Los secretos del 'juego
de equilibrios' que derrocó al presidente argelino Zerual
Hasan 'Awad (al-Wasat)
"¿Ha dimitido o lo han 'dimitido'? He aquí
la pregunta que mantiene en vilo a los argelinos desde el sorprendente
anuncio de la dimisión del Presidente Zerual y la convocatoria
de elecciones generales anticipadas antes del fin de febrero
próximo. Dimitirlo es un préstamo lingüístico
creado por los ambientes políticos argelinos para describir
el golpe de Estado 'blanco' o incruento que acabó con
el Presidente Chadli Ben Yedid en enero de 1996. En aquel momento
se camufló aquella maniobra con el ropaje de una dimisión
que, según dijo el mismo Ben Yedid en mensaje a la nación,
se había presentado de forma voluntaria y en aras de los
supremos intereses de la patria. Así las cosas, establecer
paralelismos entre la dimisión de Ben Yedid y la de Zerual
no parece ni mucho menos algo arbitrario, puesto que las similitudes
entre los dos casos son numerosas. La primera, que las razones
esgrimidas por Zerual para justificar su decisión, como
que había llegado la hora de iniciar una nueva etapa política
cimentada en el principio de la alternancia en el poder, vienen
a ser las mismas de Ben Yedid para explicar el porqué
de su renuncia voluntaria, amén de la salvaguardia de
los intereses supremos de la patria. Por cierto que esta explicación
no parece haber convencido a la opinión pública
ni tampoco haber servido de mucha ayuda para desvelar las motivaciones
y causas reales de la dimisión, lo que a su vez abre la
puerta de par en par a múltiples interpretaciones y rumores,
tan dispares como contradictorios, sobre lo que realmente ha
ocurrido en Argelia estas últimas semanas. Otra de las
similitudes entre una dimisión y otra estriba en el hecho
de que ambas se producen inmediatamente después de una
tormentosa reunión en el seno del denominado "Comando
Militar".
Mas algunos informes políticos y diplomáticos
que, partiendo del supuesto paralelismo entre ambas reuniones,
llegan a la conclusión de que los responsables militares
que derrocaron a Yadid son los mismos que han obligado a Zerual
a abandonar la presidencia adolecen de un alto grado de simplismo
e ingenuidad. O ésa es al menos la opinión de quienes
conocen en profundidad los pormenores de las circunstancias ocultas
que han llevado a Zerual a tomar esta sorprendente decisión.
En realidad, la reunión del Comando Militar que dio como
resultado la deposición de Yedid se celebró sin
su presencia e incluso sin su conocimiento. Además, en
ella se procedió a la firma, por parte de los máximos
responsables de las regiones militares y los mandos de las diferentes
unidades del Ejército (más de 170 oficiales), de
un pliego en el que se conminaba al Presidente Ben Yedid a "retirarse
con honor". El general Jalid Nizar se encargó de
entregar a Ben Yedid el escrito la tarde del viernes del 10 de
diciembre de 1996, en un cara a cara decisivo a cuyo término
el Presidente prefirió marcharse en paz.
El Comando Colectivo
Justamente todo lo contrario ha ocurrido esta vez: la reunión
militar celebrada la víspera del anuncio de la dimisión
no era simplemente una de esas sesiones periódicas de
todos los jueves, una vez cada dos semanas, en las que solían
participar seis altos cargos del Ejército argelino, miembros
de lo que algunas fuentes han definido como el "Comando
Colectivo" o verdadero centro de decisión política
que controla hasta el más mínimo detalle todo lo
que ocurre en el país; y era precisamente Zerual quien
presidía esta reunión, a la que también
asistía su consejero para los asuntos de seguridad, el
general Mohamed Betchin.
Este Comando Colectivo, compuesto en un principio por seis
generales miembros del Alto Consejo de Seguridad, había
sido precisamente el responsable del nombramiento de Zerual
como Presidente de la República el 31 de enero de 1994.
En aquel momento, lo formaban los siguientes militares: el jefe
del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, el general Mohamed Lamari;
el director de los Servicios Secretos, Tawfiq Mudin; el ex Ministro
de Defensa, Jalid Nizar; el más cercano de los colaboradores
de éste, Mohamed Tawati; el director general interno del
Ejército, que presidía también las Fuerzas
Especiales Antiterroristas "Ninja", el general Ismael
Lamari; y por último, el que era comandante en jefe de
la Gendarmería, Ben Abbas Gazil, antes de su cese por
orden de Zerual durante la remodelación de mandos militares
llevada a cabo el 5 de julio del año pasado.
Desde que asumió la cartera de Defensa, tras la renuncia
de Jalid Nizar en el verano de 1994, el Presidente Zerual pasó
a presidir las reuniones periódicas de este organismo
conocido en medios informativos como Comando Militar, desligado
del Comando del Estado Mayor presidido por el general Mohamed
Lamari. Poco después de su victoria en la contienda presidencial,
en noviembre de 1995, Zerual incorporó a las reuniones
a su consejero para asuntos de seguridad, Mohamed Betchin, justo
cuando dejó de acudir a ellas Ben Abbas Gazil, depuesto
de su cargo de director general de la Gendarmería víctima
por un lado del difícil "juego de equilibrio"
que domina las relaciones internas en lo alto de la pirámide
militar, y por otro de sus problemas de salud. Ha sido precisamente
este imposible juego de equilibrios lo que ha terminado empujando
a Zerual a presentar su renuncia al cargo.
Puesto que el adiós oficial de Zerual, en el discurso
a la nación del viernes 11 de septiembre, se ha producido
inmediatamente después de un más que acalorado
debate entre los miembros del Comando Militar durante la reunión
del jueves día 10, lo primero que se le pasa a uno por
la cabeza es que los responsables del Ejército fueron
quienes obligaron al Presidente a marcharse. No obstante, fuentes
contrastadas apuntan a que la verdad de lo ocurrido no tiene
nada que ver con lo anteriormente dicho, ya que los generales
hicieron todo lo posible, ese jueves 10 de septiembre, para hacerle
cambiar de opinión, tratando así de evitar una
peligrosa crisis política que podría conducir al
país al mismo punto muerto en el que se había visto
inmerso tras la caída de Ben Yedid a raíz del movimiento
del 11 de enero de 1992. Por fin, y no sin esfuerzo, se llegó
a una solución de consenso por la que el Presidente anunciaría
su dimisión pero a condición de que ésta
se hiciese efectiva una vez concluidas las elecciones presidenciales
anticipadas.
Lo que ocurrió en la reunión de aquel diez de
septiembre no puede comprenderse fuera del contexto de las transformaciones
y enfrentamientos políticos que la habían precedido,
entre los que cabría destacar una airada polémica
surgida durante una reunión militar del jueves 13 de agosto
pasado. Según fuentes fiables, el Presidente llegó
a la citada reunión con el texto de su dimisión
bajo el brazo, con el propósito de hacerlo público
justo una semana después de aquella fecha, esto es, el
jueves día 20, aprovechando el tradicional mensaje anual
con motivo del "Día del Combatiente", que recuerda
la lucha del pueblo argelino contra el colonialismo francés.
Las mismas fuentes señalaron dos semanas antes de la
dimisión de Zerual que su amenaza de dejar el poder, en
la reunión del Comando Militar del 13 de agosto, reflejaba
su profundo malestar ante las críticas dirigidas contra
el Presidente del Gobierno, Ahmed Uyahia, y los rumores difundidos
entre ciertos sectores influyentes de la cúpula militar
argelina acerca de la inminencia de su dimisión. Otro
motivo de irritación para el Presidente de la República
lo constituyó la campaña desatada por varios periódicos
conocidos por su afinidad con la línea dura del Ejército
contra algunos de sus más estrechos colaboradores, como
su consejero para Asuntos de Seguridad, el general Betchin. Esta
campaña, que acusaba al general de corrupto y abuso de
poder, había empezado con unas sonoras declaraciones lanzadas
contra él por el Presidente del Partido de la Renovación
Argelino, Nureddin Bukruh. Poco después, la polémica
subió de tono al hacerse público el caso del estudiante
Ali Ben Saad, un activista sindical conocido por sus ideas izquierdistas
y laicas, perteneciente al movimiento Alianza Nacional Republicana
del anterior Presidente de Gobierno Reda Malik. Todo esto generó
gran revuelo en la opinión pública local, máxime
tras conocerse el contenido de una sentencia que lo condenaba
a muerte en contumacia bajo la extraña acusación
de pertenecer a un ¡grupo integrista armado!
El propio Ben Saad reveló, en misivas publicadas posteriormente
por la prensa, que su único crimen consistió en
haber criticado al general Betchin durante un mitin político
organizado en su patria chica, Constantina, añadiendo
que fue despedido de su trabajo en la universidad como consecuencia
de las aludidas declaraciones en contra de Betchin. Asimismo,
recibió numerosas amenazas que le obligaron a trasladarse
a Túnez y de ahí a Alemania, donde reside en la
actualidad. Saad arguye también que Betchin le envió
un intermediario que le ofreció respetar su "integridad
física" a cambio de acceder a entrevistarse con Betchin
y pedirle disculpas por escrito. Pero, añade, él
se negó, por lo que Betchin no encontró otro medio
para vengarse de él que acusarlo de pertenencia a una
banda integrista armada, a pesar de sus notorias y públicas
posturas laicas así como de su antiislamismo militante,
posicionamientos contrastados en numerosas personalidades políticas
y culturales, entre ellas el anterior jefe de Gobierno, Reda
Malik (1).
Confianza renovada
Parece claro, según se desprende de la fórmula
definitiva del discurso pronunciado por Zerual el "Día
del Combatiente", que la insinuación de dejar el
cargo dio sus frutos, pues consiguió de los dirigentes
militares garantías suficientes que le permitieron renovar
su confianza, a lo largo del discurso citado, tanto en Betchin
como en el Presidente del Gobierno, Uyahia, así como reafirmar
el apoyo de aquellos a las reformas económicas emprendidas
por éste último dentro del programa de reformas
estructurales supervisadas por el Fondo Monetario Internacional.
Pero, ¿qué es en concreto lo que ha posibilitado
este apreciable vuelco en tan sólo cuatro semanas?
A pesar de la dificultad que entraña cualquier intento
de saber a ciencia cierta lo que ocurrió durante las deliberaciones
del Comando Militar la tarde del 10 de septiembre, fuentes informadas
en los arcanos de la política argelina han señalado
tres factores fundamentales que, a su parecer, han desempeñado
una función determinante a la hora de empujar a Zerual
a abandonar la presidencia:
Primero, a despecho de las garantías recibidas por
Zerual, en lo concerniente al fin de la campaña contra
Betchin y la búsqueda de una solución "relajada"
para el conflicto jurídico derivado del caso del universitario
Ali Ben Saad, las cosas se complicaron tras el sorprendente anuncio,
el 9 de septiembre, de que el caso había sido remitido
al Tribunal Supremo para su posterior revisión. Esto dejaba
la puerta abierta al procesamiento del general si se demostraba
que había tenido algo que ver en la manipulación
de la acusaciones vertidas contra Ben Saad. Se trataba pues
de un precedente peligroso que venía a poner de manifiesto
la obstinación de los rivales de Betchin en la cúpula
del Ejército en poner coto a sus ambiciones políticas
por cualquier medio, infringiendo así la costumbre extendida
entre los generales de protegerse unos a otros ante cualquier
ataque exterior por muy irreconciliables que fueran sus divergencias.
Así se podría explicar la noticia difundida por
algunas fuentes de que personas cercanas a Zerual le habían
oído decir que "había decidido dimitir porque
había llegado al poder sin mancha y sin mancha quería
salir de él". Quizás presintiese que la obstinación
de los rivales del general Betchin de acabar con las ambiciones
políticas de éste pudiese acabar por convertirlo
a él mismo en una cabeza de turco salpicado por diversos
escándalos de corrupción, tal y como ocurriera
en el caso de otro alto oficial, el general Mustafa Belwasif,
en el año 1992. Ésta bien podría haber sido
una de las razones de la dimisión de Zerual, o sea, el
temor a que su más estrecho colaborador se viese inmerso
en un gigantesco caso de corrupción que acabase por enlodar
la aureola de patriotismo y rectitud que habían sido el
rasgo más relevante de Zerual desde sus días de
oficial. Precisamente estas dos cualidades le habían llevado
en 1989 a abandonar la escena política y militar, en protesta
por la corrupción galopante que se había apoderado
del país durante la última etapa de la presidencia
de Ben Yedid.
Segundo, el desagrado de Zerual ante la reanudación
por parte de la línea dura del Ejército de su antigua
campaña para defenestrar el Gobierno de Uyahia, con el
objetivo de "encender los ánimos de la sociedad"
y fomentar una serie de huelgas y movimientos populares de protesta
similares a los que conformaron las revueltas de octubre de
1989. Todo ello para acabar con el Gobierno y sus programas de
reforma económica, lesiva para los intereses comerciales
de algunos de los representantes más influyentes de la
corriente radical del Ejército, según círculos
cercanos al Presidente del Gobierno, Ahmad Uyahia. Los enemigos
de éste arguyen, por su parte, que la política
liberal a ultranza seguida por el Gobierno es la principal responsable
de la convulsión social una vez que el poder adquisitivo
de los argelinos de a pie se ha reducido en un 60 por ciento
a pesar de los índices de crecimiento económico.
Tercero, los nuevos rumores sobre los contactos secretos entre
un alto oficial, que se piensa puede ser el general Mohamed Betchin,
y los dirigentes del Ejército de Salvación, el
brazo militar del Frente Islámico de Salvación
(FIS), que anunciaron una tregua en octubre del año pasado,
además del intento de ejercer cierta presión sobre
ellos a través del dirigente histórico del FIS,
Abbasi Madani. Éste se vio durante la tercera semana de
agosto con el líder del Ejército de Salvación,
Madani Mirzaq, en un intento de convencerlo de la necesidad de
abandonar la estrategia adoptada hacía un año,
cuando comenzó a negociar directamente con la línea
dura del Ejército en vistas a arrancar una amnistía
general para sus combatientes encarcelados a cambio de una entrega
de armas sin condiciones políticas. Las negociaciones
que tuvieron lugar entre Madani Mirzaq y el general Ismael Lamari
a finales del verano de 1997, acabaron por hacer estallar el
proyecto de distensión diseñado por el FIS y la
corriente que encabezaba el mismo Zerual. El acercamiento había
comenzado de hecho con la liberación de Abbasi Madani;
sin embargo, el sorprendente acuerdo entre los "halcones"
del Ejército y el Ejército de Salvación
vino a torpedear el proceso, ya que aquéllos aprovecharon
la tregua incondicional del Ejército de Salvación
para presionar más aún al Presidente Zerual y paralizar
de una vez por todas los contactos con el FIS.
La 'líneas rojas'
Sin embargo, estos renovados contactos con el FIS y su brazo
armado, así como las versiones difundidas por algunas
fuentes respecto de unas declaraciones de Abbasi Madani, tras
una reunión con Madani Mirzaq, en las que expresaba su
impresión de que había llegado la hora de lanzar
un partido nuevo alternativo al Frente, parece que provocaron
cierto temor en la cúpula militar. Esta desazón
debió de ir en aumento al conocerse las intenciones de
Mohamed Attaher Ben Beish, secretario general del la Agrupación
Nacional Democrática que apoya a Zerual, de establecer
una alianza ente la corriente islámica y los sectores
proclives al Presidente de la República. Eso era precisamente
lo que más temían algunos dirigentes militares,
ya que una alianza de tal calibre habría de suministrar
al Presidente una verdadera base popular con la que poder acotar
el protagonismo político de las Fuerzas Armadas.
Todo ello impulsó a varios dirigentes del Ejército,
durante la reunión del pasado 10 de septiembre, a recordarle
a Zerual las "líneas rojas" que no debían
ser traspasadas bajo ningún concepto -como dejar vía
libre a la infiltración de elementos islamistas radicales
en las instituciones del Estado. Incluso, algunas fuentes han
apuntado que ciertos responsables militares pusieron como condición
a Zerual la supresión del Gobierno de Uyahia o la destitución
de siete ministros adscritos a la corriente islámica moderada,
para así impedir el progreso de cualquier proyecto de
coalición con los islamistas. De este modo, Zerual comenzó
a darse cuenta de que todos sus logros políticos, desde
la victoria en las elecciones presidenciales hasta la fundación
de un partido favorable a sus tesis políticas y mayoritario
en el Parlamento, no le habían servido de mucho para hacerse
con una auténtica facultad decisoria que le permitiese
asegurar el éxito total de sus elecciones políticas.
Si tomamos en consideración este hecho podríamos
explicarnos también las continuas alusiones durante el
discurso de dimisión al "pueblo soberano" y
la necesidad de apuntalar la voluntad popular y los principios
de pluralidad y alternancia en el poder."
(Artículo publicado
en la revista al Wasat, en su número 347 del 21 de septiembre
de 1998 bajo en título original de "Secretos del
juego de equilibrios que derrocaron al Presidente argelino. Zerual:
¿Dimitió o lo 'dimitieron'?". Traducido del
árabe por Ignacio Gutiérrez de Terán, N.Á.)
Notas:
- El Tribunal Supremo de Argel
suspendió la pena de muerte en rebeldía contra
Ben Saad a comienzos de octubre. [Nota de N.Á.]
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