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Hay que poner condiciones a la entrada de Israel en la OCDE

El ingreso de Israel en esta comunidad de naciones debe estar sujeto a que se comprometa a un proceso de paz creíble

A falta de objeciones de última hora, Israel será recibido como miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en su consejo ministerial anual, que se celebrará en París entre el 26 y el 28 de mayo próximos. Una resolución con éxito de la prolongada campaña israelí  para su admisión en la OCDE sería saludada por el gobierno israelí como un triunfo diplomático en un momento en que es objeto de críticas cada vez mayores en todo el mundo a causa de su política de construcción de asentamientos en tierra palestina ocupada

Avi Shlaim, profesor de Relaciones Internacionales en el 
St. Antony's College de la Universidad de Oxford
Simon Mohun, profesor de Economía Política en la Queen Mary University de Londres
The Guardian, 7 de mayo de 2010.
Traducción: Lucas Antón

Bocot

A falta de objeciones de última hora, Israel será recibido como miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en su consejo ministerial anual, que se celebrará en París entre el 26 y el 28 de mayo próximos. Una resolución con éxito de la prolongada campaña israelí 
para su admisión en la OCDE sería saludada por el gobierno israelí como un triunfo diplomático en un momento en que es objeto de críticas cada vez mayores en todo el mundo a causa de su política de construcción de asentamientos en tierra palestina ocupada. Es de vital importancia, por tanto, que la OCDE condicione el ingreso de Israel a mejoras tangibles en su historial de derechos humanos y a que se comprometa a embarcarse en un proceso de paz creíble.

En noviembre de 2007 se puso en marcha un proceso destinado en última instancia a que Israel ingresara en este prestigio club de democracias de gran desarrollo.  Los comités de trabajo encargados de examinar si Israel reúne las condiciones requeridas han terminado discretamente su labor y ya han entregado sus conclusiones. Los comités suscitaron una serie de "cuestiones técnicas" sobre temas de propiedad intelectual, sobornos foráneos en la industria de defensa y, última pero no menor, la pequeña cuestión de la envergadura territorial de los datos económicos de Israel, de acuerdo con la cual insiste Israel en incluir a los colonos de los territorios ocupados, a la vez que excluye a sus habitantes palestinos.   

Sin embargo, todo esto ha sido resuelto a la satisfacción de los 30 países miembros de la OCDE, hasta por el Reino Unido, que fue el primero en cuestionar la inclusión de estadísticas de los territorios ocupados. La cuestión de las estadísticas se ha resuelto aparentemente introduciendo un sencillo descargo de responsabilidad, según el cual la OCDE utilizará los datos israelíes, pero añadiendo que su uso se realiza a cabo "sin perjuicio del estatus de los Altos del Golán, Jerusalén Oriental y los asentamientos israelíes de Cisjordania, de acuerdo con los términos del Derecho Internacional".  

El proceso se ha desarrollado de una forma tan discreta que en ninguna de sus fases han estado abiertas al debate las ramificaciones políticas del ingreso de Israel. Que las ventajas serían inmensas para Israel lo pone de manifiesto la enérgica labor de presión llevada a cabo por el gobernador del Banco de Israel, Stanley Fischer, y el American Israel Public Action Committee, fuertemente proisraelí.

Entre los valores declarados por la OCDE se encuentra "el compromiso con la democracia pluralista basada en el imperio de la ley y el respeto a los derechos humanos". Las numerosas violaciones de principios de derechos humanos y del Derecho Internacional humanitario por parte de Israel, ya fuera durante la ofensiva en Gaza del invierno de 2008-2009 (I) o mediante la continua expansión de su proyecto de asentamientos en Cisjordania, contravienen claramente este compromiso.

El bloqueo de Gaza, que restringe gravemente la entrada de alimentos, combustible y suministros médicos para su millón y medio de habitantes, constituye una forma de castigo colectivo, claramente proscrito por el Derecho Internacional; sin embargo, estas cuestiones no han aparecido en absoluto en el proceso de ingreso.

La Convención de la OCDE también estipula que los miembros "eviten movimientos que pudieran poner en peligro sus economías o las de otros países", y "reducir o abolir los obstáculos al intercambio de bienes y servicios". Pero, tal como deja en evidencia un reciente informe del FMI, las medidas políticas israelíes en relación con los palestinos tanto en Cisjordania como en Gaza se caracterizan por restricciones que paralizan su economía.

En su informe, el FMI concluía que "la reanudación del proceso de paz y la eliminación de las restricciones a mayor escala resultan esenciales para un crecimiento perdurable y regionalmente equilibrado en los territorios palestinos".

El presidente Obama ha expresado recientemente su deseo de un nuevo "orden en Oriente Medio", que se basa en reconocer cada vez más abiertamente que la paz entre palestinos e israelíes es clave para los intereses norteamericanos en la región. Pero no está nada claro que Israel haya escuchado el mensaje.  

Ciertamente, desde su visita a los Estados Unidos el mes pasado y pese a las peticiones de la administración Obama, el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, ha declarado repetidas veces que continuarán las edificaciones en Jerusalén Oriental, una política que deja muy escasas oportunidades de reemprender las negociaciones.    

Netanyahu puede creer que se ha visto justificada su pretensión, expresada hace años, de que se puede alcanzar la prosperidad en Israel incluso sin acuerdo de paz. Según los analistas israelíes, Israel alcanzará un PIB per cápita sin precedentes de 30.000 dólares al año, y se espera que se reduzca la deuda del gobierno israelí. Tal como ha mostrado en sus informaciones la prensa israelí, parte de esta riqueza es el fruto ilegal de las actividades económicas israelíes en los territorios ocupados. 
Tradicionalmente, los acuerdos políticos y los acuerdos comerciales se cierran siguiendo vías separadas, si bien estrechamente entrelazadas. Mientras que la política puede avanzar con dificultad y decaer, hay que dejar que los negocios avancen sin problemas. El proceso de ingreso de Israel en la OCDE es un perfecto ejemplo de cómo esa separación puede volverse contraproducente.
Condicionar el ingreso de Israel en la OCDE a mejoras concretas de los derechos humanos sobre el terreno transmitiría a Israel un mensaje claro de que la comunidad internacional es coherente y seria respecto a la paz en Oriente Medio.

De modo más general, si los EE.UU y la EU aprenden a utilizar sus relaciones con Israel como palanca, pueden descubrir que ahí se encuentra ese incentivo para la paz tan buscado, ya que no en otra parte.  


(I)  Los bombardeos generalizados sobre Gaza comenzaron el 27 de diciembre de 2008 y se mantuvieron hasta el alto el fuego virtual a partir del 17 de Enero de 2009. Pese a que se decretó el fin de las hostilidades oficiosamente, el asedio se mantiene con numerosas incursiones y ataques sobre la población civil por parte del Tsahal, las tropas de ocupación de Israel (Nota de CSCA)