Las tropas desplegadas por
la OTAN, para proteger a Israel, no a los libaneses
Los contingentes de la FINUL
no se atreven a desarmar a los guerrilleros chiíes
Robert Fisk
The Independent,
18 de noviembre - Traducido
para La Jornada por Jorge Anaya
CSCAweb, 20 de noviembre de 2006
"Pero
éstos son incidentes, no política. La realidad
es que los pobladores del sur de Líbano -musulmanes chiítas
y unos cuantos cristianos- saben muy bien que la nueva fuerza
está allí para proteger a Israel, no a ellos. Si
su misión fuera proteger también a Líbano,
estaría en ambos lados de la frontera. En palabras de
un terrateniente libanés que dice beneficiarse de la presencia
de la ONU, están aquí 'para hacer lo que Israel
no pudo durante sus operaciones militares: mantener a Hezbollah
lejos de la frontera'."
Qana, 17 de noviembre.-
La bandera azul y blanca de la Organización de Naciones
Unidas (ONU) luce bien esta mañana sobre las suaves y
pálidas colinas. Durante 28 años ha ondeado al
lado de batallones irlandeses, nepaleses, senegaleses, finlandeses,
toda suerte de batallones de cada digna nación neutral
que uno pueda imaginar. Pero ahora restalla al viento sobre batallones
franceses, españoles, italianos, unidades navales alemanas,
arriba de las oficinas de cuatro generales de la Organización
del Tratado del Atlántico Norte (OTAN): dos franceses,
un español y un italiano.
La FINUL, es decir -esperen
a oír esto- "Fuerza Interina de Naciones Unidas en
Líbano", es hoy en los hechos una fuerza de la OTAN
dotada de todo este poderío y de misiles antiaéreos,
tanques y artillería esparcidos sobre estas hermosas colinas.
Es una fuerza de "amortiguamiento", según afirma,
para las comunidades chiítas entre las cuales vive. Está
allí para "protegerlas" de los israelíes
que las bombardearon con tanto salvajismo luego que el ejército
libanés chiíta Hezbollah capturó a dos soldados
israelíes y mató a otros tres, en julio pasado,
y más tarde echó del país al ejército
israelí tras 34 días devastadores de combates en
los que perecieron casi 100 civiles israelíes y mucho
más de mil civiles libaneses (10 a uno es la cuenta normal
por estos rumbos).
Pero la vida ha cambiado. La
FINUL no es el ejército suave y amistoso que solía
ser, apoyado por soldados indios -entre los mejores-, nepaleses
-entre los peores-, fijianos entre los más amigables-
y ghaneses, sino un ejército "robusto" -para
usar la definitivamente poco robusta semántica de Tony
Blair- de combatientes de la OTAN adiestrados para responder
fuego con fuego y no permitir tonterías a los milicianos
del sur de Líbano o al ejército israelí.
A lo cual a uno no le queda más que responder: sí,
cómo no.
Hace unos días, por
ejemplo, soldados franceses estuvieron "a dos segundos"
de lanzar sus misiles antiaéreos a un piloto israelí
que simuló atacar el cuartel del batallón francés
en Bourj Qalawiyeh. Al menos esto es lo que dijo la ministra
francesa de defensa al objetar continuos sobrevuelos israelíes
en Líbano. La realidad es un poco diferente: desde que
sufrió bajas por el ataque un helicóptero en Costa
de Marfil, París no despliega tropas sin artillería
de 155 milímetros, tanques Leclerc y misiles antiaéreos.
Los cohetes están programados para disparar cuando una
nave de ataque no equipada con transpondedor de señales
se acerca a las posiciones francesas; los soldados que trataban
con desesperación de impedir que sus misiles se dispararan
contra un indisciplinado piloto israelí lograron sacar
el disco de la computadora del mecanismo de disparo apenas dos
segundos antes de que se accionara.
Pero éstos son incidentes,
no política. La realidad es que los pobladores del sur
de Líbano -musulmanes chiítas y unos cuantos cristianos-
saben muy bien que la nueva fuerza está allí para
proteger a Israel, no a ellos. Si su misión fuera proteger
también a Líbano, estaría en ambos lados
de la frontera. En palabras de un terrateniente libanés
que dice beneficiarse de la presencia de la ONU, están
aquí "para hacer lo que Israel no pudo durante sus
operaciones militares: mantener a Hezbollah lejos de la frontera".
Pero no es el caso. El general
Alain Pellegrini, comandante francés de lo que los franceses
gustan de llamar FINUL-plus, deja en claro que no es su
trabajo desarmar al ejército guerrillero libanés
que combatió a los israelíes este verano. La resolución
1701 del Consejo de Seguridad sólo lo obliga a ayudar
al ejército libanés a realizar esa tarea. Y como
este ejército -más de la mitad de cuyos soldados
son chiítas- no lo hará, los chicos de la ONU no
van a quitarle los misiles a Hezbollah. De hecho, las únicas
armas que ha encontrado el ejército libanés cruzando
por el país son cohetes que se envían de regreso
a Siria para tenerlos a buen resguardo, lo cual no es precisamente
la versión israelí de la realidad.
Entonces, ¿para qué
está aquí la FINUL? Como símbolo del ardiente
deseo de Occidente de llevar "paz" a Medio Oriente
(a saber qué sea eso). Como intento de "desemponzoñar"
a Irán al desarmar a sus protegidos de Hezbollah. Pero
no hará tal cosa. "No debe tener esa fijación
de preguntar todo el tiempo si FINUL va a desarmar a Hezbollah",
espetó el general Pellegrini esta semana a un reportero
libanés. La guerrilla sigue estando bien armada al sur
del río Litani y, según su dirigencia, lista para
la próxima guerra contra Israel. Razón por la cual
Sayed Hassan Nasrallah, comandante de Hezbollah, exige más
carteras en el gobierno de Líbano.
Ahora Pellegrini habla de los
peligros del "desgaste" en su zona de la ONU, y tiene
razón. Uno de los búhos más sabios de Líbano,
Timur Goksel -el ex asistente turco del comandante de FINUL-,
hizo alguna vez una predicción acertada y peligrosa de
la capacidad de la misión. "Si una misión
de la ONU empieza bien -dijo-, puede que funcione. Pero si empieza
mal, fracasará". Hablaba de la Unprofor de Bosnia,
pero podría haberse referido a la FINUL.
Y esta misión no empieza
bien. Los israelíes sobrevuelan Líbano a diario
porque, dicen, quieren saber qué hace la FINUL para prevenir
el flujo de armas hacia Hezbollah. Los franceses han pedido a
George W. Bush que ponga fin a los vuelos, pero éste no
tiene la voluntad política para ello. Y entonces los chiítas
libaneses preguntan por qué la FINUL no los protege de
la aviación israelí, que dio muerte a tantos de
sus seres queridos este verano.
Pero existen otros signos más
peligrosos para la misión de la ONU. En las ciudades sunitas
del norte -en Sidón y en Trípoli- hay familias
que han enviado a sus hijos y primos a Irak para combatir a los
estadunidenses. Tienen videocintas de esos jóvenes cuando
partieron para ir a manejar coches bombas o a cometer ataques
suicidas contra las fuerzas de ocupación. Me han mostrado
esos videos. Y también ellos ven a la "nueva"
FINUL como fuerza de la OTAN.
Por ejemplo, en estos días
corre un rumor en el campo de refugiados palestinos de Ein el-Elweh.
Que si uno sabe manejar bien, está a la cabeza de la lista.
En otras palabras, si uno maneja bien es el próximo de
la lista de atacantes suicidas. Los franceses toman en serio
esos rumores. Hacen bien. Por eso rodean sus campamentos con
barreras de concreto, al estilo Bagdad. Al Qaeda ya amenazó
al nuevo ejército de la FINUL en el sur de Líbano.
"No somos ocupantes", ha anunciado repetidas veces
Pellegrini. Pero, ¿por qué tienen que decirlo?
Con buena suerte -algo que
la ONU debe venerar en algún altar especial de Nueva York-,
su ejército en el sur de Líbano acaso pueda sobrevivir.
Si logra evitar que los soldados italianos asalten comercios
en Haris -los soldados involucrados han sido repatriados en desgracia-
y que los israelíes dejen de hacer vuelos de reconocimiento
en la frontera, puede que cumpla su "misión".
Pero las barreras políticas
al éxito son altas. Estados Unidos, por ejemplo, ansía
aún culpar a Siria del asesinato del ex primer ministro
Rafiq Hariri, cometido el año pasado, pero los sirios
insisten en que el presidente Bashar Assad no tuvo nada que ver.
La investigación de la ONU sobre el asesinato se desintegra
poco a poco. El último juez -un belga- poco a poco se
va olvidando de los sirios. Ya no se menciona a Assad en los
reportes. El dedo apunta al último ministro sirio del
Interior, que misteriosamente se suicidó el año
pasado. Su hermano, según detractores de Assad, también
se ha suicidado. ¿Se estará despejando el camino
para la ayuda de Siria a Estados Unidos en Irak? ¿Tiene
Damasco poder suficiente sobre la resistencia a las fuerzas estadunidenses
en Irak para volver a ser poderoso en Líbano? La respuesta:
sí, probablemente.
Acá en el sur libanés,
desde luego, hay otros argumentos. Los franceses, españoles
e italianos -e incluso los irlandeses han retornado a su amado
sur de Líbano con 160 hombres- están creando una
nueva economía: compran leche, recuerdos, chalecos de
camuflaje y cedros para plantar, y son buena razón para
mantener a la FINUL a la vista de los chiítas. Y los guerrilleros
de Hezbollah -he aquí un hecho que no se acomoda bien
con los John Bolton del mundo en la ONU- observan todo auto que
viaja al sur del río Litani. Porque saben que si se comete
un ataque suicida contra los franceses, los culparán a
ellos. Y no quieren ser culpados. Son los militantes sunitas
de Al Qaeda en el norte los que quieren atacar a la OTAN. Así
que Hezbollah será el más poderoso defensor de
los ejércitos europeos en el sur de Líbano. Vaya
que es algo que da qué pensar.
|