Reseña de 'El cielo
de Gaza. Retratos del Asedio', de Cristina Ruíz-Cortina
Sierra*
Santiago González
CSCAweb:
14/02/07
"Va
poniendo nombres, biografias breves, alguna foto de las víctimas.
Todas esas que no han tenido, en el mejor de los casos, más
que unas breves líneas anónimas de las matanzas
diarias sionistas".
La autora conoce Gaza y sus
gentes. Ha estado varias veces. Se ha empapado de sentimientos
de las personas que sufren el acoso y la persecución del
ocupante israelí. Gaza es una prisión. Los sionistas,
con la complicidad occidental, son los guardianes de la mazmorra.
Cristina Ruíz-Cortina
quiere que lo sepamos. Quiere que conozcamos lo que ocurre y
lo que ha ocurrido en el verano del 2006 en Gaza. Frente a la
invasión israelí a El Líbano, se produjo
el silencio de los medios de comunicación sobre lo que
estaba sucediendo en la retaguardia de la ocupación. El
destrozo de la central eléctrica, el quebranto de la red
de alcantarillado, la depauperización, aún más,
de la población
Las muertes,
los asesinatos
Va poniendo nombres, biografias
breves, alguna foto de las víctimas. Todas esas que no
han tenido, en el mejor de los casos, más que unas breves
líneas anónimas de las matanzas diarias sionistas.
Construye
el caleidoscopio de la ocupación. De la complicidad occidental,
del abandono palestino
Es un libro triste. De los
que no querríamos leer, ni conocer, porque trata de la
injusticia impune que se está cometiendo delante de nuestros
ojos. El genocidio lento, aburrido de tantas veces oido y no
resuelto, que se está implementando con el pueblo palestino.
Pero es un libro que reclama nuestra intervención, el
cortar con el cinismo y la palabrería huera de aquellos
que, por sus actos o por falta de ellos, son indiferentes ante
el drama palestino. Al final de su lectura te impone 'el hacer
algo'. Las miradas de las personas retratadas, hombres, mujeres
y niños y niñas palestinos, su sencillez, su humildad,
su dignidad ante el atropello vital que se realiza contra ellos,
reclama por identificación humana una respuesta del lector.
Esa quizá sea la pretensión
de la autora, golpeada por el sufrimiento de las víctimas
y sus parientes y reconfortada en muchas ocasiones, no todas
dados los brutales castigos que reciben, por esos 'volver a empezar',
tras el desastre diario, que tienen las gentes palestinas.
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