Index | Palestina 2005
Actualidad
PALESTINA


* Ana Peña es activista en movimientos y centros sociales en Euskadi (Hegoari Adi) y Gran Bretaña (Reclaim the Streets, Rampart); el presente Blog es un recuento de las andanzas por la Palestina ocupada, ejerciendo de voluntaria con el ISM de "colchón de protección" durante la época de recogida de la aceituna: la sola presencia internacional hace que familias enteras puedan recoger las aceitunas de sus propios olivos, pues en circunstancias 'normales' la presión y acoso de militares y colonos hace la tarea imposible. En enero visitará Madrid para dar una charla sobre su experiencia.

Enlaces relacionados:

ana-es.blogspot.com


Palestina 2.7

Diario de una internacionalista desde Palestina

Ana Peña*

Ana-es, 4 de diciembre de 2005 / CSCAweb, 5 de diciembre de 2005

"Los soldados entonces ordenaron a todos los vecinos que salieron de sus casas. Por supuesto los vecinos obedecieron, y los soldados, para asegurarse de que no quedaba nadie en los pisos, abrieron fuego contra las paredes. Probablemente fue en este momento cuando produjeron todo este caos. Luego ordenaron a todos que se quitaran la ropa"...

Hoy tampoco hay recogida de aceituna. A media mañana nos llama el coordinador del lugar, Y., contándonos que hay un nuevo mártir, un hombre al que han matado esta noche y han destruido su casa. Cogemos todos nuestras cámaras para documentar el resultado de la destrucción y nos dirigimos a la casa.

Aún se puede notar el olor a quemado. Hay agujeros ocasionados por balas por todas partes, una tele rota de un balazo, trozos de cristales por todas partes, lámparas destrozadas, ventanas que ya no son ventanas sino meros agujeros en la pared... y boquetes enteros en las paredes del tamaño de un puño, de una cabeza. Y. nos explica lo que sabe y luego cede la palabra al hombre de la casa, que también habla bastante bien inglés. Las imágenes de todo esto estarán en la red en unas semanas... Se nos informa de que el hombre al que han matado de hecho no vivía en esta casa, estaba sólo de visita cuando apareció el ejército, haciéndoles pensar que le habían seguido. Aunque el estado de caos hace pensar que los soldados estuvieron dentro de los pisos destruyéndolo todo, se nos dice que no: si hubieran estado, la tele, por ejemplo, no tendría sólo un balazo; estaría completamente destrozada, y lo mismo todos los muebles. Toda la destrucción que vemos aquí ha sido causa de las balas. Así que el hombre trató de escapar de un piso a otro esquivando las balas, y finalmente salió al jardín. Una vez allí, le mataron y luego le pasaron por encima una máquina excavadora que también destruyó un muro del jardín.

Los soldados entonces ordenaron a todos los vecinos que salieron de sus casas. Por supuesto los vecinos obedecieron, y los soldados, para asegurarse de que no quedaba nadie en los pisos, abrieron fuego contra las paredes. Probablemente fue en este momento cuando produjeron todo este caos. Luego ordenaron a todos que se quitaran la ropa. Un vecino nos cuenta que les dejaron en la calle, con el frío que hacía, sin absolutamente nada de ropa, durante cuatro horas. Este vecino se queja que este hombre, cualquiera que fuera su culpa, no tenía nada que ver con ellos, estaba visitando a otra familia y simplemente por el hecho de ser vecinos de la familia visitada, se les castigó a ellos también. Nos pregunta, "quiénes son las víctimas?", en referencia al discurso oficial israelí según el cual son los judíos las víctimas de los ataques árabes.

Cuando los hombres terminan sus explicaciones, me concentro en los ojos de las mujeres y los niños que nos han ido siguiendo por las habitaciones, en silencio. Luego me pierdo por las habitaciones, siguiendo haciendo fotos. Una señora mayor está sentada en una cama, tapándose la cara con las manos. Solloza. La dejo sola en su desesperación y me reúno con mis compañeros.

Volvemos a nuestro piso y comemos. Como parece que no hay más familias que requieren acompañamiento internacional, nos se nos plantea ir a otro sitio donde hacen falta internacionales desde hace un tiempo.

Nos ponemos de viaje y cogemos un autobús que hay que dejar en el control militar, que hay que pasarlo andando porque no se permiten coches (por eso hay que cambiar de vehículo) y al final de él hay unas puertas giratorias por donde es difícil pasar cierto tamaño de equipaje. Como tenemos suficiente pinta de turistas extranjeros no nos hacen preguntas y nos dejan pasar, mientras unos cuatrocientos palestinos llevan haciendo varias horas de cola. Al final de esta, un soldado abre la mochila de un palestino y le saca todas las cosas.

Una vez en el otro lado, cogemos un taxi y esperamos a que se llene.

En la siguiente ciudad nos montamos en un autobús de línea que tiene la hora de salida en media hora después de encontrarlo. En el autobús se nos une J, que nos cuenta que hace unas pocas noches el ejército israelí entró en el pueblo donde pasé mi primera noche, precisamente para impedir con mi presencia y la de otros un poco de la violencia que suele acompañar a estas incursiones si no hay extranjeros presentes. Para ellos esta vez ha sido simplemente otra redada nocturna para hacer detenciones. El objetivo es arrestar niños palestinos que habían tomado parte en manifestaciones no violentas. Es curioso, el muro ha sido declarado ilegal por la comunidad internacional ­ la misma comunidad internacional que creó el estado israelí en primer lugar. Se hacen manifestaciones pacificas contra este muro y son declaradas ilegales por el estado israelí, que se burla así de la comunidad que lo creó y que lo ampara. Como se hacen de todas formas, el ejército fuerza o tira abajo puertas de las casas de la gente, impunemente. Y ahora me entero de que, para que la gente no pueda pedir compensaciones económicas por estos destrozos, se pasan a denominarlos "acciones de guerra".

Dice J que la presencia de unos veinte activistas, entre israelíes e internacionales, en el pueblo, parece que hizo pensárselo dos veces a los soldados. Sin embargo dieciséis chicos del pueblo fueron puestos bajo custodia de las autoridades israelíes. Algunos palestinos salieron de sus casas para resistir las detenciones y la invasión. Después de una hora, el ejército se fue.

Parece que hay una campaña continua y no violenta, que dura ya diez meses, contra la "annexation barrier", que se podría traducir como "barrera de anexión", aunque esta "barrera" consta de una valla (las he visto de tres) de tres a seis metros de altura, con alambre de pinchos en la parte de arriba, y también en el suelo, entre dos vallas, enrollada. La primera valla suele estar o bien electrificada o, preferiblemente, electrónicamente dotada con sensores que avisan a la torre de control más cercana de un contacto. La función del de la torre de control cuando se produce un contacto con esta valla es disparar a matar. En teoría estas barreras o vallas cumplen la función de dotar de seguridad a los asentamientos judíos contra los terroristas palestinos (recordemos que para las autoridades israelíes todo palestino es un potencial terrorista). En realidad ya no creo que siquiera el gobierno israelí se molesta en ocultar que los asentamientos tienen como función primordial anexar más y más tierras al dominio israelí.

Dice J que la campaña contra esta barrera en particular tiene el apoyo de cientos de activistas israelíes e internacionales y se ha encontrado con una feroz violencia por parte del ejército israelí. También dice J que Israel ha diseñado el trazado de esta barrera para anexionar el sesenta por ciento de la tierra de cultivo de la villa, y expandir el asentamiento local ­ todos los asentamientos judíos en el territorio palestino han sido declarados ilegales por al menos una institución internacional: las Naciones Unidas han declarado a Palestina una ocupación, y la Convención de Ginebra prohíbe el establecimiento de asentamientos de población civil en territorios ocupados por parte de la fuerza de ocupación.