Index | Palestina 2006-2007
Opinión
PALESTINA

* James Carter fue presidente de EEUU entre 1977 y 1981, y es autor de Palestine. Peace Not Apartheid.

Enlace relacionado:

Jimmy Carter: Israel, Palestina, la paz y el 'apartheid'. 'Los norteamericanos tienen que conocer los hechos de la abominable opresión de los palestinos', afirma el ex-presidente de EEUU


¿Una nueva oportunidad para la paz?

Jimmy Carter*

The Washington Post, 18 de enero de 2007
CSCAweb: 24-01-07 / Traducido por Agustín Velloso

"La táctica de la hoja de ruta de ir paso a paso hacia un acuerdo final elaborada hace tres años ha demostrado ser un callejón sin salida y una excusa para no avanzar. Sé por experiencia que a menudo es más difícil negociar un acuerdo provisional con todas sus incertidumbres, que encarar el asunto completo con los elementos cruciales para el logro de la paz".

Me preocupa que la discusión publica de mi libro Palestine. Peace Not Apartheid se ha llevado fuera de las propuestas del mismo: que se reanuden las conversaciones paz tras seis años de retrasos y que se termine con la trágica opresión de los palestinos. Aunque la mayoría de los críticos no han dado argumentos serios sobre los hechos y las propuestas, incluso ni los han mencionado, una campaña que parece coordinada se ha centrado en el titulo del libro, la cual se ha combinado con acusaciones que soy anti-israelí. Esto no es nada positivo para los que estamos comprometidos con la idea de un Israel en tanto que nación pacifica que vive en armonía con sus vecinos.

Me anima el hecho de que el presidente Bush ha anunciado que la paz en Tierra Santa será una prioridad de su gobierno en los dos próximos anos. En su viaje actual a la región la secretaria de estado Condoleeza Rice ha pedido una reunión entre Estados Unidos y los israelíes y los palestinos. Ha recomendado llevar a cabo la oferta de 2002 de las 23 naciones árabes como fundamento para la paz: reconocimiento total de Israel basado en la retirada a las fronteras reconocidas internacionalmente. Esta oferta es compatible con la política oficial de Estados Unidos, los acuerdos previos firmados por los gobiernos de Israel en 1978 y 1993 y la "hoja de ruta" desarrollada por el cuarteto (Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y Naciones Unidas).

El hecho evidente es que Israel nunca tendrá paz hasta que se retire de los territorios vecinos ocupados y permita a los palestinos ejercitar sus derechos humanos y políticos básicos. Con el intercambio de territorio esta "línea verde" se puede modificar mediante negociaciones que dejen a un número importante de colonos en sus casas subsidiadas al este de la frontera reconocida internacionalmente. La premisa de intercambiar territorio árabe por paz ha sido aceptable para la mayoría de israelíes durante décadas, pero no para una minoría de los lideres mas conservadores, que lamentablemente esta apoyada por la comunidad judía de Estados Unidos que más ruido hace.

Las mismas premisas, obviamente, tendrán que ser aceptadas por cualquier gobierno que represente a los palestinos. Una encuesta de marzo de 2006 de la Universidad Hebrea y del Centro Palestino para la Investigación Política en Ramala mostró que el 73 por ciento de los palestinos de los territorios ocupados ha manifestado su apoyo a las conversaciones entre el presidente Mahmoud Abbas y el primer ministro israelí Ehud Olmert. Además, el primer ministro Ismael Haniyeh asegura un fin a la posición de rechazo de Hamas si un acuerdo negociado es aprobado por el pueblo palestino.

Abbas acierta al repetir a la secretaria de estado Rice que rechaza unas fronteras "interinas" para el Estado Palestino. La táctica de la hoja de ruta de ir paso a paso hacia un acuerdo final elaborada hace tres años ha demostrado ser un callejón sin salida y una excusa para no avanzar. Sé por experiencia que a menudo es más difícil negociar un acuerdo provisional con todas sus incertidumbres, que encarar el asunto completo con los elementos cruciales para el logro de la paz. Dados los recientes acontecimientos y con el Partido Demócrata dispuesto a jugar un papel de mayor importancia en el gobierno, estamos ante una buena oportunidad de para clarificar la posición del partido en Oriente Medio. Hay muchas opciones a la hora de que el Congreso colabore con la política de la Casa Blanca y no hay duda de que las conclusiones principales del Grupo de Estudio sobre Irak ofrecen una buena base sobre la que los demócratas pueden construir un grado de consenso (lo que incluye que los congresistas puedan en todo caso presentar sus propias propuestas sobre ciertos detalles). Esta política del partido ofrecería una respuesta razonable a los que alegan que los demócratas no tienen alternativas propias para solucionar la pesadilla de Irak.

Un factor clave de la política sobre Irak puede ser exigir al primer ministro Nouri al-Maliki's que coopere para acabar con la violencia sectaria, lo que se une a una clara propuesta de plan de retirada de tropas. Sería beneficioso un compromiso regional de cooperación que incluya la participación de Irán y Siria, para asegurar a los iraquíes dudosos de que Estados Unidos no va a ser la potencia externa dominante que controle su futuro económico, político y militar.

Aunque el primer ministro de Israel ha criticado estas recomendaciones del Grupo de Estudios, la recomendación de mayor dificultad para muchos miembros del Partido Demócrata es la solicitud de conversaciones serias sobre el problema palestino. La situación de los territorios ocupados es algo crucial y es importante para el Congreso y el Senado que envíen una delegación responsable a Cisjordania y Gaza para observar la situación y entrevistarse con los líderes principales y evaluar las posibilidades de empezar las conversaciones de paz. Estoy convencido de que con ambos apoyos estamos ante una buena oportunidad para la solución.