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Uday Al Zelay relata en Asturias la represión en Irak “invisible a ojos de los medios occidentales”

Según el tratado de equilibrio de fuerzas suscrito entre Estados Unidos y la autoridad irakí, las tropas norteamericanas deberían marcharse el 31 de diciembre de 2011. Aunque a estas alturas Uday no confía mucho en acuerdos y compromisos: “vinieron para no marcharse”.

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Su hermano se hizo famoso por el 'zapatazo' a George Bush y él ha querido venir al estado español para compartir con nosotros su experiencia en el Grupo Popular de Salvación de Irak. Habla con mucho orgullo de su país, “la tierra en la que nació la escritura”, y de la convivencia ejemplar que siempre los caracterizó. En su grupo hay sunnitas, chiítas e incluso algún cristiano.

Uday Al Zelay ha venido dispuesto a romper el silencio informativo que impera sobre su país desde que la ocupación militar estadounidense pasó a un segundo plano en las páginas de los periódicos y en los informativos de televisión, y comenzó su visita por la ciudad asturiana de Avilés, con el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe como organización anfitriona.

El “fraude electoral masivo” que colocó en el poder al actual primer ministro del país, Nuri Al Maliki, fue lo que abrió la puerta a un Irak injusto para él. Manifestaciones reprimidas, mujeres violadas, presos políticos y asesinatos ilustraban la charla sobre la situación del país.

Sus cifras sobre la represión no dejaron indiferente a la sala: seis millones de víctimas, un millón de viudas, cinco millones de deportados y la misma cifra de niños huérfanos. Ese es el balance hecho por este irakí del régimen tutelado por Estados Unidos desde 2003.

La complicidad entre Al Maliki y las tropas ocupantes es la que está haciendo posible esta situación de represión, según describe Uday, aunque en la mayoría de los casos las atrocidades de los soldados americanos son mucho peores.

Una niña de once años violada por las tropas de ocupación norteamericanas en una prisión fue solo uno de los ejemplos de la represión descritos por el activista irakí. Su expresión al relatarlo, siempre por medio de su intérprete, era una mezcla de la conmoción y la determinación por seguir luchando por dignificar su situación.

Los activistas irakíes encarcelados y las torturas a las que son sometidos, a base de ahogamientos “y otros métodos terribles”, dan continuidad a la lista de la represión denunciada por el Grupo Popular de Salvación. El testimonio de Uday habla de 120.000 presos políticos en el país y de mujeres imputadas y encarceladas por el simple hecho de que su padre o su hermano formaba parte de la resistencia irakí. Incluso la ministra de Derechos Humanos del país reconoce que hay mujeres que han sido violadas.

En 2008, tras una primera fase de la ocupación, los jeques comenzaron a pagar sobornos por reprimir la resistencia y mantener el 'statu quo' del país durante la guerra.

En medio de esta realidad, no es de extrañar que la oleada revolucionaria en el mundo árabe llegara también a tierras iraquíes. El pasado 25 de febrero tuvo lugar la primera manifestación y en un principio fue consentida por el Ministerio del Interior de Irak, aunque después no tardaron en escudarse en el orden social para sofocarla.

El mensaje es claro: “queremos buscar nuestra propia democracia, no la americana, y que nuestro presidente salga de verdad de las urnas”. No obstante, los medios de comunicación internacionales “miraron hacia otro lado” e Irak estas semanas no alcanza la misma repercusión informativa que otros países como Egipto o Libia.

Uday compartió su experiencia en esta manifestación y en otros actos contra la ocupación. Declara que sus intenciones son siempre pacíficas, algo que choca con los planes de los americanos. Por eso buscan provocarlos a toda costa, para que estalle la violencia. Les tiran piedras e incluso botellas con bebidas alcohólicas (prohibidas en la cultura árabe) para ver “si así por fin pueden poner el orden social como excusa para encubrir una dictadura”. Las manifestaciones costaron a Uday su encarcelamiento y torturas.

La visión de Uday sobre Irak es diferente a la oficial. Cuando se le pregunta por los atentados terroristas en el país, por aquellos que según los medios occidentales ponen bombas cada pocos días en el centro de Bagdad, el activista asegura que no hay terrorismo en el país. “Son revolucionarios, igual que los libios, sólo que a unos se les llama de una manera y a otros de otra”.

Según el tratado de equilibrio de fuerzas suscrito entre Estados Unidos y la autoridad irakí, las tropas norteamericanas deberían marcharse el 31 de diciembre de 2011. Aunque a estas alturas Uday no confía mucho en acuerdos y compromisos: “vinieron para no marcharse”.

Pero no todo está perdido para él. Sus compañeros que se movilizan en otros países ya han demostrado que son capaces de introducir cambios trascendentales y las fuerzas de Uday para luchar por lo mismo no van a flaquear. Para él, la única forma de conseguir que los americanos se vayan “es la revolución”.