El comienzo del reparto de
Iraq y el caos estructural
Pedro Rojo *
17 de junio de 2003. CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
"Una de las claves
en el futuro de Iraq es el modelo económico que se le
imponga. Ya en sus primeras declaraciones el administrador de
la ocupación, Paul Bremer, descalificó el sistema
socialista de control de precios, de subsidios a los productos
básicos, de nacionalización de la riqueza, del
uso extensivo de trabajadores en el sector público, etc.
Las decisiones que se tienen que tomar a corto plazo será
trascendentales."
Aunque
con una cantidad puramente simbólica, el reparto del bien
iraquí más preciado -el petróleo- empezó
la semana pasada. Diez millones de barriles de crudo iraquí
almacenados en el puerto de Ceyhan (Turquía) fueron adjudicados
a distintas empresas internacionales. La cantidad no supone más
que el equivalente a cuatro días de producción
al ritmo anterior a la invasión, pero el reparto es significativo.
Todas las empresas adjudicatarias tenían buenas relaciones
con el régimen de Sadam Husein.
Las españolas Repsol YPF y Cepsa han
recibido un millón de barriles cada una. En este caso,
además del premio al apoyo incondicional del gobierno
Aznar a la agresión estadounidense, se ha valorado la
presencia de estas dos compañías en Iraq durante
los últimos años, e incluso los últimos
meses, ya que ambas petroleras tenían firmados sendos
contratos para seguir comercializando crudo iraquí en
caso de que no estallase la guerra. La apuesta española
por el nicho iraquí con mayor rentabilidad es clara. Los
cargos españoles destinados a Iraq dentro de la estructura
que pretende instaurar las fuerzas de ocupación (la denominada
"Administración Interina de Iraq" [1])
han tenido relación con el petróleo iraquí.
Por ejemplo, Miguel Benzo, encargado de relaciones con NNUU de
la Administración estadounidense en Iraq [2], era
el responsable del gobierno español del programa "Petróleo
por alimentos"; o Carlos Molina, actual coordinador de la
economía iraquí, alto cargo de Expansión
Exterior (empresa pública promotora del comercio español),
negoció contratos para Repsol YPF en Iraq durante
varios años.
Del resto de adjudicaciones resalta la presencia de sólo
una compañía estadounidense, Chevron Texaco,
con cuatro millones de barriles, y la ausencia de empresas británicas.
Tanto estadounidenses como británicos se han mantenido
fuera del mercado petrolero iraquí desde la Guerra del
Golfo. Solamente Chevron Texaco, a través de intermediarios,
comerciaba con crudo iraquí. Nadie duda de que es solo
cuestión de tiempo que grandes multinacionales cercanas
a Washington y Londres como BP o Exxon recojan
su pago por el apoyo a la política belicista de sus gobiernos.
La reconciliación entre Francia y EEUU parece que se
ha firmado definitivamente y ha sido sellada con petróleo
iraquí, en forma de concesión de dos millones de
barriles a la petrolera francesa Total Fina Elf. De esta
forma se despejan todos los rumores que aseguraban que los franceses
y alemanes serían marginados del reparto iraquí.
Otros contratos con un claro significado político son
los otorgados a la italiana Eni y a la turca Tupras.
Si bien el primer ministro italiano se desmarcó del "núcleo
duro" probélico tras comprobar el poco apoyo que
contaba entre los italianos el ataque contra Iraq, nunca ha dejado
de alinearse entre los que defendían la solución
armada como la más propicia. Un caso diferente es el de
Turquía, cuyo papel se antojaba indispensable para la
campaña iraquí, pero que finalmente al rechazar
el parlamento de Ankara el despliegue de tropas en la frontera
iraquí, pasó a ser un aliado necesario pero no
determinante. No hay que olvidar la contención con la
que actuó el ejército turco durante la guerra,
cuando, a pesar de sus primeras intenciones, aceptó las
ordenes estadounidenses y no desplazó tropas al norte
de Iraq, lo que hubiese podido desencadenar duros enfrentamientos
con las milicias kurdas iraquíes que controlan ese territorio.
Privatizaciones
Una de las claves en el futuro de Iraq es el modelo económico
que se le imponga. Ya en sus primeras declaraciones el administrador
de la ocupación, Paul Bremer, descalificó el sistema
socialista de control de precios, de subsidios a los productos
básicos, de nacionalización de la riqueza, del
uso extensivo de trabajadores en el sector público, etc.
Las decisiones que se tienen que tomar a corto plazo serán
trascendentales. Poner en marcha la economía iraquí
significa optar por devolver a sus puestos de trabajo a los millones
de funcionarios o empezar a privatizar las instituciones públicas.
Según las últimas declaraciones del consejero estadounidense
en el ministerio de Industria se va a optar por la segunda opción.
Este alto funcionario estadounidense ha declarado que se van
a privatizar 100 entes públicos iraquíes.
La decisión sorprende, no por inesperada, sino por
el momento en el que se ha hecho pública. Hasta el momento
la retórica de las fuerzas de ocupación sobre temas
tan sensibles como éste era dar por supuesto que sería
la "nueva autoridad iraquí" la que tomaría
las decisiones. Pero ni siquiera se va a esperar a que esté
formada la nueva "Administración iraquí temporal",
última fórmula de escaparate de poder iraquí
que han ideado las fuerzas de ocupación, una vez que se
ha descartado la celebración de una conferencia nacional
de incierta evolución y control (primero fijada para junio,
luego para julio y finalmente anulada) para formar un gobierno
de transición iraquí. Esta urgencia se puede deber
a dos razones: una, que los estadounidenses no tengan claro el
tiempo que van a necesitar para formar esta nueva administración,
aunque ya se ha asegurado que estará lista en las próximas
semanas; o dos, que se sientan en una posición tan fuerte
que no tengan ningún reparo en hacerse responsables de
anuncios como la privatización de 48 empresas pertenecientes
al ministerio de Industria, lo que significará poner en
vilo 96 mil puestos de trabajo.
Telecomunicaciones
Uno de los sectores más codiciados después del
petróleo es el de la telefonía móvil. De
hecho ya se ha adjudicado un contrato para implantar un sistema
de telefonía móvil militar en Bagdad a la empresa
norteamericana MCI (antigua WorldCom), conocida
internacionalmente por haber protagonizado el mayor desfalco
contable de la Historia.
Pero en lo que se refiere a la telefonía civil la situación
parece más complicada. Diversos estudios aseguran que
en tres años habrá cinco millones de teléfonos
móviles en Iraq. La contraparte a tan jugoso premio es
la gran inversión que se requiere para reflotar la telefonía
fija (totalmente devastada por los bombardeos estadounidenses)
y la nueva infraestructura de GSM, cerca de 1,5 mil millones
de dólares. Por lo tanto, el proyecto se restringe a los
grandes holdings, entre los que los estadounidenses como
Lucent Technologies o AT&T son los mejor colocados.
Queda por ver que pasará con los contratos firmados por
el antiguo gobierno, como el obtenido por el gigante francés
Alcatel para construir la terminal de telefonía
internacional por un valor de 75 millones de dólares.
Caos estructural
Uno de los indicadores que reflejan la falta de previsión
y planificación del Iraq pos-Sadam son las fluctuaciones
del dinar iraquí frente al dólar. Si hace un mes
nadie preveía el fortalecimiento de la moneda iraquí
(pasó de 3.000 dinares el dólar a 1.000 dinares
en apenas una semana [3]), el desplome de esta semana
podría haberse controlado. Pero la falta de seguridad,
la inestabilidad permanente, tanto política como económica,
han hecho que la confianza de los iraquíes en sí
mismos y en la capacidad de superar la situación se volatilice
en forma de compra masiva de dólares, por lo que el cambio
ha llegado a 1.662 dinares el dólar [4].
Los enfrentamientos armados diarios entre bandas de delincuentes
y los dueños de los puestos de cambio del mercado central
(callejero) de Kifah ha repercutido negativamente en la fortaleza
del dinar. La dolorosa medida tomada por Paul Bremer de
acuñar más de dos mil millones de dinares en billetes
nuevos de 250 dinares, es decir, con el retrato de Sadam Husein,
significa que, a pesar del congreso celebrado la semana pasada
en Bagdad para discutir el futuro de la moneda iraquí,
tampoco se tiene un plan para este sector fundamental. Otro elemento
que ha ayudado a la caída del dinar es la salida de dólares
que se está produciendo para adquirir importaciones desde
los países vecinos e introducirlas en Iraq aprovechando
la ausencia total de aranceles.
Toda esta incertidumbre y la falta de una política
clara, tanto económica como monetaria, no ayudan a repatriar
los 18,5 mil millones de dólares que se estima disponen
los iraquíes en bancos extranjeros y que podría
ser una vía, sumada a los recursos interiores, para iraquizar
el desarrollo del país.
Notas:
1. Véase
en CSCAweb : El
'Procónsul' Bremer: administrar Iraq como una empresa
privada
2. Véase en CSCAweb: El gobierno Aznar reúne en Madrid
a la oposición iraquí vinculada a EEUU, mientras
el Pentágono designa un 'gobierno de transición'
que permita el levantamiento de las sanciones y el control del
petróleo iraquí al margen de NNUU
3. Véase en CSCAweb: Crónica desde Bagdad:
El 'tapón' de la economía iraquí
4. Al Quds al Arabi 13 de junio de 2003.
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