Egipto y EEUU: hacia una alianza estratégica
La última visita de Mubarak a EEUU confirmaría
que las relaciones bilaterales avanzan hacia una nueva etapa de colaboración
política, militar y económica
(Publicado en Cairo Times, edición electrónica
www.cairotimes.com del 5 de mayo,
2000. Traducción de David San Martín, N.Á.)
Hala Samir
El viaje de Mubarak a EEUU fue un gran éxito de relaciones
públicas. La visita estuvo extremadamente bien planificada, más
que en ocasiones anteriores. Los controles de seguridad fueron hábiles
y efectivos. Ni siquiera el fallido encuentro entre Clinton y al-Assad,
desarrollado en los días previos a la visita, logró enturbiar
los ánimos. Al contrario, no hay mal que por bien no venga, y así
funcionarios norteamericanos se apresuraron a anunciar su intención
de solicitar la ayuda del presidente Mubarak en consonancia con el papel
que éste ha venido jugando a lo largo de todo el proceso de paz:
conciliador, dialogante, mediador. Mubarak no tardó en asegurar que
podría reunirse con el primer ministro israelí Ehud Barak
en un plazo breve tras su retorno a Egipto: música celestial para
los oídos estadounidenses. También invitó al presidente
Clinton a visitar Egipto en otoño, aunque el portavoz de la Casa
Blanca dijo que no se había fijado nada
Gran parte de la estancia de Mubarak en EEUU se empleó en afianzar
lazos económicos, especialmente en el campo de la alta tecnología.
El 27 de marzo, Mubarak visitó el norte de Virginia, uno de los principales
centros nacionales de tecnologías de la información "y
un lugar sin precedentes para recibir la visita oficial de un jefe de Estado.
Mubarak, acompañado por el gobernador de Virginia James S. Gilmore
III y otras figuras de relieve en política y economía, realizó
una visita a las instalaciones en Herndon del gigante de Internet PSINet
Inc., donde registró meticulosamente en un ordenador especialmente
preparado para la ocasión, las direcciones .com de una docena
de nuevos websites relacionados con Egipto.
En un almuerzo abierto realizado el mismo día en los salones del
cercano Tysons Ritz-Carlton, Mubarak hizo público ante cerca de 500
directivos de industria y economía su compromiso de crear una fuerte
industria de alta tecnología, y así como de que los pueblos
de Oriente Medio no estarán al margen de la nueva economía.
El gobernador Gilmore mencionó la persistente escasez de mano de
obra cualificada que mina a las empresas de alta tecnología de Virginia
y de todo el país, a lo que Mubarak replicó: "¿Emplearían
ustedes a nuestra gente?". Evidentemente, la razón por la que
cientos de representantes de corporaciones del área de Washington
acudieron al almuerzo era llamar a las puertas del mercado laboral egipcio
y su emergente mercado. PSINet anunció que estaba expandiendo
sus operaciones en Egipto, mediante planes para albergar páginas
web y proveer con accesos a Internet.
El mismo día, el gobierno egipcio publicó un enorme anuncio
de cuatro páginas en Washington Post, en el que se destacaba
la amistad y cooperación egipcio-americana y se presentaban varios
artículos: el consejero presidencial Osama al-Baz enfatizaba el compromiso
del presidente Mubarak para con el proceso de paz; Ilham Abdel Fattah, del
grupo estatal Ajbar al-Yom, escribía sobre el papel de la
primera dama egipcia en la cultura y la sociedad; Mona Zulficar, miembro
del Consejo Nacional de Mujeres, reflexionaba sobre los nuevos derechos
legales obtenidos por las mujeres en Egipto; mientras que Ahmed al-Quraie
explicaba el sistema multipartidista del país. Este anuncio también
incluía ofertas de negocios, describiendo Egipto como "la tierra
de las oportunidades" y "un modelo de transformación pacífica
y alto crecimiento sostenido".
El suplemento dedicaba una importante sección a "asuntos
coptos", firmada por el diputado Edward Ghali al-Dahabi. Este articulista
proclamaba que había "igualdad de derechos y obligaciones entre
coptos y musulmanes", recordaba la heroica participación de
los cristianos en la resistencia frente a la ocupación extranjera
y su oposición a que se les considere una minoría. Ese mismo
día, el Patriarca copto católico hizo aparecer unas páginas
de publicidad en el Washington Post y el Washington Times
dando la bienvenida al presidente Mubarak y agradeciéndole su colaboración
en la exitosa visita del Papa Juan Pablo II a Egipto; también afirmaban:
"Las comunidades católicas de Egipto disfrutan de libertad de
culto y creencia, y participan en todas las actividades sociales y económicas
del país".
Reunión con Clinton
Al día siguiente, Mubarak se reunió durante dos horas con
Clinton. El portavoz de la Casa Blanca, Joe Lockhart, dijo que en la reunión
se había hablado de la necesidad de mantener a todas las partes implicadas
en el proceso de paz totalmente comprometidas; de la cooperación
militar entre Egipto y EEUU; de asuntos comerciales; y de los últimos
acontecimientos en Iraq e Irán. El portavoz del Consejo de Seguridad
Nacional, P. J. Crowley, añadió que los dos presidentes conversaron
sobre las pruebas del accidente del avión 990 de EgyptAir.
"Ambos presidentes han hecho constar que las investigaciones aún
continúan", dijo, aunque se negó a especificar más.
Investigadores norteamericanos siguen manteniendo la teoría de que
el copiloto Gamil al-Batouty estrelló el avión, teoría
que Egipto ha rechazado tajantemente.
Associated Press reveló que, según fuentes diplomáticas
anónimas, Egipto ha solicitado que el paquete de ayuda anual estadounidense
de alrededor de 2,2 billones de dólares le fuera entregado al principio
de cada año fiscal, al igual que le es entregado a Israel el suyo
correspondiente, de casi 3 billones. De esta manera, la ayuda se incrementaría
con los intereses que obtuviera. Dichas fuentes, bajo condición de
anonimato, afirmaban que la Administración Clinton está dispuesta
aunque aún no se ha emprendido ninguna acción final.
El presidente Mubarak también mencionó este tema en su
reunión con representantes del Congreso, celebrada al día
siguiente. Diversas fuentes aseguran que la respuesta del Congreso fue muy
favorable, aunque no se llegó a ningún compromiso en firme.
El asunto que algunos miembros del Congreso hicieron llegar a Mubarak, cogiéndole
totalmente por sorpresa, fue el del antisemitismo de dos de los periódicos
estatales egipcios, al-Gomhouriya y al-Ajbar. Un artículo
calificaba las teorías judías de las cámaras de gas
de la Segunda Guerra Mundial como una broma, mientras que en otro
se aseguraba que Israel tenía una "evidente base nazi".
Veinticinco miembros de la Cámara escribieron a la secretaria de
Estado Madeleine Albright haciendo notar su preocupación por "el
virulento carácter antisemítico" de ambos periódicos.
El Congreso no hizo referencia alguna a las estadísticas sobre derechos
humanos en Egipto, ni a las demandas de las organizaciones coptas. Mubarak
mantuvo en todo momento que la prensa egipcia disfruta de total libertad
y que el presidente no puede imponer opiniones a periodistas y columnistas,
a pesar de que parte de los periódicos del país sean propiedad
del Estado.
Otro momento difícil vino cuando miembros de la Asociación
Copta Americana (ACA) realizaron una manifestación pacífica
frente a la Casa Blanca, mientras en el interior Mubarak se reunía
con Clinton y otros cargos de la Administración. A la concentración
de la ACA le respondió otra de similar calibre a cargo de grupos
de emigrantes egipcios, musulmanes y cristianos, que aseguraban que la nacionalidad
precede a la filiación religiosa en Egipto. Gritaron eslóganes
de tiempos del alzamiento frente a los británicos en 1919, durante
el cual la cruz y la media luna se convirtieron en su emblema, y que se
han convertido en un símbolo de la unidad nacional. No quedó
claro quiénes eran los responsables de la concentración pro
gubernamental.
La ACA lanzó su propia campaña mediática. Junto
a iniciativas locales, la Asociación publicó tres diferentes
anuncios en el Washington Times, menos prestigioso que el Washington
Post, durante tres días consecutivos desde el 27 de marzo. El
primero, dirigido a Clinton, declaraba que "los coptos egipcios no
deberían pagar el precio de la paz en Oriente Medio" "algo
frente a lo que Washington se muestra blando, ya que necesita el apoyo de
Mubarak en el proceso de paz" y urgía al presidente egipcio
a trabajar para ser recordado como un campeón de los derechos humanos
y salvador de las minorías religiosas perseguidas. El 28 de marzo,
el comunicado hablaba sobre la policía egipcia que "colaboraba
con los musulmanes para oprimir, asesinar y quemar cristianos egipcios"
"y denunciaba que la "persecución" de los coptos era
inherente al Islam: "Alá ordena a los musulmanes aterrorizar
a los no musulmanes en su nombre". El último día, el
comunicado sugería que el presidente era en parte responsable del
fanatismo religioso contra los cristianos en Egipto.
Mientras tanto, la Comisión Estadounidense para la Libertades
Religiosas Internacionales, que fue establecida por el Senado y la Cámara
de Representantes a través del Acta Internacional para Libertades
Religiosas de 1998, impulsada por el representante de Virgina Frank Wolf,
recibía una carta firmada por su presidente, el Rabino David Saperstein,
y dirigida a Clinton, urgiéndole a que hablara con Mubarak sobre
el asunto de las llamadas "violaciones de los derechos de los cristianos
coptos". En una entrevista con el Cairo Times, el director de
Comunicaciones de la Comisión, Lawrence J. Goodrich, dijo que la
carta se basaba en informaciones recibidas desde dentro y fuera de Egipto,
así como en el Informe del Departamento de Estado y en otro informe
de Human Rights Watch sobre derechos humanos en Egipto. Goodrich
reconocía que dichos documentos incluían datos de abusos contra
musulmanes, pero que la Comisión trabajaba más a menudo sobre
los cristianos coptos.
Se mostró un tono más equilibrado en el primer encuentro
entre Mubarak y un grupo de eminentes egipcios y árabes americanos,
celebrado en la Casa Blanca. En respuesta a las consultas sobre Al-Kosheh
realizadas por un profesor universitario musulmán, el presidente
Mubarak argumentó que se habían cometido actos criminales
y que todos los implicados serían castigados sin observar su adscripción
religiosa. "Hemos pedido a Mubarak que normalice la situación
política en Egipto sin abusar de la ley de emergencia", expresaba
Mather Hathout, veterano consejero del Consejo Musulmán de Asuntos
Públicos. Mubarak argumentó que el levantamiento de la ley
de emergencia ayudaría a que los fundamentalistas se hicieran más
fuertes, a lo que Hathout replicó que la adhesión a los derechos
humanos internacionales es una manera mucho más efectiva de combatir
el fundamentalismo.
El mismo día, una segunda delegación de 20 profesionales
del Consejo Egipcio Americano "10 cristianos y 10 musulmanes encabezados
por el jefe del Consejo Zareef Basilios" se entrevistó con el
presidente con el único objetivo de expresarle su apoyo. "Queremos
demostrar al público americano que los miembros de la ACA no representan
a la mayoría de los egipcios, quienes desean la resolución
de los problemas a través del diálogo común, y no tomando
las calles ni manifestándose en el extranjero sobre cuestiones internas
egipcias", dijo el miembro de la delegación Sabri Gohara. "La
mayoría de los egipcio-americanos, que se oponen al extremismo de
cualquier signo, no hará nada que perjudique o debilite en modo alguno
la posición de Egipto".
De cualquier modo, ninguno de estos asuntos provocó mayores reacciones.
La visita de Mubarak estuvo acompañada de eventos sin precedentes,
como el almuerzo ofrecido en su honor por responsables de ambos partidos
en el Congreso, o la recepción que le fue dispensada en el Pentágono.
Aunque nadie admitió oficialmente que se discutiera sobre la cooperación
de Egipto con Corea del Norte en materia de misiles balísticos, el
secretario de Defensa William Cohen dijo que EEUU comprende el interés
de Egipto en este tema y anunció que Egipto compartirá en
breve información sobre sistemas de vigilancia con Arabia Saudí.
En su última visite, William Cohen llegó a Egipto para animar
a El Cairo a participar de en una red regional de defensa por misil; hasta
la fecha, El Cairo se ha mostrado reticente a la idea.
A pesar de lo que se pueda oír sobre derechos humanos o democratización,
las relaciones entre Egipto y EEUU parece que están evolucionando,
entrando en una nueva era de colaboración y cooperación basada
en nuevos fundamentos estratégicos: ya no se trata de una mera relación
militar y política, sino de otra sustentada en los intercambios económicos
y de alta tecnología. |