...y Bagdad comenzó
a llorar
Desiderio Martín*
5 de febrero de 2003. CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
"Pero creo que por
encima de esta barbarie, sufrimiento, dolor, crueldad... permanece
lo que veías y se percibía en la calle, en la gente
tranquila en su vida diaria, en su cotidianidad: su capacidad
de resistencia, su decisión inequívoca de luchar
y su convicción de que tarden lo que tarden, echarán
a los invasores de su tierra y de sus vidas."
Son
las 0:45 horas del 5 de enero de 2003 y los 137 brigadistas del
Estado español, los componentes de la V Delegación
a Iraq que organiza el Comité de Solidaridad con la Causa
Arabe (CSCA) -este año con los lemas: "Ni guerra,
ni sanciones"-abandonamos la capital iraquí, donde
sus 4,5 millones de habitantes se quedan con su vida cotidiana,
algo distinta, cruelmente diferente a nuestras grandes urbes
occidentales, pero preñada de dignidad y resistencia que
tan fácilmente se puede leer en los ojos vivos de las
mujeres, hombres y niña/os iraquíes.
El poder del imperialismo estadounidense y británico,
el poder del capital globalizado ha hecho del pueblo iraquí
-de los 26 millones de personas- el objeto de deseo más
despreciable: colonizar sus vidas, su cultura, sus tierras...,
terminar con su autonomía política, expropiar sus
riquezas y convertir a Iraq en un protectorado, en el
marco de un nuevo Sykes-Picot [1].
Iraq, la nación iraquí, es el segundo país
en reservas de petróleo del mundo y cuenta con una población
importante, preparada, culta y desarrollada. Para el eje EEUU-Israel
es estratégico cambiar las reglas de juego en la zona
de Oriente Medio, y la lógica que persigue esta reordenación
es anterior al 11-S de 2001, inclusive al inicio de la guerra
de 1990/91.
En los años 80, comienza en la zona un proceso de apertura
democrática. La guerra [del Golfo] de 1991 rompe esta
lógica y determina el desmantelamiento de las relaciones
comerciales y de capital humano que Iraq había logrado
instaurar en el mundo árabe. Se quiebra la economía
jordana y se anula el desarrollo económico de Iraq, imposibilitando
su existencia como un referente para la nación árabe
de desarrollo económico y político autónomo.
Los gobiernos árabes de la región se ven amenazados
con la quiebra de sus economías, siendo su respuesta la
represión de sus pueblos, desmantelando de esta manera
los mínimos democráticos existentes.
Las opciones sobre el escenario actual son múltiples,
pero en todas ellas el "Nuevo Orden" en la zona se
muestra diáfano: imposición de un modelo de capitalismo
global con líderes claros: EEUU-Israel.
Las políticas impuestas a sangre y fuego -embargo,
sanciones y bombardeos sistemáticos desde 1991- se encontraban
presididas por esta misma lógica: acabar con el modelo
iraquí como referente para el mundo árabe, el cual
demostró capacidad de desarrollo autónomo e independiente
y que buscaba desde el principio la paridad estratégica
con Israel. Fracasada esta política de asedio, toca ahora
el asalto final contra el pueblo iraquí.
Los corazones de los brigadistas sangran en el aeropuerto
de Bagdad, moderno, brillante, desolado, sin vuelos, vacío,
sin que nadie en el exterior se atreva a romper el bloqueo y
el miedo ante la Pax Americana impuesta al mundo, y nuestra
razón explota por salir y explicar al mundo que el capital
global lleva 12 años cometiendo un genocidio racional
sobre el pueblo iraquí.
Hasta el año 1968 -fecha de la revolución iraquí-
toda la riqueza de Iraq se encontraba en manos del capital estadounidense
y británico, fundamentalmente; sólo 500 millones
de dólares revertían en el país. En 1972
se expulsa a las compañías extranjeras y se nacionaliza
el petróleo. Los ingresos de Iraq pasan a ser de 25.000
millones de dólares que se reinvierten en el país:
creación de infraestructuras de agua, saneamiento, eléctricas,
etc.; red sanitaria, red educacional, etc., inexistentes hasta
ese momento, pasando a convertirse en una Estado moderno y el
más desarrollado de toda la zona (en 1980 un dinar iraquí
valía 3 dólares, ahora 1 dólar corresponde
a 2.000 dinares iraquíes). Estos son motivos para la
agresión, es decir, retornar a la monopolización
del mercado del petróleo.
El embargo comienza terminada la guerra irano-iraquí
en 1989. El Senado de EEUU aprueba entonces una resolución
por la cual Iraq no debe recibir tecnología. Entre 1990
y 1996 -tras la aprobación de las sanciones por el Consejo
de Seguridad como consecuencia de la ocupación iraquí
de Kuwait y la guerra- Iraq no puede exportar su petróleo,
perdiendo 180.000 millones de dólares, perjudicando el
comercio mundial y produciendo la muerte de 1.700.000 iraquíes,
de los cuales la mayoría son niña/os menores de
5 años, al privarles de alimentos, medicamentos, agua
potable, red de saneamiento, energía básica.
'Petróleo por alimentos'
La entrada en vigor, desde 1997, de la Resolución 986
del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (conocida como "petróleo
por alimentos") modifica parcialmente la situación.
Desde 1997 a 2001 Iraq exporta petróleo por valor de 60.000
millones de dólares, de los cuales llegan a Iraq 22.000
millones, es decir 3.900 millones por año, lo cual es
sangrante si se considera que antes del embargo Iraq contaba
con una población de 18 millones de habitantes y ahora
cuenta con 26 millones de habitantes. Esta renta anual representa
el 20% de las importaciones antes del embargo y menos del 15%
en relación a la población actual. El resto de
dinero (hasta los 60.000 millones de dólares) se destinan
al pago de las indemnizaciones de la guerra y a programas de
desarme y humanitario de NNUU [2].
De los contratos que el gobierno iraquí tiene con las
distintas compañías extranjeras solamente les ha
llegado el 76% de alimentos, el 35% de medicamentos, el 54% en
agricultura, el 34% en electricidad, el 24% en red de aguas y
saneamiento, el 15% en educación superior, el 5% en educación
primaria, el 50% en transportes, el 34% en infraestructuras petrolíferas
y el 18% en industria. ¿Porqué hacen esto el eje
EEUU-NNUU?: porque sin tener cubiertas las necesidades primarias
(agua, luz, alimentación, saneamientos, educación,
etc.) no existe desarrollo para el pueblo iraquí.
El gobierno iraquí en 1990 puso en marcha el cupón
de abastecimiento consistente en el reparto de comida a todo
residente en suelo iraquí, poniendo un precio mínimo
-simbólico, de hecho- a una cartilla que incluye nueve
kilos de harina, tres de arroz, dos de azúcar, 200 gramos
e té, litro y medio de aceite, un kilo de legumbres, medio
litro de leche en polvo, medio kilo de detergente, un cuarto
de jabón y, cuando la familia tiene niños menores,
leche maternizada en polvo (10 botes), comida infantil y detergente
y jabón extras. Se entrega mensualmente por familia a
través de una red de 50.000 tiendas privadas en todo el
territorio iraquí -inclusive en el protectorado kurdo
del norte, bajo mandato de NNUU-, siguiendo el principio de acercamiento
territorial de estas tiendas a la gente, a din de que el pueblo
no tenga ningún gasto en transporte por su adquisición.
Este sistema de reparto -reconocido por las propias NNUU como
un sistema justo, eficaz y sin corrupción- ha impedido
que la población iraquí muera de hambre.
La educación, incluida la superior, es gratuita. El
sistema sanitario es universal y gratuito, y el precio de los
medicamentos, simbólico. El Estado financia hasta el 70%
los productos para la construcción y subvenciona hasta
el 50 % de la compra de coches. Los productos de frutas y verduras
-en las cuales el país es autosuficiente- varían
de precio según temporada, ocurriendo un fenómeno
muy interesante como consecuencia del embargo: la población
acumula estos productos de temporada, cuando son más baratos
y hace conservas, de las cuales tiran cuando los precios suben
por ser escasos. Las carnes y los pescados siguen siendo caros
para su poder adquisitivo.
Las consecuencias del embargo son dramáticas, genocidas:
la mortalidad infantil en 1990 era de 25 niños por 1.000
nacidos vivos; en 1999 se dispara a 108 por 1.000. Los efectos
crueles afectan sobre todo a los más débiles, las/os
niñas/os, ante la ausencia de vacunas y medicamentos,
la malnutrición, la carencia de potabilizadoras de aguas
(en Bagdad más del 25% de la población bebe agua
del río Tigris) y la contaminación del medio ambiente,
etc. En los bombardeos de 1991 se dañaron 98 hospitales
y 898 centros de salud, y se destruyeron cuatro almacenes de
stocks de medicamentos.
Cinco años después de nacionalizar el petróleo
el país contaba con 30.000 camas hospitalarias, material
médico-quirúrgico avanzado y miles de profesionales
muy preparados. En 1990 morían 500 niña/os menores
de 5 años al mes en todo el país; en 2001 mueren
7.500 al mes. Para los mayores de 5 años, las cifras eran
de 1.600 al mes en todo el país en 1990 y en 2001 se disparan
a 9.000. Aparecen enfermedades que estaban erradicadas: cólera,
polio, tuberculosis, tos ferina, paperas, difteria, malaria,
etc., ligadas todas ellas al proceso social degradado por la
voluntad genocida de los gobiernos del mundo. Las enfermedades
por malnutrición se multiplican por tres desde 1990 y
aparecen enfermedades que sólo se sabía de su existencia
por los libros a consecuencia de la utilización del uranio
empobrecido en una parte muy importante del territorio iraquí,
sobre todo en la zona sur: cánceres, tumores malignos,
leucemias, malformaciones congénitas (casos idénticos
a los hijos de los soldados americanos participantes en la guerra
del golfo), insuficiencia renal, esterilidad. Las personas afectadas
por la utilización de armas con uranio empobrecido se
cifra en el 45% de la población. La radiación perdurará
4.000 millones de años, contaminando tierras, aguas y
personas.
La situación a la cual se ha querido llevar al pueblo
iraquí se resume en las palabras que el antiguo Secretario
de Estado James Baker dijo al viceprimer ministro iraquí
pocas horas de iniciarse la segunda Guerra del Golfo: el objetivo
es retrotraer a la nación iraquí a la era preindustrial.
Cuando salíamos, todo esto te viene a la mente. Pero
creo que por encima de esta barbarie, sufrimiento, dolor, crueldad...
permanece lo que veías y se percibía en la calle,
en la gente tranquila en su vida diaria, en su cotidianidad:
su capacidad de resistencia, su decisión inequívoca
de luchar y su convicción de que, tarden lo que tarden,
echarán a los invasores de su tierra y de sus vidas.
Este pueblo es un pueblo con una dignidad demostrada. No lo
abandonemos. Parar la guerra, terminar con el embargo es una
necesidad de todas/os los pueblos del mundo. Como se gritaba
ante la sede de NNUU en Bagdad: "No al embargo", "Paremos
la guerra", "OTAN no, bases fuera".
...y Bagdad se puso a llorar a nuestro regreso -es decir,
llovía.
Notas:
1. Derrotado
el Imperio Otomano, se hizo público el Tratado secreto
de Syles-Picot de 1916, por el cual Francia e Inglaterra se dividían
los territorios árabes: Siria para los franceses -expulsados
posteriormente- y Mesopotamia para los ingleses.
2. Para más información sobre el embargo, sus consecuencias
y su funcionamiento ver CSCAweb y el libro colectivo publicado
por la editorial Hiru en su colección Sediciones
núm. 21 (véase en CSCAweb la reseña de Pascual
Serrano: Pascual
Serrano: Reseña "Iraq, asedio y asalto final"
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