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Análisis
PALESTINA


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Musa Shihadeh

Kanaan on Line, 2 de noviembre de 2005 / CSCAweb, 10 de noviembre de 2005
Traducción de Natalia Litvina para CSCAweb

Oslo era una trampa para poner a la OLP bajo la hegemonía directa israelí, y cuando por fin ha ocurrido, el señor Sharon ha declarado una y otra vez que los acuerdos de Oslo están muertos, y que los sueños palestinos deberán ser dictados por la cruel ocupación israelí.

Uno no puede evaluar el miserable status-quo existente en Palestina sin atribuir los actuales y devastadores fracasos a los lamentables acuerdos de 1993.
Tales acuerdos fueron planificados por el actual presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), el señor Mahmoud Abbas, que se convirtió en el más grande filántropo de la historia al entregar el 78% de Palestina al enemigo sionista. A cambio, a la OLP se le autorizaría a poner el pie en Palestina, mientras que el resto de asuntos principales ligados a las aspiraciones nacionales palestinas se aplazarían para futuras negociaciones sobre el estatuto final. Por supuesto, y tal y como hemos visto, estas negociaciones finales jamas tuvieron lugar, reduciendo los acuerdos de Oslo a una farsa que ha convertido a la ANP en prisionera de su propio territorio.

Así, el desaparecido Arafat fue engañado, y castigado por insistir en la aplicación de los acuerdos de Oslo, y finalmente fue enviado al ostracismo, donde no pudiera implicarse en ninguna concesión posterior en nombre del pueblo palestino.

Tomando ventaja de la premeditadamente vaga terminología de los acuerdos de Oslo, Israel continúa su despiece de Palestina, donde nuevos asentamientos han sido construídos, más manifestantes son encarcelados y nuevos puestos de control se han establecido con vistas a acabar con cualquier esperanza futura de un Estado palestino independiente.

Oslo era una trampa para poner a la OLP bajo la hegemonía directa israelí, y cuando por fin ha ocurrido, el señor Sharon ha declarado una y otra vez que los acuerdos de Oslo están muertos, y que los sueños palestinos deberán ser dictados por la cruel ocupación israelí.

El tiempo y el espacio no nos permiten elaborar un completo ensayo sobre las causas que acabaron con Oslo, pero baste decir que los principales ingredientes para una posible paz están comprometidos en los asuntos de fronteras, Jerusalén, el Derecho al Retorno (DR) y los asentamientos.

En lugar de admitir estos errores fatales, la ANP todavía se implica en un nuevo plan de paz confabulado por Israel y EEUU llamado "Hoja de Ruta". En teoría, este nuevo plan estaba pensado para llevar a los palestinos a un Estado propio, si se aplicara de buena fe. Ya que la retirada de la palestina ocupada no está en la agenda israelí, a pesar de todas su declaraciones diciendo lo contrario, la entidad sionista necesitaba una nueva excusa para justificar su rechazo a toda retirada posterior de Gaza, así que impuso una condición previa para esa retirada; la destrucción de todas las facciones armadas en la Palestina ocupada. Israel y los EEUU saben muy bien que tal paso llevaría a una guerra civil que dejaría tan debilitado al ganador, que sería presa fácil del futuro control israelí.

Coincidiendo con las demandas israelíes, el señor Abbas ha hecho sus deberes al expresar la necesidad de un "periodo de enfriamiento", en el que esté prohibido resistir a la Ocupación , incluso como forma de auto-defensa. Curiosamente, tal paso no ha sido recíproco por parte israelí; por el contrario, la respuesta israelí para tal paso han sido más ataques y asesinatos. El señor Sharon ha dicho en repetidas ocasiones que ninguna de las demandas palestinas sobre las fronteras de 1967, el Derecho al Retorno, Jerusalén y los refugiados palestinos.. serían aceptadas y por tanto cerraba así la puerta definitivamente a toda posibilidad de paz. La respuesta normal del liderazgo palestino debería haber sido unificar a todas las facciones en una única estrategia de lucha armada continuada. En su lugar, la ANP apela a una ilusoria planificación para alcanzar la independencia a través de medios "pacíficos" que llegará a ninguna parte bajo la obstinada postura israelí.

La ANP espera que los EEUU ejerzan presión sobre Israel para implementar el espíritu de la "Hoja de Ruta". Tal movimiento resultaría creible si el largo historial del total apoyo a ciegas de EEUU a Israel no estuviera en total contradicción con el igualmente largo historial de las posturas de EEUU contra los intereses del pueblo palestino.

El 20 de octubre de 2005, nadie se sorprendió cuando el señor Bush, en el marco de una rueda de prensa compartida con su huésped el señor Abbas, volvió a reclamar al líder palestino que hiciera todo lo posible para desmantelar a las facciones armadas. Incluso si el señor Abbas diera este ultrajante paso, EEUU tendría mucho cuidado de no conceder promesa alguna sobre un futuro Estado Palestino. A la luz de anteriores desarrollos, sería muy pueril si los Palestinos no dieran inicio a una nueva Intifada y se prepararan para una larga lucha armada.