Index | Palestina 2008
Actualidad
PALESTINA

Palestina

 

 

 

 

 

 

 

El Proyecto Dayton-Fayyad: Eliminar la Resistencia... y a Fatah También

El primer ministro designado, Salam Fayyad, parece tener su propia agenda o más bien la agenda del general Keith Dayton

Según el columnista palestino, Munir Shafik, el objetivo no es sólo reprimir a las facciones de la resistencia palestina, Hamas y a la Yihad Islámica, sino también erradicar a los elementos de Fatah de los círculos de la Autoridad Palestina y los servicios de seguridad

Leila Mazbudi, Al Manar TV-01/07/2009
www.almanar.com.lb

brigadas al aqsa

01/07/2009 El primer ministro designado, Salam Fayyad, parece tener su propia agenda o más bien la agenda del general Keith Dayton.
Dayton fue nombrado por el antiguo presidente estadounidense, George W. Bush, para el cargo de Coordinador de Seguridad de EEUU en los Territorios Palestinos y ha sido mantenido en su cargo por la nueva Administración Obama. Desde la llegada de Dayton, Fayyad parece haber estado siguiendo sus pautas que establecen que Israel tendrá siempre una influencia determinante en lo que se refiere a los derechos palestinos.

Según el columnista palestino, Munir Shafik, el objetivo no es sólo reprimir a las facciones de la resistencia palestina, Hamas y el Yihad Islámico, sino también erradicar a los elementos de Fatah de los círculos de la Autoridad Palestina y los servicios de seguridad. 

De este modo, Dayton fue capaz de entrenar a una fuerza de 900 hombres dependiente del presidente palestino, Mahmud Abbas. El nombre de la fuerza es Badr y está dirigida a reemplazar a las diversas fuerzas de seguridad palestina que dependen de Fatah y fueron fundadas por el fallecido presidente palestino, Yasser Arafat. Dado que muchos de los miembros de dichas fuerzas participaron activamente en la segunda intifada contra el enemigo israelí, fue tomada la decisión de purgarlos.

Efectivamente, Keith Dayton expulsó a 7.000 miembros de Fatah para reclutar a otros nuevos a los que se formaría en una nueva ideoloía hostil a la resistencia y cuya tarea sería la de realizar el trabajo sucio de los soldados israelíes en Cisjordania: liquidar a las células de Hamas, el Yihad Islámico y Fatah. Las asociaciones caritativas y las instituciones educativas y sanitarias que pertenecen a estas facciones no serían tampoco respetadas.

Citando las palabras de Dayton en su discurso en el Instituto Washington en mayo de 2009, “la actuación de la Fuerza Badr ha asombrado a los israelíes.” Shafik concluye que es gracias a esta fuerza palestina que las tropas israelíes de Cisjordania pudieron ser enviadas a Gaza para llevar a cabo una guerra allí en diciembre y enero pasados.

Shafik también discutió  el último discurso pronunciado por Fayyad el 21 de junio en la Universidad Jerusalén de la localidad de Abudiss. El primer ministro designado por EEUU dijo que “crearía instituciones de un estado independiente dentro de dos años, basadas en un poder maduro...”.
                                                           
Los comentarios de Fayyad sugieren un proceso similar al adoptado por las fuerzas de seguridad: una lenta remoción de los responsables de Fatah que quedan en cargos de poder y su reemplazamiento por “elementos leales a Fayyad y al dúo (George) Mitchell-Dayton,” dice Shafik.
 
Sin embargo, lo que preocupó  más al analista palestino en el discurso de Fayyad fue una frase de cinco palabras que pudo haber pasado inadvertida: “Nos estamos reuniendo en Jerusalén” con la que él comenzó su discurso, sabiendo que estaba hablando en Abudiss, una localidad situada fuera de la ciudad ocupada de Jerusalén. Se trata de la misma localidad que los israelíes insisten en imponer como la capital del “estado” de Palestina.
 
Esto chocaría con la actitud del fallecido presidente palestino Yasser Arafat, que rechazó de forma inequívoca y firme en Camp David abandonar la reivindicación de Al Quds como capital de Palestina.
 
Presumiblemente, Fayyad no puede actuar sin recibir luz verde de Mahmud Abbas. Cabe señalar que los comentarios del primer ministro designado han tenido un efecto contrario en la opinión pública palestina, que es consciente de la distribución de los papeles que requiere que uno cree un fait accompli y otro que distraiga al pueblo palestino, que ha protagonizado hasta ahora dos intifadas para defender su justa causa.