Paremos la guerra contra Iraq


:: Enlaces relacionados

Mientras inicia el entrenamiento de mil exilados en Hungría y ante el fracaso de la conferencia opositora de Londres, la Administración Bush se reafirma en la opción de un gobierno militar propio tras la ocupación de Iraq

La indecencia de la "ayuda humanitaria"

Con Iraq


Reunión en Nasiriya:

El primer acto de la pantomima democratizadora de Iraq

21 de abril de 2003. Nota informativa CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

En Nasiriya, bombardeada criminalmente hace solo diez días, EEUU ha comenzado la pantomima de la democratización de Iraq. La evidencia del rechazo mayoritario de la población iraquí a la invasión y ocupación militar de su país y la necesidad estadounidense de hacer aceptable dentro y fuera su tutela sobre Iraq a fin de poder recibir el apoyo financiero de la comunidad internacional a sus planes de 'reconstrucción, ha obligado a la Administración Bush a introducir un nuevo giro en su planificada política para el futuro de Iraq.

Si desde el pasado diciembre, EEUU ya determinó que tras su invasión de Iraq optaría por el control político directo a través de una administración militar de ocupación, abandonando con ello la idea previa de promover a los grupos de oposición iraquíes financiados por Washington en los últimos doce años a causa de su incompetencia y falta de unidad [1], el rechazo mayoritario de su población a la ocupación estadounidenses y a una nueva reedición de la etapa colonial, así como las escasas previsiones de obtener legitimidad internacional de NNUU a su ocupación, han obligado a la Administración Bush a poner en marcha la escenificación de una apertura inmediata al proceso de constitución de una "autoridad interina" para Iraq. La reunión del pasado 15 de abril en la base militar ocupada por el ejército estadounidense de Tillit, en las proximidades de Nasiriya, pretende servir de acicate a la Administración Bush para representar ante el mundo y ante el pueblo iraquí la pantomima de su discurso sobre la democratización de Iraq.

Organizada por las autoridades militares de ocupación estadounidenses y presidida por el general Garner, recién nombrado administrador de la Oficina para la Administración y Reconstrucción de Iraq [2], la convocatoria de esta reunión ha estado dirigida a los cinco grandes grupos de oposición que desde el extranjero se han consolidado en los últimos 13 años como los mejores aliados iraquíes del Pentágono y del Departamento de Estado (las dos formaciones kurdas -el Partido Democrático del Kurdistán, PDK y la Unión Democrática del Kurdistán, UDK-, la Asamblea Nacional Iraquí -ANI-, el Congreso Nacional Iraquí -CNI- y el Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Iraq -CSRII). No en vano ha sido EEUU quien les ha promovido y/o financiado en sus actividades fuera de Iraq en estos años. Si previamente a la invasión militar la Administración Bush determinó prescindir de estos grupos opositores en la primera fase del proyecto de ocupación diseñado para el futuro de Iraq debido a los fuertes enfrentamientos internos, sobre el terreno dos factores han obligado a modificar las previsiones más recientes y a adoptar un plan previo que ya fue esbozado durante los años anteriores a 2003: la necesidad de legitimar la ocupación estadounidense con el aval de una supuesta autoridad interina autóctona tanto a nivel popular como a nivel internacional. En esta última esfera esto parece un requisito imprescindible para poder operar en las instancias internacionales como Naciones Unidas (NNUU), la OTAN y los organismos financieros internacionales.

'Legitimar' la ocupación a nivel interno

En primer lugar, parece obvio que el masivo rechazo popular iraquí a la ocupación militar estadounidense entra en abierta colisión con sus planes de intervenir indefinidamente en el país como potencia colonial. Los preparativos para instalar sobre el terreno la administración directa estadounidense no podrán llevarse a cano sin una legitimación que avale interiormente su intervención y su permanencia en el país y que garantice la implicación directa de sectores autóctonos imprescindibles: la administración neocolonial de un territorio de las dimensiones de Iraq (en extensión territorial y en población) no puede llevarse a cabo, salvo mediante el uso de la fuerza sistemática, sin la colaboración de parte de la población.

Dada la carencia de representatividad popular de los grupos opositores iraquíes tutelados por EEUU, ha sido requisito imprescindible para la Administración Bush contar con la presencia de dos nuevas categorías de participantes: los denominados "representantes confesionales" y "jefes de tribus". La ampliación a estas dos últimas categorías responde a la "necesidad" ya evocada en enero pasado por Powell y por otros representantes de EEUU de contar con representación interna iraquí para poder invocar la legitimidad y el respaldo interno a sus planes para el futuro de Iraq. De nuevo emerge la evidencia de que los denominados grupos de opositores del exterior dependientes de Washington no tienen representación real en el interior de Iraq y se hace imprescindible buscar elementos internos que ostenten algún tipo de representación comunitaria, tribal o confesional en el interior. Con ello no solo se opera a favor de la descomposición del sistema de ciudadanía que ha regido el Iraq moderno desde los años 70 sino que se abre la veda para facultar los criterios confesionales y étnicos como elementos de configuración de la realidad política del futuro Iraq, fomentando el principio de "divide y vencerás" inherente al sistema del Imperio.

Bajo este marco, lo relevante de la reunión de Nasiriya no es solo que haya estado auspiciada por el propio general Garner -el administrador nombrado por Washington para ejercer el control de la nueva administración colonial de Iraq- o que el resultado de esa reunión se haya hecho público no en Nasiriya sino en Qatar, donde se ubica el Comando Regional militar de EEUU y desde donde se han ejecutado las operaciones militares de la invasión y ocupación de Iraq. Lo relevante es, sobre todo, saber quién ha participado en esa reunión y quién no y por qué motivos.

Además de figuras del interior de Iraq no especificadas sino bajo el epígrafe de "jefes tribales" y "autoridades religiosas" de cuyo reconocimiento y representatividad es difícil hacerse cargo, no han faltado a la reunión los ya reconocidos como mercenarios de las organizaciones kurdo-iraquíes del PDK y de la UPK además de un representante del CNI dirigido por el delincuente Ahmed Chalabi. Con un guión elaborado en el Departamento de Estado, los representantes iraquíes han acordado un documento de 13 puntos en el que se promueve para el futuro político de Iraq "un sistema federal y democrático", "disolver el Partido Ba'ath", favorecer la "cooperación de los iraquíes con las autoridades de ocupación para restablecer la seguridad y los servicios básicos", "rechazar la violencia" y afirmar "la necesidad de la cooperación local y nacional para favorecer la reconstrucción del país". Entre los principios más discutidos sobre los que no se ha alcanzado acuerdo alguno destacan el papel del Estado y de la religión en la sociedad y la propia elección de los futuros dirigentes del país por parte de los iraquíes frente a una imposición desde el exterior. [3]. Los delegados representados en esta reunión han acordado reunirse de nuevo en diez días en lo que parece el inicio de un proceso que se llevará acabo en diversas ciudades iraquíes para aglutinar apoyos a esta emergente "autoridad interina" de cuyas funciones nada se ha especificado.

Frente a los delegados reunidos, las ausencias son bien relevantes. La insistencia con que los medios de comunicación resaltan que "el mayor grupo de oposición", el Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq (CSRII) no ha asistido a esa reunión obvia lo fundamental: que este grupo, al cual no se le reconoce un gran respaldo popular en Iraq (ni siquiera en la zona del sur donde se concentra la mayoría shi'í del país) precisamente por su vinculación ideológica, política y financiera de Irán, ha rechazado asistir a esta reunión porque en el último encuentro de opositores promovido por EEUU en Londres a finales del año 2002, surgió, después de duras disputas en las que tuvo que intervenir activamente el propio representante de Bush, un "consejo unificado" de 65 miembros opositores que pretendían obtener el reconocimiento de la Administración Bush como gobierno para la transición una vez llevada a cabo la invasión militar de Iraq. En ese consejo, el CSRII consiguió tener 33 representantes, lo que le hubiera otorgado una amplia representación y capacidad de maniobra de haber aceptado Washington tal instancia como "gobierno de transición" en el Iraq ocupado. Por el contrario, la Administración Bush determinó prescindir de sus mercenarios grupos opositores y negar cualquier validez o funcionalidad a ese consejo unificado a la vista de los duros enfrentamientos internos y de la dificultad de articular un modelo de gobierno tutelado como el que se siguió para Afganistán [4]. Ante la falta de reconocimiento por parte de EEUU, se ha operado en el discurso público del Ayatollah Muhamad Baqir al-Hakim, dirigente máximo del CSRII, un cambio radical desde entonces: si antes su organización apoyó la intervención militar de EEUU, su exclusión ha transformado al CSRII en un paladín del rechazo a la ocupación militar estadounidense y de la denuncia de promover un sistema tutelado para Iraq por parte de EEUU. No obstante su ausencia, el segundo dirigente del CSRII se ha desplazado ya desde Irán a la ciudad iraquí de al Kut con el fin de promover los intereses de su formación política en los sectores de la comunidad sh'í del sur del país.

En clave no muy diferente se interpreta la ausencia del dirigente del CNI Ahmed Chalabi, cuya formación estuvo representada en Nasiriya por algunos de sus delegados. A pesar de que unos 700 hombres vinculados con esta organización habrían llegado del exterior de Iraq el pasado 7 de abril (previo paso por el Kurdistán iraquí controlado por EEUU con el respaldo del PDK y la UPK) para participar "como embrión del futuro ejército iraquí en la liberación de Iraq", según el portavoz del CNI, Faisal Chalabi (pariente directo de Ahmad Chalabi), la presentación política de esta organización en Iraq deberá esperar a que el momento esté maduro. Tal y como ha declarado el 15 de abril Salem Chalabi, miembro del CNI y también sobrino de Ahmed Chalabi, "el CNI operará como partido político en Iraq una vez que la fase interina haya tomado cuerpo" [5]. Se trata de crear las condiciones mínimas necesarias para que una formación política desconocida en Iraq como el CNI y su máximo dirigente, Ahmad Chalabi puedan darse a conocer en el interior de Iraq una vez que se haya creado, bajo la dirección estadounidense, el paraguas de un proceso mínimamente aceptable a nivel interno e internacional que conduzca a la formación de un gobierno dependiente y bajo la tutela directa estadounidense. Para ello, Salem Chalabi, a la sazón nombrado por EEUU asesor del general Garner en la Oficina de Administración y Reconstrucción de Iraq tal y como ya se preveía en el Informe para la transición democrática en Iraq preparado a iniciativa del Departamento de Estado estadounidense en el marco del proyecto "Futuro de Iraq" el pasado noviembre [6], ya ha señalado las tres fases que EEUU ha definido para la "reconstrucción" del sistema político iraquí: "Al comienzo, habrá una asamblea nacional de todas las fuerzas relevantes cuyo resultado será decidido mediante referéndum. Finalmente habrá elecciones libres. Todo ello llevará presumiblemente dos años". Mientras tanto, se nombrarán "gobernadores" regionales: "queremos formar consejos regionales que, de manera similar a la autoridad interina de Bagdad, serán figuras iraquíes creíbles".

Abrogándose el marchamo de "oposición iraquí en el exilio" estos grupos están llamados a tener una funcionalidad bien explícita: la de legitimar la injerencia extranjera para reconfigurar política, económica y socialmente todo un país al servicio del imperialismo estadounidense. Convertidos en los esbirros del nuevo colonialismo, apelando, como sus mentores a la libertad y a la democracia, solo cabe esperar para ellos que el pueblo iraquí sepa ponerlos en su sitio como puso antes, hace 70 años a los esbirros del colonialismo británico.

Frente a la publicitada intervención de estos grupos, nadie ha explicado todavía por qué la mayor parte de los partidos políticos históricos de Iraq, la verdadera oposición política al régimen de Sadam Husein, y quienes representarían la auténtica alternativa democrática en una transformación política de Iraq, no ha sido convocada a la reunión de Nasiriya. La coalición en la que se integran desde 1991, la Alianza Nacional Iraquí (ANI) [7], cuya posición contraria a la intervención de EEUU en su país ha sido constante desde 1990 y que conforma el grueso de los grupos con mayor representatividad popular en el interior de Iraq, han sido los grandes ausentes. En la misma línea del silenciamiento político y mediático no gratuito que han sufrido a nivel internacional durante estos últimos doce años y, muy particularmente, en los últimos meses, estos grupos están siendo nuevamente obviados.

El FMI, el Banco Mundial y la 'reconstrucción' de Iraq

El pasado 11 y 12 de abril, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) examinaron en sendas reuniones el papel que debería corresponder a ambas instituciones financieras internacionales en el futuro de Iraq. Ambas instituciones han afirmado que deberán intervenir para garantizar el desarrollo sostenido económico y social del país [8] previa definición legal del futuro político iraquí que deberá ser reconocido por la comunidad internacional a través de una nueva resolución del Consejo de Seguridad (CS) de NNUU.

Solo tres días después de la reunión del Banco Mundial, el general estadounidense Garner, se refería igualmente al apoyo de EEUU a una nueva Resolución del CS de NNUU pero en una dirección bien distinta, una resolución que "permita que los ingresos de la rejuvenecida producción de petróleo sean utilizados para la reconstrucción del país y para la mejora de los ciudadanos de Iraq". Según Garner, esos ingresos deberán ser "gestionados por una agencia neutral como el Banco Mundial" [9].

Desde 1945, cuando se constituyó el Banco Mundial del cual el Estado de Iraq fue miembro fundador, este país recibió seis únicos créditos dirigidos al desarrollo del sector de la educación y de las infraestructuras. Desde 1973, y como consecuencia del gran aumento de la renta per cápita iraquí debido al desarrollo promovido por los beneficios del petróleo en el país, Iraq dejó de ser considerado como país candidato a recibir créditos de esta institución. Desde 1990, y como consecuencia del mecanismo de sanciones impuesto por el CS a Iraq, este país dejó de tener soberanía para gestionar sus recursos económicos, por lo que no puedo asumir el pago de su deuda con el Banco Mundial contraída antes de 1970 y que alcanzaba a los 82 millones de dólares en agosto de 1990 [10].

Durante muchos años, el Estado de Iraq se resistió a acatar las premisas económicas que trataron de imponerse a este país desde finales de los años 80 mediante las consignas reformistas del FMI orientadas a transformar la economía del país en un sistema de mercado que debía pasar, necesariamente, por la privatización de sus recursos (principalmente el petróleo nacionalizado) y la desregulación de su de su economía nacional. La Guerra del Golfo de 1991 tuvo mucho que ver también con la negativa iraquí a aceptar las recomendaciones de transformación económica que se impusieron entonces a buena parte de los Estados árabes en el marco de la globalización económica que el neoliberalismo impulsó a finales de la década de 1980. Trece años después, desde que se iniciara la invasión de Iraq por parte de EEUU y a pesar de no haber intervenido en la economía iraquí en los últimos 30 años, tanto el FMI como el Banco Mundial han adoptado una posición marcadamente intervensionista para este país. Para ello, se han activado muy recientemente para Iraq los criterios que establece, en el caso del Banco Mundial, la Política Operativa para la Prevención de Conflictos y Reconstrucción, concepto éste que se asemeja demasiado a la denominación de las operaciones que establecen otras organizaciones internacionales (concretamente, la OTAN) enmarcadas en el intervencionismo. En el caso del Banco Mundial, esta política ha sido aplicada hasta el momento en países donde el intervencionismo militar (estadounidense y/o de la OTAN) ha actuado previamente para configurar nuevos escenarios para el control político, económico y militar (como es el caso de Afganistán, la ex Yugoslavia, Sierra Leona, y también en los Territorios Ocupados palestinos en el marco de los Acuerdos de Oslo). Como en estos escenarios, se pretende para Iraq un modelo de intervención que, apelando a la reconstrucción del país, instaure un modelo económico monitorizado por el Banco Mundial y el FMI de acuerdo con las prerrogativas que impone la economía de mercado globalizada, es decir, configurando una estructura económica para el país que convierta su sistema financiero en dependiente del exterior. Se debe recordar que todas las intervenciones de ambas instituciones económicas internacionales se hacen siempre a través de préstamos o créditos cuyo pago asumen los Estados o entidades a los que se les conceden en forma de deuda externa.

Pero en el caso de Iraq, la cuestión de la intervención del FMI y del Banco Mundial se complica ante la indefinición legal que subyace a la determinación estadounidense de ejercer un control exclusivo en la administración de este país sin que esta administración cuente con el respaldo y el reconocimiento de la comunidad internacional, es decir, de NNUU. Por ello, el presidente del Banco Mundial, Horst Koehler, ya ha declarado que el Banco Mundial no prestará dinero a Iraq hasta que este país no tenga un gobierno legítimo que haya sido reconocido por las instituciones internacionales como NNUU [11]. Apelando a una nueva resolución de NNUU que abra un proceso de intervención en Iraq legitimado internacionalmente, el Banco Mundial y el FMI pretenden inequívocamente que las bases de su intervención económica en Iraq gocen de la legitimidad internacional suficiente para garantizar que sus inversiones en este país no queden desprotegidas por la indefinición legal en el futuro próximo de Iraq.

Promoviendo un proceso de "autoridad interina" a través de la reunión de Nasiriya, la Administración Bush puede hacer frente también a las objeciones que estas instancias internacionales oponen para intervenir económicamente en Iraq. Se trata en definitiva de avanzar cuanto antes en el diseño del futuro iraquí para crear una realidad irreversible a través de la ocupación militar que ponga las bases para el definitivo control político, económico, social y militar -estratégico, en suma- de Iraq y ante la cual los organismos internacionales no puedan sino asumirlo como un hecho consumado, ante el que solo quepa situarse en el mejor lugar posible para obtener de Washington alguna concesión.


Notas:

1.- Véase en CSCAweb: Mientras inicia el entrenamiento de mil exilados en Hungría y ante el fracaso de la conferencia opositora de Londres, la Administración Bush se reafirma en la opción de un gobierno militar propio tras la ocupación de Iraq
2.- Véase en CSCAweb:
La indecencia de la "ayuda humanitaria"
3.- Le Monde, 15 de abril de 2003
4.- Véase en CSCAweb:
Mientras inicia el entrenamiento de mil exilados en Hungría y ante el fracaso de la conferencia opositora de Londres, la Administración Bush se reafirma en la opción de un gobierno militar propio tras la ocupación de Iraq y El reparto de poder en el futuro de Iraq tras la guerra divide de nuevo a los opositores iraquíes
5.- Entrevista en el diario alemán Die Welt, 16 de abril de 2003, citado en RFE/RL Newsline, Vol. 7, No. 73, Part III, 16 April 2003
6.- Véase el informe completo en:
www.iraqfoundation.org/studies/2002/dec/study.pdf
7.- Véase:
http://www.boston.com/...shtml
8.-
www.imf.org/external/np/tr/2003/tr030412.htm
9.- The New York Times, 15 de abril de 2003
10.-
http://lnweb18.worldbank.org/.../Iraq
11.-
http://news.bbc.co.uk/1/hi/business/2938073.stm



.