Iraq


* Brian Becker es codirector del International Action Center -que preside Ramsey Clark- y portavoz de la coalición ANSWER ("Actuar Ahora para Parar la Guerra y el Racismo"), con sede en EEUU

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Iraq


Una acción enérgica para detener la guerra de EEUU contra Iraq

Brian Becker*

Workers World News Service (www.workers.org), 25-07-02.
Traducción: Beatriz Morales, CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 6-08-02

'Pensando en dos audiencias, Bush, el vicepresidente Dick Cheney, el secretario de Defensa Rumsfield y Wolfowitz están creando un aura de inevitabilidad en torno a la guerra. Esperan dividir al ejército iraquí; pero Bush y 'compañía' también están tratando de desmoralizar a cualquiera, tanto dentro del país como fuera, que quiera desafiar la guerra antes de que empiece: Bush y el Pentágono conocen la historia de la guerra de Vietnam y ahora están asustados por el potencial que tiene el masivo movimiento de resistencia contra la guerra, desde Washington DC hasta las calles de Amán o de El Cairo'

Es imprescindible que todas las organizaciones en contra de la guerra y la clase trabajadora progresista traten de detener la próxima guerra de EEUU contra Iraq. Estas organizaciones progresistas deben basar su estrategia y su táctica en el supuesto de que la Administración Bush está determinada a atacar Iraq y a sustituir al actual gobierno con un régimen títere como el que se ha instalado en Afganistán. Sin embargo, y a pesar del objetivo de la Administración Bush, tanto en EEUU como en el resto del mundo existen suficientes elementos disuasorios potenciales que aún podrían evitar una nueva invasión.

Una guerra contra Iraq es una guerra del imperialismo contra un pueblo que anteriormente estuvo oprimido y colonizado. Es una guerra por el petróleo contra un pueblo que osó nacionalizar sus campos de petróleo y trató de utilizar los ingresos petrolíferos para lograr que su país emergiera como un poder regional moderno e independiente en el Golfo Arábigo/Persa, una región contiene dos tercios de las reservas mundiales conocidas de petróleo.

La clase trabajadora no se debe dejar engañar por la propaganda de guerra de la Casa Blanca, que no es más que propaganda cuyo objetivo es justificar la agresión a Iraq. Hace diez años fue filtrado al New York Times -que lo publicó el 8 de marzo de 1992- un análisis político autorizado del Pentágono, redactado por Paul Wolfowitz, hoy subsecretario de Defensa y en el que los estrategas estadounidenses dejaban claro que no iban a aceptar ningún desafío al dominio de EEUU en cualquier región del planeta. Bush y el Pentágono están preparando una guerra, pero no porque teman la capacidad de Sadam Husein para desarrollar armas de destrucción masiva, o porque les asquee la naturaleza no democrática del gobierno de Iraq. Washington apoya a monarquías dictatoriales como las de Arabia Saudí y Kuwait, y envía 15 millones de dólares al día a Israel cuando este gobierno ha invadido Líbano, ocupa los Territorios Palestinos y ha creado un vasto e ilegal arsenal de armas nucleares.

Guerra psicológica como preludio de la invasión

Recientemente la Administración Bush ha incrementado una guerra psicológica a gran escala contra el régimen iraquí y su pueblo. Se ha desvivido por crear un aura de inevitabilidad respecto al próximo conflicto. Se trata de una importante campaña coordinada planificada para dividir al gobierno iraquí como preludio de la acción militar de EEUU.

Una reunión de cientos de [desertores] militares iraquíes y opositores políticos a Sadam Husein, celebrada en Londres del 11 al 13 de julio y apoyada por la CIA, anunció la creación de un virtual gobierno en el exilio [1]. Es destacable la presencia en la reunión del segundo máximo dirigente jordano, el príncipe heredero Hasán [2]. Aunque Jordania se ha opuesto públicamente a una guerra contra su vecino más extenso territorialmente, el 12 de julio los medios de comunicación occidentales informaron ampliamente de que su monarquía pro-estadounidense "[...] accedía secretamente a permitir que las fuerzas especiales norteamericanas operaran desde dos de sus bases aéreas" cuando tuviera lugar la invasión (The Herald of Scotland, 12 de julio de 2002).

Otros artículos importantes han aparecido en los principales periódicos de los aliados de EEUU con llamativos titulares como éste del National Post de Canadá de 16 de julio: "Iraq está abocado a perder, rápidamente, completamente". El mismo día, el primer ministro británico, Tony Blair, se desvivía por comunicar a los miembros del parlamento que su gobierno no tenía la obligación de discutir con esta cámara ningún tipo de participación británica en la próxima guerra.

El 14 de julio, Paul Wolfowitz, el ahora numero dos del Pentágono y principal defensor de la guerra, mantuvo una conferencia de prensa en Turquía -probable lugar desde el que EEUU empezará su ataque- anunciando que este país cosecharía beneficios económicos del derrocamiento del régimen iraquí. Turquía está sufriendo una grave crisis económica, y su gobierno estaba al borde del colapso en el mismo momento en que Wolfowitz representaba su función, cubierta extensamente por los bravucones medios.

Impacto del plan de guerra 'filtrado'

La guerra sicológica de la administración (o Psyops , tal y como se conoce en la jerga militar), empezó con especial intensidad cuando un expediente reservado de más de doce centímetros de grosor y que detallaba los planes para una invasión de Iraq con 250.000 soldados fue filtrado al New York Times. El 5 de julio este periódico publicó la noticia de forma destacada en la portada. El editorial subsiguiente dos días después no discutía la legalidad o rectitud de la planeada agresión -a diferencia de como lo había hecho, extraordinariamente bien, cuando publicó los papeles secretos del Pentágono en junio de 1971, lo que incrementó la oposición pública a la política estadounidense en Vietnam. El editorial de The Times del 5 de julio sobre la noticia de la invasión a Iraq se limitaba a pedir que la táctica del plan de guerra se debatiera en el Congreso y en otras partes.

Desde la noticia de The Times del 5 de julio, la prensa escrita y la televisión se han visto dominados por una discusión sobre la táctica de la próxima guerra. ¿Debe ser ésta una invasión a gran escala de cientos de miles de soldados o una operación relámpago de las fuerzas especiales acompañada de un bombardeo estratégico? El debate, limitado exclusivamente a lo que serían la "mejor táctica" está planificado para dejar a todo el mundo, tanto en Iraq como entre el público estadounidense, con la nítida impresión de que el conflicto militar es inevitable y, por lo tanto, imposible de resistir [3].

¿Quién plantea la cuestión de quién filtró el documento clasificado al New York Times en primer lugar? "Al The Observer de Londres se le dijo que la filtración [...] procedía del Pentágono, del despacho de la Junta de jefes de Estado Mayor, la elite militar encargada de diseñarlo", afirmaba este medio el 14 de julio.

¿Se puede parar la guerra?

Pensando en dos audiencias, Bush, el vicepresidente Dick Cheney, el secretario de Defensa Donald Rumsfield y [su subsecretario] Wolfowitz están creando un aura de inevitabilidad en torno a la guerra. Esperan dividir al ejército iraquí, pretendiendo que secciones del alto mando iraquí deserten antes de enfrentarse a una aniquilación segura. Pero Bush y compañía también están tratando de desmoralizar a cualquiera, tanto dentro del país como fuera, que quiera desafiar la guerra antes de que empiece: Bush y el Pentágono conocen la historia de la guerra de Vietnam y ahora están asustados por el potencial que tiene el masivo movimiento de resistencia contra la guerra, desde Washington DC hasta las calles de Amán o de El Cairo.

Mientras que los centros del liberalismo burgués desempeñan su habitual papel temeroso y colaboracionista frente a los ultra-militaristas, los verdaderos luchadores progresistas y antiimperialistas tienen que hacer todo lo que esté en su mano por movilizar una oposición de las bases en cada campus, instituto, lugar de trabajo y comunidad.

Mientras Bush rebaja drásticamente el dinero destinado a la educación, vivienda, empleo y sanidad, llama a los hijos e hijas de la clase trabajadora a matar y a morir en los desiertos de la Península Arábiga por el bien de ExonMobil, Texaco, Chase, Citibanck y sus socios. Esta guerra no tiene que producirse. Ahora es el momento de que el movimiento contra la guerra intensifique sus movilizaciones entre la clase trabajadora y los pobres, y especialmente entre los jóvenes, incluidos quienes llevan uniforme. Todas las fuerzas contra la guerra deben unirse ahora mismo para lanzar una enérgica y decidida movilización popular, tanto en EEUU como en el resto del mundo.

Es el momento de recordar a los que hacen la guerra que no se puede detener la resistencia a sus planes de matanza y destrucción.


Notas de CSCAweb:

1. Sobre esta reunión véase en CSCAweb: La Administración Bush pone en marcha la primera fase para la invasión de Iraq: hacer 'inevitable' la guerra, fabricar una 'alternativa democrática' al actual régimen y Mukul Devichand: Rebeldes improbables
2. Véase en CSCAweb: EEUU promueve al príncipe Hasan de Jordania como posible candidato a encabezar un nuevo régimen monárquico en Iraq tras la ocupación del país
3. Similar valoración a la del autores la que presenta el CSCA en su Nota Informativa: La Administración Bush pone en marcha la primera fase para la invasión de Iraq: hacer 'inevitable' la guerra, fabricar una 'alternativa democrática' al actual régimen



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