Con Iraq
Paremos la guerra contra Iraq


* Pedro Rojo es arabista y miembro del CSCA, en la actualidad se encuentra en Iraq

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Crónica desde Bagdad

¿Ayuda humanitaria o salida de los ocupantes?

Pedro Rojo *

23 de mayo de 2003, Bagdad. CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

"La presencia de las diversas Agencias de NNUU y del resto de organizaciones humanitarias confirma que el guión fijado desde Washington se cumple a rajatabla: control político, económico y militar para las tropas de ocupación, y desentendimiento del trabajo de reconstrucción y de la puesta en marcha de los servicios básicos iraquíes."

La catástrofe humanitaria que se aseguró que iba a suceder tras la caída del régimen de Sadam Husein no se ha producido, como tampoco se produjo el éxodo masivo de civiles durante la guerra. La estructura estatal iraquí no se ha colapsado a pesar de la absoluta pasividad de las fuerzas de ocupación [1]. Los servicios básicos que no han sido totalmente inutilizados por los bombardeos (hospitales, escuelas, transporte, recogida de basura, etc.) funcionan gracias al empeño de sus trabajadores, que autogestionan como pueden su día a día. Las decenas de ONG internacionales que han acudido al último destino humanitario de moda -y moda en humanitarismo significa dinero: sólo la Unión Europea va a dedicar un cuarto de su presupuesto anual humanitario de 400 millones de euros a Iraq- no se han encontrado con un panorama desolador, sino con un sistema sanitario robusto pero mermado por 13 años de sanciones y abandono de la ayuda internacional [2].

Cómo relacionarse con el ocupante

De hecho en Bagdad las ONG se quejan más del funcionamiento de las autoridades ocupantes que de la situación en sí. Las diversas organizaciones humanitarias que han llegado de todo el mundo están intentando coordinarse para, al menos, evitar duplicar sus proyectos. Pero las divergencias en planteamientos políticos sobre cómo relacionarse con las fuerzas de ocupación o qué exigirles, así como los métodos de trabajo hace que, finalmente, cada una trabaje independientemente. Las autoridades ocupantes han llevado a cabo varios intentos de regularizar el control de la ayuda humanitaria, pero este ámbito no es una excepción de su inoperancia. En un principio, se lanzó una circular para que todo proyecto humanitario, entrada de personal, equipo o medicinas contase con la aprobación del ministerio de Sanidad iraquí y de la Oficina de Reconstrucción y Ayuda Humanitaria (ORAH), la instancia administrativa estadounidense de ocupación.

Casi un mes después de que cayese Bagdad se nombró al antiguo viceministro iraquí de Sanidad como responsable temporal del ministerio. Este nombramiento, como otros muchos, entraba en frontal contradicción con la publicitada campaña de des-ba'azificación de Iraq. Sólo cuando se percataron de que el ex viceministro pertenecía al único partido al que podía y debía estar afiliado, el partido Ba'az, le obligaron a dimitir. Pero desde entonces no se han molestado en nombrar a ningún otro responsable que pueda poner en marcha un sector tan vital como la sanidad pública. Por su parte, la estructura visible de las fuerzas de ocupación, la ORHA, no ha empezado a ponerse en marcha en lo que a ayuda humanitaria se refiere. Aseguran que en breve empezará a funcionar el denominado Comité Internacional de Ayuda, compuesto por un representante del ministerio de Sanidad, otro de la ORHA y de las Agencias de Naciones Unidas UNICEF y Organización Mundial de la Salud y del Comité Internacional de la Cruz Roja. Las organizaciones no gubernamentales están intentando introducir un representante suyo en este Comité para que se escuche su voz. Este Comité será el filtro que apruebe los proyectos que pueden llevarse a cabo en Iraq. Pero aquí distintos representantes de organizaciones humanitarias denuncian el absoluto desconocimiento, la falta de cualquier estrategia o planificación que del tema tienen los responsables que hacen de enlace.

Desentendimiento de las fuerzas de ocupación

Los hechos se imponen. Las fuerzas de ocupación no solo han llegado a Iraq sin ningún tipo de planificación sobre la etapa post-Sadam, sino que no muestran el mínimo interés en ponerse a funcionar. Más de un mes después de la caída de Bagdad no han sido capaces de poner en marcha un sistema público de salud completo, con profesionales altamente cualificados, comparable antes del embargo con muchos sistemas de salud occidentales. El sistema transitorio de funcionamiento de los hospitales falla allí donde necesita una mínima respuesta por parte de las autoridades de ocupación. El principal problema de los hospitales no es la falta de medicinas, o su reconstrucción tras los bombardeados, sino la falta de liquidez. No se han pagado los salarios de los trabajadores -solo una ayuda excepcional de 20 dólares-, ni se han desembolsado fondos para comprar medicinas. Se calcula que en Iraq hay medicinas compradas por el anterior gobierno para los próximos seis meses, pero los responsables de los almacenes no las despachan porque los hospitales no tienen dinero para pagarlas, ni las autoridades de ocupación han dado la orden de que se distribuyan gratuitamente hasta que se normalice la situación.

La presencia de las diversas Agencias de NNUU y del resto de organizaciones humanitarias confirma que el guión fijado desde Washington se cumple a rajatabla: control político, económico y militar para las tropas de ocupación, y desentendimiento del trabajo de reconstrucción y de la puesta en marcha de los servicios básicos iraquíes. Ya han llegado a Bagdad organizaciones que cubren varios campos que tendrían que haber sido resueltos por las fuerzas ocupantes: potabilización de agua, atención sanitaria, nutricional, protección de menores, escolarización, desminado, etc., etc. El resto de los daños causados por las bombas anglo-estadounidenses será pagado con el petróleo iraquí explotado por multinacionales occidentales.


Notas de CSCAweb:

1. Véase de Pedro Rojo su anterior crónica en CSCAweb: Pedro Rojo: "Crónica desde Bagdad: Bagdad funciona al margen de las fuerzas de ocupación"
2. Véase en CSCAweb:
Yifat Susskind: Diez razones para oponerse a la militarización de la ayuda humanitaria y de la reconstrucción en Iraq



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