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Actualidad
PALESTINA


Encuentro de una tribu perdida

Centro de Información y Documentación de Israel para América Latina, 7 de mayo de 2005
CSCAweb (www.nodo50.org/csca),
13 de mayo de 2005

El rabinato israelí decidió reconocer como judíos a los miembros de una antigua tribu de la India, los Shing-Long, y asegura que son descendientes de una de las 10 tribus perdidas de Israel.

La máxima instancia religiosa del Estado de Israel falló que los "Shing-Long" (autodenominados "Lu-Shi", literalmente "Las Diez Tribus"), son los descendientes del bíblico Menashé y, por lo tanto, judíos en potencia.

Menashé era uno de los dos hijos de Yosef, hijo preferido de Jacob y a quien el patriarca dio doble herencia: "Y tus dos hijos que te han nacido en la tierra de Egipto, hasta que vine a ti, Efraim y Menashé, a mí son. Como Reuvén y Shimón serán para mí", refiere el Genésis. Esa tribu desapareció junto con otras nueve durante el exilio judío en Babilonia en el siglo VIII antes de Cristo, cuando el bíblico reino de Israel fue destruido y sus habitantes dispersados por los asirios.

Conocidos hoy en Israel como los "Bené Menashé" (Hijos de Menashé), la "Shing-Long" forman una tribu de unos 750.000 y 1,2 millones personas. Están asentados en las regiones de Mizoram y Manipur, en el nordeste indio, junto a la frontera con Myanmar (antigua Birmania).

El primer contacto lo tuvo el rabino Elyiahu Avijail en 1979, a raíz de una serie de artículos en la prensa y el envío de dos representantes de la tribu a Israel para que sondearan la posibilidad de emigrar a este país. Autor del libro "Las Tribus de Israel", Avijail no tiene dudas del vínculo entre las dos tribus. "Rezan al Dios de Menashé, y se conocen entre ellos como los descendientes de Menashé", dice en su libro quien también encabeza una fundación denominada Amishav" (Mi pueblo regresa).

"Amishav" y su subsidiaria "Shavei Israel" ("Los que regresan a Israel") están dedicadas a la búsqueda de las tribus perdidas y a la restitución al judaísmo de los descendientes de judíos que fueron obligados a convertirse a otras religiones. "En el caso de los Bené Menashé no tenemos documentación escrita anterior al siglo XIX, cuando los misioneros cristianos que llegaron con el Imperio Británico los convirtieron al cristianismo", afirma Mijael Freund, presidente de la segunda de las fundaciones. Pero asegura que de los estudios que han realizado, los "Shing-Long" cumplen una serie de tradiciones que son judías, como es el derecho de una viuda, sin hijos, a tener sucesión por parte del hermano de su difunto marido. "Tienen una bendición colectiva -agrega Freund- que es algo así como 'Nosotros los hijos de Menashé aún portamos el legado'".

El regreso de los "Shing-Long" al judaísmo comenzó de hecho hace unos 50 años, cuando muchos de ellos se apartaron del cristianismo. "Ellos tenían una antigua creencia histórica acerca de un hombre, que vendría de Occidente, para devolverles el Libro (la Torá) y cuando vieron a los misioneros con los Evangelios creyeron que había llegado su redención", explica Avijail. Pero pasaron los años y muchos se dieron cuenta de que no era ésa la profecía, por lo que decidieron volver a sus antiguas costumbres.

Fue la creación del Estado de Israel en 1948 la que despertó en ellos el viejo vínculo, aunque por aquel entonces las autoridades religiosas y civiles de este país les cerraron sus puertas. Sólo en 1980, tras visitarlos y constatar el recuento de los dos enviados, Avijail les tendería el primer puente.

A principios de los noventa, tras un proceso de acercamiento al judaísmo in situ, la fundación "Amishav" llevó a Israel a un grupo de cien y más adelante, en varias tandas, a otros 700. La mayoría vive en colonias de Cisjordania y Gaza, según Freund, "debido a que los colonos fueron los únicos dispuestos a ofrecerles ayuda". El Rabinato no reconocía el vínculo de los "Shing-Long" con el judaísmo y se negaba a darles cualquier tipo de asistencia.

La decisión de aceptar a los 6.000 o 7.000 miembros judíos de la tribu -el resto siguen siendo cristianos- la ha tomado el Gran Rabino sefaradí, Shlomo Amar, después de muchos estudios e investigaciones. El Rabinato analizó sus costumbres y su origen étnico, así como documentos y los resultados de pruebas genéticas.

Amar sólo condicionó la "repatriación" a un proceso de conversión según las leyes religiosas juas, tras lo cual el Estado de Israel les permitirá acogerse en el futuro a la "Ley de Retorno" y radicarse en el país con todos los derechos.

Enlaces relacionados

John Rose: 'La necesidad del post-sionismo: la asimilación local de la identidad judía nos ofrece un futuro mejor'

Edward W. Said: El sionismo norteamericano

Santiago Alba Rico: Imre Kertész, premio Nobel al sionismo

Azmi Bishara: Israel, la incompatibilidad entre sionismo y democracia

Michel Warschawski: 'Estado, nación y nacionalismo: la actualidad del sionismo'


Mercadeo con el judaísmo

Thaer Douri

Diario digital del Movimiento de Lucha del Pueblo (Iraq)
Traducido del árabe por Jamal Halawa
CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 13 de mayo de 2005

"Los dirigentes de la entidad sionista, sienten pánico demográfico y tratan de recompensar éste déficit por cualquier medio. Algunas veces en Etiopía, otras en la India al descubrir una perdida tribu judía allí; sin embargo, todo ello no hará más que acrecentar las crisis de la entidad sionista, mostrándose su esencia al desnudo y sin retoques ideológicos y talmúdicos, tal como es, como una bolsa de mercenarios y aventureros que ofrecen sus servicios militares a quien más paga".

Dos médicos dermatólogos, Moshe Lapidoth y Gali Aharonowitz, de la universidad de Hertzilia en la ocupada Palestina publican un estudio sobre el fenómeno de borrarse los tatuajes que tienen los judíos etíopes en Israel. Lo han publicado en una revista norteamericana especializada en dermatología "Journal of the American Academy of Dermatology", en diciembre de 2004.

Desde el momento en que comienzas a leer las primeras líneas te asombras por lo que dicen: "según la ley del retorno, Israel acogió a millones de judíos de todo el mundo. Entre 1977 y 1991 el estado acogió a unos 50.000 judíos etíopes. Hoy, los judíos etíopes son unos 85.000, de los cuales 20.000 nacieron en Israel." Los dos médicos explican que los judíos etíopes vivían en zonas rurales del norte y noroeste de Etiopía, separados de sus vecinos cristianos como forma de defensa espontánea de su cultura y sus costumbres. Más adelante, contradicen lo que decían al principio y hablan de que la zona de donde vinieron había sido sometida hace 100 años (El Dr. Almasiri dice que fue hace 200) a una campaña de evangelización por unos misioneros cristianos, convirtiéndoles al cristianismo, por eso vemos que algunos llevan tatuada la cruz. Después, los dos redactores del estudio reafirman con seguridad que la mayoría de los judíos se resistieron, sin embargo, y que quien había cambiado de religión lo hizo para aliviar las presiones económicas y sociológicas por lo que, en cuanto se les presentó la oportunidad, volvieron a su religión y por eso quieren deshacerse de las cruces tatuadas con los rayos láser.

Las cruces tatuadas en la frente y en la mejilla, indican que los inmigrantes son cristianos en la práctica, y es asombroso saber la cantidad de casos en los que los dos médicos tuvieron que borrar los tatuajes: en 404 casos, y eso es un número muy grande para un solo centro de láser, entre tantos como hay dentro de la entidad sionista, teniendo en cuenta que el supuesto número de judíos etíopes era de 50.000. El doctor Abdel Wahab Almasiri, explica este tema en su artículo "la emigración de los Falasha Murah: resolución de una crisis con más crisis" (diario de Al-Ittihad de los Emiratos Árabes Unidos), y dice: "los Falasha Murah, (en hebreo significa los otros extraños, es decir, los no judíos) si desean reconvertirse al judaísmo se le aplican los rituales de judaización completos que se aplican a los no judíos". Los sionistas tratan de justificar la emigración de los judíos desde Etiopía, describiéndoles como los judíos camuflados (judíos marranos), según indican los dos médicos.

Y a pesar de la oposición a su emigración por parte de la institución de rabinos dentro de la entidad sionista, por haberse convertido al cristianismo voluntariamente por las referidas causas económicas y sociológicas, y que ellos hoy se están judaizando tan solo por causas económicas, la institución gobernante en la entidad sionista insistió en emigrarles por la falta de las fuentes clásicas de emigración puesto que la entidad sionista ya no es un centro de atracción para los judíos del este de Europa. Y los judíos de la Europa occidental, ni siquiera piensan en emigrar; es más, los países occidentales están de hecho recibiendo oleadas de emigrantes desde la entidad sionista, muy particularmente, durante los años de la Intifada cuando tuvo su apogeo el fenómeno de la emigración contraria.

Hace pocos días, una conocida revista americana (Atlantic), señaló que la entidad sionista no alcanzaría los cien años, y el motivo es la demografía porque los palestinos árabes resistieron al genocidio y se resucitaban después de cada masacre como el ave Fénix. Según dice Schwartz, el redactor del artículo: "el conflicto palestino-sionista, se basa en raíces arraigadas en la tierra y en la demografía. Es posible que los fundadores del sionismo hubieran creado de forma estrepitosa el eslogan de 'Una tierra sin pueblo, para un pueblo sin tierra', sin embargo comprendieron perfectamente que transformar la tierra árabe en un estado judío requería de la creación de una realidad demográfica a través de la implantación de enormes bloques poblacionales y, con el paso del tiempo, ir expulsando grandes cantidades de la población autóctona". Por ello, los dirigentes de la entidad sionista, sienten pánico demográfico y tratan de recompensar éste déficit por cualquier medio. Algunas veces en Etiopía, otras en la India al descubrir una perdida tribu judía allí; sin embargo, todo ello no hará más que acrecentar las crisis de la entidad sionista, mostrándose su esencia al desnudo y sin retoques ideológicos y talmúdicos, tal como es, como una bolsa de mercenarios y aventureros que ofrecen sus servicios militares a quien más paga.