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El bantustán de Cisjordania

Ben White

Puesto que el único "estado" palestino que puede lograr el actual proceso de paz es otro enclave al estilo de Gaza, el actual incremento de la violencia no resulta en nada alentador. (…) Las operaciones de la Fuerza de Defensa Israelí (FDI) y los ataques con cohetes guardan relación con el llamado proceso de paz, pero no del modo que la mayoría sugiere. No se pueden separar los acontecimientos de Gaza y Sderot del orden del día de Annapolis, dado que, lejos de ser una interrupción amenazadora de las conversaciones entre Olmert y Abbas, la violencia resulta, por desgracia, una extensión natural de la lógica de la Hoja de Ruta

The Guardian, 18 de enero de 2007; Rebelión.org
Traducción: Pablo Carbajosa

  Puesto que el único "estado" palestino que puede lograr el actual proceso de paz es otro enclave al estilo de Gaza, el actual incremento de la violencia no resulta en nada alentador. 
 
 De nuevo se recrudece la violencia en la Franja de Gaza. Los ataques militares israelíes han acabado en los últimos días con la vida de más de treinta palestinos, mientras caían cohetes palestinos a docenas en la vecina ciudad israelí de Sderot y en el Negev.
 
  Asistimos, no obstante, a la vez a un renovado empeño en las negociaciones: sólo el lunes pasado empezaron palestinos e israelíes a discutir cuestiones tales como Jerusalén, los refugiados palestinos y las fronteras propuestas para un Estado palestino. La mayor parte de la cobertura de los medios durante esta semana se ha centrado en estas historias paralelas refiriéndose al reciente derramamiento de sangre como si se produjera "pese" a la "reanudación de las conversaciones de paz", o representara un reto a destiempo para la continuación con éxito de los encuentros al más alto nivel.
 
 Las operaciones de la Fuerza de Defensa Israelí (FDI) y los ataques con cohetes guardan relación con el llamado proceso de paz, pero no del modo que la mayoría sugiere. No se pueden separar los acontecimientos de Gaza y Sderot del orden del día de Annapolis, dado que, lejos de ser una interrupción amenazadora de las conversaciones entre Olmert y Abbas, la violencia resulta, por desgracia, una extensión natural de la lógica de la Hoja de Ruta. 
 
 Hagamos, en primer lugar, memoria del contexto de la autoproclamada "desconexión" de la Franja de Gaza de 2005 por parte de Israel. El espectáculo de los soldados israelíes arrastrando a vociferantes colonos, una imagen que simbolizaba en apariencia la fractura en la sociedad israelí entre los dispuestos a aceptar un compromiso y los extremistas religiosos, constituyó una pantalla de humo muy útil para las motivaciones abiertamente declaradas del nuevo despliegue. Desde el entonces primer ministro Ariel Sharon a veteranos estadistas como Shimon Peres y Dennis Ross, el negociador norteamericano, se explicó que la desconexión tenía que ver con la demografía, una denominación preferida en las conversaciones de buen tono para referirse al hecho de que los palestinos son  considerados como una amenaza estratégica a causa de su raza. 
 
 Dov Weisglass dejó claro, como asesor de Sharon, que con la desconexión se trataba ante todo de poner el proceso de paz "en formol". En declaraciones al diario Ha'aretz, Weisglass se jactaba de que la desconexión legitimaba "nuestra pretensión de que no hay nada que negociar con los palestinos", y además:
 
"...por lo que se refiere a los grandes bloques de asentamientos, gracias al plan de desconexión tenemos en nuestras manos una inédita declaración norteamericana de que estarán del lado de Israel...Sharon puede decirles a los líderes de los asentamientos que evacua a 10.000 colonos y en el futuro se verá obligado a evacuar a otros 10.000, pero está reforzando a los otros 200.000, fortaleciendo su dominio sobre el terreno."

 El reconocimiento de que en el futuro la retirada de los colonos de Cisjordania sería moneda de cambio nos lleva directamenta al día teatrillo puesto en escena después de Annapolis, con Bush corriendo a Israel para urgir a Olmert que se ponga serio con esos puestos avanzados con remolques en lo alto de las colinas. Durante su estancia en Jerusalén, el presidente norteamericano delineó su visión de dos estados que unian a todos, del estamento político israelí y la camarilla de Abbas a Blair y los liberales de Occidente. En términos generales, significa el reconocimiento de la colonización israelí de Cisjordania, la preservación del derecho israelí a discriminar a los no judíos y la creación de más hogares palestinos "autónomos" y herméticamente sellados. 
 
 Es una receta para crear más "Gazas" como la que ha resultado de la desconexión. Propuestas como la realizada por Uzi Dayan, antiguo número dos del Estado Mayor y asesor de Barak y Sharon, apelan a una "desconexión" de Cisjordania para proteger el carácter "judío-democrático" de Israel. Es el mismo mantra de "más tierra, menos árabes" y, como demuestra el mapa de Dayan, significa la anexión unilateral por parte de Israel de enormes porciones de Cisjordania., así como la creación de bantustanes palestinos. 
 
 Como en la asediada Gaza de hoy mismo, en la que sus habitantes cavan en las carreteras para sacar cemento con el que hacer tumbas, estos diminutos estados artificiales se verán sujetos al mismo trato al que urgen comentaristas como Gilad Sharon, que escribe hoy en el influyente Yediot Aharanot:
 
 "Aún cuando nos veamos obligados a embarcarnos en un amplio operativo en Gaza, no debemos enfocarlo como una operación quirúrgica que exija precisión microscópica...Hay que decirles a los habitantes de Gaza: "De uno u otro modo, va a prevalecer la calma. Podéis elegir cómo lograrlo: sentados en la obscuridad o viendo cómo quedan en ruinas vuestros patios."
 
 La sangre que hoy se vierte en Gaza constituye, pues, un aviso de que lo más probable es que el paradigma del actual proceso de paz reproduzca el sufrimiento que sienten los habitantes de Gaza y los israelíes de Sderot. El proceso de paz de Annapolis, guiado por el Cuarteto, nos conduce a un "estado" palestino que, a despecho del torrente de adjetivos de Bush, se parecerá a los enclaves al estilo de Gaza, declarados "no ocupados" y sometidos a una brutal represión. Los israelíes, y aún más los palestinos, están destinados a ver más del tipo de sufrimiento y violencia que registra la desconexión de Gaza, tal como se puso de manifiesto esta semana.