Declaración
del CSCA Ante el próximo encuentro de organizaciones de
coordinación de trabajo con Palestina del día 5
de marzo |
Palestina: Evitemos
un nuevo espejismo como con Oslo
CSCAweb
(www.nodo50.org/csca) 28 de febrero de 2005
"De
cara a nuestro trabajo ante la opinión pública
debemos rechazar mensajes edulcorados o ahorrarnos las críticas
a los sionistas y a quienes les defienden. Debemos seguir editando
materiales y lograr que su difusión llegue a todos los
públicos. Repetir que la violencia planificada, con medios,
institucional de la ocupación es la responsable de la
violencia débil de la resistencia y que ésta, mientras
exista ocupación, es legítima. Mantener y visualizar
el problema de los refugiados de 1948, incluyendo a los palestinos
con pasaporte israelí. No circunscribir a la Autoridad
Palestina toda la legitimidad de poder cuando debe compartirla
con la Organización de Liberación de Palestina,
como legítimo representante del (conjunto) del pueblo
palestino, independientemente de donde se encuentre en la diáspora"...
Después de los Acuerdos
de Oslo, hace ya más de una década, se vivió
la misma situación que está ocurriendo ahora: Los
medios de comunicación trasladaban a la opinión
pública occidental la idea de un horizonte de paz sin
violencia aparente que parecía que se estaba encarrilando
no se sabe en base a qué acuerdos definitivos y con ellos
el fin del problema de Oriente Medio.
De hecho,se tildaba de catastrofistas
y/o radicales a los que señalaban que la dinámica
del proceso empezado en la Conferencia de Madrid, tras la primera
Guerra del Golfo, era perversa para los intereses palestinos.
Esa apreciación se basaba
no sólo en la forma, el no reconocimiento de los palestinos
como entidad negociadora (subsumida en la delegación jordana),
sino que las resoluciones de las Naciones Unidas eran la 'base'
de las negociaciones asimétricas, las discusiones no eran
sobre su aplicación.
Los Acuerdos de Oslo, realizados
a espaldas de los negociadores oficiales como Adel Shafi, orillaba
esas aplicaciones de las resoluciones de las NNUU: fronteras
del 67, incluido Jerusalén Este; refugiados, recursos
naturales como los hídricos, etc. A cambio de una autonomía
para los palestinos parcial, controlada, fragmentada e insuficiente
no se impedía -y por lo tanto, el Gobierno sionista de
Israel lo interpretó a su conveniencia- la posibilidad
de creación de nuevas colonias, expropiaciones, extracciones
hídricas y la vigencia de las leyes coloniales, como la
detención administrativa y, por supuesto, se mantuvo el
rechazo de la responsabilidad israelí en el problema de
los refugiados palestinos y se mantenía la ley del retorno
(cualquier judío de cualquier parte del mundo puede obtener
la nacionalidad israelí) y su aplicación consistente
en proporcionar a cada inmigrante que aceptase los valores sionistas
una vivienda en los Territorios Ocupados, parte del Gran Israel,
violando las Convenciones de Ginebra y las propias Resoluciones
de las Naciones Unidas tomadas como 'base' de negociación.
Es importante significar cómo
se situaba (y se sigue haciendo) a los que señalaban esos
'defectos' como socavadores de la autoridad palestina (en ese
momento liderada por Arafat) y se realizó una política
sectaria por parte del gobierno palestino y sus antenas en las
diferentes embajadas a los contrarios (incluyendo a los no violentos)
a esos Acuerdos, tanto en el interior de Palestina, donde creció
el clientelismo y nepotismo, como en el exterior. Ante una correlación
de fuerzas militares, económicas y políticas desfavorable
a la causa palestina, también se devaluó la capacidad
de influir en la opinión pública y se cambió
el discurso edulcorando la política cotidiana de hechos
consumados israelí, por una continua política gestual
encaminada a devaluar la crítica frontal con la esperanza,
siempre infundada, de que al final se corregirían esas
acciones y aquellas ausencias normativas. Las consecuencias de
esa forma oficial de representación política palestina,
difícilmente contrarrestadas por otras organizaciones
palestinas o solidarias contrarias a los Acuerdos, tachadas de
terroristas o radicales, exponenciadas por unos medios de comunicación
dóciles al marketing de Occidente, fue que se rebajó
la tensión solidaria e hizo, que aún más,
la correlación de fuerzas, incluyendo posturas de los
medios de comunicación, cargase hacia los palestinos la
culpa de no aceptar lo que se les ofrecía generosamente,
que no era la aplicación de las Resoluciones de las Naciones
Unidas.
Mientras, la diplomacia internacional
y los medios de comunicación, obviaban y ocultaban las
nuevas colonias, los miles y miles de nuevos colonos, las expropiaciones
de tierra, los arranques de olivos, las nuevas carreteras, la
vigencia de las leyes asimétricas y de quién ejercía
la violencia institucional, masiva y organizada. Todo por la
búsqueda interesada en forjar en la opinión pública
que la 'paz' estaba cerca y que los brotes de violencia palestina
y, después la violencia la del iceberg, nunca la
violencia institucional de la ocupación- de la represalia
israelí había que limitarlos y tendencialmente,
mientras el 'proceso de paz' continuase, se explicaba, se acabará
la violencia de los sucesos, ocultando siempre la causa de la
perenne ocupación:
- Ocupación con laboristas.
- Ocupación con el Likud.
- Ocupación con fundamentalistas sionistas religiosos.
- Ocupación sionista con el frente laico.
- Ocupación con el sionismo.
- Ocupación con apoyo europeo, estadounidense y occidental.
¿Cuándo se aplicará
el Acuerdo Preferencial Israel-Unión Europea y estará
vigente su artículo 2 del respeto a las normas de derecho?
¿Cuándo Estados Unidos querrá desvelar la
tenencia de armas nucleares por parte de Israel y su rechazo
a firmar el Tratado de no Proliferación Nuclear que implicaría
cesar, según sus propias leyes, la entrega de generosas
donaciones que permiten, entre otras cosas, mantener y profundizar
la colonización? ¿Todos los países de la
OTAN que apoyan las presiones contra Siria o Irán ejercerán
esa coherencia con Israel?
El caso es que los medios occidentales,
entre ellos las tribunas de los periódicos españoles,
han aceptado el lenguaje de la mercadotecnia israelí y
hemos pasado de calificar que desde la muerte de Arafat, el obstáculo
para la paz, sin definirle como un interno preso en la Mukata
durante varios años, se ha pasado a una 'ventana de esperanza,
etc.
Se pone en grandes titulares
una decisión no ejecutada sobre el abandono de Gaza y
la liberación de 500 presos, y se oculta que se trazan
y se construyen más kilómetros de Muro confiscador,
se siguen expropiando tierras y se arrancan olivos. Se mantienen
las leyes administrativas de detención y toda la panoplia
de leyes coloniales y de un Estado vocacionalmente racista.
Nadie repara la inconsistencia
cuantitativa de proclamar unas indemnizaciones millonarias a
ilegales ocupantes de Gaza que se les promete el traslado a nuevos
asentamientos de ocupación en Cisjordania o la expropiación
de las aldeas de palestinos con pasaporte israelí y que
el monto de ellas, si fuera el método de cálculo
para las indemnizaciones para los ilegales colonos de la Cisjordania
ocupada sería inviable por más que Israel chantajease,
como lo hace ahora, a los firmantes de la Hoja de Ruta. Es decir,
otra fórmula de medir la política de hechos consumados
de la ocupación en Cisjordania sería calcular el
coste global de la desocupación con las indemnizaciones
fijadas individualmente para los colonos de Gaza. Y, además,
la amoralidad occidental, de aplaudir y apoyar esa forma supuesta
de liquidar a los colonos sionistas cuando, con su complicidad,
los derechos inalienables de los refugiados palestinos desde
1948 no han tenido resolución y asunción de responsabilidades
por parte israelí.
¿Qué
hay que hacer para evitar los errores de Oslo?
Ante esta situación
de hechos consumados israelí, la doblez de los gobiernos
occidentales y la experiencia sobrevenida sería deseable
que tanto desde el mundo político palestino como desde
el campo de la solidaridad no se repitiera la política
gestual de magnificar la publicidad israelí y denigrar
a los que señalan las hipocresías, cinismos y las
políticas de hechos consumados israelíes y sus
mentores.
Así, si el Ministro
Moratinos quiere asociar Israel a la Unión Europea como
cuasi asociado, se le tendrá que pedir cuentas y al partido
que lo avale, responsabilidades. Si se acepta por parte parlamentaria
una política exterior que sólo representa el apoyo
por inercia de los hechos consumados israelíes habrá
que reclamar a sus votantes que les llamen la atención
y que, si es necesario, les repudien. Y está claro que
para hacer una cosa y otra, el trabajo de sensibilización,
denuncia y de transmisión de información a la opinión
pública sigue siendo fundamental e imprescindible para
que influya positivamente entre nuestros influenciables políticos
que se dejan arrullar por los cantos de sirena de su corresponsabilidad
occidentalista.
Para ello, cara a nuestro trabajo
ante la opinión pública debemos rechazar mensajes
edulcorados o que ahorren las críticas a los sionistas
y a quienes les defienden. Debemos seguir editando materiales
y lograr que su difusión llegue a todos los públicos.
Repetir que la violencia planificada,
con medios, institucional de la ocupación es la responsable
de la violencia débil de la resistencia y que ésta,
mientras exista ocupación, es legítima.
Mantener y visualizar el problema
de los refugiados de 1948, incluyendo a los palestinos con pasaporte
israelí. No circunscribir a la Autoridad Palestina toda
la legitimidad de poder cuando debe compartirla con la Organización
de Liberación de Palestina, como legítimo representante
del (conjunto) del pueblo palestino, independientemente de donde
se encuentre en la diáspora.
Mantener la solidaridad económica
y buscar los elementos jurídicos que hagan factible la
persecución e indemnización de la posible futura
destrucción israelí.
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