Iraq-CELSI
Palestina 2002


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Paremos la guerra contra Iraq

Paremos la guerra contra Iraq antes de que empiece


Mientras EEUU pretende forzar el respaldo del Consejo de Seguridad para la intervención contra Iraq, Israel adelanta a noviembre el ataque y aprovecha la situación para incrementar la represión contra los palestinos

Nota Informativa CSCAweb, 9 de septiembre de 2002
CSCAweb (www.nodo50.org.csca)

Fuentes oficiales israelíes afirman que la guerra de EEUU contra Iraq podría adelantarse a noviembre. El gobierno Sharon instruye a sus servicios de seguridad para activar los dispositivos defensivos en el interior de Israel. En un juego de dilación diplomática interna y exterior, la Administración Bush recaba infructuosamente el apoyo de los miembros del Consejo de Seguridad para la ofensiva militar mientras las fuerzas estadounidenses y británicas intensifican la presión con bombardeos en el aérea de exclusión aérea al sur de Iraq.

Mientras la diplomacia de Naciones Unidas (NNUU) espera a la apertura de la primera sesión de la Asamblea General de Nueva York, prevista para el 12 de septiembre, en la que ya se ha anunciado que la guerra contra Iraq será elemento central de la intervención de Bush, la Administración estadounidense prosigue su labor de captación de apoyos para intervenir militarmente contra el país árabe entre los miembros del Consejo de Seguridad (CS). Sin embargo -y pese a las estimaciones de fuentes diplomáticas occidentales acerca de que el inicio de la guerra se llevará a cabo a comienzos de año-, el periódico israelí Ha'arezt en su edición de 6 de septiembre informa acerca de una reunión de oficiales israelíes al más alto nivel, incluidos Ariel Sharon y su ministro de Defensa, el laborista Benjamin Ben Elizer, en la que se habría anunciado que el comienzo de la guerra estaría listo para el próximo mes de noviembre. El gobierno de Ariel Sharon ha dado instrucciones a sus servicios de seguridad para avanzar en los preparativos defensivos ante el eventual adelanto del ataque de EEUU a Iraq.

Paralelamente y en medio de la ofensiva retórica de la Administración Bush contra Iraq, las señales de una creciente oposición a la intervención militar se hacen más notorias. A nivel internacional, el rechazo de Francia, Alemania, Rusia, China y Turquía a apoyar la guerra sin mediar el mandato de NNUU -el canciller alemán declaró el 6 de septiembre que Alemania no apoyaría la guerra ni aún en el caso de que estuviese avalada por este organismo internacional- así como las iniciativas diplomáticas bilaterales permanentemente obstruidas por la Administración Bush -Rusia sigue insistiendo baldíamente en la necesidad de abrir un cauce de diálogo directo EEUU-Bagdad- apuntan a una creciente oposición internacional a la determinación de Bush que contrasta con la determinación del apoyo incondicional británico expresado por Toni Blair en su reunión con el presidente estadounidense en Washington.

En el interior de EEUU los signos de división son igualmente reseñables. Si a nivel popular y según una encuesta de la cadena ABC, el 56% de los estadounidenses apoya una intervención militar contra Iraq (frente al 72% que la apoyaba en marzo pasado), solo el 40% considera que el presidente Bush tiene "una política clara respecto a Iraq". El 80% estima que la guerra debería contar con la autorización del Congreso. Igualmente, otra consulta popular de la CNN señala que el 58% de los estadounidenses cree que la Administración no ha hecho lo suficiente para explicar al público por qué EEUU debe ejercer una acción militar para expulsar a Sadam Husein del poder.

Más llamativas y controvertidas resultan, por la falta de unidad que apuntan, las posiciones de los representantes oficiales del gobierno de Bush. Mientras el vicepesidente Dick Cheney sigue manifestándose públicamente en su tono habitual contra Iraq y contra el presidente iraquí, insistiendo en que la intervención militar debe producirse cuanto antes, -"Sadam solo pretende "la dominación de todo Oriente Medio para controlar una gran parte del abastecimiento energético mundial, para amenazar directamente a los amigos de EEUU de la región y para someter a EEUU y a otras naciones al chantaje nuclear"-, el secretario de Estado Colin Powell ha declarado que el primer paso a dar es el retorno de los inspectores de armamento a Iraq para tener garantías de que este país no está fabricando armas de destrucción masiva. La diferencia de criterios de ambos políticos subraya una sintomática discrepancia interna en las más altas esferas de la Administración Bush cuyos primeros signos trascendieron ya a los medios de comunicación desde los últimos seis meses.

Esta discrepancia podría acentuarse si el Congreso no consigue formar un "frente común" requerido por el ex senador Bob Dole, quien ha exigido la profundización del debate parlamentario y a pedido a la Administración que solicite la autorización del Congreso. La previsión de que Bush pueda actuar sin la aprobación del Congreso ha sido acogida con escepticismo cuando no rechazo en los medios políticos estadounidenses. El presidente de la Comisión de Justicia, Tom Leahy ha reclamado el papel que la Constitución de EEUU confiere al Congreso como única institución nacional con poder para declarar la guerra.

Por lo que respecta a la oficialidad árabe, en el marco de la reunión bianual de ministros de Asuntos Exteriores árabes mantenida en El Cairo durantes este fin de semana, se ha anunciado que los ministros árabes estudian la emisión de una resolución que, respaldando a Iraq, reclamaría una solución política negociada en el marco de NNUU para la crisis.

Mientras tanto, Iraq sigue intensificando su estrategia diplomática con el fin de prevenir el ataque de EEUU. Varios enviados del gobierno se han desplazado a diversos países occidentales y árabes para recabar apoyo contra la intervención estadounidense. En la línea mantenida en los últimos meses, el gobierno iraquí ha manifestado a través de su viceprimer ministro Tareq Aziz que si bien Iraq no ha tomado una decisión respecto al retorno de los inspectores de desarme, su gobierno está en disposición de cooperar con el CS para encontrar una solución a la crisis.

Vía libre para Sharon

Coincidiendo con la filtración israelí de un eventual adelanto de la intervención militar de EEUU contra Iraq para el mes de noviembre, el gobierno de Sharon sigue la táctica de "a río revuelto, ganancia de pescadores". La coyuntura previa a la guerra permitirá de nuevo a Israel intensificar su estrategia de represión militar de la población palestina en el marco de la "lucha contra el terrorismo" que avala todas las acciones criminales que el ejército israelí viene cometiendo en los últimos meses y que violan sistemáticamente (y sin que medie contestación de la comunidad internacional) el Derecho Internacional. La resolución emitida por el Tribunal Supremo israelí el pasado 3 de septiembre sobre la aprobación de la política de deportaciones de palestinos de Cisjordania a Gaza, constituye un ejemplo más de cómo todas las instituciones oficiales israelíes -en este caso la judicatura- cierran filas ante el estamento militar cuando éste intensifica los mecanismos de presión contra los palestinos. Si en las semanas anteriores y pese al mantenido nivel de la violencia israelí, se filtraron algunos indicios de la reanudación de las negociaciones entre ciertos representantes palestinos y del gobierno de Sharon, el despliegue militar israelí en Gaza y la partición y separación de la Franja el sábado 7 en tres zonas controladas por el ejército, vuelve a materializar la realidad de los objetivos israelíes. De nada ha servido la sumisión de Arafat y de la AP a las exigencias estadounidenses e israelíes -apoyadas por la UE- de aceptar un cambio interno favorable a los intereses del gobierno de Sharon: Arafat sigue sin tener el reconocimiento israelí y los cambios únicamente han fortalecido el aumento del control económico y de seguridad militar israelí.

Como los hechos han demostrado especialmente en este último año, las peores perspectivas se avecinan para la ya víctima población palestina en el contexto de la nueva guerra contra Iraq: la previsión de que el gobierno de Sharon adopte medidas todavía más expeditivas que la de la pura represión militar de los últimos meses, mediante la expulsión masiva de palestinos para generar un nuevo éxodo de refugiados, se contempla como más que probable por parte de las organizaciones palestinas e israelo-palestinas de derechos humanos.

En el contexto de los prolegómenos y el desarrollo de una nueva guerra en la región, la actuación israelí podría realizarse sin mayor riesgo de recriminación de la comunidad internacional, consiguiendo con ello un nuevo hecho consumado, una nueva realidad demográfica en los Territorios Ocupados de difícil rectificación y que a la larga, únicamente beneficiará a los intereses israelíes procurando mayor violencia y desarraigo para los palestinos.



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