Con Iraq
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EEUU persigue la 'legitimación' del CS a su administración colonial en Iraq mientras Israel ultima su intervención directa en este país

8 de mayo de 2003. Nota informativa, CSCAweb (www.nodo5.org/csca)

La Administración Bush renegocia con Francia, Rusia y Alemania el mantenimiento de parte de los contratos comerciales alcanzados con el anterior gobierno de Iraq a cambio de que estos países reconozcan la hegemonía unilateral estadounidense en el futuro político y económico del país y respalden ante el CS una nueva resolución que 'legitime' el orden neocolonial estadounidense en Iraq. Al tiempo, empresas israelíes de los sectores de las telecomunicaciones, la agricultura y la electrónica preparan ya su participación en el pingüe negocio de la 'reconstrucción de Iraq.

La Administración Bush ha puesto en circulación el contenido del texto que presentará esta semana, con el apoyo del gobierno de Blair y de Aznar, ante el Consejo de Seguridad (CS) de Naciones Unidas (NNUU) para una nueva resolución que establezca el nuevo sistema que regulará el futuro -material y político- del Iraq ocupado. Además de aprobar el levantamiento del sistema de sanciones que pesa sobre Iraq desde 1990, la propuesta de resolución -según cita la prensa estadounidense [1] - busca la aprobación del CS de que sea EEUU (y, bajo su supervisión, los países de la llamada coalición que intervinieron en la guerra ilegal contra Iraq) quien ejerza el control y gestione la administración neocolonial del país y quien supervise la creación de un nuevo ordenamiento político interno.

A sabiendas de que buena parte de los miembros del CS ya han hecho pública su exigencia de que sea NNUU quien regule el proceso de reconstrucción del Iraq de la posguerra, la Administración Bush habría iniciado negociaciones con tres de los miembros más abiertamente hostiles a permitir que sea EEUU quien gestione el futuro iraquí: Francia, Rusia y Alemania. Un alto diplomático del Departamento de Estado ha sido ya enviado a Francia y Alemania para presionar en esta cuestión y preparar el terreno ante la visita que Colin Powell llevará a cabo en estos dos países la próxima semana. Se trata de proponer a estos tres miembros del CS que, a cambio de favorecer la aprobación del texto de resolución propuesto por EEUU, la Administración Bush haga algunas concesiones favorables a los intereses económicos de estos países en Iraq permitiendo que los contratos firmados con el gobierno de Iraq en los años anteriores a la invasión estadounidense, se mantengan, al menos, en algún nivel.

En el caso de Rusia, el valor de los contratos firmados por empresas rusas (relativas a materiales de construcción y de gaseoductos) hasta marzo de 2003 alcanzaba los mil quinientos millones de dólares. En el caso de Francia, según documentos de NNUU, el valor de los contratos supera los 300 millones de dólares [2]. Al igual que estos intereses económicos fueron infructuosamente utilizados por EEUU como mecanismo de presión para obligar a Francia y Rusia a respaldar la guerra contra Iraq en noviembre de 2002, la Administración Bush, en una coyuntura radicalmente distinta tras la invasión y ocupación del país, vuelve a utilizarlos para conseguir en esta ocasión el respaldo de los dos miembros más decisivos del CS. En palabras de un alto representante del Departamento de Estado, "no existe ningún principio establecido por el cual el cambio del régimen que validó esos contratos los hagan repentinamente inválidos" [3], con lo que las amenazas vertidas por Bush en diversas ocasiones al respecto de que todos esos contratos quedarían anulados tras la guerra, podrían desvanecerse si a cambio Francia, Alemania y Rusia ceden y reconocen, aprobando dicha resolución, la hegemonía unilateral del control estadounidense sobre Iraq y asumen para la comunidad internacional, es decir para el CS, un limitado papel en la reconstrucción material y en la financiación de la ayuda humanitaria a la población iraquí. Está por ver cómo estas negociaciones afecten, igualmente, a la más que previsible intervención de la OTAN en el terreno militar del mantenimiento de la ocupación estadounidense de Iraq, una vez que se haya superado el escollo de NNUU mediante su neutralización.

'Legitimar' la ocupación

De aprobarse este texto de resolución, ello no solo salvaría formalmente la imagen de marginalización de NNUU sino que serviría fundamentalmente para que EEUU obtuviese del organismo internacional la conveniente legitimación del nuevo orden surgido tras la invasión ilegal de Iraq. Con ese fin, la resolución formulará explícitamente la participación de NNUU en el futuro de la reconstrucción iraquí a través de un "coordinador especial" que "trabajaría con las fuerzas de la coalición, [...] asesoraría a las partes y coordinaría las actividades humanitarias" aunque obviará mencionar ninguna "autoridad explícita para controlar o supervisar la formación de [nuevas] instituciones civiles y políticas". La única autoridad en este terreno seguirá siendo la de EEUU a través del recién nombrado Paul Bremen, asesor antiterrorista del Departamento de Estado en substitución de Garner.

Mientras en la faceta política la Administración Bush sigue pretendiendo retener todo el control para imponer un nuevo sistema colonial en Iraq, en la faceta económica, el borrador de la resolución confirmaría un papel esencial para las instituciones financieras internacionales (FMI y Banco Mundial), las cuales bajo "un equipo internacional de asesores supervisarían el uso que se haga del petróleo iraquí", confirmándose, con ello, la voluntad explícita de la Administración Bush de que ambas instituciones monetarias intervengan en Iraq bajo su tutela [4].

Al tiempo que se filtraba a la prensa el grueso del contenido de esta nueva resolución, el secretario del Tesoro de EEUU, Jack Snow, ha anunciado que la Administración Bush ha suspendido unilateralmente -es decir, fuera del marco de NNUU donde se impuso- las sanciones económicas impuestas a Iraq desde 1991. Se debe recordar que estas sanciones fueron las primeras que impuso un país cuando Iraq invadió Kuwait en 1991 y que esta decisión fue adoptada por el conjunto de la comunidad internacional bajo presión estadounidense al CS hasta formalizarse en la resolución 687 que habría formalmente la imposición del embargo contra Iraq mantenido hasta la actualidad. Antes de estas sanciones, al término de la guerra irano-iraquí, el Congreso de EEUU ya había aprobado un embargo tecnológico y comercial contra Iraq.

Como señala la propia prensa estadounidense, la presentación de este borrador de resolución abrirá previsiblemente una nueva fase de negociaciones en las que oportunamente Francia, Rusia y Alemania opondrán a EEUU, Gran Bretaña y España la exigencia del cumplimiento de todas las resoluciones del CS relativas a Iraq -particularmente las de verificación de desarme mediante el retorno de los inspectores al territorio iraquí- a fin de presionar para que estos países alcancen las mejores condiciones económicas en el reparto no solo de la producción, distribución y comercialización del crudo iraquí, sino también en el de los contratos asociados a la reconstrucción del país sobre los que EEUU ya ha declarado que irán a parar exclusivamente a empresas estadounidenses, permitiendo -eso sí- que las subcontratas se adjudiquen a empresas de la llamada coalición, preferentemente, Gran Bretaña y España y otros estados, entre ellos, curiosamente, el de Israel.

Israel y la 'reconstrucción' de Iraq

La intervención de Israel en el futuro de Iraq parece obvia habida cuenta de que uno de los pilares de la invasión y ocupación de este país por parte de EEUU está directamente asociado al nuevo ordenamiento regional que se pretende para Oriente Medio y en el que Israel está llamado a ejercer un papel esencial. Si durante las semanas de la guerra contra Iraq ya se filtró en la prensa estadounidense que Ahmed Chalabi, dirigente del Congreso Nacional Iraquí (CNI), habría aprobado entre otros cambios para Iraq el de la normalización de relaciones con Israel, el propio ministro de Comercio e Industria y ministro de Empleo israelí, Ehud Olmert, ha dado la luz verde a las empresas israelíes para que participen en la reconstrucción de Iraq. Olmert ha declarado que "las oportunidades de negocios en Iraq tiene que ser explotadas y las empresas israelíes deben ser autorizadas a hacer negocios en ese país" [5]. Para ello, Israel, adoptando el patrón de Gran Bretaña y España, asociaría su intervención en el negocio de la reconstrucción de Iraq ligando a sus empresas públicas y privadas a aquellas estadounidenses a las que se ha adjudicado el principal papel de reconstrucción y los principales contratos. El Departamento de Comercio Exterior del ministerio de Comercio israelí ya ha recibido instrucciones de establecer contactos con "elementos estadounidenses que pudieran resultar instrumentales para el resultado de tales vínculos" particularmente en las opciones del futuro comercial de Israel con Iraq y para la inclusión de Israel en los planes estadounidenses de la reconstrucción del país. Israel pretende que su vinculación a la reconstrucción iraquí pase por el establecimiento de contratos o subcontratos con las empresas de los sectores de las telecomunicaciones, la agricultura y la electrónica.

La intervención israelí en el negocio de la reconstrucción de Iraq significará no solo un medio de que Israel obtenga un pingüe beneficio económico para sus empresas privadas y públicas, sino, fundamentalmente, un mecanismo privilegiado para poner en marcha el más ansiado proyecto de la hegemonía del sionismo israelí y estadounidense en Oriente Medio: la penetración política y económica de Israel en uno de los Estados árabes que con más determinación se han opuesto a acatar el dictado exigido por Washington a los dirigentes árabes en la última década de someterse a la hegemonía israelí a través de la normalización de sus relaciones con el Estado sionista [6]. Con ello, en palabras del economista palestino Adel Samara, "Israel está alcanzando su proyecto histórico del "Gran Israel" en su faceta económica" [7].


Notas:

1. The New York Times y The Washington Post de 7 de abril de 2003.
2. The New York Times, 7 de abril de 2003.
3. The New York Times, 7 de abril de 2003.
4. Véase en CSCAweb:
Reunión en Nasiriya: el primer acto de la pantomima democratizadora de Iraq
5. Ma'ariv , 30 de abril de 2003.
6. Véase en CSCAweb:
Ibrahim Alloush: Jordania y la estrategia sionista en el Mundo Árabe y Loles Oliván: El movimiento antinormalización en Jordania
6. Véase en CSCAweb:
Adel Samara: Iraq: privatización, destrucción de clase y desintegración social



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