A nuestras y nuestros Brigadistas
Paloma Valverde*
19 de marzo de 2003. CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
"A Teresa, María
Rosa, Ana, Mino, Pepe y Carlos tendremos que agradecerles su
permanencia en Iraq como testigos de la catástrofe que
está a punto de sobrevenirle al pueblo iraquí,
como testigos de que esta calamidad ocurre, y es real"
Lamentablemente no tengo el honor de conocer a Teresa, María
Rosa, Ana, Mino y Pepe, pero sí tengo la inmensa satisfacción
de conocer y de contar entre mis más queridos amigos a
Carlos Varea.
Con su gesto, Teresa, María Rosa, Ana, Mino y Pepe,
nos demuestran ser personas íntegras, honestas, valientes
y solidarias. No menciono a Carlos porque cualquiera podría
tacharme de falta de objetividad. Y es cierto. Me resulta difícil
ser objetiva con una persona que durante veinticinco años
me ha demostrado ser honrada, solidaria, desinteresada, comprometida,
honesta, íntegra, ajena a los sucios entresijos de la
política, luchador activo e incansable y, por encima de
todo, pese a todo y sobretodo, mi amigo incombustible.
A Teresa, María Rosa, Ana, Mino, Pepe y Carlos tendremos
que agradecerles su permanencia en Iraq como testigos de la catástrofe
que está a punto de sobrevenirle al pueblo iraquí,
como testigos de que esta calamidad ocurre, y es real.
De otra forma quizás rápidamente convertirían
esta barbarie- como hicieron ya con la primera guerra del Golfo
en 1991, -y desde entonces hasta ahora han hecho con las sanciones-
en otra película más de soldaditos estadounidenses,
que el mundo entero se apresuró a quitar de la programación
de sus cines.
Recuerdo un día, hace un año más o menos,
que Carlos me contaba, con esa sonrisa satisfecha que contagia
pero que no prodiga, que en pocos meses saldría a la luz
el libro Cuatro Horas en Chatila de Jean Genet [1].
Estuvimos hablando y convinimos en que la importancia de ese
libro no era tanto la denuncia en sí que desde luego
la tenía- sino el hecho de que, por fin, lo que ocurrió
en los Campos de refugiados libaneses de Sabra y Chatila aquel
fatídico verano de 1982, era ya un hecho incontestablemente
"real". El testimonio estremecedor de Jean Genet, al
mismo tiempo que conmovedor y conmovedor por su terrible
humanidad-, ya no podría ser manipulado. Cuatro Horas
en Chatila se convertía así en la denuncia
activa, viva y permanente de los hechos y por ende de los medios
de comunicación, porque el testimonio de Genet no admite
voces en off. Estamos demasiado acostumbrados a soportar
estoicamente cómo una voz desde la trastienda de las imágenes,
una voz en off, manipula -con la tranquilidad de quien
se arroga para sí el papel de educador del pueblo-,
las imágenes que ella misma va mostrando, haciendo blanco
lo que la imagen muestra negro, y pervirtiendo con tales malévolos
mecanismos lo que nuestros sentidos ven y nuestros corazones
sienten.
La presencia en Bagdad de Teresa, María Rosa, Ana,
Mino, Pepe y Carlos es y será el contrapeso, la denuncia
y el testimonio de esa voz en off que cada vez se extiende
y contamina más y a más medios de comunicación.
Ellos, y todos los compañeros y las compañeras
que han participado -y que a día de hoy participan- en
las Brigadas "Mohammad Belaidi" [2] , son y
serán nuestros ojos y nuestros oídos en un lugar
del mundo que nadie quiere ver y al que nadie quiere -y apenas
ahora ha querido- escuchar. Un lugar del mundo que, al igual
que Palestina, es mejor ignorar, depreciar y, -al igual que a
Palestina-, masacrar con las bombas y con la sinrazón
de burdos argumentos que sólo los fascistas palabra
políticamente incorrecta que persisto en seguir utilizando-
de todo signo son capaces de sostener y apoyar de forma
vergonzante e insultante para la inteligencia, la sensibilidad
y la solidaridad de los pueblos.
Nuestros/as compañeros/as y amigos/as brigadistas,
los que están, los que han estado y los que permanecerán
(una vez que salga de Iraq la Brigada de Euskal Herria), tienen
además otra tarea, tan importante como la de ser testigos
de los hechos, y es la de mantener viva la llama de la solidaridad
internacionalista. No en vano las Brigadas, Brigadas insisto,
que no escudos humanos, han tomado el nombre de "Mohammad
Belaidi". Su valor es tanto más grande cuanto que
parten del conocimiento total y absoluto de la imposibilidad
de que sus acciones puedan hacer ya nada más por evitar
lo inevitable, porque pese a las masivas manifestaciones en todo
el mundo; pese a la presencia en Iraq de funcionarios de Naciones
Unidas hasta ayer mismo; pese al mantenimiento de la postura
ahora no importa si es interesada o no- de países
como Francia o China, y de la actitud no menos importante de
otros países como Chile o México; pese a la humillación
que ha sufrido -y lleva sufriendo desde 1991- Iraq por evitar
esta tropelía, saben, sabemos y sabíamos que el
genocidio del pueblo iraquí al igual que el genocidio
del pueblo palestino- estaba decidido desde tiempo atrás.
El testimonio y la presencia en Iraq de Teresa, María
Rosa, Ana, Mino, Pepe y Carlos, resalta más, si cabe,
la deshonrosa, vergonzosa, abyecta y humillante decisión
que ilegítima e inconstitucionalmente ha tomado el gobierno
Aznar de participar como comparsa de EEUU en el asalto a un pueblo
desarmado, indefenso e inerme tras doce años de sanciones.
Bella perversión de la lógica y los argumentos
de aquellos quienes pretenden desarmar lo desarmado arrasar lo
arrasado.
El testimonio de Teresa, María Rosa, Ana, Mino, Pepe
y Carlos pone de manifiesto no sólo la vocación
internacionalista de los pueblos del Estado español, sino
que, además se convierte, al mismo tiempo, en la denuncia
viva y en una llamada a la conciencia solidaria de todos los
pueblos para redoblar nuestros esfuerzos por continuar la lucha
contra la barbarie y la sinrazón del imperialismo ciego
de gobiernos ilegítimos como el de la Administración
Bush y sus secuaces. La permanencia de Teresa, María Rosa,
Ana, Mino, Pepe y Carlos en Iraq será la vergüenza
a la que tendrá que enfrentarse y con la que tendrá
que convivir día a día el gobierno agresor del
Sr. Aznar. Nos ocuparemos personalmente de que ni ellos ni nadie
se olviden de vuestra presencia allí.
Para terminar, quiero resaltar nuevamente el valor personal
y la solidaridad internacionalista que han demostrado Teresa,
María Rosa, Ana, Mino, Pepe y Carlos con su decisión,
además de la firmeza de sus convicciones al mantenerse
impertérritos frente al asedio afectivo y a las presiones
que hemos realizado todos los amigos y amigas, familiares y compañeros
y compañeras, utilizando todos los puntos de vista, todos
los ángulos, todas las estratagemas y todos los argumentos
posibles para que desistieran de su actitud, lo que viene a confirmar,
como ellos mismos nos han hecho saber en su comunicado que su
actitud no se trata de "insensatez o presunción alguna
(...) nos quedamos aquí para seguir reivindicando (...)
el derecho de los pueblos a la autodeterminación, a la
soberanía, a la gestión popular de sus recursos,
a una democracia autentica cimentada en el disfrute de derechos
sociales y económicos inalienables. Sintiéndonos
parte del poderoso movimiento internacional y del Estado español
contra la guerra, reclamamos vuestra atención y protección
no sobre nosotros y nosotras sino sobre este pueblo y estos principios".
Toda nuestra solidaridad con las Brigadas 'Mohammad Belaidi'
NO A LA GUERRA CONTRA IRAQ
Notas:
1.- Véase
en CSCAweb: Jean
Genet: 'Cuatro horas en Chatila'
2.- Véase en CSCAweb: Brigadas a Iraq contra la guerra 'Mohammad
Belaidi'
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