Agresión bajo falsos
argumentos
Ismail Haniyeh*
The
Washington Post,
11 de julio de 2006
CSCAweb, 20 de julio de 2006 - Traducción: Agustín
Velloso
"Éste
es nuestro claro mensaje: Si Israel no nos deja vivir en paz,
dignidad e integridad nacional, los propios israelíes
no podrán disfrutar de esos mismos derechos. Mientras
tanto, nuestro derecho a defendernos de los soldados de ocupación
y la agresión es perfectamente legal, tal y como establece
la IV Convención de Ginebra".
GAZA, Palestina. Al mismo
tiempo que los estadounidenses celebran el aniversario de su
independencia del dominio colonial y se regocijan por sus instituciones
democráticas, los palestinos somos atacados una vez más
por nuestros ocupantes, que destruyen carreteras y edificios,
centrales eléctricas y depuradoras de agua, e incluso
atacan la propia administración civil. Nuestras casas
y oficinas del gobierno son bombardeadas, nuestros parlamentarios
son hechos prisioneros y amenazados con ser juzgados.
La invasión actual de
Gaza no es sino el último intento de destruir los resultados
de las elecciones, libres y democráticas, celebradas a
comienzos de este año. Es la continuación armada
de la campaña económica y diplomática que
durante cinco meses han dirigido Israel y Estados Unidos. El
fin anunciado de esta estrategia es forzar a la población
palestina a "reconsiderar" su voto mediante una penuria
creciente. El fracaso de esta estrategia era predecible, por
lo que la nueva agresión militar sin tapujos y el castigo
colectivo son su continuación lógica. El "secuestro"
del soldado Gilad Shalit es únicamente un pretexto para
un proyecto previsto meses atrás.
Además de eliminar nuestro
gobierno elegido democráticamente, Israel quiere sembrar
la discordia entre los palestinos asegurando que existe una rivalidad
seria entre sus líderes. Me siento obligado a desmentir
esta afirmación tajantemente. El liderazgo palestino está
fuertemente anclado en el concepto islámico de la shura,
consulta entre las partes. Basta señalar que aunque mantenemos
opiniones diferentes, permanecemos unidos por el respeto mutuo
y por el objetivo de servir a los intereses de nuestro pueblo.
Además, la invasión y el secuestro de nuestros
líderes y miembros del gobierno están encaminados
a minar los recientes acuerdos alcanzados entre el partido que
gobierna y nuestros hermanos y hermanas de Fatah y otros
grupos, sobre el consenso para resolver el conflicto. Sin embargo,
el castigo colectivo de Israel únicamente fortalece nuestra
voluntad común de trabajar juntos.
Mientras inspecciono las ruinas
de nuestras infraestructuras la generosidad de las naciones
donantes y los esfuerzos internacionales convertidos en escombros
una vez más por misiles y aviones F-16 hechos en Estados
Unidos-, mis pensamientos se vuelven de nuevo hacia los estadounidenses:
¿Qué piensan ellos de esto?
Piensan, sin duda, en el soldado
apresado, capturado en una acción de guerra. Sin embargo,
miles de palestinos, cientos de mujeres y niños incluidos,
permanecen en prisiones israelíes por el hecho de resistir
la interminable ocupación que es condenada por ilegal
en la legislación internacional. Piensan en el valor y
fortaleza de Israel al "enfrentarse" a los "terroristas".
Sin embargo, Israel es una potencia nuclear que dispone del decimotercero
ejército más poderoso del planeta, el cual se dedica
a controlar un área aproximadamente del tamaño
de New Jersey y cuyos adversarios no tienen siquiera fuerzas
armadas convencionales. ¿Cuál es la parte más
débil en este caso, supuestamente la preferida por Estados
Unidos?
Confío en que los estadounidenses
prestarán la debida atención a las causas del conflicto
y su historia, en cuyo caso creo que se preguntarán por
qué un Estado supuestamente "legítimo"
como Israel ha tenido que mantener una guerra durante décadas
contra un pueblo sometido y refugiado sin haber conseguido jamás
sus objetivos.
Las políticas unilaterales
de Israel durante el año pasado no llevan a la paz. Estas
medidas la retirada temporal de sus fuerzas de Gaza y el
levantamiento del muro en Cisjordania- no son pasos hacia la
solución del conflicto, sino actos simbólicos y
vacíos que no alteran la esencia de éste. El control
casi completo por parte de Israel sobre la vida de los palestinos
no tiene duda, como lo demuestra el sufrimiento social y económico
de éstos desde las elecciones de enero. Las políticas
permanentes de expansión, control militar y asesinatos,
hacen burla de cualquier noción de soberanía o
proceso de paz. Su "barrera de separación",
que atraviesa nuestra tierra, no puede ser en ningún caso
un acto de buena fe hacia la coexistencia futura.
Hay con todo una solución,
que aunque no resulta fácil es consistente con nuestras
creencias más consolidadas. Las prioridades palestinas
incluyen el reconocimiento de la base de la disputa sobre la
Palestina histórica y los derechos de sus gentes; la solución
al problema de los refugiados de 1948; la devolución de
todo el territorio ocupado en 1967; y la finalización
de los ataques, los asesinatos y la expansión militar
por parte de Israel. Al contrario de la forma en que se presenta
el conflicto en los medios de Estados Unidos, éste no
es sólo sobre Gaza y Cisjordania, es un conflicto nacional
más amplio que únicamente puede ser resuelto abordando
todas las dimensiones de los derechos nacionales palestinos en
su conjunto. Esto significa un Estado en Cisjordania y Gaza,
una capital en Jerusalén Este y una solución justa
para los refugiados palestinos de 1948, sobre la base de una
legitimación internacional y la ley existente. Las negociaciones
serias con un Israel no expansionista y que acata la ley pueden
dar comienzo únicamente una vez este tremendo trabajo
preliminar ha comenzado.
Seguramente el pueblo estadounidense
está harto de esta locura tras 50 años y 160.000
millones de dólares de sus impuestos en apoyo a la capacidad
militar de Israel, su "defensa". Creo que muchos en
Estados Unidos se preguntarán si toda esta sangre y riqueza
no podrían haber producido mejores resultados para Palestina
si desde un comienzo las políticas de su gobierno se hubieran
basado en la verdad histórica, la igualdad y la justicia.
Sin embargo, no queremos vivir
de la caridad internacional y las donaciones de Estados Unidos.
Queremos lo que disfrutan sus ciudadanos: derechos democráticos,
soberanía económica y justicia. Creímos
que nuestro orgullo por haber celebrado las elecciones más
democráticas en el mundo árabe sería bien
recibido en Estados Unidos y entre sus ciudadanos. Sin embargo,
nuestro gobierno se ha enfrentado desde el comienzo con actos
de sabotaje explícito y declarado por parte de la Casa
Blanca. Hoy esta agresión se mantiene contra 3,9 millones
de civiles que viven en los campos de prisioneros más
grandes del mundo. La complacencia de Estados Unidos ante estos
crímenes de guerra, como de costumbre, se presenta codificada
bajo la retórica del "Israel tiene derecho a la autodefensa".
¿Se defendía Israel cuando mató a ocho miembros
de una familia en una playa de Gaza el mes pasado o a tres miembros
de la familia Hajjaj el sábado, entre ellos el niño
de seis años Rawan? Me niego a creer que tal inhumanidad
es bien vista por los ciudadanos de Estados Unidos.
Éste es nuestro claro
mensaje: Si Israel no nos deja vivir en paz, dignidad e integridad
nacional, los propios israelíes no podrán disfrutar
de esos mismos derechos. Mientras tanto, nuestro derecho a defendernos
de los soldados de ocupación y la agresión es perfectamente
legal, tal y como establece la IV Convención de Ginebra.
Si Israel desea negociar seria y limpiamente y resolver los asuntos
capitales de 1948 en lugar de los secundarios de 1967, una paz
justa y permanente es posible. La Tierra Santa aún tiene
una oportunidad de ser la locomotora de todos los pueblos semíticos
de la región, si se basa en la hudna (un cese total
de las hostilidades durante un tiempo acordado). Con tal de que
los estadounidenses supieran la verdad, lo posible se convertiría
en realidad.
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