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Agenda 2001


*Luz Gómez García es arabista y miembro del Consejo de Redacción de Nación Árabe. Es autora de Marxismo, islam e islamismo: el proyecto de Adil Husayn (Editorial CantArabia, Madrid, 1996)

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La tertulia de Ben Laden: una evaluación contextualizada del vídeo sobre los atentados del 11 de septiembre

Luz Gómez García*

CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 26 de diciembre de 2001

El pasado 13 de diciembre fue difundido el vídeo de una conversación de Ben Laden con otros correligionarios sobre los atentados del 11 de septiembre. La arabista Luz Gómez García presenta en este texto para CSCAweb una evaluación contextualizada de esta conversación, a fin de hacerla "culturalmente inteligible": "Cualquiera que haya leído la transcripción que ofreció, entre otros diarios, El País el pasado viernes 14 pensará o que la conversación está mal comprendida o que Ben Laden y sus contertulios no rigen. (...) Lo que la vuelve tan fantasmagórica e ininteligible a nuestros ojos es que está trufada de referencias a los orígenes del islam e inmersa en un contexto islamista"

Tras la divulgación el pasado jueves 13 de diciembre del último vídeo de Bin Laden, algunas personas que han tenido a bien prestar atención al conjunto me han preguntado por aspectos concretos de la conversación. Por ello, y sin otro ánimo que el de hacer culturalmente inteligible la charla, convendría comentarla. Porque cualquiera que haya leído la transcripción que ofreció, entre otros diarios, El País el pasado viernes 14 pensará o que la conversación está mal comprendida o que Ben Laden y sus contertulios no rigen. Y una cosa es su locura política y otra que su conversación sea lo delirante que parece. Lo que la vuelve tan fantasmagórica e ininteligible a nuestros ojos es que está trufada de referencias a los orígenes del islam e inmersa en un contexto islamista.

Para empezar, la reiterada mención de Alá, que tan cargante resulta, perdería la mitad de su impacto si en lugar de su exótica transcripción se hubiese recurrido a su traducción, God al inglés y Dios en castellano, pues no a otra instancia oran los musulmanes o los cristianos, y hasta los judíos, árabes. En cualquier caso, la continua invocación a Dios y el sometimiento al designio divino del más nimio acto humano es elemento distintivo no ya del pío creyente, sino de la propia lengua árabe cotidiana, que a un simple "¿Cómo estás?" responde "A Dios gracias". La historia de la lengua árabe está indisolublemente ligada a la aparición del islam y su expansión por territorios de culturas muy diversas, de manera que la arabización siempre ha llevado implícito el carácter religioso de la lengua en que se reveló el Corán. Los distintos dialectos que hoy se hablan por la geografía árabe han heredado este sello: "Dios te bendiga", o sea, "gracias", se pronuncia en marroquí "baracalofi", y es tan corriente en el norte de Marruecos que algunos viejos españoles, de los que no han perdido la memoria histórica de nuestro pasado colonial, todavía dicen de una persona marrullera que "es de baracalofi".

Pero lo realmente específico de la tertulia de Ben Laden es su discurso islamista: el islamismo, que no el islam, es una construcción ideológica, y como tal, siguiendo el par analítico de Norberto Bobbio, una descripción y un programa de acción. La pluralidad de los islamismos que ha conocido y conoce el islam surge de la diversidad de descripciones y análisis del orden sociopolítico establecido, de su opresión, con las consiguientes llamadas bien a transformarlo bien a derrocarlo. El de Ben Laden tiene un doble anclaje: heredero por una parte del puritanismo wahhabí, su experiencia se inserta en el devenir del islamismo a lo largo del siglo XX.

El regreso a los orígenes, al utópico modelo islámico primigenio, constituye la médula de la doctrina wahhabí, que toma como modelo la lucha de Mahoma contra los ricos comerciantes de La Meca, de los cuales era miembro y de los cuales se separó para seguir la autenticidad espiritual que Dios le iba revelando a través del Corán. No hace falta insistir en las concomitancias entre este perfil y la conocida biografía de Ben Laden. A lo largo de la charla que se nos ha ofrecido, la lucha de Ben Laden y los suyos se compara con la de aquellos primeros musulmanes que tuvieron que abandonar La Meca hacia Medina huyendo de la represión; son los llamados "emigrantes", los muhayirín -en la versión publicada denominados erróneamente "mujahedeen", forma inglesa del exitoso término muyahidín- que fueron acogidos por sus aliados medineses, los ansar, ahora interpretados por los talibanes. La mención a Abu Bakr, Othman y Alí -seguramente también a Omar, aunque no aparece en la traducción- se inserta en esta tradición que considera el tiempo de los Cuatro Califas Bien Guiados (632-660) el único periodo en que, tras Mahoma, se hizo realidad el verdadero Estado islámico. Sin embargo, debe notarse que todo el discurso en que se insertan estas alusiones está en boca del jeque visitante, que incluso llega a darse cuenta de la osadía de sus comparaciones y se excusa por decirle tales cosas a Ben Laden: para un musulmán, la modestia es una de las primeras virtudes. Hay otras cualidades típicamente islámicas que deben leerse en este sentido; por ejemplo, la petición de paciencia que Ben Laden hace a sus seguidores tras el impacto del primer avión, o la limpieza del recinto en que tiene lugar el encuentro, de la que se sorprende gratamente el jeque.

La pugna por el monopolio del verdadero islam, del que se han querido adueñar tanto el poder político como la religiosidad popular, los integristas tanto como los modernistas, ha marcado el islam del siglo XX. Ben Laden hace referencia a ello en un par de ocasiones, con un tono asertivo y una explicitud ("aquellos que quieran rendir culto a Alá sin seguir su doctrina se equivocan"; "aquellos jóvenes que llevaron a cabo las operaciones no aceptaban cualquier fe en términos populares") que contrastan con las frases manidas del jeque ("le golpeará con la mano de los creyentes, de los buenos creyentes, los creyentes fuertes"). En este sentido, la trayectoria de ambos en la disidencia islamista saudí -a sus principales líderes hace alusión al comienzo de la charla el jeque- debe tenerse en consideración para contextualizar la referencia al combate contra el gobernante injusto, base de toda la historia política del islam. El relato del jeque al inicio de la tertulia es muy revelador del modo de operar del pensamiento y la praxis islámica: un grupo de creyentes exhorta a un ulema para que dé respuesta a un requerimiento sobre una cuestión de fe, y la respuesta de éste constituye una fetua. El dictamen de los ulemas disidentes saudíes sobre el martirio y la licitud de los atentados de Nueva York y Washington no deja de ser plenamente moderno en forma y fondo, por más que a nosotros no nos lo parezca: el vídeo y la radio multiplican hasta el infinito el eco de las fetuas, que extienden la culpabilidad del gobernante americano a sus electores, que no se rebelan contra él. En este punto, la arenga islamista del jeque entronca directamente con el llamado salafismo yihadista, que propugna el yihad para liberar la tierra del islam de la ocupación americana.

A pesar de los modernos medios de proselitismo islamista, el discurso de los tertulianos de Ben Laden se ciñe a la más clásica estética islámica. Hay cuatro elementos que destacan:

1) El dikr, las fórmulas que ensalzan la gloria de Dios y sus atributos, tan esparcidas en la conversación como repetidas de continuo en la práctica ritual del musulmán.

2) El Corán, presente de varios modos: mediante recitaciones que crean un clima especial -no otra cosa que aleyas son los mal llamados por los transcriptores de la cinta "versos cortos e incompletos" que preceden a la primera elocución de Ben Laden-, o mediante la introducción de sentencias coránicas en apoyo de determinadas tesis -"esto se va a dar la vuelta y les devolverá el golpe"-, o recurriendo a su vocabulario específico -los "impotentes mentales", los "hipócritas", "las distintas clases de seguidores"- y a sus parábolas -como la de los durmientes de las cavernas que salieron al cabo del tiempo a la verdad de la religión, y que subyace en la imagen de la "salida de América de sus cuevas".

3) Los sueños visionarios, que en el vídeo pueden llegar a parecer una obsesión hilarante si se desconoce la importancia de los sueños en toda la tradición islámica, desde el Corán, donde aparece Abraham dispuesto a sacrificar a su hijo según le ordena Dios en un sueño, o donde también son premonitorios los sueños de José, al contemporáneo sueño en que Dios indicó al compañero de prisión de Sayyid Qutb, el prócer del actual islamismo radical ejecutado en la cárcel egipcia en 1966, cómo iniciarse en el estudio de una nueva visión del islam.

4) La poesía, que goza de un estatus principal en el imaginario árabe, tanto laico como religioso: los versos finales son otro vehículo de propaganda.

Una precisión final: el jeque, como muestra la relación que mantiene con Ben Laden, no es una autoridad religiosa, sino un invitado al que se le muestra el respeto debido mediante la concesión del tratamiento de "jeque". Es curiosa la falta de femenino en castellano para este término, que en árabe sí lo tiene: piénsese en la cantante Cheija Rimitti, tan alejada de cualquier veleidad islamista. Un botón más de la larga lista de malentendidos históricos que entorpecen un acercamiento objetivo al islam.



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