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Concluye la VIII Fase del programa 'Petróleo por Alimentos' mientras persiste la crisis humanitaria tras diez años de sanciones

Comunicado del CSCA (28 de diciembre de 2000)

En diciembre de 2000 el programa humanitario para Iraq, conocido como "petróleo por alimentos", cumplió sus primeros cinco años de aplicación. El pasado 29 de noviembre el Secretario General de NNUU, Kofi Annan, presentaba un nuevo informe (documento S/2000/132) en el que se hacía balance de la aplicación del programa al término de su VIII fase semestral, que se inició el 9 de junio. Este informe cubre el período entre su anterior balance del 8 de septiembre (documento S/2000/857) y el 31 de octubre. El 5 de diciembre el Consejo de Seguridad (CS) prorrogaba el programa por otros seis meses (resolución 1330).

El programa "petróleo por alimentos" (resolución 986) ha permitido a Iraq exportar en estos años cantidades limitadas de petróleo y de sus derivados, por los que ha obtenido dinero para la compra de productos humanitarios a fin de aliviar el impacto sobre la población de las sanciones vigentes desde agosto de 1990. Con este dinero, ingresado en una cuenta abierta por NNUU en Paris en la banca BNP, el gobierno de Iraq paga los contratos de suministros humanitarios una vez aprobados por un órgano especial del CS, el denominado Comité de Sanciones, que reproduce la estructura y el procedimiento de veto del CS. El gobierno de Iraq no tiene acceso a los fondos ingresados en esta cuenta, que son gestionados directamente por el Secretariado General de NNUU. El 31 de octubre NNUU aceptó la petición de Iraq de que todas las transacciones del programa "petróleo por alimentos" se efectuaran en euros y no en dólares estadounidenses, un gesto político de rechazo a la hegemonía financiera de EEUU que le supone a Iraq perder dinero. Como medida de presión, Iraq había amenazado con interrumpir sus exportaciones de petróleo si su petición no era aceptada.

Al término de esta octava fase se han depositado en la cuenta de la BNP un total de 6.119,4 millones de dólares, mil millones menos de lo que NNUU había autorizado a Iraq. Iraq ha exportado por término medio durante esta fase 2.122.397 barriles por día, si bien su capacidad de producción y exportación sigue dependiendo de la recuperación paulatina de su industria petrolera. Desde que se pusiera en marcha el programa en diciembre de 1995 la cantidad total de dinero ingresada por venta de petróleo iraquí y sus derivados asciende a 35.157,0 millones de dólares. El destino de este dinero ha sido, según el informe de Annan (Anexo I), el siguiente:

18.193,9 millones de dólares (el 53%) se han destinado a la compra de productos humanitarios en las áreas central y sur del país bajo control gubernamental (además de otros 560,8 millones obtenidos por intereses), donde reside el 87% de la población iraquí. Sin embargo, de esa cantidad solamente 8.666,5 millones se han podido gastar de manera efectiva en contratos aprobados por el Comité de Sanciones del CS, es decir, en productos que han entrado ya total o parcialmente en Iraq. Una cantidad algo inferior corresponde a contratos también aprobados por el Comité de Sanciones cuyos productos aún no han sido librados al gobierno de Iraq por dilaciones administrativas. En estos cinco años el Comité de Sanciones ha aprobado casi 10.000 contratos de suministros humanitarios firmados entre el gobierno de Iraq y empresas de terceros países.

El resto del dinero está bloqueado por EEUU y Gran Bretaña en contratos denominados on hold, es decir, contratos no autorizados por corresponder a productos considerados por los gobiernos de estos dos países como susceptibles de doble uso, civil y militar, en la práctica cualquier producto manufacturado. A este respecto, Kofi Annan expresa en su informe su "(...) permanente preocupación por el inaceptablemente alto nivel de solicitudes [de contratos presentados para su aprobación por el Comité de Sanciones] mantenidas en suspenso". (párrafo 39). Annan señala que el volumen de dinero que no ha podido ser empleado por este motivo ha "(...) aumentado drásticamente desde menos de 1,4 mil millones de dólares a mediados de agosto de 2000 hasta 2,1 millones a 31 de octubre de 2000, representando el 10,8 y el 14,6%, respectivamente, del valor de todas las solicitudes [de aprobación de contratos] presentadas al Comité [de Sanciones]" (párrafo 39). El Secretario General de NNUU indica que, pese a las aclaraciones solicitadas de por qué estos contratos no han sido aún autorizados, EEUU y Gran Bretaña no aducen motivo alguno por el que permanecen bloqueados (párrafo 40). Estos contratos corresponder mayoritariamente a productos y piezas de recambio de los sectores de electricidad, tratamiento de aguas, agricultura, telecomunicaciones y transportes, que afectan muy negativamente al estado nutricional de la población según Annan (párrafo 128) y, en términos generales, a la normalización socioeconómica del país.

4.401,2 millones de dólares (el 13%) se han destinado a la adquisición de productos humanitarios con destino a las tres provincias kurdas del norte de Iraq fuera del control del gobierno. En esta región los productos son distribuidos directamente por las Agencias especializadas de NNUU, que disponen "a diferencia del resto de Iraq" de una partida de los fondos del programa en dinero contante para pagar salarios o adquirir productos locales. Según un informe de una misión del Congreso estadounidense de marzo de 2000 este hecho "(...) permite un uso mucho más eficiente del dinero [del programa humanitario]" que en el resto de Iraq. Los residentes en estas tres provincias septentrionales reciben un 22% más en ayuda humanitaria por persona que los de las provincias del centro y sur del país bajo control gubernamental, debido a que del porcentaje de la 986 destinado al Kurdistán no se restan las partidas reservadas al pago de las indemnizaciones por la Guerra del Golfo, gastos de desarme y administrativos de NNUU, como sí se hace en la zona gubernamental y que más abajo se detallan. Estos dos factores, junto con la mayor autosuficiencia alimentaria del Kurdistán iraquí (que alberga el 48% de la tierra arable de Iraq) y el contrabando, explican la mejoría en indicadores alimentarios y sanitarios en esta zona en comparación con el resto del país desde que se pusiera en marcha el programa "petróleo por alimentos", un hecho que la Administración estadounidense manipula para exculparse de su responsabilidad por el impacto humanitario del embargo en la zona gubernamental.

10.472,9 millones de dólares se han destinado al pago de las indemnizaciones o, también denominada, deuda de guerra, que según la resolución 687 de alto el fuego de 1991 incluye las indemnizaciones a personas, empresas y Estados que se vieron perjudicados por la crisis y la Guerra del Golfo, aun cuando el perjuicio no hubiera sido causado directamente por Iraq. Esta cantidad "que se ingresa directamente en el denominado Fondo de Compensaciones de NNUU" correspondía al 30% de las exportaciones iraquíes, porcentaje reducido en la resolución 1330 del 5 de diciembre al 25% a petición de Francia, Rusia y China y tras un acuerdo en el seno del CS de destinar 15,9 mil millones de dólares a la petrolera Kuwait Petroleum Corporation por perdidas causadas durante la ocupación del Emirato por el ejército iraquí. La diferencia del 5% se destinará a aliviar la situación de los sectores más vulnerables de la población iraquí.

749,9 millones de dólares se han destinado a los gastos administrativos de NNUU por la aplicación de la 986, y otros 254,3 millones para las actividades de las comisiones encargadas del desarme de Iraq, primero de la UNSCOM y ahora de la nueva comisión UNMOVIC, establecida en la resolución 1284 de diciembre de 1999.

965,4 millones de dólares se han destinado a los gastos de transporte del petróleo iraquí y sus derivados exportados a través de Turquía por el oleoducto Kirkuk-Yumurtalik. De ellos, 682,8 millones han sido ya pagados al gobierno turco.

Finalmente, otros 119,5 millones de dólares se han empleado en otros gastos previstos en las resoluciones del CS.

 

Persiste la crisis humanitaria

Si bien cabe señalar algunos progresos, la revisión de la situación humanitaria que Kofi Annan realiza por sectores en su informe confirma el mantenimiento de un situación humanitaria crítica en Iraq. En el terreno nutricional, si el objetivo fijado para esta fase era alcanzar las 2.472 kilocalorías por persona y día, la cartilla de aprovisionamiento gubernamental se ha mantenido durante este período en 2.188 kilocalorías y 47,9 gramos de valor proteínico, que corresponden respectivamente al 89 y al 80% de los requerimientos establecidos para la VIII fase. Un reciente informe conjunto de la FAO y el Programa Alimentario Mundial (PMA), difundido el 13 de septiembre de 2000 (documento TCP/IRQ/8924), confirma que el contenido de la cartilla sigue siendo deficiente en verduras, frutas y proteína animal (incluida leche) y por lo tanto en micronutrientes fundamentales (hierro y vitamina A, entre otros). La gran mayoría de las familias no pueden completar el contenido de la cartilla en el mercado libre debido a su empobrecimiento y a los elevados precios de los alimentos (según The Economist, la inflación en 2000 ha sido del 100%); además, muchas familias se ven incluso obligadas a trocar o vender parte de los productos de la cartilla para hacer frente a otras necesidades cotidianas, como las sanitarias. Como resultado, la situación nutricional no muestra una mejora sustancial y las tasas de malnutrición infantil "como indica el estudio de FAO/PMA" "(...) no han mejorado significativamente y los problemas nutricionales siguen siendo serios y generalizados" (pág. 7). La prolongación por segundo año de una severa sequía ha afectado además a la producción cerealística, que se ha reducido a menos de la mitad de la de 1999, afectando además a la generación hidroeléctrica y al suministro y tratamiento de aguas, factores que inciden asimismo sobre la malnutrición y mortalidad infantiles.

El informe de Annan muestra especial preocupación igualmente por los escasos progresos en el sistema de tratamiento y depuración de aguas, un sector que apenas se ha beneficiado del programa humanitario. Incluso en Bagdad tan solo puede ser tratado el 32% de las aguas residuales. El 90% de las aguas residuales tratadas es directamente vertido a ríos y arroyos, con grave riesgo para las comunidades que se provén de agua para el consumo de los cauces.

En cuanto al sector eléctrico, el informe señala que al aumento de la demanda le ha correspondido en estos años una reducción del suministro, con un déficit de 1.800 megavatios. En los meses de verano los cortes de luz han alcanzado las 18 horas por día en las provincias del centro y sur del país, y de cuatro a ocho en la provincia de Bagdad. Annan resalta la importancia del suministro eléctrico sobre la situación sanitaria y humanitaria en general de la población, denunciando que el alto número de contratos de este sector no aprobados por el Comité de Sanciones constituye un "(...) inaceptable obstáculo para el desarrollo del programa humanitario" (párrafo 101).

Asimismo, Annan indica que el 37% de las escuelas visitadas recientemente por un equipo de NNUU no alcanzan los más mínimos requerimientos educativos. Annan reconoce que después cuatro año de aplicación de la resolución 986, "(...) la gran mayoría de la población iraquí afronta todavía un situación de depauperación, intensificándose por ello la dependencia de los sectores más pobres de los bienes y servicios suministrados a través del programa" (párrafo 3). El propio Annan recuerda que el programa "petróleo por alimentos" no permite afrontar eficazmente la crisis humanitaria que vive Iraq:

"Dada su naturaleza intrínsecamente temporal y a corto plazo, el programa ["petróleo por alimentos"] encara dificultades a la hora de afrontar el deterioro social y económico en Iraq. Ello se ve además complicado por el hecho de que el programa humanitario nunca fue diseñado para satisfacer todas las necesidades humanitarias de la población iraquí o para ser un sustituto de la actividad económica normal. Asimismo, el programa no está pertrechado para afrontar el deterioro a largo plazo de las condiciones de vida o para remediar el declive de los niveles educativos y sanitarios e infraestructural" (párrafo 5).

Entre las conclusiones del informe, Kofi Annan señala como esencial disponer de dinero contante o en efectivo para todos los sectores del programa humanitario, como hemos visto sucede en la zona del Kurdistán. El problema central hoy de la población iraquí es que no hay dinero circulante. El informe antes citado de una comisión del Congreso estadounidense reconoce que el dinero en efectivo que el gobierno iraquí puede estar obteniendo por el contrabando de petróleo o gasóleo (un cifra máxima de entre 50.000 y 70.000 barriles diarios) "(...) es probable que no sea una cantidad suficiente como para poder desempeñar un papel relevante frente al empobrecimiento generalizado derivado de las sanciones". A fin de dotarse de fondos propios, el gobierno iraquí exigía en noviembre a los compañías internacionales que comercializan su crudo que depositaran medio dólar por barril en una cuenta bancaria distinta a la de NNUU y fuera del control de este organismo internacional. En la actualidad, Iraq y NNUU negocian sobre este punto.

Por otra parte, EEUU y Gran Bretaña siguen obstaculizando en el seno del Comité de Sanciones la aplicación del programa, al bloquear contratos en sectores que son estratégicos para la normalización de la vida cotidiana en Iraq. Si bien en el último año el CS ha aceptado aprobar una lista de productos de los sectores de alimentación, sanidad, tratamiento de aguas, agricultura y petrolífero que precisan tan solo de notificación al Comité de Sanciones para su compra y entrada en Iraq, no ya de previa autorización, EEUU y Gran Bretaña siguen bloqueando suministros en sectores estratégicos, como el eléctrico, el de los transportes o el petrolífero.

Cabe resaltar de los anteriores datos que, mientras la situación humanitaria en el país sigue siendo extremadamente crítica pese a cuatro años de aplicación de la resolución 986, el gobierno de Iraq ha recibido en productos humanitarios una cantidad inferior a la que ha tenido que destinar al pago de indemnizaciones: 8,6 mil millones de dólares frente a 10,5, respectivamente. Si se comparan estas cifras del último informe de Annan con el presentado también por él justo un año antes al término de la VI fase (documento S/1999/12, del 12 de noviembre de 1999), se comprueba asimismo que Iraq ha pagado en este año 2000 5 mil millones de dólares en indemnizaciones, mientras que ha recibido menos de la mitad de esa cantidad "3,2 mil millones" en productos humanitarios. Iraq afronta aún un volumen de indemnizaciones de 320 mil millones de dólares (sin contar los intereses devenidos en estos diez años desde el fin de la Guerra del Golfo), de los que ya 32 mil millones están aprobados y a la espera de pago.

Comité de Solidaridad con la Causa Árabe