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Historias y comidas. Así se intenta reescribir la historia y como, siempre, podemos actuar para cambiar sus objetivos

Santiago González, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe

Periódicamente hay noticias de descubrimientos arqueológicos, hallazgos, etc., de arqueólogos israelíes que tienen como corolario fijar en la actual Palestina, la historia antigua, del tiempo del Imperio Romano o de otras épocas, intentando la idea de continuidad del pueblo judío, habitante en la región, con el Israel o mejor dicho, el Gran Israel que se pretende ahora

CSCA

Fachada del restaurante


Periódicamente hay noticias de descubrimientos arqueológicos, hallazgos, etc., de arqueólogos israelíes que tienen como corolario fijar en la actual Palestina, la historia antigua, del tiempo del Imperio Romano o de otras épocas, intentando la idea de continuidad del pueblo judío, habitante en la región, con el Israel o mejor dicho, el Gran Israel que se pretende ahora.

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También, es necesario eliminar los restos arqueológicos de otras culturas y su existencia. De ahí, la erradicación con bulldozer de los pueblos palestinos del 48, que no quedase piedra sobre piedra, la judeización de Jerusalén, eliminando cualquier vestigio árabe, sean edificios o cementerios y la inquina destructora de registros, archivos y memoria histórica que sistemática y periódicamente se ha efectuado en cada ataque y razzias en todas las épocas, incluyendo el saqueo a los archivos de la Autoridad Palestina de los noventa y estos últimos años.

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Según los testimonios recogidos por Mónica Prieto, las cifras son abrumadoras. Según los datos que maneja el abogado británico especialista en la materia, Kevin Chamberlain, autor del libro Guerra y herencia cultural, desde la ocupación de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este se ha producido un verdadero saqueo cultural. Entre 1967 y 1992, los israelíes se llevaron una media de 200.000 restos arqueológicos por año de los territorios ocupados. A partir de ese año, el número de piezas saqueadas se redujo a 120.000 anuales, siempre según Chamberlain. “Desde la guerra de 1967, la actividad arqueológica fue intensa. Las piezas eran sustraídas en dos direcciones: por las autoridades israelíes o bien, clandestinamente, por soldados individuales, civiles y, lamentablemente, en algunos casos por palestinos”, relata este ex asesor legal del Foreing Office británico, quien estima que existen unos 4.000 sitios arqueológicos en los territorios ocupados. “Cuando un lugar es descubierto, los israelíes hacen lo que se llama una ‘excavación de salvamento’, una rápida sustracción y registro de las piezas antes de cubrir de nuevo el sitio”, continúa en su artículo “Robando la historia palestina”.

Pero también es la tergiversación y el intento de apropiación. Desde el folklore hasta el arte culinario. Comidas típicas de la región, shawarma, falafel, etc. son publicitadas por medios sionistas, como ‘israelíes’, cuando dada la naturaleza heterogénea de los nacionales de dicho estado, procedentes principalmente de Europa y de Estados Unidos es falaz dicha denominación.

Ponemos el ejemplo de estas fotos para señalar que dichas comidas habrán sido hechas siguiendo el procedimiento adecuado a las normas judías, kosher, pero es un abuso malintencionado de clasificarlas como israelíes, omitiendo que son palestinas o árabes.

Pero para guerrillear por todo lo alto, también hay que destacar un ejemplo culinario, asaz brillante, sabroso y exquisito, que impulsan los y las compañeras de la Asociación Al-Qûds de Málaga que están realizando y sirven un aderezo para ensaladas, pastas, etc., palestino o árabe, con la enseña palestina y que lo ofrecen a la ciudadanía y a su degustación, un verdadero zatar para los paladares más exigentes.

Y os lo dice ¡uno que lo ha probado!