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Palestina


Santiago Alba Rico: 'Edward Said: la Palestina afónica'

Mahmud Darwix: Edward Said, nuestra conciencia y nuestro embajador ante la conciencia humana

:: Textos de S'aid publicados en CSCAweb:

'Hoja de Ruta', ¿hacia dónde?

¿Qué está pasando con Estados Unidos?

Un monumento a la hipocresía

Una impotencia inaceptable

Desinformación sobre Iraq

Israel, Iraq y Estados Unidos

Una vía de sentido único

¿Elecciones palestinas?

La crisis de los judíos norteamericanos

Reflexiones sobre Estados Unidos

La tuerca gira una vez más

La nueva ola palestina

Israel, en punto muerto

El sionismo norteamericano

Tiempo para la honestidad intelectual

:: Algunas de sus obras traducidas al castellano:

- Orientalismo (1978)
- El mundo, el texto y el crítico (1983)
- Representaciones del intelectual (1994)
- Gaza y Jericó:'pax americana' (1995)
- Palestina: paz sin territorios (1996)
- Cultura e imperialismo (1996)
- Política y Cultura (2001)
- Reflexiones en el exilio (2001)
- Crónicas palestinas (2002)
- Fuera de lugar (2002)

Palestina


Edward Sa'id muere en Nueva York

26 de septiembre de 2003. Nota informativa CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

"Dirán algunos que yo vivo en Nueva York y escribo desde allí, con la distancia que media entre esta ciudad y Oriente Medio. Esto, naturalmente, es cierto. Pero lo que quizás muchos no sepan es que en mi pensamiento y en mi corazón no me he alejado nunca del mundo árabe en el que nací y me eduqué. (...) He acarreado mi cuota de diáspora y privación, los dos ingredientes fundamentales del sino palestino hasta el momento aunque sepa muy bien que lo que ha deparado la fortuna a la mayoría del pueblo palestino, ha sido sin parangón mucho más duro que lo que me ha deparado a mi" (Gaza-Jericó: 'pax americana', 1995)

Edward Sa'id falleció ayer a la edad de 67 años en un hospital de Nueva York como consecuencia de una leucemia crónica que padecía desde 1990. Sa'id, el intelectual palestino de más reconocido prestigio en Occidente, había nacido en Jerusalén en 1935 en el seno de una acomodada familia palestina anglicana que en 1948 tuvo que abandonar Palestina como tantas otras familias palestinas víctimas del desalojo que el sionismo impuso en esa tierra y la derrota ante lo que después sería la creación unilateral del Estado de Israel. Se trasladó a Líbano y Egipto, donde viviría hasta su partida a EEUU para cursar sus estudios universitarios y proseguir su actividad académica convirtiéndose en ciudadano estadounidense en una trayectoria vital y formativa que le condujo a describirse a si mismo como "árabe pero con una educación occidental... pertenezco a los dos mundos sin ser completamente de uno o de otro" (Fuera de lugar, 2002).

Profesor de Literatura inglesa comparada en la Universidad de Columbia, su prolífica obra intelectual comenzó a alcanzar renombre internacional tras la publicación de Orientalismo en 1978, un extenso ensayo en el que revisó críticamente la percepción y recreación ideológica que el colonialismo europeo impuso sobre el concepto de Oriente. Desde entonces, una amplia gama de temas cubrió su labor investigadora pero sin duda su trayectoria intelectual y humana está marcada por haber sido un hijo del primer éxodo palestino, condición que marcó su existencia y de la cual hizo su seña de identidad individual y política.

Miembro independiente del Consejo Nacional Palestino de la OLP desde 1976, dimitió de su cargo en 1991 cuando la OLP aceptó participar en la Conferencia de Madrid resultante de la nueva política estadounidense tras la Guerra del Golfo que imponía un proceso de negociación árabe-israelí desde el desequilibrio y el unilateralismo en beneficio de Israel. A partir de 1993 se opuso públicamente a la firma de los Acuerdos de Oslo firmados entre Rabin-Peres y Arafat por considerar que la dirección de la OLP había cedido ante Israel a cambio de nada. Desde entonces, su contribución pública al análisis y al debate sobre la resolución de la cuestión palestina estuvieron marcados por una abierta, contundente y demoledora crítica hacia la dirección de la Autoridad Palestina (AP) que en 1996 llegó a prohibir sus obras debido a su implacable denuncia contra los Acuerdos de Oslo y contra Arafat. Su firme e irrenunciable defensa de los derechos nacionales palestinos se vertebró en su compromiso incuestionable contra la ocupación israelí de los Territorios Ocupados (TTOO) y en la defensa de los refugiados palestinos al Derecho al Retorno.

Desde que comenzase la Segunda Intifada en 2000, Sa'id defendió el derecho palestino a resistir a la brutal ocupación y represión israelí aunque optando por la vía de la no violencia. Siguiendo esa corriente, en 2002 se adhirió a la recién creada Iniciativa Nacional Palestina que lidera Barghuti en los TTOO y que propugna la creación de un único Estado democrático para palestinos y judíos en la tierra de Palestina. Fruto de sus esfuerzos por favorecer el diálogo y la reflexión, se le concedió en 2002 el premio Príncipe de Asturias compartido con el músico israelí Baremboin por su proyecto conjunto de formación de músicos palestinos e israelíes (Sa'id era, además, un gran pianista).

Sus artículos y ensayos, publicados en prensa europea, han permitido llevar al conocimiento de la opinión pública occidental la realidad de la desposesión y el sufrimiento palestinos, la denuncia de la ilegal ocupación de Israel, la condena sin ambages de la política de respaldo incondicional de EEUU al proyecto sionista y el olvido absoluto e interesado al que el sistema estadounidense ha condenado al pueblo palestino, todo ello en unos medios de comunicación que, demasiado adeptos a la interpretación sionista de la historia y de la actualidad, como él mismo denunció en tantas ocasiones, han tergiversado cuando no silenciado el drama palestino y árabe contemporáneo en beneficio de Israel.

Figura intelectual árabe y universal del compromiso y el libre pensamiento, algunas de sus opiniones y reflexiones han sufrido con frecuencia también, por ello, el peso de la censura tanto en la prensa occidental como en la árabe; en el primer caso, cuando sus artículos analizaban la realidad de la existencia del Estado de Israel y las brutales prácticas políticas y militares de sus estamentos políticos y militares, o cuando describía desde el conocimiento y como palestino estadounidense los engranajes que el sistema de EEUU ha instituido en sus facetas política, académica, mediática, e ideológica para apoyar sin resquicios el proyecto del sionismo en Palestina y en el mundo árabe; en el segundo, en los medios árabes, cuando su crítica se volvía contra la indignidad de los dirigentes árabes y de sus regímenes ("Me entristece constatar que numerosos gobernantes árabes se comportan con una mentalidad próxima a la del esclavo y se consumen de ansiedad esperando que Washington les prepare una gran fiesta de recepción, ocasión que consideran el mayor éxito de su vida política", Gaza y Jericó, 'pax americana', 1995) o contra la mediocridad y servilismo de los intelectuales árabes apegados al poder ("¿Es qué la mayoría de nosotros porta bajo su piel la herencia dominante hasta ahora en la mayoría de los países árabes, en los que el intelectual se encuentra al servicio del amo y el gobernante, defendiéndolos y atacando a quien los ataca, eludiendo lo que pueda dañar su futuro profesional, rindiendo tributo por la remuneración que recibe? (...) Me refiero con 'cruce de nuestras líneas' al envilecimiento cultural y moral que se produce cuando el objetivo principal del intelectual palestino y árabe se convierte, no en la lucha por la independencia nacional, sino en lograr ser recibido por cualquier político o académico israelí, o en conseguir ayuda de la Unión Europea, o en ser invitado a un congreso en París o Nueva York", Gaza Jericó: 'pax americana', 2002).

La última embestida del imperialismo estadounidense, la guerra ilegal y la ocupación de Iraq, fue denunciada igualmente por Sa'id con tanta clarividencia como amargura describiéndola como el retorno del colonialismo a la región cuya identidad árabe reclamó como una condición irrenunciable para su desarrollo e independencia [1].

Descanse en paz


Notas:
1.- Sa'id, E.: "La condición árabe", Nación Árabe, núm. 49, verano 2003.

Edward Said, nuestra conciencia y nuestro embajador ante la conciencia humana

Mahmud Darwix*

1 de octubre de 2003. 'Al-Hayat', 26 de septiembre de 2003
Traducción: Luz Gómez García**
CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

"Nuestra pérdida es compartida, nuestras lágrimas una, porque Edward Said, con su conciencia viva y su legado intelectual, ha puesto a Palestina en el corazón del mundo, y al mundo en el corazón de Palestina"

No puedo despedir a Edward Said, tan presente está en nosotros y en el mundo, tan vivo está. Nuestra conciencia y nuestro embajador ante la conciencia humana se cansó, ayer, de luchar largo y duro con la muerte. Pero no estaba cansado de hacer frente al nuevo orden mundial, defendiendo la justicia, el humanismo y el intercambio entre culturas y civilizaciones. Durante doce años ha sabido engañar a la muerte renovando su fértil vida creativa a través de la escritura, de la música y de una férrea voluntad humana, mediante la búsqueda vital de significante y significado, exigiéndose el máximo como intelectual. Si se le pregunta a un palestino de quién se enorgullece ante el mundo, la respuesta inmediata será: Edward Said, pues la entera historia de la cultura palestina no ha engendrado una personalidad igual a la de Edward, único y múltiple. Desde hoy, y por un plazo que se vislumbra lejano, suyo es el papel de primer explorador que ha llevado el nombre de nuestro auténtico país desde su curso político corriente a la conciencia intelectual mundial. Palestina lo engendró. Pero él, a cambio de intentar establecer inútilmente sobre su tierra la justicia, y de defender el derecho a la vida y la libertad de sus hijos, se ha convertido en uno de los hijos símbolo de la nueva Palestina. Su visión de la lucha en marcha en Palestina es una visión intelectual y ética que no se limita a justificar el derecho de los palestinos a hacer frente a la ocupación, sino que además la considera una obligación nacional y personal. Edward era un todo sin fisuras. En él se aunaban el hombre, el crítico, el pensador, el músico y el político, sin que la naturaleza de cada una de estas actividades entrara en colisión y se confundiera con las demás. Una personalidad tan formidable se distinguía por un carisma que le convirtió en un fenómeno mundial sin parangón. Raramente coinciden el intelectual y la estrella, como coinciden en Edward Said el hombre culto, serio, elegante, irascible, dócil, enamorado de la belleza de la vida y la lengua. En esta difícil despedida, en esta despedida inevitable ante el más allá, el mundo coincide con Palestina en un raro instante, sin que en este momento sepamos quién es la familia del difunto: su familia es el mundo. Nuestra pérdida es compartida, nuestras lágrimas una, porque Edward Said, con su conciencia viva y su legado intelectual, ha puesto a Palestina en el corazón del mundo, y al mundo en el corazón de Palestina.

* Mahmud Darwix, poeta palestino.
** Luz Gómez García
, arabista y profesora en la Universidad de Alicante, miembro del Consejo Editorial de 'Nación Árabe', ha traducido al castellano sus más recientes obras.




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