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El derecho a la vivienda palestina amenazado en Jerusalén Este

Amanda Schweitzer y Marjie Sackett para Alternative Information Center (AIC)

Ishak Mustafa, un palestino que vive en la aldea de Isawiyya, en Jerusalén Este, se despertó ayer por la mañana (15 de julio) y se encontró con que Israel había demolido su vivienda casi terminada. Un día antes, otros cinco residentes de Isawiyya recibieron orden de demolición de la Municipalidad de Jerusalén, por lo que deben evacuar sus hogares antes de 10 días

CSCA

 Ishak Mustafa, un palestino que vive en la aldea de Isawiyya, en Jerusalén Este, se despertó ayer por la mañana (15 de julio) y se encontró con que Israel había demolido su vivienda casi terminada. Un día antes, otros cinco residentes de Isawiyya recibieron orden de demolición de la Municipalidad de Jerusalén, por lo que deben evacuar sus hogares antes de 10 días. Una de estas cinco personas es Fathi Abu Humus. Entre los inmuebles de Fathi no sólo se encuentra la vivienda de su familia sino también una tienda de alimentación, apartamentos de otras dos familias y la única panadería de Isawiyya. La demolición de estos inmuebles no sólo afectará la vida de 20 personas que habitan en ellos, sino la de todo el pueblo que perderá la panadería y la tienda de alimentación. 

La lucha de Fathi con la Municipalidad comenzó en el año 2002 durante la fase de planificación de su edificio. Inicialmente, la Municipalidad decidió que Fathi podría comprar una licencia de construcción legal, aunque más tarde se retractó de esta autorización, alegando que su plan de construcción no cumplía con las normas jurídicas vinculantes. La Municipalidad le solicitó tres veces revisar su plan de construcción, y aún tras esta revisión, la Municipalidad se negó a concederle la licencia de construcción. Fathi finalmente no tuvo más remedio que construir la vivienda sin licencia  para darle un hogar a su creciente familia. Desde abril de 2005, ha pagado multas a la Municipalidad de Jerusalén por esta construcción no autorizada de 800 NIS cada mes y debe seguir haciéndolo hasta el mes de abril de 2013. 
"Incluso después de que destruyan mi vivienda, tendré que seguir pagando los 800 NIS mensuales hasta el 2013". Fathi Abu Humus indicó. "Si me niego a pagar, Israel me meterá en la cárcel y me hará pagar incluso más multas. Si perdemos nuestra vivienda no tenemos a dónde ir. Israel nos está dejando en la calle". 

El abogado de Abu Humus ha pedido que se suspenda el desalojo y la demolición, por lo que todo lo que Fatihi y su familia pueden hacer por el momento es esperar a ver que sucede. "No vamos a irnos", dice tristemente. "Vamos a permanecer y luchar por nuestra vivienda hasta el final". 

También en Jerusalén Este, Fawzia y Mohammed al-Kurd están sufriendo el desalojo inminente de sus viviendas con más de cuarenta años en el barrio de Sheikh Jarrah.  Durante décadas, la propiedad de la tierra de Sheikh Jarrah ha sido causa de reclamación por parte de grupos judíos y familias palestinas, cada parte demandando la posesión legal de las mismas con una antigüedad de cientos de años. En el año 2000, colonos israelíes tomaron una parte de la vivienda de al-Kurd después de que un fallo judicial les permitiera habitar la mitad de la vivienda. Desde ese momento, guardias armados han protegido a los colonos que viven en la parte confiscada de la vivienda de al-Kurd, la puerta principal de los colonos se encuentra a sólo unos pasos de la puerta de la familia al-Kurd. 

Apenas hace un año, el Tribunal Superior de Israel dictaminó que los colonos debían ser expulsados de la vivienda de al-Kurd, pero los colonos se negaron a salir y la policía israelí fracasó en hacer cumplir esta orden judicial. Opuesta a la decisión anterior, el 14 de julio de 2008, el Tribunal Supremo dictó una sentencia a favor de los colonos, ordenando la expulsión de la familia al-Kurd. Amal Alqasem, de la Coalición de Jerusalén, declaró que la familia ha prometido permanecer en su hogar y luchar contra la orden de desalojo.  
Otra sentencia en el día de ayer pone en peligro otras 27 viviendas de propiedad palestina, las cuales albergan a más de 500 personas. Los colonos israelíes también quieren estas viviendas para facilitar la construcción de un nuevo asentamiento de 250 unidades en el corazón de Jerusalén Este.