Carta de Ramsey Clark*
a los embajadores y ministros de Exteriores de los países
miembros de Naciones Unidas
'International Action Center'
Traducción CSCAweb (www.nodo50.org/csca),
21-12-2001
El pasado 11 de diciembre,
Ramsey Clark envió una carta dirigida a los embajadores
y ministros de Exteriores de todos los países miembros
del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de NNUU, denunciando
los planes norteamericanos para la extensión de los ataques
militares a Iraq : "¿Ha llevado a cabo Iraq alguna
acción en el transcurso de la última década
que constituya una amenaza para la paz, que haya puesto en peligro
la vida, o que haya generado violencia, que pueda compararse
con la violencia y las calumnias con las que EEUU castiga a Iraq?
No existe ninguna base legal, ni justificación moral alguna,
para que EEUU ataque Iraq, o para que EEUU financie y ayude en
el proceso de derrocamiento del gobierno iraquí. Tal acción
constituiría un crimen internacional prohibido además
por la Constitución y las leyes de EEUU"
Señor Embajador/Señor Ministro:
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (NNUU) debe dejar
claro ante EEUU que no puede atacar Iraq y que debe poner fin
a las amenazas que viene emitiendo en este sentido. Igualmente,
debe dejar claro que EEUU no puede entrenar, ayudar, o financiar
a terceras fuerzas que pretendan derrocar al gobierno iraquí
por la fuerza. Cualquier acción de este tipo constituiría
una violación de las obligaciones de los países
miembros según la Carta de NNUU, y constituye un delito
según el derecho internacional.
Los ataques militares y económicos norteamericanos
contra Iraq durante la última década son un crimen
contra la humanidad y la paz, así como una violación
de la Convención de Ginebra.
El Pentágono admite que, durante 42 días (del
17 de enero al 28 de febrero de 1991), se produjeron 110.000
ataques aéreos contra Iraq y se arrojaron 88.500 toneladas
de bombas sobre el país, equivalentes a siete bombas y
media como las que cayeron sobre Hiroshima. Los bombardeos tenían
como objetivo destrozar cualquier estructura o facilidad necesaria
para sustentar la vida de la población civil. Viviendas
familiares, sistemas de distribución de agua y alimentos,
industrias, comercios, negocios, el sistema educativo, y la religión
a lo largo y ancho de Iraq fueron objetivo directo de los bombardeos
norteamericanos, como castigo a toda una población.
Más de 150.000 personas indefensas murieron en Iraq
como resultado de este asalto militar.
Desde el 6 de agosto de 1990 hasta el día de hoy, las
severísimas sanciones económicas y el empobrecimiento
forzoso han causado deliberadamente hambre, malnutrición,
enfermedad, y muerte al pueblo iraquí, asesinando e incapacitando
de por vida a bebés, niños, ancianos, mujeres embarazadas,
personas con enfermedades crónicas, y casos médicos
urgentes.
Más de un millón y medio de personas han fallecido
como resultado directo de las sanciones. De ese millón
y medio, más de la mitad eran niños menores de
cinco años. Las sanciones, impuestas por el Consejo de
Seguridad bajo las directrices de EEUU, violan la Convención
de Ginebra porque han creado de manera deliberada unas condiciones
de vida que tienen como objetivo la destrucción total
o parcial del pueblo iraquí por motivos de nacionalidad,
raza, religión u origen étnico. Las sanciones han
cumplido con su objetivo.
Todas y cada una de las agencias de NNUU encargadas de los
programas de alimentos, sanitarios, y de la infancia, han confirmado
el terrorífico efecto de las sanciones. Entre dichas agencias
se incluyen la FAO, la UNICEF, el PMA, o la OMS. Los más
valientes y honrados empleados de NNUU encargados de los programas
que obligan al cumplimiento de las sanciones y las inspecciones
han dimitido y han protestado públicamente contra el régimen
de sanciones y la política de inspección. El programa
"petróleo por alimentos", aprobado a finales
de 1996 y utilizado fundamentalmente desde entonces como mecanismo
causante de retrasos, frustraciones y acusaciones varias, fue
puesto en marcha únicamente después de que las
protestas internacionales contra el salvajismo de las sanciones
vencieran al temor con el que los diferentes miembros del Consejo
de Seguridad de NNUU veían la amenaza norteamericana de
tomar represalias en caso de que no apoyaran la política
norteamericana.
Durante los últimos doce años, EEUU ha bombardeado
Iraq cuando le ha venido en gana. Asesinar a Sadam Husein era
el objetivo de misiles y bombardeos. Cientos de personas han
sido asesinadas en el transcurso de los bombardeos, incluyendo
por ejemplo a Leila al-Attar, artista de renombre internacional,
directora de museo, esposa, madre, y ser humano. El sonido de
los aviones norteamericanos sobrevolando Iraq es omnipresente;
así se mantiene vivo el terrible recuerdo de los continuados
ataques aéreos que tuvieron lugar entre febrero y marzo
de 1991, periodo en el que cada 30 segundos despegaba un avión.
En vista de estos asombrosos crímenes cometidos contra
Iraq, EEUU ha llevado a cabo una campaña de vilipendio
constante a través de los medios de comunicación
que controla. La campaña norteamericana es racista, anti-islámica,
generadora de odio, y falsa.
La corrupción de NNUU
EEUU ha corrompido y puesto en una situación comprometida
a NNUU, aparentemente actuando en su nombre, reduciendo trágicamente
el papel de la mejor esperanza con la que cuenta el género
humano para conseguir la paz, la dignidad, y unas condiciones
de vida dignas, todo ello a lo largo de una década de
ataques brutales y criminales contra el pueblo iraquí.
Pese a actuar bajo coerción, el Consejo de Seguridad es
cómplice de estos crímenes contra la paz y crímenes
contra la humanidad, crímenes de guerra y genocidio, al
menos por haber permitido que EEUU usurpe su nombre y su autoridad
moral.
Una y otra vez, EEUU ha actuado siguiendo el consejo del extranjero
de Platón, que temiendo el juicio de la historia prefirió
mantener su anonimato librando "una guerra por el bien de
la paz". Piense usted qué tal les ha ido a las víctimas
(directas e indirectas) de las guerras libradas por EEUU desde
el final de la Segunda Guerra mundial: Corea, Vietnam, Camboya,
Nicaragua, la República Dominicana, Filipinas, Liberia,
Cuba, Guatemala, Granada, Palestina, Líbano, Irán,
Somalia, Sudán, Haití, El Salvador, Honduras, Angola,
Croacia, Bosnia, Yugoslavia, Kosovo, Sierra Leona, Indonesia,
o Afganistán. ¿Dónde está la paz
que habían prometido?
Considere los estragos ocasionados directamente por la violencia
militar norteamericana durante la última década
sobre el pueblo iraquí, sobre todas las repúblicas
de la antigua República Federal de Yugoslavia con el fin
de conseguir la paz en los Balcanes, sobre Nicaragua, Haití,
Somalia, Sudán, Corea del Norte, Kosovo, o Afganistán.
¿Quién será el siguiente? Los medios de
comunicación no dejan de ofrecer nombres de candidatos
a diario.
¿Ha llevado a cabo Iraq alguna acción en el
transcurso de la última década que constituya una
amenaza para la paz, que haya puesto en peligro la vida, o que
haya generado violencia, que pueda compararse con la violencia
y las calumnias con las que EEUU castiga a Iraq? No existe ninguna
base legal, ni justificación moral alguna, para que EEUU
ataque Iraq, o para que EEUU financie y ayude en el proceso de
derrocamiento del gobierno iraquí. Tal acción constituiría
un crimen internacional prohibido además por la Constitución
y las leyes de EEUU. El poder dominante en EEUU y su gobierno
pretenden atacar Iraq al tiempo que el actual ataque contra Afganistán
ha cumplido el objetivo de consolidar el dominio norteamericano
sobre el Próximo Oriente, la región del Golfo,
y Asia central.
Actúen inmediatamente para terminar con el vergonzoso
fracaso del Consejo de Seguridad a la hora de reafirmar la independencia
y soberanía de NNUU según lo dispuesto en su Carta
fundacional, y poner fin así a este azote de la guerra.
Prohiban a EEUU atacar Iraq.
Atentamente,
Ramsey Clark
Presidente del 'International Action Center'
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