Carta a Mahmoud, joven palestino
de Gaza
Miguel Ángel
Llana*
CSCAweb
19 de agosto de 2005
"Estoy
seguro de que a partir de ahora todo te será mucho más
fácil -como en Jerusalén o en Cisjordania- podrás
ir a clase o a trabajar todos los días, aunque no tengas
qué comer ni escuela ni trabajo, pero, ya no tendrás
tanto peligro en la calle, como cuando hace unos años
una patrulla militar israelí te lanzó una granada"
Te has empeñado en enfrentarte
a la libertad que te ofrecían generosamente los tanques
que custodiaban tu casa, tu aldea, tu Franja de Gaza, no tenías
por qué desafiar a la propia Estatua de la Libertad que
sólo deseaba tu seguridad y bienestar. No has querido
aceptar la realidad de tu destino, como tampoco tus abuelos,
ni tus padres; naciste sin identidad ni pasaporte, naciste para
ser un ocupado, un invadido o más exactamente un preso
de por vida, lo mismo que tus abuelos, que tus padres, que tu
y tus hijos, si es que llegas a tenerlos. Tu obstinación
con eso de la libertad te ha salido cara, no acabas de enterarte
de que la libertad con sangre entra y que aún no hay bastante
sangre y que hace falta seguir derramándola por vuestro
bien y por la lucha contra el terrorismo que es el origen de
vuestros problemas, de las calamidades y, que cuando esto del
terrorismo se resuelva, todo quedará resuelto; Palestina
será un Estado reconocido en Naciones Unidas, y no como
hasta ahora, que sois un atajo de organizaciones sospechosas
y la causa de todos los males.
Pero, ahora todo va a cambiar,
los ocho mil colonos y sesenta mil soldados se van de tu Gaza
natal y ya no patrullarán por tus calles, no necesitarás
compartir los 360 kilómetros cuadrados que serán
sólo vuestros, pero, no seas ambicioso y aprende a conformarte
con lo que tienes. Quien te quiere y sabe resolver las cosas
dice que así el millón cuatrocientos mil palestinos
de Gaza deben poner orden y entenderse entre ellos y dejar de
ser una amenaza para el mundo y para Israel, que ha dicho os
ayudará. Se instalarán en la frontera y os protegerán
para que nadie entre ni salga, de lo que se responsabiliza el
mismísimo ejército israelí. Ahora todo es
vuestro y con una buena organización tendréis espacio
suficiente, pues con esta generosa donación israelí
-de sus colonos y ejército- la densidad de población,
ha bajado a cuatro mil habitantes por kilómetro cuadrado
o un poco más, pues van a poner una franja de seguridad
-dentro de Gaza- de unos cientos de metros con una alambrada
-o un muro si fuera necesario- para que ningún extraño
pueda entrar o salir y molestaros. No os preocupéis, ellos
se encargarán de todo. Comprende que todo esto es cosa
de alta política y puede que no te sea fácil entender.
Mira, es como si hasta ahora hubieras estado en una cárcel
llena de gente extraña que hacían de carceleros
y con los que no eras capaz de convivir, ahora, todos se van
al otro lado de la alambrada para protegerte, y aunque no te
dejen ni salir ni entrar, sólo será por que es
lo mejor para vosotros. Ellos pueden traspasar la alambrada y
hacer incursiones con tanques o con helicópteros y que
como efecto colateral os ametrallen y bombardeen, pero tienes
que comprender que seguramente algún terrorista puede
estar camuflado y que entre vosotros también puede haber
gente perversa.
Estoy seguro de que a partir
de ahora todo te será mucho más fácil -como
en Jerusalén o en Cisjordania- podrás ir a clase
o a trabajar todos los días, aunque no tengas qué
comer ni escuela ni trabajo, pero, ya no tendrás tanto
peligro en la calle, como cuando hace unos años una patrulla
militar israelí te lanzó una granada delante
de tu casa- que te destrozó la mandíbula. Tuviste
suerte, mucha suerte, e incluso pudimos sacarte de Gaza para
que te operaran y te reconstruyeran la mandíbula. Aún
recuerdo lo feliz que volviste pensando en lo bien que te iba
a encontrar tu novia. Recuerdo también a tu madre, Mariam,
que se fue muy contenta pues le graduaron la vista y ya podía
leer. Ahora ya estará casi contenta del todo, pues decía
entonces que, con tantos acuerdos y tratados no hacían
más que ceder territorio por paz y que cada vez tenían
menos paz y menos territorio. Ahora ya tiene ya tenéis-
paz y territorio, gracias a la generosidad de los que considerabais
vuestros enemigos.
Espero que hayas terminado
de crecer, que te hayas casado y -como deseaba tu madre- tengas
muchos hijos para que como decía ella- nunca puedan
acabar con nosotros.
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