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PALESTINA

* Mohamed Safa, palestino, autor del libro "Palestina, grito por la libertad".


Palestina, una herida abierta

Mohamed Safa*

La Nueva España / CSCAweb, 12 de octubre de 2006

"Acusan a Hezbolá de estar armado por Irán y otros países, ¿dónde está el delito? ¿Acaso las armas de Irán matan y las de los Estados Unidos sólo asustan? Israel detiene a 10.000 palestinos, entre ellos al presidente del Parlamento palestino, ministros y diputados, y toda esta acción se convierte en legítima defensa, mientras que la acción militar palestina en su territorio ocupado contra el Ejército de ocupación cuyo resultado es el aprisionamiento de un soldado israelí se convierte en la peor acción humana en la última época".

La sexta guerra, que estalló el 12 de julio en el sur del Líbano, entre el Estado de Israel y Hezbolá es una parte de este conflicto crónico en Oriente Medio y, como siempre, la sensación es que se ha cerrado en falso. La resolución 1701, como tantas otras resoluciones que tienen hoy sitio en el archivo de las Naciones Unidas, no pone fin al conflicto, sino que es una pausa. En mi opinión, reside por la política de imposición que se ejerce a través de la fuerza y la capacidad de destrucción. Se pueden buscar causas de este conflicto y algunos pueden encontrarlas en la acción militar de Hezbolá, pero las raíces son mucho más profundas.

Para muchos es sabido que Israel tenía diseñado un plan para atacar a Hezbolá antes del aprisionamiento de los dos soldados israelíes, con el conocimiento e implicación, naturalmente, de los Estados Unidos. Así lo apunta en su investigación el periodista norteamericano Symour Hersh: como un ensayo para atacar Irán, necesitaban la chispa para empezar; de hecho muchos fueron sorprendidos por la velocidad con que tomó el primer ministro israelí la decisión de la guerra, había una prisa clara, pero los cálculos fallaron. Hezbolá supo encajar el primer ataque, como lo anunció el propio secretario general, Hassan Nasralah. Todo el arsenal militar israelí se lanzó para destruir carreteras, depósitos de combustible, electricidad, pistas civiles del aeropuerto, provocar masacres humanas cuyo resultado es que más de la cuarta parte de la población libanesa ha tenido que exiliarse. Para ellos se supone que ha sido un éxito, mejor dicho, un exitazo la destrucción del Líbano. En su último informe Amnistía Internacional considera la acción de Israel como un crimen de guerra porque se ha realizado con premeditación para hacer el mayor daño a la población civil. Los sucesivos acontecimientos en el Oriente Medio a menudo nos hacen perder las referencias reales del conflicto; el primer apunte es que Israel es un país que tiene conflictos territoriales con cada uno de sus países limítrofes. De hecho, en sus 50 o 60 años de existencia la geografía israelí creció mucho más rápido que la tasa de natalidad. En un esfuerzo notable para negar el origen del conflicto prefieren hablar de una guerra religiosa antes que de un conflicto colonial o de territorios ocupados, por una sencilla razón: las guerras religiosas no tienen problemas de fronteras, desconocen el derecho internacional y para su solución precisan de una intervención divina que, a menudo, no llega; mientras que una guerra colonial encuentra su fin con la descolonización, así de sencillo.

Yo soy palestino, pertenezco a un pueblo del que la mitad vive bajo la ocupación desde hace unos 40 años y la otra mitad subsiste en campamentos de refugiados desde hace unos 60 años. Ambas situaciones no son producto de una catástrofe natural ni de un castigo divino, son el resultado de la creación y acción del Estado de Israel. Es la hora de liberarse, como dice el escritor israelí David Grossman: "De la tiranía de la verdad única, la historia oficial que dice que Israel es un país sitiado, amenazado, inseguro, así se cuenta a sí mismo. Debemos liberarnos de este cuento porque se convierte en una trampa para el país y le condena a estar continuamente atrapado en situación de guerra; somos víctimas de nuestra historia, nuestra psicología, nuestro miedo".

Las fronteras son las cicatrices de la historia, como apuntan los historiadores, pero Israel aún no ha definido ninguna frontera, no hay ni un solo partido político en Israel que haya hablado claro sobre sus fronteras, dejan siempre la posibilidad abierta a la mayor ampliación posible, produciendo permanentemente una herida abierta con todos sus vecinos, ocupando sus territorios.

Lo más peligroso es esta práctica de una privatización del derecho universal, basta con citar algunos ejemplos para situarnos. Acusan a Hezbolá de estar armado por Irán y otros países, ¿dónde está el delito? ¿Acaso las armas de Irán matan y las de los Estados Unidos sólo asustan? Israel detiene a 10.000 palestinos, entre ellos al presidente del Parlamento palestino, ministros y diputados, y toda esta acción se convierte en legítima defensa, mientras que la acción militar palestina en su territorio ocupado contra el Ejército de ocupación cuyo resultado es el aprisionamiento de un soldado israelí se convierte en la peor acción humana en la última época.

Tienen un mérito, nos convirtieron a base de tortura, asesinato y humillación en los nuevos judíos del Oriente Medio. "Todos son judíos respecto a alguien", así decía Sartre. Fue cierto en su momento, pero en la actualidad sería más cierto decir: "Somos palestinos respecto a alguien". La táctica de los colonialistas a lo largo de la historia es el uso del "palo y la zanahoria" en su relación con los colonizados; en los últimos años los palestinos no vieron ninguna zanahoria pero sí demasiados... Precisamente el motivo por el que las políticas y actuaciones del Gobierno israelí nos resultan tan detestables a muchas personas de todo el mundo y la razón de que Israel haya sido el Estado censurado con más frecuencia en Naciones Unidas es que en sus relaciones con los palestinos y libaneses ese Estado ignora la legalidad y derecho internacional, y también contradice la profundidad ética del propio pueblo judío.

No hay socio palestino, es un pretexto que fue utilizado durante mucho tiempo por el Gobierno israelí para justificar el rechazo a una negociación y posible solución al conflicto. Uno de los argumentos utilizados entonces es que Arafat no fue elegido democráticamente, algo que es falso, y muerto o asesinado Arafat se han celebrado las elecciones democráticas en Palestina a principios de este año e Israel de nuevo ha utilizado el mismo producto, que los elegidos no son de su agrado. Entonces el pueblo palestino no sólo se somete al embargo político sino que se le añade un embargo económico, y como dijo un dirigente israelí para suavizarlo: "Queremos un embargo cuyo resultado no sea matar a los palestinos, sino ponerlos a dieta". Así se mantiene su política del embargo político, económico y el muro. Todo con la creencia equivocada de Israel de que sólo la fuerza y a través de la fuerza puede mantener su seguridad, no acaba de entender que la fuerza tiene un límite y que la única paz posible y la única seguridad alcanzable sólo se consigue respetando el derecho del otro y las fronteras del otro, renunciando a esa mentalidad colonialista.

¿Hará Israel por egoísmo lo que no supo, ni quiso hacer por derecho, justicia y ética?