gobierno, Reda Malik (1).

Confianza renovada

Parece claro, según se desprende de la fórmula definitiva del discurso pronunciado por Zerual el "Día del Combatiente", que la insinuación de dejar el cargo dio sus frutos, pues consiguió de los dirigentes militares garantías suficientes que le permitieron renovar su confianza, a lo largo del discurso citado, tanto en Betchin como en el Presidente del Gobierno, Uyahia, así como reafirmar el apoyo de aquellos a las reformas económicas emprendidas por éste último dentro del programa de reformas estructurales supervisadas por el Fondo Monetario Internacional. Pero, ¿qué es en concreto lo que ha posibilitado este apreciable vuelco en tan sólo cuatro semanas?

A pesar de la dificultad que entraña cualquier intento de saber a ciencia cierta lo que ocurrió durante las deliberaciones del Comando Militar la tarde del 10 de septiembre, fuentes informadas en los arcanos de la política argelina han señalado tres factores fundamentales que, a su parecer, han desempeñado una función determinante a la hora de empujar a Zerual a abandonar la presidencia:

Primero, a despecho de las garantías recibidas por Zerual, en lo concerniente al fin de la campaña contra Betchin y la búsqueda de una solución "relajada" para el conflicto jurídico derivado del caso del universitario Ali Ben Saad, las cosas se complicaron tras el sorprendente anuncio, el 9 de septiembre, de que el caso había sido remitido al Tribunal Supremo para su posterior revisión. Esto dejaba la puerta abierta al procesamiento del general si se demostraba que había tenido algo que ver en la manipulación de la acusaciones vertidas contra Ben Saad. Se trataba pues de un precedente peligroso que venía a poner de manifiesto la obstinación de los rivales de Betchin en la cúpula del Ejército en poner coto a sus ambiciones políticas por cualquier medio, infringiendo así la costumbre extendida entre los generales de protegerse unos a otros ante cualquier ataque exterior por muy irreconciliables que fueran sus divergencias. Así se podría explicar la noticia difundida por algunas fuentes de que personas cercanas a Zerual le habían oído decir que "había decidido dimitir porque había llegado al poder sin mancha y sin mancha quería salir de él". Quizás presintiese que la obstinación de los rivales del general Betchin de acabar con las ambiciones políticas de éste pudiese acabar por convertirlo a él mismo en una cabeza de turco salpicado por diversos escándalos de corrupción, tal y como ocurriera en el caso de otro alto oficial, el general Mustafa Belwasif, en el año 1992. Ésta bien podría haber sido una de las razones de la dimisión de Zerual, o sea, el temor a que su más estrecho colaborador se viese inmerso en un gigantesco caso de corrupción que acabase por enlodar la aureola de patriotismo y rectitud que habían sido el rasgo más relevante de Zerual desde sus días de oficial. Precisamente estas dos cualidades le habían llevado en 1989 a abandonar la escena política y militar, en protesta por la corrupción galopante que se había apoderado del país durante la última etapa de la presidencia de Ben Yedid.

Segundo, el desagrado de Zerual ante la reanudación por parte de la línea dura del Ejército de su antigua campaña para defenestrar el Gobierno de Uyahia, con el objetivo de "encender los ánimos de la sociedad" y fomentar una serie de huelgas y movimientos populares de protesta similares a los que conformaron las revueltas de octubre de 1989. Todo ello para acabar con el Gobierno y sus programas de reforma económica, lesiva para los intereses comerciales de algunos de los representantes más influyentes de la corriente radical del Ejército, según círculos cercanos al Presidente del Gobierno, Ahmad Uyahia. Los enemigos de éste arguyen, por su parte, que la política liberal a ultranza seguida por el Gobierno es la principal responsable de la convulsión social una vez que el poder adquisitivo de los argelinos de a pie se ha reducido en un 60 por ciento a pesar de los índices de crecimiento económico.

Tercero, los nuevos rumores sobre los contactos secretos entre un alto oficial, que se piensa puede ser el general Mohamed Betchin, y los dirigentes del Ejército de Salvación, el brazo militar del Frente Islámico de Salvación (FIS), que anunciaron una tregua en octubre del año pasado, además del intento de ejercer cierta presión sobre ellos a través del dirigente histórico del FIS, Abbasi Madani. Éste se vio durante la tercera semana de agosto con el líder del Ejército de Salvación, Madani Mirzaq, en un intento de convencerlo de la necesidad de abandonar la estrategia adoptada hacía un año, cuando comenzó a negociar directamente con la línea dura del Ejército en vistas a arrancar una amnistía general para sus combatientes encarcelados a cambio de una entrega de armas sin condiciones políticas. Las negociaciones que tuvieron lugar entre Madani Mirzaq y el general Ismael Lamari a finales del verano de 1997, acabaron por hacer estallar el proyecto de distensión diseñado por el FIS y la corriente que encabezaba el mismo Zerual. El acercamiento había comenzado de hecho con la liberación de Abbasi Madani; sin embargo, el sorprendente acuerdo entre los "halcones" del Ejército y el Ejército de Salvación vino a torpedear el proceso, ya que aquéllos aprovecharon la tregua incondicional del Ejército de Salvación para presionar más aún al Presidente Zerual y paralizar de una vez por todas los contactos con el FIS.

La 'líneas rojas'

Sin embargo, estos renovados contactos con el FIS y su brazo armado, así como las versiones difundidas por algunas fuentes respecto de unas declaraciones de Abbasi Madani, tras una reunión con Madani Mirzaq, en las que expresaba su impresión de que había llegado la hora de lanzar un partido nuevo alternativo al Frente, parece que provocaron cierto temor en la cúpula militar. Esta desazón debió de ir en aumento al conocerse las intenciones de Mohamed Attaher Ben Beish, secretario general del la Agrupación Nacional Democrática que apoya a Zerual, de establecer una alianza ente la corriente islámica y los sectores proclives al Presidente de la República. Eso era precisamente lo que más temían algunos dirigentes militares, ya que una alianza de tal calibre habría de suministrar al Presidente una verdadera base popular con la que poder acotar el protagonismo político de las Fuerzas Armadas.

Todo ello impulsó a varios dirigentes del Ejército, durante la reunión del pasado 10 de septiembre, a recordarle a Zerual las "líneas rojas" que no debían ser traspasadas bajo ningún concepto -como dejar vía libre a la infiltración de elementos islamistas radicales en las instituciones del Estado. Incluso, algunas fuentes han apuntado que ciertos responsables militares pusieron como condición a Zerual la supresión del Gobierno de Uyahia o la destitución de siete ministros adscritos a la corriente islámica moderada, para así impedir el progreso de cualquier proyecto de coalición con los islamistas. De este modo, Zerual comenzó a darse cuenta de que todos sus logros políticos, desde la victoria en las elecciones presidenciales hasta la fundación de un partido favorable a sus tesis políticas y mayoritario en el Parlamento, no le habían servido de mucho para hacerse con una auténtica facultad decisoria que le permitiese asegurar el éxito total de sus elecciones políticas. Si tomamos en consideración este hecho podríamos explicarnos también las continuas alusiones durante el discurso de dimisión al "pueblo soberano" y la necesidad de apuntalar la voluntad popular y los principios de pluralidad y alternancia en el poder."

(Artículo publicado en la revista al Wasat, en su número 347 del 21 de septiembre de 1998 bajo en título original de "Secretos del juego de equilibrios que derrocaron al Presidente argelino. Zerual: ¿Dimitió o lo 'dimitieron'?". Traducido del árabe por Ignacio Gutiérrez de Terán, N.Á.)


Notas:

  1. El Tribunal Supremo de Argel suspendió la pena de muerte en rebeldía contra Ben Saad a comienzos de octubre. [Nota de N.Á.]



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