Iraq-CELSI

Paremos la guerra contra Iraq


Encuentro Internacional contra la Guerra
Madrid, 16 y 17 de noviembre de 2002
En solidaridad
con el pueblo iraquí

Campaña Estatal por el Levantamiento de las Sanciones a Iraq.

Paremos la guerra contra Iraq


Mensaje de Ramsey Clark
(ex Fiscal General de EEUU)

Traducción: CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
20 de noviembre de 2002

"EEUU no es una democracia; es una plutocracia. No hay gobierno popular en EEUU. Gobierna la riqueza, las corporaciones gobiernan. Gobiernan en el Congreso, eligen presidentes, controlan el Pentágono. Poseen los medios de comunicación que son la voz de la plutocracia"

Quiero enviar mis saludos al Comité de Solidaridad con la Causa Árabe (CSCA), a la Campaña Estatal por el Levantamiento de las Sanciones a Iraq (CELSI) y a todos y todas los que estáis presentes en esta importante conferencia sobre Iraq que se celebra en Madrid este fin de semana.

Esta es la primera conferencia internacional sobre Iraq que tiene lugar después de dos grandes acontecimientos: las elecciones de EEUU y el voto del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CS de NNUU). Ambos acontecimiento muestran, sin duda alguna, que el gobierno de EEUU ha determinado lanzar la guerra contra Iraq y que solo los pueblos del mundo, y especialmente el de EEUU, pueden y deben pararla.

Hace once días, el 5 de noviembre, las elecciones de EEUU mostraron que la mayoría de la gente de EEUU vio que votar no valía la pena. Mostraron que quienes ostentan cargos y quienes tienen riquezas -especialmente los ricos que quieren la guerra- deciden quién gana. La voluntad popular estuvo ausente. EEUU no es una democracia; es una plutocracia. No hay gobierno popular en EEUU. Gobierna la riqueza, las corporaciones gobiernan. Gobiernan en el Congreso, eligen presidentes, controlan el Pentágono. Poseen los medios de comunicación que son la voz de la plutocracia. Los medios de comunicación fueron los encargados de hacer pública de manera inmediata la proclamación de la Casa Blanca de que las votaciones "demuestran la resolución del pueblo de EEUU para afrontar esta amenaza".

A quien se refiere esta amenaza -entre otras naciones y otras entidades de la tierra- es a Iraq. Cada día y en todas las formas posibles, se oye decir al presidente Bush, al vicepresidente Cheney, al secretario de Estado Powell, al secretario de defensa Rumself y, sobre todo a los poderosos medios de comunicación: "Guerra ahora. Tenemos que destruir Iraq".

Después, el 8 de noviembre, el CS de NNUU aprobó por unanimidad la resolución de EEUU que daba a Iraq ocho días para aceptar las condiciones de inspección o [exponerse]a afrontar su destrucción. Esas condiciones son un escandaloso asalto a la soberanía de cualquier país. Incluyen "acceso inmediato, sin trabas, sin restricciones y privado para entrevistar a todo el personal oficial y otras personas, dentro o fuera de Iraq", a discreción de los inspectores. Podrían haber exigido entrevistar inmediatamente a Sadam Husein y a la dirección militar de Iraq en la prisión de EEUU de Guantánamo (Cuba), o en el interior de EEUU, o incluso en la isla de Alcatraz, en la Bahía de San Francisco. 60 días después de que comiencen las inspecciones, el CS de NNUU deberá ser informado para que pueda actuar.

Todo esto se impone a Iraq tras ocho años de inspecciones que no han producido nada. El presidente Bush todavía sostiene que atacará Iraq si el CS de NNUU no aprueba autorizar un ataque ­ya que él cree que Iraq oculta armas de destrucción masiva.

En ningún sitio se oye hablar de la responsabilidad de EEUU en las guerras que ya han destruido Iraq. En 1991, el Pentágono efectuó 11.000 salidas aéreas durante 42 días, en las que se lanzaron 88.500 toneladas de bombas, es decir, siete veces y media más de lo lanzado en Hiroshima. Mataron a 150.000 iraquíes. El Pentágono afirma que las bajas de EEUU fueron 155, de las que más de un tercio se debieron a "fuego amigo" y el resto a accidentes, sin que hubiera bajas en combate. Ello hace una estadística en bajas de 1.000 [iraquíes] por cada una de las bajas estadounidenses, aunque EEUU duplica por 10 la población de Iraq y tiene una capacidad de destrucción infinitamente mayor.

Fue una matanza. Desde el punto de vista del Derecho Internacional no se masacra con impunidad. Es un crimen de guerra. Es un crimen contra la humanidad.

Más tarde, prolongamos [impusimos] las increíbles sanciones contra Iraq que han matado a un millón y medio de personas. Se mantienen cada día; cada día bebés, niños y ancianos mueren como consecuencia de esas sanciones. Acabamos de volver de Iraq en septiembre, donde escuchamos del ministro de Sanidad iraquí que la tasa de mortalidad sigue aumentando. El número de niños que nacen con peso más bajo de lo normal -menos de dos kilos- es ahora uno de cada cuatro. Hemos asesinado a un millón y medio de personas con las sanciones genocidas. La población que sobrevive está físicamente discapacitada y desfallecida.

Los aviones estadounidenses y británicos han sobrevolado diariamente el territorio soberano de Iraq desde 1991, bombardeándolo casi cada día desde entonces. Hemos elegido los días con cuidado. El 17 de enero de 1993 -dos días antes de que el presidente Bush dejara la Casa Blanca- envió 30 misiles de crucero Tomahawk. Impactaron en el Hotel Al Rashid [en Bagdad]. Con un misil de crucero Tomahawk, [Bush padre] acabó con la vida de Layla al Attar, a 15 millas de Bagdad. Layla era una gran artista árabe, directora del Museo de Arte Moderno de Bagdad.

E incluso en septiembre y octubre de este año, cuando los medios de comunicación hablaban de bombardear pronto, los bombardeos ya estaban teniendo lugar día a día. El día de la llegada de nuestra delegación a Iraq, en septiembre, ocho personas habían sido asesinadas por bombas de EEUU cerca de Basora. Más de 40 fueron asesinadas en octubre. Y la guerra sigue. Y el presidente Bush afirma que ellos son el mal. Más nos valdría tener cuidado. Estamos destruyendo el Derecho Internacional en el que descansa el potencial de la paz. Estamos destruyendo las Naciones Unidas, que fueron creadas para acabar con el azote de la guerra. Estamos haciendo un palmo de narices a la Carta de Nuremberg, que afirma que no se puede atacar primero.

En los últimos días, el segundo presidente Bush ha declarado que él no quiere la guerra y que la decisión depende de Sadam Husein. Eso equivale a un ladrón que nos exige todo el dinero diciendo: "no quiero dispararte; tú eliges".

Esos dos acontecimientos ­las elecciones de EEUU y el voto de NNUU- hacen de la acción popular el único recurso para la paz.

Afortunadamente, el 9 de noviembre tuvo lugar un tercer acontecimiento que ayudó a mostrarnos la respuesta. En la bella ciudad de Florencia, en Italia, un millón de personas llenaron las calles para decir no a la guerra contra Iraq.

La acción de Florencia del 9 de noviembre, la manifestación masiva del 28 de septiembre en Londres, la manifestación masiva a comienzos de este año en Barcelona, y nuestras propias manifestaciones amplias y exitosas de miles y miles de personas en Washington y San Francisco, en el corazón de EEUU, el 26 de octubre, contra un ataque de EEUU sobre Iraq mostraron de manera trágicamente clara que solo una cosa puede parar la agresión de EEUU contra Iraq: nosotros, los pueblos.

Solo las manifestaciones masivas de los pueblos pueden parar la agresión militar de EEUU contra Iraq. Solo las manifestaciones masivas pueden mostrar al mundo que el pueblo de EEUU se opone a la determinación de su propio gobierno de cometer una mayor agresión contra Iraq.

El 26 de octubre se mostró que ello es posible. Ahora debemos afirmar sin descanso la oposición pública a la guerra mientras nosotros, en EEUU, nos preparamos para las manifestaciones masivas del 18 y 19 de enero en Washington. Si fracasamos ahora en poner fin al militarismo de EEUU la próxima generación no conocerá sino la violencia y la miseria humana.
Cada acto de los gobiernos de los últimos 30 años muestran que tenemos que perseverar más allá del 18 y 19 de enero de 2003, hasta que el poder popular fuerce al gobierno de EEUU a poner fin a su política militarista y de explotación económica de los pobres dentro y fuera de EEUU.

Ello llevará tiempo y requerirá reformas profundas antes de que la gente pueda confiar en un presidente o en el Congreso para buscar la paz y el fin de la pobreza. Las Naciones Unidas serán inútiles hasta que no se liberen de la dominación de EEUU y no se reformen.

El cambio de régimen tiene que comenzar aquí, en EEUU.

Nosotros, el pueblo, necesitamos separar a EEUU del militarismo. Día tras día [se producen] asesinatos masivos.¿Quién posee las armas de destrucción masiva?, ¿quién se está enriqueciendo cada día más con más armas? Tenemos que conseguir liberar a este país del militarismo. Tenemos que conseguir liberar a este país de la oligarquía de las multinacionales que está destruyendo nuestras vidas.

Tenemos que conseguir liberar a EEUU de la represión. ¿No sabemos acaso que tenemos a dos millones de personas en la cárcel?, ¿no sabemos que ejecutamos a más de una persona por semana en este país? Liberemos a los Estados Unidos de América. Tenemos que defender la paz en todo el mundo, acabar con la pobreza, el hambre y la enfermedad, y crear puestos de trabajo para todos en todo el mundo.

La mano de la amistad nos alcanzará a todos en todo el mundo. No más guerras.

Muchas gracias

Ramsey Clark



.